De pesca
Por primera vez desde hace unos cuantos años, ayer entré en un chat alojado en una web protestante evangélica. No era mi intención intervenir. Solo quería ver como se desenvuelven los evangélicos hispanohablantes que usan esa herramienta de comunicación. De vez en cuando visito sus foros y la verdad es que el nivel teológico de los mismos se ha desplomado en la última década y está en unos niveles alarmantes. Una de las razones de dicho desplome es que sectas como los adventistas del séptimo día, los testigos de Jehová y grupúsculos que profesan todo tipo de herejías trinitarias y cristológicas han plantado sus reales en algunos de dichos foros.
Lo cierto es que el nivel de conocimiento doctrinal del protestante hispanoamericano sigue bastante por debajo del que se puede apreciar en los foros evangélicos de EE.UU. Si lo que veo corresponde a la realidad, las diferencias han aumentado. Es decir, los protes hispanos captan a muchos católicos ignorantes pero apenas logran sacarles de dicha ignorancia. En mucha ocasiones son incapaces de hacer una defensa bíblica simplona de doctrinas verdaderas como la Trinidad o heréticas como la Sola Fide. Esa puede ser una de las razones por las que el pentecostalismo está arrasando entre las filas evangélicas. Salvo excepciones, el pentecostalismo apela mucho más a las emociones que al intelecto. Mientras que el protestantismo evangélico de siempre descansaba en el estudio continuo de la Escritura -aunque fuera siguiendo sus propias tradiciones exegéticas heréticas- ahora descansa más en el berrido del pastor Johnny y las convulsiones de la hermana Sandy. Todavía quedan denominaciones como las Asambleas de Hermanos o congregaciones bautistas donde la doctrina es algo más que una excusa para celebrar un culto movido, pero el avance numérico se da sobre todo entre pentecostales.