Oración para conocer los propios pecados
Un sabio lector del blog (Roblete) dejó ayer un comentario que me llamó mucho la atención. Decía: “La conciencia de los pecados propios es una gracia que Dios concede y que debemos pedir con humildad”. Me ha parecido una frase muy profunda, a la par que sencilla.
El pecado tiene un efecto cegador. Cuanto más pecamos, más ciegos nos vamos haciendo ante nuestros pecados. Por eso, el que está alejado de la Iglesia suele creerse bueno y solo cuando nos acercamos a Dios nos hacemos verdaderamente conscientes de nuestros pecados.

Una de las desventajas de tener un blog en el que se discuten multitud de temas es que uno se encuentra con una gran cantidad de sofismas, es decir, de argumentos que aparentemente son correctos, pero en realidad adolecen de un vicio oculto que los inutiliza y los lleva a conclusiones erróneas.
Cuando no puedas más y la vida cristiana se te haga pesada o imposible, lee vidas de santos. Para eso nos regala el Señor a los santos, para que su ejemplo avive en nosotros la llama vacilante de su amor, despierte en nuestro corazón el celo por el Evangelio y nos devuelva la alegría que el pecado y los quehaceres del mundo nos arrebatan.




