Cristianos de ayer y de hoy (IV): la Didajé
es un libro curiosísimo. Aunque varios Padres de la Iglesia hablan de ella, ignoramos quién fue su autor y se pensaba que el propio texto se había perdido hasta que, en 1873, se descubrió un antiguo manuscrito griego de la misma. Suele fecharse en torno a los años 70 - 80. Es decir, es, probablemente, el primer escrito cristiano que conocemos después del Nuevo Testamento.
Como ya hemos dicho otras veces, es sorprendente que muchos de sus problemas eran los mismos de hoy en día. Resulta significativo que el primer escrito cristiano que tenemos condenaba ya el aborto como un crimen. Me gustaría subrayar que, para la Didajé, la moral cristiana no es ante todo una serie de preceptos a cumplir, sino algo mucho más importante: el camino de la verdadera vida.

Como concesión al tiempo veraniego y de vacaciones, quiero proponer un test a los lectores, que podríamos llamar el test 10 – 100. Para no fatigar, se trata de un test muy corto, de una sola pregunta, debiendo elegirse una respuesta, A, B o C.
Cuando se habla de la fe, siempre se encuentra uno con alguien que cuenta una mala experiencia con los religiosos o las monjas de su colegio o que habla de la inquisición, de las cruzadas o de lo que hizo el cura de su parroquia hace veinte años. Es decir, se suelen percibir como un gran obstáculo para la fe los pecados de la Iglesia o, mejor dicho, los pecados de los miembros de la Iglesia.
Estos últimos días se ha hablado mucho de la persecución a los cristianos, al hilo de los diversos artículos sobre el día del Orgullo Gay o sobre la Educación para la Ciudadanía. Uno de estos días, intentaré, si Dios quiere, tratar algunas de las persecuciones concretas que los cristianos viven actualmente.
Esta semana, el texto que vamos a ver es de otro Padre Apostólico, es decir, de un santo que conoció personalmente a los Apóstoles y recibió de ellos el Evangelio. Se trata de San Clemente de Roma, el tercer papa, que fue obispo de la comunidad de roma desde el año 89 hasta el 97. Murió mártir, como sus modelos Pedro y Pablo y como todos los papas de aquella época.



