Todos podemos ir contra la ley (a veces)
La Vicepresidenta del Gobierno, Dña. María Teresa Fernández de la Vega, pronunció ayer una frase lapidaria, de esas que quedan bien como titular:
Nadie puede ir, ni va a ir, contra la ley.
Con ello se refiere a que considera imposible la objeción de conciencia frente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Para ella, la objeción a una ley aprobada por el Parlamento no existe “ni constitucional, ni democráticamente”.

Sí, ya se que es gallego. Me refiero a algo más profundo: ¿de dónde viene su autoridad? ¿Por qué un obispo está al frente de esta parte del pueblo de Dios que vive en Madrid y alrededores? ¿Por qué los católicos de Madrid debemos aceptar su enseñanza sobre la fe y la moral en lugar de lo que nos diga, por ejemplo, Leonardo Boff? ¿Es porque es mejor o más listo que los demás cristianos?
En el , hablábamos de la riqueza que suponen para la Iglesia las diversas tradiciones litúrgicas que existen en su seno y que se manifiestan en los distintos ritos: romano, mozárabe, bizantino, caldeo, siro-malabar…
Estos días causa cierto revuelo el motu proprio de Benedicto XVI que regulariza el uso de la misa tradicional romana como uso “extraordinario” dentro del rito romano. Como muestra, la ristra de comentarios y un número de visitas bastante por encima de lo habitual que recibió el en este blog, que sólo trataba de forma indirecta la liturgia tradicional. Se afirma, en muchos casos, que la existencia de una forma ordinaria y otra extraordinaria del rito romano causará problemas y división en las parroquias.
Después de terminar la época de los Padres Apostólicos, que habían conocido a los Apóstoles, empieza en la Iglesia el tiempo de los llamados Padres Apologetas o defensores de la fe. Estos padres intentan no sólo predicar el Evangelio, sino también dar razón de él ante el mundo pagano, donde el cristianismo se considera algo extraño y absurdo.








