14.05.16

Labios de necio traen discordias

Prov 18, 6-7
Labios de necio traen discordias, y su boca provoca trastazos. La boca del necio es su ruina, y sus labios, trampa mortal.

Pro 10,19
Quien mucho habla no escapa al pecado, quien refrena los labios se llama sensato.

Sir 21,26
Los necios tienen el corazón en la boca, los sabios tienen la boca en el corazón .

Sir 20,20
De la boca del necio no se acepta un proverbio, pues nunca lo dice en el momento adecuado.

Sir 34,1
Las esperanzas vanas y engañosas son propias del necio.

Ecc 10,14
El necio no para de charlar.

Pro 26,11
Perro que vuelve a su vómito, el necio que insiste en sus sandeces.

Pro 10,23
El necio se divierte haciendo trampas; el hombre prudente, con la sabiduría.

Rom 10,11
Pues dice la Escritura: Nadie que crea en él quedará confundido.

Leer más... »

13.05.16

No tardes en convertirte al Señor

Sir 5,7
No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás.

Lam 3,39
¿Por qué se queja el viviente, el hombre, de su castigo? Examinemos y revisemos nuestra conducta y volvamos al Señor.

Prov 11,19-21
Quien obra rectamente va derecho a la vida, quien va tras la maldad camina hacia la muerte. El Señor detesta el corazón perverso, se muestra complacido en la conducta limpia. El malvado no escapará al castigo, el linaje del honrado se salvará.

Isa 53,4-7
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Rom 5,8-9
Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo!

1ª Tes 5,9

Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Heb 10, 28-29
Al que viola la ley de Moisés lo ejecutan sin compasión, basándose en dos o tres testigos. ¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá quien pisotee al Hijo de Dios, profane la sangre de la alianza que lo consagra, y ultraje al Espíritu de la gracia?

Luca 12,42-49
Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas? Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá. He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo!

Ap 3,19
Yo, a cuantos amo, los reprendo y castigo. Por tanto, ten celo y arrepiéntete.

Rom 2,3-11
¿Y tú, hombre que juzgas a los que hacen las mismas cosas que tú, piensas que escaparás al juicio de Dios?  ¿O es que desprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, y no sabes que la bondad de Dios te lleva a la penitencia?
Tú, sin embargo, con tu dureza y con tu corazón que no se quiere arrepentir, atesoras contra ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia en el buen obrar, buscan gloria, honor e incorrupción; la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia.
Tribulación y angustia para todo hombre que obra el mal, primero para el judío y luego para el griego. Gloria, en cambio, honor y paz a todo el que obra el bien, primero para el judío, luego para el griego; porque delante de Dios no hay acepción de personas.

Benedicto XVI, Luz del mundo, Herder, 2010, pag 16-17
Hoy tenemos que aprender de nuevo que el amor al pecador y al damnificado está en su recto equilibrio mediante un castigo al pecador aplicado de forma posible y adecuada. En tal sentido ha habido en el pasado una transformación de la conciencia a través de la cual se ha producido un oscurecimiento del derecho y de la necesidad de castigo, en última instancia también un estrechamiento del concepto de amor, que no es, precisamente, sólo simpatía y amabilidad, sino que se encuentra en la verdad, y de la verdad forma parte también el tener que castigar a aquel que ha pecado contra el verdadero amor. 

.

12.05.16

A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar

Sir 15,17-20
Ante los hombres está la vida y la muerte, y a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder y lo ve todo. Sus ojos miran a los que le temen, y conoce todas las obras del hombre. A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar.

Prov 6,32
Quien comete adulterio carece de juicio, arruina su vida quien actúa de ese modo;

Sab 14,22-26
Además, no les bastó con equivocarse en el conocimiento de Dios, sino que, inmersos en la guerra cruel de la ignorancia, dan a esos males tan graves el nombre de paz. Así, con sus ritos infanticidas, sus misteriosos secretos y sus delirantes orgías de rituales extravagantes, ya no conservan puros ni la vida ni el matrimonio, sino que se matan a traición unos a otros o se infaman con adulterios.
Reina por doquier un caos de sangre y crimen, robo y fraude, corrupción, infidelidad, desorden y perjurio; desconcierto entre los buenos, olvido de la gratitud, contaminación de las almas, perversiones sexuales, desórdenes matrimoniales, adulterios y libertinaje.

Mat 15,18-20
… lo que sale de la boca brota del corazón; y esto es lo que hace impuro al hombre, porque del corazón salen pensamientos perversos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, difamaciones, blasfemias. Estas cosas son las que hacen impuro al hombre…

Sab 2,12-15
Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable. Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes.

2ª Cor 4,1-4
Por esto, encargados de este ministerio por la misericordia obtenida, no nos acobardamos; al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, no actuando con intrigas ni falseando la palabra de Dios; sino que, manifestando la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo el mundo delante de Dios. Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.

Efe 5,6-12
Que nadie os engañe con palabras vanas, porque por culpa de esto vino la ira de Dios sobre los hijos de la rebeldía.  Por tanto, no os hagáis cómplices suyos.
En otro tiempo erais tinieblas, ahora en cambio sois luz en el Señor: caminad como hijos de la luz, porque el fruto de la luz se manifiesta en toda bondad, justicia y verdad.  Sabiendo discernir lo que es agradable al Señor, no participéis en las obras estériles de las tinieblas, antes bien combatidlas, pues lo que éstos hacen a escondidas da vergüenza hasta el decirlo.

San Juan Pablo II, 9 de julio del 2003

Tenemos que comprender que nuestro bien más grande es la unión de nuestra voluntad con la voluntad de nuestro Padre celestial, pues sólo así podemos recibir todo su amor, que nos lleva a la salvación y a la plenitud de la vida. Si no es acompañada por un intenso deseo de docilidad a Dios, la confianza en Él no es auténtica.

11.05.16

Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres

1 Mac 1,11.15
Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos: «Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias».
Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey. El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal.

1ª Mac 1,58-64
Como tenían el poder, todos los meses hacían lo mismo a los israelitas que se encontraban en las ciudades. El veinticinco de cada mes sacrificaban sobre el ara pagana que se hallaba encima del altar de los holocaustos.A las madres que circuncidaban a sus hijos, las mataban como ordenaba el edicto con las criaturas colgadas al cuello; y mataban también a sus familiares y a los que habían circuncidado a los niños. 
Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza santa. Y murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

1 Mac 2,7-8
Al ver Matatías los sacrilegios que se cometían en Judá y en Jerusalén, exclamó: «¡Ay de mí! ¿Por qué nací para ver la ruina de mi pueblo y la ruina de la ciudad santa, y quedarme ahí sentado, cuando la ciudad es entregada en manos de enemigos, y su santuario en poder extraño?

1 Mac 2,19-22
Pero Matatías respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan apostatando de la religión de sus padres y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la Alianza de nuestros padres. ¡Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión ni a derecha ni a izquierda».

Luc 22,19-20
Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros».

Leer más... »

10.05.16

No es tiempo de lamentos, sino de santidad

Divorcio, adulterio, aborto, “matrimonio” homosexual, eutanasia, eugenesia prenatal, venta/alquiler de úteros, apologia de la transexualidad, autoritarismo estatal que anula el derecho paterno/materno en la educación de los hijos, acoso a la libertad religiosa que se opone a todo lo anterior.

Esa es la realidad que se está imponiendo en los pueblos que otrora fueron cristianos. En unos países más, en otros menos, pero el camino es claro. 

Todo esto tiene una raíz. La indica San Pablo en Romanos

Rom 1, 18-32
En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia. Porque lo que se puede conocer de Dios es manifiesto en ellos, ya que Dios se lo ha mostrado….
Por eso Dios los abandonó a los malos deseos de sus corazones, a la impureza con que deshonran entre ellos sus propios cuerpos: cambiaron la verdad de Dios por la mentira y dieron culto y adoraron a la criatura en lugar del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. 
Por lo tanto, Dios los entregó a pasiones deshonrosas, pues sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contrario a la naturaleza, y del mismo modo los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos de unos por otros, cometiendo torpezas varones con varones y recibiendo en sí mismos el pago merecido por sus extravíos. 
Y como demostraron no tener un verdadero conocimiento de Dios, Dios los entregó a un perverso sentir que les lleva a realizar acciones indignas, colmados de toda iniquidad, malicia, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidio, riñas, engaño, malignidad; chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de maldades, rebeldes con sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados. 
Ellos, aunque conocieron el juicio de Dios -que quienes hacen estas cosas merecen la muerte-, no sólo las hacen, sino que defienden a quienes las hacen.

Gran parte de todas esas barbaridades mencionadas antes son cometidas por personas bautizadas. En la civilización occidental se cumple lo indicado por San Pedro:

2ª Ped 2,17-22
Estos son fuentes sin agua y nubes impulsadas por el huracán, a los que aguarda la oscuridad de las tinieblas, pues expresando grandilocuencias sin sentido seducen con deseos carnales libertinos a quienes hace poco se han alejado de los que se mueven en el error.
Les prometen libertad, pero ellos son esclavos de la corrupción, porque uno es esclavo de aquello que lo domina. Pues si, después de haberse alejado de los abusos del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a implicarse en ellos hasta verse dominados, entonces su situación última es peor que la primera. Pues habría sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, desviarse del mandamiento santo que les había sido transmitido. Les pasa lo de ese refrán tan verdadero que dice: «El perro vuelve a su propio vómito» y «Cerda lavada se revuelca en el fango».

Mas como dijo el profeta:

Jer 2,19
En tu maldad encontrarás el castigo, tu propia apostasía te escarmentará. Aprende que es amargo y doloroso abandonar al Señor, tu Dios, y no saber temerlo.

Pero también dice:

Jer 3,22
Volved, hijos apóstatas, yo curaré vuestra apostasía.

Leer más... »