17.07.10

Él estará, sin duda, estará...

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En su último post, Maricruz se pregunta:

      ¿Quiénes seguirán aquí dentro de diez y más años, cuando estas leyes abominables sobre el aborto y la desfiguración de la familia (y otras muchas que vendrán) rindan sus frutos desordenados?


Y enseguida responde:

      Nosotros, los hijos de Dios estaremos aquí, como desde hace dos mil años…


Perfectamente dicho. Estaremos aquí, como estamos ahora y estuvimos antes. Porque somos parte del Cuerpo de Cristo, y Él estuvo, está y estará. Por eso, aunque suene extraño, puedo decir que estuve en los inicios de la predicación apostólica, estuve cuando surgieron las primeras herejías y en el comienzo de las persecuciones, sufrí con los mártires, me alegré cuando dejaron de perseguirnos, palpité de emoción viendo cómo se extendía el evangelio hacia los cuatro puntos cardinales, estuve presente en las grandes epopeyas de la Iglesia a lo largo de los siglos, me maravillé toda vez que Nuestra Señora se hizo presente para traernos consuelo y esperanza, me embarqué en las empresas más osadas acompañando a tantos y tantas que han dejado huellas indelebles en nuestra historia. Fueron y son mías las andanzas de Atanasio, de Agustín de Hipona, de Jerónimo, los capadocios, Benito y Escolástica, Bernardo, Francisco y Clara, Domingo, Tomás Moro, Juan y Teresa, Ignacio, Francisco Javier, Catalina, Felipe, Rosa, Martín, Toribio, Juan Bosco, Teresita, y tantísimos otros de una lista interminable. Estuve allí, con y en ellos, porque Dios me les unió en el Cuerpo de su Hijo. Cuánto sufrimiento hubo en sus vidas y, no obstante, cuantísima esperanza y ardores célicos llevaban, y ahora, gloria inenarrable.


Pero lo más intenso no es el saber que, de una manera misteriosa, estuve enredado en todas sus andanzas. Lo mejor es que ellos me están acompañando ahora en las mías. Porque fueron, son y serán ya para siempre parte de este Cuerpo que también es el mío. Vamos juntos, estrechamente unidos, ellos y nosotros. Espero que, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, siga siendo así para toda la eternidad.


Este Cuerpo de Cristo, esta Iglesia-Cuerpo, no sólo que estará, tal como dice Maricruz, sino que no tiene manera de no estar. Sea lo que sea que suceda en la historia por venir, nada puede sustraerse a la presencia y el reinado de Cristo, quien vive y reina eternamente con éste su Cuerpo al que quiso unirse de manera indisoluble.


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16.07.10

Cardenal Cañizares: “Debemos dar un giro de 180 grados”

Tres años después de la publicación del Motu Proprio “Summorum Pontificum”, el Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, hace un balance en esta entrevista concedida a un periódico alemán y cuya traducción al español hemos realizado desde la versión ofrecida por The New Liturgical Movement.

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Eminencia, el Papa, en la Carta al episcopado mundial, hablando sobre las conversaciones preliminares que llevaron al Motu Proprio “Summorum Pontificum”, mencionó reacciones que van desde una aceptación gozosa hasta una áspera oposición. ¿Ha cambiado el clima desde entonces?

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La Santísima Virgen del Carmen

Invocaciones a la Santísima Virgen del Carmen en favor de las Almas del Purgatorio 

¡Oh María!, dirigid una mirada bondadosa sobre las Almas que sufren en el Purgatorio, dulcificad el ardor de las llamas que las purifican y aligerad sus agudos dolores.

¡Oh María!, escuchad sus gemidos, mirad sus brazos deprecatorios levantados hacia Vos, pidiéndoos el fin de sus tormentos y la entrada en los eternos gozos.

¡Oh María!, Virgen benéfica, escuchad nuestras súplicas; doleos de esas Almas, alcanzadles la gracia y sed para ellas el camino que conduce al descanso eterno.

¡Oh María!, Hija y Madre del Supremo Rey, que vuestra dulce clemencia venga a nuestro socorro ahora y en la hora del juicio.

¡Oh María!, cuando comparezcamos ante nuestro Divino Juez, sed nuestra defensa, y por vuestra poderosa intercesión alcanzadnos perdón y misericordia. Así sea.

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15.07.10

El ecumenismo de Ratzinger

Son tiempos de cambios también para el ecumenismo en la Iglesia Católica. Hace pocos días, Benedicto XVI aceptó la renuncia del cardenal Kasper al cargo de Presidente del dicasterio encargado de la unidad de los cristianos y nombró en su lugar a Mons. Koch, que se convirtió así en el primer responsable del ecumenismo de este pontificado elegido directamente por el Papa Ratzinger (el cardenal Kasper, en efecto, había sido nombrado por el anterior Pontífice).


La llegada de un nuevo Presidente a este dicasterio traerá consigo, muy probablemente, un progresivo cambio en las líneas de actuación, seguramente más adaptadas a la visión del Pontífice sobre esta importante dimensión de la vida de la Iglesia, un “compromiso prioritario” desde el mismo inicio de su pontificado.


Para conocer más de cerca la visión del Pontífice sobre el tema resulta particularmente valiosa una extensa entrevista que el entonces Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe concedió, en septiembre del 2000, al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, luego de las fuertes polémicas surgidas con ocasión de la publicación de la Declaración Dominus Iesus, un documento que encontró en desacuerdo, precisamente, a los cardenales Ratzinger y Kasper. Ofrecemos ahora nuestra traducción de esta interesante y actual entrevista.

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13.07.10

Cristo ¿vuelve o no vuelve?

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“Yo, Jesús, he enviado a mi mensajero para dar testimonio de estas cosas a las Iglesias. Yo soy el Retoño de David y su descendencia, la Estrella radiante de la mañana. El Espíritu y la Esposa dicen: ‘¡Ven!’, y el que escucha debe decir: ‘¡Ven!’ Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida. Yo advierto a todos los que escuchan las palabras proféticas de este Libro: ‘Si alguien pretende agregarles algo, Dios descargará sobre él las plagas descritas en este Libro. Y al que se atreva a quitar alguna palabra de este Libro profético, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la Ciudad santa, que se describen en este Libro’. El que garantiza estas cosas afirma: ‘¡Sí, volveré pronto!’ ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén.”(Ap.22, 16-21)


Con esas palabras concluye el Apocalipsis. Cristo vuelve. Así nos lo dice la doctrina de la fe. Así lo afirmamos al recitar el Credo: “… y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. Este es un artículo fundamental de nuestra fe católica. En la Misa exclamamos: “Cada vez que comemos de este Pan y bebemos de este Cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas”. O bien, “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven Señor Jesús!” Son palabras que decimos para pedirle que vuelva pronto, que no se tarde en venir. Pero se nos ha hecho tal la costumbre de pronunciarlas que hemos perdido de vista su real significado.


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