7.04.10

Con la Iglesia, junto al Papa

“Se ha convertido ya en un contraste cultural: el Papa encarna verdades morales que no son aceptadas y, así, las faltas y los errores de sacerdotes son usadas como armas contra la Iglesia”. Levanta la voz el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, que al inicio de la Misa del día de Pascua expresó a Benedicto XVI el afecto y la fidelidad de todos los católicos. “Detrás de los injustos ataques al Papa – subraya en la entrevista concedida a nuestro periódico -, hay visiones de la familia y de la vida contrarias al Evangelio. Ahora contra la Iglesia se levanta la acusación de la pedofilia. Antes han sido las batallas del modernismo contra Pío X, luego la ofensiva contra Pío XII por su comportamiento durante el último conflicto mundial, y finalmente contra Pablo VI por la Humanae Vitae”.

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6.04.10

4.04.10

“¡La Iglesia está contigo, dulce Cristo en la tierra!”

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Esta mañana, al comienzo de la Santa Misa de Pascua presidida por el Papa Benedicto XVI en Plaza San Pedro, el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, dirigió al Santo Padre un saludo especial que no estaba previsto. El cardenal decano, en unas palabras cargadas de emoción, se hizo portavoz de los sentimientos de toda la Iglesia para con nuestro amadísimo Santo Padre. Ofrecemos nuestra traducción del saludo del cardenal Sodano y nos unimos a él para decir al Papa: “¡Feliz Pascua, dulce Cristo en la tierra!”.

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¡Feliz Pascua!

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“El pueblo cristiano, nacido de las aguas del Bautismo, está llamado a dar testimonio en todo el mundo de esta salvación, a llevar a todos el fruto de la Pascua, que consiste en una vida nueva, liberada del pecado y restaurada en su belleza originaria, en su bondad y verdad. A lo largo de dos mil años, los cristianos, especialmente los santos, han fecundado continuamente la historia con la experiencia viva de la Pascua. La Iglesia es el pueblo del éxodo, porque constantemente vive el misterio pascual difundiendo su fuerza renovadora siempre y en todas partes. También hoy la humanidad necesita un "éxodo", que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una conversión espiritual y moral. Necesita la salvación del Evangelio para salir de una crisis profunda y que, por consiguiente, pide cambios profundos, comenzando por las conciencias.”


Del Mensaje “urbi et orbi” del Santo Padre Benedicto XVI con ocasión de la Pascua 2010.

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Desde esta Buhardilla, queremos desear a todos nuestros amigos y lectores una santa y feliz Pascua de Resurrección. Rogamos a nuestro Señor Resucitado que a todos bendiga con el don de su gracia. Unidos a todos los miembros de la Iglesia que hoy se alegran porque “Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado”, firmemente unidos a Él en la persona de su Vicario que nos confirma en la fe, pedimos a la Reina del Cielo que nos acompañe con su amor de Madre ahora y siempre.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

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2.04.10

Kyrie, eleison

V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.


Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 27-32

v

Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.

MEDITACIÓN


¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf Mt 8,25).

ORACIÓN


Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo. Nos abruman su atuendo y su rostro tan sucios. Pero los empañamos nosotros mismos. Nosotros quienes te traicionamos, no obstante los gestos ampulosos y las palabras altisonantes. Ten piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos.


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Tomado de la novena meditación del Vía Crucis preparado por el Cardenal Joseph Ratzinger, por mandato del Sumo Pontífice Juan Pablo II, para el Viernes Santo del año 2005.

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