Harry Potter y el legado maldito
La semana pasada, leí en una biblioteca el nuevo libro de la saga harrypotteriana: Harry Potter y el legado maldito. La acción comienza donde termina el último libro de la serie: con los personajes ya crecidos y casados, de modo que, al menos en parte, los verdaderos protagonistas de la nueva entrega son sus hijos.
La obra tiene dos particularidades. La primera es que es literalmente una obra, una obra de teatro, y no una novela, lo que me intrigó y me animó a leerla. La segunda es que tiene tres autores, ya que a J.K. Rowling se le han sumado un director (John Tiffany) y un dramaturgo (Jack Thorne).
Si tuviera que resumir mi impresión en una palabra, sería: decepcionante. Con instinto infalible, el libro desecha todo el sentido del asombro y de lo maravilloso que hizo que la serie fuera un éxito y se centra en los conflictos adolescentes obsesivos que convirtieron los últimos libros en una pesadez. Todo son quejas, quejas y más quejas, inseguridad, narcisismo y sentimentalismos.

Participante invitado: El P. Robert Longshanks es un antiguo anglo-católico que cruzó el Tíber hace cincuenta años. Conocido (a sus espaldas) por sus compañeros sacerdotes como Father “Battleaxe” Bob, se comenta que su propio obispo le tiene algo de miedo desde que le dijo que “el problema de Inglaterra ha sido siempre que sus obispos no están dispuestos a morir mártires”.
El otro día, un lector con el botánico nombre de Roblete dejó en el blog un comentario que me pareció clarividente y a la vez intrigante: “Quienes hemos estado apartados de la doctrina de la Iglesia y por gracia de Dios la hemos descubierto, sabemos por experiencia propia que los inmisericordes no son los que no nos daban la razón cuando estábamos errados sino los que nos reían las gracias para hacerse los buenos y comprensivos".
El año jubilar de la misericordia proclamado por el Papa Francisco está cerca ya de terminar. Antes de que llegue a su fin, me gustaría señalar un fruto del mismo que me ha alegrado en especial. Supongo que habrá dado otros frutos y espero que aún dé muchos más, pero creo que este bastaría para que el año jubilar haya resultado más que provechoso.
Participante invitado: Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Está casado y mantiene el blog Todos somos hijos de Dios en Multirreligión Digital.



