18.02.14

El arzobispo, los inmigrantes y la televisión de la CEE

Al arzobispo de Tánger, Mons. Santiago Agrelo, le causa gran disgusto el tratamiento informativo que 13TV está dando al conflicto causado en Ceuta por las avalanchas de inmigrantes africanos que quieren entrar en Europa a través de esa frontera española. Hace unos días 15 inmigrantes fallecieron ahogados al intentar llegar a nado a las costas ceutíes. Y se ha creado una gran polémica por el uso de balas de goma por parte de la Guardia Civil contra los que se acercaban de esa manera a territorio español.

Vaya por delante que es inadmisible que la forma de tratar a unos seres humanos que se acercan nadando a una playa sea a tiro limpio, por mucho que el tiro sea con balas de goma. En la necesaria actuación de la Guardia Civil para guardar nuestras fronteras debe darse un principio de proporcionalidad. No se pueden poner en peligro vidas humanas. De todas formas, todo parece indicar que los que se ahogaron no sabían nadar. Y como comprenderán ustedes, si uno se tira al mar sin saber nadar, la responsabilidad máxima de lo que ocurra es suya.

Por otra parte, la gran mayoría de los que critican lo que está ocurriendo casi nunca responden a una pregunta elemental: ¿Debe España abrir sus fronteras a todos los inmigrantes africanos que quieran pasar a nuestro país, sea para quedarse aquí o para ir al resto de Europa? Y no es una pregunta cualquiera. Ahora mismo hay 30.000 personas en Marruecos esperando la menor oportunidad para entrar en Ceuta y Melilla. ¿Qué se supone que debemos hacer con ellos? ¿dejarles entrar? ¿Cuántos miles más, por no decir millones, saldrían a toda velocidad camino de Marruecos para entrar en Europa por esa vía?

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17.02.14

Rabino Goldschmidt, déjenos en paz de una vez

En 1492 España se unió a la lista de países que habían decidido expulsar de sus territorios a los judíos. Efectivamente, la medida fue precedida por otras similares en naciones como Inglaterra, Francia o Alemania, pero a diferencia de lo ocurrido en esas naciones, los Reyes Católicos no actuaron movidos por el ánimo de lucro y sí por cuestiones religiosas. Aparte del caso del niño supuestamente asesinado por judíos en una representación blasfema de la Pasión de Cristo -los historiadores dicen que fue un fraude-, lo que sí era cierto es que ciertos sectores del judaísmo en este país intentaban devolver a la fe talmúdica a algunos de los que se habían convertido previamente al catolicismo. Con esto no digo que estuviera justificada su expulsión. En mi opinión fue sumamente injusta y además una desgracia para España. Eso sí, en ningún otro país se dio una medida como la provisión de 18 de julio de 1492, propuesta por la Reina Isabel, que buscaba evitar y castigar los maltratos contra judíos que habían tenido lugar en algunas poblaciones. Desde luego, nada comparado con lo que un tal Martín Lutero, ex-monje agustino alemán, proponía en su obra “Acerca de los judíos y sus mentiras", de 1543:

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15.02.14

Lo de Valdeluz es incomprensible

Lo que ha ocurrido en el colegio agustino de Valdeluz en Madrid no tiene explicación. Ni se explica por qué no se ha denunciado antes a las autoridades lo que eran, al parecer, abusos continuos y repetidos en el tiempo de un profesor. Ni se explica por qué desde la dirección del colegio, a cargo de dos religiosos, no hicieron nada aunque sabían lo que ocurría. Ni se explica que la Comunidad de Madrid se quite de encima cualquier responsabilidad bajo el peregrino argumento de que no puede actuar de oficio ante casos de abusos, ya que tienen que ser las víctimas o sus familias quienes den el primer paso. ¿Acaso si una institución pública es consciente de que se está cometiendo un delito no tiene la obligación de poner los medios para que deje de cometerse?

Se da además la circunstancia de que otro religioso agustino que dirigió ese mismo colegio fue encarcelado por poseer material pedófilo en su ordenador.

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14.02.14

No queda otra que denunciar la maldad del sistema democrático en Occidente

Lo que acaba de ocurrir en Bélgica, por salvaje y aberrante que nos parezca, no es sino un paso más en un camino de destrucción de una civilización que, alguna vez, tuvo raíces cristianas. En ese país, otrora católico, se ha decidido que a los niños que están sufriendo una enfermedad incurable y que les causa mucho sufrimiento, pueden ser matados si ellos -pobrecillos, ¿cómo van a poder decidir libremente?- y/o los padres así lo solicitan. El actual estado de la medicina hace que no haya un solo paciente que tenga que pasar por un sufrimiento físico indecible. La sedación permite evitar ese dolor. Por tanto, lo que se plantea es matar antes que sedar.

La eutanasia es el penúltimo escalón en la cultura de la muerte. Primero fue la proliferación de la anticoncepción. Le siguió el aborto en determinados supuestos, algunos de ellos claramente eugenésicos. Luego llegó el “derecho” al aborto en determinados plazos (en algunos estados de EE.UU hasta el día antes de dar a luz). Ahora vemos como la eutanasia va extendiéndose cual chapapote asesino por todo el continente europeo. En algunos países, caso de Holanda, los ancianos prefieren no ir al hospital por tener miedo a que les quiten de en medio. De hecho, en el caso en que sufran algún tipo de demencia, no les corresponde a ellos tomar le decisión de si siguen viviendo o no.

Todo este tipo de “progresos” se llevan a cabo sin apartarse ni un milímetro de los principios de la democracia liberal. Es decir, un gobierno lleva a un parlamento una propuesta de ley, la misma se vota, se aprueba, y pasa a ser aplicada. Por medio de la democracia, el derecho a la vida desaparece. La institución familiar se convierte en una farsa y llega hasta la aberración de considerarse matrimonio la unión de personas del mismo sexo, que además tienen derecho a adoptar niños, que se encuentran con que en vez de tener un padre y una madre, tienen dos padres o dos madres.

Además, poco a poco van apareciendo leyes que buscan desarmar a aquellos que, por principios morales, se oponen a este avance de la obra de Satanás en Occidente. En Francia un anciano de 84 años ha sido declarado culpable por un tribunal por el “delito” de dar a una mujer embarazada un par de zapatos de bebé con el fin de disuadirla de abortar. En España vemos como se pide encausar a un cardenal electo por osar decir que la homosexualidad puede ser tratada. Y no olvidemos la polémica por un libro que, mal o bien, sostenía un modelo de relación entre el marido y la mujer basado en una interpretación de la Escritura y -eso no admite duda- en la Tradición de la Iglesia Católica y las iglesias ortodoxas. También pidieron retirarlo de la venta y la fiscalía abrió diligencias.

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13.02.14

La gran farsa: ¿quién defiende hoy en España el derecho de esta mujer?

Llevo bastante tiempo sin ver las tertulias políticas de Intereconomía TV y 13TV, pero hoy he hecho una excepción y me he puesto a ver El Gato al agua. Hace un rato han estado debatiendo sobre la reforma de la ley del aborto. Como siempre, unos a favor, otros en contra y otros que no se sabe si suben o si bajan. Pero justo cuando parecía que acababa el debate, el presentador, Javier Algarra, ha dado paso a este vídeo:

El vídeo se comenta por sí mismo. Seguro que muchos proabortistas de vía estrecha dirán que en España eso no puede pasar. Que es un caso “extremo” -como si ellos no usaran casos extremos para justificar su infamia-. Que incluso con la ley Aído ese tipo de abortos tan avanzados (7 meses y medio de gestación) son ilegales. Los que conocen la historia del doctor Morín saben bien que eso sí ha pasado en este país. Y que no hay nadie en la cárcel, al menos todavía, por matar a fetos que podían vivir perfectamente fuera del seno materno.

Ahora bien, fíjense ustedes en un dato. Se supone que con la ley actual, la del PSOE, un aborto de esa naturaleza es un delito del cual es responsable tanto la madre como el médico que lo practica. Si se aprueba la reforma que propone el gobierno del PP, el médico puede acabar en la cárcel, pero la madre no. La madre que consiga que maten a su hijo dos días antes de salir de cuentas, se puede ir a su casa tan campante. Es más, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ese que los medios de comunicación de la derecha “conservadora” y liberal de España presentan como apóstol de la vida, presumió de que su ley sería la primera en este país que quita cualquier responsabilidad penal o económica a las mujeres.

Lo que el caso de Gianna Jessen demuestra es que una vez que la cultura de la muerte, del aborto, es liberalizada penalmente, no hay manera de impedir salvajadas como las que sufrió esa joven. Por cierto, su testimonio tiene la grandeza del perdón que solo alguien tocado por la gracia de Cristo puede ofrecer.

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