¿Sería posible reforzar legalmente el sacramento del matrimonio?
Este es un tema en el que llevo pensando desde hace varios años. Parto de un hecho constatable: la legislación sobre el matrimonio y el divorcio en España -y en tantos otros países del mundo- ha convertido a la unión matrimonial civil en una farsa que puede desmontarse de un día para otro sin que nada pueda impedirlo. En este país tiene mucha más protección algunos contratos mercantiles, profesionales o de cualquier otro género que el contrato por el que dos personas se comprometen a formar una familia.
De hecho, para que un matrimonio civil desaparezca, basta la voluntad de uno de los contrayentes. Una voluntad que no tiene por qué ser razonada o justificada. Es decir, no se trata que de que Pepita deje a Juanito porque Juanito se ha liado con Robertita. No, más bien es que Juanito se lía con Robertita y además se divorcia de Pepita sin que la justicia defienda a esta del incumplimiento matrimonial de aquel. De hecho, yo he conocido casos en que la parte adúltera en un matrimonio consigue que la parte fiel sea expulsada del hogar conyugal, al cual acaba llegando el amante de la parte adúltera. Es decir, el cornudo o la cornuda se ve no sólo traicionado sino puesto de patitas en la calle por obra y gracia de la legislación democrática aprobada por las Cortes. Y no hablemos de los hijos, principales víctimas de todo este invento.