Los dos amores, por Monseñor Sanz Montes
Espero que el martes, Dios mediante, el blog vuelva a su actividad habitual. Mientras tanto os dejo con la carta que ha escrito mi obispo esta semana. Gracias a todos por vuestras oraciones que sin duda están siendo de mucha ayuda.
Los dos amores
Queridos Hermanos y amigos: paz y bien.
Dios pasea por nuestra vida si le abrimos las calles, el hogar y nuestro corazón. La procesión del Corpus Christi que este domingo realizaremos en tantos de nuestros pueblos y ciudades supone asomarnos a quien de continuo está asomado a nuestra realidad: la más pública y social, así como la más íntima y personal. Dios no es un ser ajeno, lejano y gruñón al que no le interesa nuestra vida, sino más bien es alguien prójimo, alguien próximo, que se ha aprendido nuestro nombre, que sabe cuáles son nuestros límites y nuestras posibilidades; un Dios al que le conmueven nuestras penas y sabe sonreír con nuestras alegrías. Él nos acompaña cada instante con su luz, su gracia y su paz, del modo más discreto que cabría pensar. Es su amor infinito el que nos brinda.
El Papa nos lo acaba de decir en la exhortación Sacramentum Caritatis: que la Eucaristía, presencia de Dios entre nosotros, es el sacramento de la caridad, el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre.