¿Por qué no en España?
Una reflexión en voz alta, a partir de un congreso italiano y de la experiencia de la RIES, escrita por su secretario para España.
El pasado 1 de mayo Vicente Jara y un servidor, en nombre de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), tuvimos la ocasión de asistir en Turín a la inauguración del congreso “El holismo terapéutico de la New Age. Análisis crítico a la luz de la relación de ciencia y fe”. Por su interés, vale la pena traducir las instituciones organizadoras y el programa del congreso, y así nos dará pie a una breve reflexión mirando a la realidad española e iberoamericana.
Los organizadores fueron los siguientes: la Archidiócesis de Turín, el GRIS (Grupo de Investigación e Información Sociorreligiosa), el Máster Ciencia y Fe del Ateneo Pontificio “Regina Apostolorum” de Roma, el Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Criminales y de la Seguridad de Italia, y la Fundación “Dignitatis Humanae”. Como puede observarse, están muy bien representados diversos sectores interesados –o que al menos deberían estarlo– en el fenómeno sectario y la nueva religiosidad. Por un lado, el GRIS, la institución católica italiana dedicada al mundo de las sectas. Por otro lado, la misma diócesis anfitriona, un centro académico católico, una institución criminológica y una fundación que vela por la libertad religiosa.
Y el programa no puede ser más completo. Reproduzco de forma exhaustiva sus ponencias, como ya he señalado, por su verdadero “holismo”, si se me permite jugar con el tema del congreso:
- Aspectos médicos (Pier Luigi Baima Bollone, de la Universidad de Turín).
- Aspectos médicos y epistemológicos (Giovanni Federspil, de la Universidad de Padua).
- El concepto de energía y la New Age (Sandro Turrini, de la Universidad de Bolonia).
- Prácticas terapéuticas alternativas y magisterio de la Iglesia (Alessandro Olivieri Pennesi, de la Universidad Pontificia Urbaniana).
- Iridología, Flores australianas, Flores de Bach: ¿esoterismo o medicina? (Giuseppe Mihelcic, del Estudio Teológico Académico de Trento).
- La medicina antroposófica: astrología y reencarnación (Giuseppe Mihelcic).
- Reiki: ¿sanación natural o channeling? (Fabio Arlati, presidente del GRIS de Imola).
- Damanhur, entre terapia alternativa y magia (Roberta Grillo, presidenta del GRIS de Milán).
- La acción de la Policía en el fraude, el engaño y en el uso incorrecto de las medicinas alternativas (Marco Martino, Vice-cuestor adjunto de Turín).
- Las terapias alternativas y sus implicaciones criminológicas (Maria Clotilde Pettinicchi, psiquiatra y criminóloga del Centro Universitario Pentágono de Padua).
- El espacio entre la New Age y la salud holística: aspectos históricos y antropológicos (Walter Versini, médico de Trento).
- Medicinas alternativas: reflexiones bioéticas (Enrico Larghero, médico de la Asociación de Medicos Católicos del Piamonte).
- La salud holística: de la conciencia planetaria a las terapias naturales. Elementos para un análisis sociológico (Barbara Riva, socióloga de Cesena).
Hasta aquí, las ponencias. Además, hubo tiempo para otras intervenciones y para sintetizar el trabajo realizado, todo ello dirigido por Giuseppe Ferrari, director editorial de la revista especializada Religioni e Sette nel mondo. El congreso contó con unos 70 participantes por lo que pude contar en la inauguración. Y no está nada mal el elenco de una quincena de expertos de diversas ramas del saber analizando el fenómeno de la Nueva Era en su dimensión terapéutica.
Ante este programa me surge la cuestión que titula este artículo: ¿por qué no en España? La Nueva Era está ahí, y las sectas también. Si bien es cierto que la realidad italiana es diferente, no está demasiado alejada de la española. Y eso si no nos fijamos en la multiforme pluralidad de credos –y otras cosas que lo parecen pero en el fondo no lo son tanto– en los diversos países iberoamericanos. Pero una gran diferencia es el interés que suscita en Italia todo este mundo de la nueva religiosidad y de sus patologías. Cada año se publican varias monografías de nivel, desde diversos puntos de vista, religiosos, académicos y científicos.
¿Por qué no en España? ¿Sigue siendo un tema tabú? ¿O sólo interesa a nivel mediático cuando hay casos que puedan abordarse desde un morbo o sensacionalismo de cariz comercial? Es el momento de que las instituciones académicas se comprometan en el estudio de un tema que, si bien afecta directamente quizás a poca gente, tiene sin embargo una gran presencia cultural. Es necesario desenmascarar desde la razón crítica tanto fraude que sigue campando a sus anchas. Y es urgente, desde la Iglesia católica, dar una respuesta seria a estos fenómenos, siguiendo los documentos eclesiales que insisten en conocerlos bien y discernirlos desde la fe y la antropología cristiana.
El excelente documento “Jesucristo, portador del agua de la vida”, publicado en 2003 por el Consejo Pontificio de la Cultura y por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, sigue siendo totalmente actual, y no podemos echar en saco roto su diagnóstico. Según se puede leer allí, “no debe subestimarse el atractivo de la religiosidad de la Nueva Era. Cuando falta un conocimiento profundo de los contenidos de la fe cristiana, algunos, pensando erróneamente que la religión cristiana no es capaz de inspirar una espiritualidad profunda, la buscan en otros lugares”.
Afirma este documento interdicasterial que “al menos por el momento, la Nueva Era sigue estando bien viva como parte del actual panorama cultural”. Y señala con rotundidad que “el éxito de la Nueva Era presenta un desafío a la Iglesia”. Tal como hizo el Vaticano en 1986 con un documento semejante en torno al fenómeno de las sectas (ver su comentario en un artículo de Vicente Jara), este más reciente dedicado a la Nueva Era plantea la respuesta católica en el plano de la vida y misión de la Iglesia: “Si no queremos que la Iglesia sea acusada de permanecer sorda a los anhelos de los hombres, sus miembros deben hacer dos cosas: afianzarse con mayor firmeza aún en los fundamentos de su fe y escuchar el clamor, con frecuencia silencioso, del corazón de los hombres, que les lleva a alejarse de la Iglesia cuando no encuentran en ella respuestas satisfactorias. En todo ello hay también una llamada a acercarse a Jesucristo y a estar dispuestos a seguirle, ya que Él es el verdadero camino hacia la felicidad, la verdad sobre Dios y la plenitud de vida para cuantos estén dispuestos a responder a su amor”.
Desde la RIES pensamos que hace falta una mayor preocupación por este tema, y que las instituciones católicas de educación superior tomen en serio el fenómeno de las sectas y la nueva religiosidad. La forma de hacerlo podrá ser diversa, desde la organización de congresos y seminarios específicos hasta la publicación de libros y artículos. Uno de los miembros fundadores de la RIES, José María Baamonde, ya defendió en un artículo la necesidad de crear un instituto dedicado específicamente a esta temática en una Universidad católica. Sea ésta u otra la fórmula escogida, es la hora de dar algún paso adelante.
Luis Santamaría del Río
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1 comentario
Pero, con lo embarullado que anda todo, igual lo acaba haciendo la Carlos III de Madrid... pero a favor de las sectas, claro.
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