¿Hacia dónde va la Cope?
La audiencia de Cope sigue en caída libre. El último EGM -conste que no me fío de ese estudio- confirma lo que todo el mundo sabía o sospechaba. El castañazo es especialmente grave en el principal programa de la cadena, dirigido por Ignacio Villa. Apenas supera al 40% de la audiencia que tenía con el anterior director. La emisora propiedad de los obispos es superada incluso por Radio Nacional, que es algo así como si en el Tour de Francia te adelanta un niño con un triciclo.
Las causas del desplome son varias. Me parece una pérdida de tiempo hablar de que la salida de Losantos y Vidal fue un error empresarial. Es obvio que no se les echó por razones económicas sino porque ganaron la partida los obispos que, desde años atrás, les querían fuera de su emisora. Y como eso no tiene vuelta atrás -ni falta que hace que la tenga, aunque uno se pregunta dónde están todos aquellos que bramaban contra la anterior Cope-, lo que hay que analizar es si los recambios que han puesto funcionan. Es obvio que no. Y no es de extrañar. Lo de Nacho Villa estaba cantado. A la gente le puedes convencer de que era necesario un cambio de imagen y de estilo. Pero lo que no puedes pretender es que se traguen a un señor que pasó de ser, de la noche a la mañana, tan radical o más que Losantos y Vidal a convertirse en un corderito soso que sólo tiene palabras gruesas para sus antiguos compañeros de batallas mediáticas. Todo el mundo sabe quién era el señor Villa. Todo el mundo sabe lo que es ahora. Lo lógico, lo normal, lo previsible es que hayan dejado de oírle.
Del resto de la programación, las cosas no han cambiado. De Cristina López Schlichting no se puede esperar un repunte de audiencia. No da más de sí. Colmenarejo lo tiene casi imposible al tener que competir con La Noche de César y el Gato al Agua. No baja más porque todavía hay gente en España que no sabe bien cómo ver u oír esos dos programas. El programa deportivo de medianoche se va a quedar en breve sin el que ha sido su director en la última década, así que corre el peligro de convertirse en otro quebradero de cabeza para los directivos de Cope. En resumidas cuentas, esto no hay por donde cogerlo.