El berrido del carnicero
Carlos Carnicero, periodista y analista político catalán de izquierdas, tiene una columna en Público a la que llama “El zumbido". Y a fe que el artículo de ayer, Dios está dejado de su propia mano, hace honor a ese título. Es el zumbido de moscardón anticlerical y demagógico propio de la izquierda radical que odia todo aquello que huela a cristianismo, en especial en su versión católica.
El carnicero de la opinión no se ha esmerado mucho y ha soltado los cuatro típicos tópicos de los anticatólicos: moral sexual, celibato, pederastas, Miguel “Server” (es Servet, don Carlos), Galileo, Papa y obispos ultras. Parto del hecho de que a todos los anticlericales les viene de fábula que haya casos como el de Lugo, el de Maciel, el de los curas pederastas, etc. Como a ellos no se les pasa por la cabeza la posibilidad de que haya millones y millones de católicos que procuran seguir la moral católica de la cintura para abajo, se regodean en todos aquellos que públicamente no la han cumplido. Eso es tan absurdo como sostener que porque hay ladrones y asesinos entonces las leyes que condenan el robo y el asesinato no son buenas y necesarias, pero intentar razonar con esta gente es como echar perlas a los cerdos. Y Cristo nos dijo que no hiciéramos tal cosa. Que la moral que la Iglesia presenta a sus fieles, basada en el evangelio, es buena independientemente de que sea fácil de seguir, es algo que conocemos todos los que caminamos por la senda del Señor. Un camino por el que no andamos solos. Tenemos la gracia que el Señor nos concede por la mediación de su Iglesia. Si caemos, nos levantamos. Y no se nos ocurre llamar bien a lo que es pecado.