1.06.08

¿Y qué pasaría si Federico.....?

Que el cardenal Sistach no está de acuerdo con la presencia de Federico Jiménez Losantos en la Cope no creo que sea una noticia que sorprenda a nadie. Buena parte de la iglesia católica en Cataluña es una especie de brazo eclesial del nazional-socialismo gobernante, una copia barata del anglicanismo o del cesaropapismo ortodoxo, que hace palidecer al, tan denostado por ellos, nacional-catolicismo supuestamente característico del régimen franquista. Desde hace décadas son muchos los curas y obispos catalanes más preocupados en ayudar a construir la “identidad” nacional de Cataluña que en evitar la absoluta descristianización de esa región española, otrora tierra de grandes santos. Los resultados están a la vista. Los ciudadanos de Cataluña son, de toda España, los que menos van a misa, los que menos bautizan a sus hijos, los que menos se casan por la Iglesia, los que menos contribuyen al sostenimiento de la Iglesia.

Por supuesto, para ellos, incapaces de reconocer su fracaso existencial más absoluto -¿qué mayor fracaso para un pastor que quedarse sin ovejas?-, gran parte de la culpa de lo que les ocurre la tiene Añastro -Rouco- y la Cope -Losantos-. Es evidente que son milllones los catalanes que, masocas por naturaleza, sintonizan por la mañana la “emisora de los obispos” y tras escuchar a Losantos deciden no ir a misa el domingo y no ayudar a la financiación de la Iglesia. Y si algún despistado no oye la radio por la mañana, ahí está César Vidal en la tarde-noche para convencerles de que es incompatible el catolicismo practicante en Cataluña con la existencia de la Cadena Cope.

Al fin y al cabo, los obispos catalanes pueden exhibir Radio Estel como modelo de radio moderna, competente, informativa, entretenida, apasionante y genuinamente cristiana. El que apenas la escuchen unos pocos miles es sin duda fruto de alguna conspiración centralista.

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29.05.08

Quieren su cabeza en bandeja de plata

Es obvio que a la democracia en este país -o estado plurinacional multiautonómico asimétricamente configurado- cada vez le queda menos vida. Vivimos en un régimen en el cual el presidente de gobierno tiene en la práctica el mismo poder que un monarca absolutista, con una justicia politizada y entregada al poder de turno, con unas televisiones generalistas entregadas a atontar al hedonizado personal con Chikilicuatres y Ristos toca-narices, con una prensa que, salvo en Madrid, depende de la publicidad institucional -lo cual hace poco factible su independencia-, y con una radio en la que una emisora recibe casi tantas -a veces más- concesiones como el resto de la competencia.

Y por si fuera poco, el principal partido de la oposición nos está dando una muestra de hasta qué punto la bajeza moral en la que está sumida gran parte de la sociedad española, encuentra en los políticos uno de sus más claros exponentes. Lo que ocurrió ayer en el juicio contra Federico Jiménez Losantos ha servido para abrir los ojos a quienes todavía creían que los prohombres -y la “promujer"- del PP eran gente de la que uno se puede fiar. En un espectáculo que a veces recordaba el beso de Judas y en ocasiones al lavamiento de manos de Pilatos, los Zaplana, Acebes y Aguirre renunciaron a decir la verdad con tal de no enfadar al ahijado político de “don Manué", a quien, cual niño malcriado, dijo que pensaba abandonar la política porque Rajoy -¿tu quoque?- no le dio un puesto en las listas al Congreso.

A pesar de que hay muchas cosas que les diferencian, a mí la situación de Losantos cada vez me recuerda más la de Antonio Herrero. Yo pasé buena parte de mi infancia y adolescencia escondiendo una radio pequeña en la almohada para poder escuchar al auténtico García, el de “Pablo, pablito, pablete” y los “abrazafarolas y cooreveidiles". Cuando la política empezó a interesarme más que los deportes, me enganché al Antonio Herrero de Antena 3 Radio. Antes de dirigir “El primero de la mañana", tengo el vago recuerdo de haberle escuchado repartiendo mandobles cuando se encargaba de la información local en dicha emisora. Ya apuntaba maneras la criatura. Luego se convirtió en el periodista radiofónico más importante de la democracia en España. Su dramática desaparición dejó literalmente huérfanos a muchos españoles que se levantaban por la mañana deseando escuchar sus diatribas contra el régimen felipista. Su amigo de infancia Luis Herrero le sustituyó pero, a pesar de que a mí me gusta mucho el juicio y la templanza de Luis, aquello no funcionó a nivel de audiencia. Antonio parecía insustituible pero Losantos logró el milagro.

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28.05.08

Aclarando un par de cosas a los que están nerviosos con Germinans

El panorama eclesiástico en Barcelona está muy alterado últimamente. La llegada de Germinans germinabit a Religión en Libertad ha puesto de los nervios al personal. Germinans ya era una web de referencia para muchos católicos catalanes disconformes con el estado actual de la archidiócesis pastoreada por el cardenal Sistach, pero es obvio que ahora tienen más difusión. De hecho, el blog de Germinans, a pesar de que no admite comentarios, es ya el segundo más visitado de ReL y va camino de convertirse en el primero de la lista en breve. Así que si algunos no querían caldo, toma dos tazas. Los muchachotes de Germinans tienen más lectores que la totalidad de blogs progre-nacionalista-eclesiales juntos.

El caso es que poco a poco Germinans empieza a ser motivo de polémica no sólo en ámbitos eclesiales. Álex Masllorens i Escubós, diputado del PSC en el parlamento catalán durante las dos últimas legislaturas y actualmente asesor de relaciones externas del departamento de Justicia de la Generalitat, escribió este lunes un artículo en el Periódico al que tituló “Torna la Santa Inquisició”. Dice el bueno de Álex que “los sectores cristianos más conservadores reviven momentos de acoso moral y de cruzada. Incapaces de convencer con argumentos a la mayoría de la sociedad, han optado lisa y llanamente por imponerse por la fuerza en los organismos eclesiales”.

¡Leche!, no sabía yo que mis amigos de Germinans pudieran imponer nada por la fuerza. Hasta donde yo sé, no han tomado la Bastilla. Ni siquiera se les ha visto en alguna manifestación, megáfono en mano, delante de la sede del arzobispado. Es más, no parece que tengan capacidad de hacer nombramientos ni de imponer líneas pastorales concretas. ¿Qué fuerza tienen, pues? Se lo voy a decir, don Álex: la fuerza de los argumentos, de los hechos, de la realidad.

Álex acusa a Germinans, y supongo que de paso a Religión en Libertad, de entregarse a la maldad más extrema: “Su última acción, atacar sin piedad y echar estiércol sobre el buen nombre y fama de un cura que ha dedicado toda su vida a los más pobres y marginados. Simplemente porque no acepta que la pobreza sea irreversible y se niega a juzgar a los demás con más severidad que a sí mismo”, dice el señor Masllorens refiriéndose al “caso Pousa”. Lo cierto es que nadie se ha metido con Pousa por dedicar su vida a los pobres y marginados, sino porque declaró públicamente, precisamente en el mismo periódico donde escribe Masllorens i Escubós, que había pagado abortos. A ver, estimado Alex, ¿qué se supone que debe de hacer un católico decente ante un cura que afirma haber pagado para que se asesine a seres inocentes?, ¿qué debe de hacer un católico de Barcelona al ver que su cardenal pretende arreglar el asunto con una nota en la que ni siquiera se desmiente que mosén Pousa haya pagado abortos?, ¿o qué debe de pensar un católico cuando ve que un párroco de Barcelona le pide que no marque la X en la casilla de la Iglesia para la Declaración de la Renta?

El católico de a pie quizás no pueda hacer nada. Pero en Germinans sí pueden hacer algo: denunciar lo que pasa. Y a fe que lo están haciendo. Y van a seguir haciéndolo tanto en su web como en Religión en Libertad. Aquí no admitimos ningún intento de callar la boca a nadie. No admitimos presiones de nadie, por muy alto dignatario que llegue a ser. El régimen de silencio y complicidad que tienen montado en Cataluña a nivel socio-político no tiene cabida en Religión en Libertad. Así que vayan acostumbrándose. Si quieren combatir a Germinans, háganlo desde las ideas, si es que las tienen.

Luis Fernando Pérez Bustamante
Coordinador
Religión en Libertad

Extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto

Empezaré afirmando que no se puede ser cristiano y a la vez despreciar al inmigrante, al que viene de fuera, al que es de otra raza, de otra lengua, de otra religión. Independientemente de la opinión personal que se puede tener sobre cuál es la política de inmigración adecuada para nuestro país o para Europa, lo primero de todo es el respeto a la persona. Si para el Señor -Gal 3,8; Rom 10,12- no hay ni judío ni griego, ni hombre ni mujer, para nosotros tampoco. Conozco a unos cuantos que se dan golpes en el pecho y afirman ser españoles y católicos, a la vez que miran con desprecio al que viene de fuera. Españoles puede que lo sean. Católicos, no. Eso de la pureza de la raza y de “España para los españoles” suele ser el paso previo a pisotear la cabeza de quien ha venido a este país a ganarse la vida. Ensucian el nombre de Cristo los que gritan “Viva Cristo Rey” y luego miran con ojos de odio al subsahariano que se les cruza por la calle.

Ya en la Ley de Moisés se establecía el comportamiento moral del pueblo de Dios hacia el extranjero que mora en tierra propia:

Exo 22,21
Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

Lev 19,33-34
Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Yavé vuestro Dios.

Ahora bien, no está de más decir que esa misma ley mosaica advierte que el extranjero ha de ajustarse a la ley del país donde mora:

Exo 12,49
La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.

Lev 18,26
Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros.

Es decir, al mismo tiempo que debemos atender a los que vienen de fuera porque han huido del hambre y de la guerra, los mismos deben tener muy clarito que son ellos quienes se tienen que adaptar a nuestra civilización, a nuestras leyes e incluso a nuestro “modus vivendi", y no nosotros a sus leyes y sus costumbres. De lo contrario, el conflicto está servido.

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27.05.08

Protesto

Jaime Vázquez Allegue, que ha sido mercedario, doctor en teología, Vicedecano y profesor de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, sostiene lo siguiente:

Jesús debe ser tratado de una perspectiva interdisciplinar, desde la arqueología, la historia, la exégesis, la filología, la psicología, la sociología y todas las ciencias que puedan aportar un grano de luz sobre su figura. Después es cuando interviene la fe. Lo que cada uno quiera creer o dejar de creer.

Y

Lo relatos evangélicos forman parte de un libro de fe que anuncia una buena noticia (euangelia), pero nada más. Necesitamos acercarnos a otras disciplinas empíricas y científicas que demuestren lo que la narrativa bíblica cuenta. Es como si de una novela tuviéramos que separar los elementos reales de los imaginativos que se ocurrieron a su autor a la hora de escribir el texto.

Y

Mi intención es que cada uno tenga los elementos necesarios para saber distinguir lo que hay de histórico de lo que forma parte de la ficción de los evangelistas y de la tradición de la Iglesia. Quiero llegar a las bases sobre las que se asienta el cristianismo para descubrir lo que pueda haber de verdad y los añadidos que se han ido incorporando a lo largo de la historia. Intentaré dar respuesta a preguntas que todos nos hacemos y muchas veces no sabemos responder.

Y

Mis preguntas son más racionalistas: ¿existió el Jesús de Nazaret que nos describen los evangelistas?; ¿qué dicen los apócrifos de su figura?; ¿hay testimonios fuera de la Biblia que nos hablen de él?; ¿podemos encontrar una explicación científica a los milagros que se describen en el Nuevo Testamento?; ¿es realmente el hijo de Dios?; romanos o judíos ¿quién mató a Jesús?; ¿fue el Mesías esperado?; ¿se puede demostrar su resurrección?; ¿quién fundó la Iglesia?; ¿cuál fue el verdadero anuncio de Jesús de Nazaret?; ¿es posible hacer una reconstrucción de su rostro?

Y

Hoy, en medio de una sociedad que se enorgullece de laica, tenemos que preguntarnos por lo que hay de verdad, para saber distinguir entre lo histórico y lo legendario, lo que sucedió y lo que la tradición se ha encargado de transmitirnos.

Parece clara la diferenciación que hace Vázquez Allegue entre el Jesús de “su” historia y el Jesús de la fe. Parece claro que este doctor en teología que ha formado a sacerdotes y futuros teólogos niega el carácter histórico de los evangelios, aunque conceda que contienen algunos datos que sí lo son. Sin embargo, leemos lo siguiente en el documento “Teología y secularización”, publicado por la Conferencia Episcopal Española hace unos años:

Una honda cristología mostrará la continuidad entre la figura histórica de Jesucristo, la Profesión de fe eclesial, y la comunión litúrgica y sacramental en los Misterios de Cristo. Constatamos con dolor que en algunos escritos de cristología no se haya mostrado esa continuidad, dando pie a presentaciones incompletas, cuando no deformadas, del Misterio de Cristo. En algunas cristologías se perciben los siguientes vacíos: 1) una incorrecta metodología teológica, por cuanto se pretende leer la Sagrada Escritura al margen de la Tradición eclesial y con criterios únicamente histórico-críticos, sin explicitar sus presupuestos ni advertir de sus límites; 2) sospecha de que la humanidad de Jesucristo se ve amenazada si se afirma su divinidad; 3) ruptura entre el “Jesús histórico” y el “Cristo de la fe”, como si este último fuera el resultado de distintas experiencias de la figura de Jesús desde los Apóstoles hasta nuestros días; 4) negación del carácter real, histórico y trascendente de la Resurrección de Cristo, reduciéndola a la mera experiencia subjetiva de los apóstoles; 5) oscurecimiento de nociones fundamentales de la Profesión de fe en el Misterio de Cristo: entre otras, su preexistencia, filiación divina, conciencia de Sí, de su Muerte y misión redentora, Resurrección, Ascensión y Glorificación.

En la raíz de estas presentaciones se encuentra con frecuencia una ruptura entre la historicidad de Jesús y la Profesión de fe de la Iglesia: se consideran escasos los datos históricos de los evangelistas sobre Jesucristo. Los Evangelios son estudiados exclusivamente como testimonios de fe en Jesús, que no dirían nada o muy poco sobre Jesús mismo, y que necesitan por tanto ser reinterpretados; además, en esta interpretación se prescinde y margina la Tradición de la Iglesia. Este modo de proceder lleva a consecuencias difícilmente compatibles con la fe, como son: 1) vaciar de contenido ontológico la filiación divina de Jesús; 2) negar que en los Evangelios se afirme la preexistencia del Hijo; y, 3) considerar que Jesús no vivió su pasión y su muerte como entrega redentora, sino como fracaso. Estos errores son fuente de grave confusión, llevando a no pocos cristianos a concluir equivocadamente que las enseñanzas de la Iglesia sobre Jesucristo no se apoyan en la Sagrada Escritura o deben ser radicalmente reinterpretadas.

¿No basta con ese documento? Pues quizás sea necesario recordar lo que dijo el Concilio Vaticano II en la Dei Verbum:

19. La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo.

¿Y bien, señores?, ¿qué hacemos los fieles ante semejante espectáculo? Sobre todo, ¿qué hacemos con los muchachos que han sido formados para el sacerdocio por quienes sostienen algo que parece ser que la Iglesia condena en sus documentos?

Lo gracioso del caso es que para muchos, los malos de la película somos los que hacemos esas preguntas. No quienes se separan de la fe de la Iglesia o los que consienten que tal cosa pase sin apenas hacer nada para evitarlo. No, los malos somos los que no entendemos semejante contradicción. Nosotros debemos callar si un cardenal permite cosas que el sentido común dicta que no pueden permitirse. Debemos callar si vemos que los que forman a los futuros curas practican una teología que la Iglesia condena. Debemos callar para que nadie se sienta presionado por nuestras preguntas, nuestras críticas, nuestras denuncias. Pues nada, silencio… por un minuto siquiera. Uno, no más. Otros podrán callar. Yo no puedo. Yo protesto.

Luis Fernando Pérez Bustamante