26.12.08

El Papa, profeta de calamidades y de salvación

Benedicto XVI ha hecho de sí mismo en su mensaje de Navidad de este año. Siguiendo una tradición milenaria, que hunde sus raíces en el espíritu profético veterotestamentario, el Vicario de Cristo ha tenido a bien señalar lo siguiente:

“Donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se esta haciendo cada vez más incierto, incluso en las Naciones del bienestar: que en todos estos casos brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad. Si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina”

El verdadero profeta no sólo denuncia el mal sino que señala el camino hacia el bien. De nada valdría decir que el mundo se encamina hacia la ruina si no se le da una solución para evitar ese destino. Lo que ocurrió con la ciudad de Nínive, en tiempos del profeta Jonás, indica que a veces los hombres responden positivamente al anuncio profético. Si Jonás no hubiera predicado el juicio inminente, si hubiera sido un falso profeta buenista de esos que buscan ser políticamente correctos, de esos que no quieren ser objeto de la crítica de aquellos que viven muy bien retozando entre el pecado como los gorrinos en las charcas de barro y cieno, los ninivitas habrían sufrido la ira de un Dios Santo, que aunque busca y desea la salvación de todos, no dejará de aplicar su castigo a aquellos pueblos que se obcecan pertinazmente en darle la espalda. Decir estas cosas te convierte automáticamente en una especie de talibán fundamentalista, pero más vale ser tachado de loco por los tibios que de tibio por el Santo de los santos.

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24.12.08

Feliz Navidad a todos

En mi nombre y en el de mi esposa y tres hijos, os deseo a todos una muy Feliz Navidad. Y un abrazo muy especial a aquellos que hayan perdido recientemente a un ser querido. Hoy más que nunca, el consuelo de Dios les viene de Aquél que siendo Dios se hizo Niño.

23.12.08

Justituta

Si eres juez en España y permites que siga en la calle un pederasta que acaba cargándose a una niña inocente, la pena que te cae es de 1.500 euros de multa. Si eres juez en España y osas plantear dudas sobre la idoneidad de la adopción de una niña por parte de la pareja homosexual de su madre, te cae una suspensión de más de dos años, con multa de 6000 euros y pago de costas.

Hace ya bastantes años, el por entonces alcalde de Jerez de la Frontera, un tal Pacheco, tuvo problemas por decir que la Justicia en este país era un cachondeo. Eso supone que si yo afirmara ahora que la Justicia en España es una prostituta vieja y chocha que se vende al mejor postor, sea a un lobby gay, sea a un espíritu corporativista indigno, sea a un gobierno que busca el pacto con asesinos, sea a etc, me podría caer un marrón gordo. Y como no quiero que me caiga, pues no afirmo tal cosa.

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La confrontación es inevitable

Estos días se está hablando mucho sobre la misa que va a tener lugar en la madrileña plaza de Colón, el próximo 28 de diciembre. No pienso hablar sobre la asistencia y no asistencia de obispos. Allá cada cual con su conciencia y su parecer pastoral. Lo que me interesa es señalar la imposibilidad de que un acto de esa naturaleza no suponga un enfrentamiento contra los que atacan la vida y la familia.

Cuando uno está en una habitación totalmente a oscuras, el simple hecho de encender un mechero o una cerilla hace que dicha oscuridad pase a mejor vida. Si lo que se hace es abrir la ventana para que entre el sol a raudales, las tinieblas de la habitación pasan a ser historia. La luz y la tiniebla no pueden coexistir en el mismo espacio. La primera siempre derrota a la segunda. Ocurre lo mismo con la verdad y la mentira. Allá donde la verdad gana terreno, lo hace siempre a expensas de la mentira, a la que siempre derrota.

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22.12.08

El "problema Urías"

Érase una vez un rey que, tras años de valentía, de gallardía, de buen gobierno y de sacrificio personal por su pueblo, se aburguesó, se hizo comodón, necio y mal gobernante. En vez de partir con su ejército a la batalla contra el enemigo, prefirió quedarse en casa para disfrutar de los placeres de la vida. Un día, su mirada se cruzó con el cuerpo desnudo de la mujer de otro hombre, que estaba tomando un baño. Para según qué cosas, no todas buenas, ser rey tenía sus “ventajas". Hizo llamar a la mujer y acabó acostándose con ella. Como quiera que entonces no existía un Bernat Soria intentando convencer de las “ventajas” de evitar las consecuencias naturales de ese tipo de pecados, la mujer en cuestión se quedó preñada. Y resulta, señores míos, que tampoco vivía en los alrededores un doctor Morín capaz de “solucionar” el “problemilla".

Al rey no se le ocurrió otra cosa que hacer llamar inmediatamente al marido de la señora, llamado Urías, para que pasara unas noches con ella y así poder engañarle diciéndole que el nene que venía en camino era suyo. Pero el siervo era infinitamente más digno que su señor y se negó a tener relaciones con su esposa mientras sus compañeros estaban en el campo de batalla partiéndose la crisma por defender la causa del rey y de la nación. Su dignidad fue su ruina, pues el adúltero se convirtió en asesino al pedir a sus generales que pusieran a ese pobre hombre en primera línea de batalla, en un lugar donde fuera segura su muerte. Y, efectivamente, murió.

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