Creo por la fe de Gallizo
Signos de la fe XIV. Gallizo, desde su postura fundamentalmente atea y materialista, ha hablado varias veces en este blog de la diferencia entre la ciencia y la fe, como si la primera fuera la respuesta a todos los interrogantes humanos y la segunda fuese algo esotérico y ajeno a su experiencia y, probablemente, a lo sensato y razonable.
Se trata de una actitud frecuente entre las personas no cristianas y estoy convencido, por supuesto, de que son afirmaciones sinceras y de buena fe. Sin embargo, lo cierto es que este tipo de argumentos me impresionarían más si Gallizo y la totalidad de los materialistas que en el mundo han sido no utilizaran todos los días la fe. Más aún, si no estuvieran utilizando la fe precisamente en el momento en que intentan convencerme de que tener fe es algo irracional.
¿Parece un juego de palabras? No lo es en absoluto, como veremos. Es simplemente el fruto inmediato de analizar lo que hacemos, pensamos y decimos todos los días. Aunque lo que he dicho es cierto en multitud de aspectos distintos, vamos a centrarnos esta vez en un punto muy sencillo: la relación con otras personas.

He leído una noticia que me ha resultado muy curiosa y que no sé muy bien cómo interpretar, así que espero que la opinión de los lectores me ayude a aclararme un poco. Parece ser que Georgia tiene graves problemas de natalidad, como España, y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Georgia, la religión mayoritaria en el país, decidió tomar cartas en el asunto.
Hoy sábado celebra Don Antonio María Rouco, cardenal arzobispo de Madrid, sus bodas de oro como sacerdote. Como es lógico, D. Antonio no me conoce, no ha oído nunca hablar de mí y no va a leer esto que escribo, pero aun así para mí es una alegría poder felicitarle en esta ocasión, con este brevísimo post.
El jueves pasado, dormí en un simpático albergue junto al río Mincio, en las cercanías de Mantua. En torno a la salida del sol, me despertó el canto de los pájaros. Hacía años que no me habían despertado los pájaros y ya no recordaba lo agradable que es escuchar sus cantos en lugar del despertador.








