El martirio en la vida de todos los cristianos (IV)
Pensando en nuestro presente
Los mártires son nuestros maestros de vida. Ellos nos descubren lo que todos llevamos dentro. En ellos queda patente la realidad profunda de nuestra vida, el valor absoluto de Dios, la primacía de la vida eterna, la seguridad de la fe, la firmeza del amor y la fuerza del Espíritu Santo para vencer todas las dificultades que podamos encontrar en este mundo.
La memoria de los mártires nos muestra que vivimos en un mundo difícil, en el que operan los poderes del Mal y al que no nos podemos entregar ni someter. No es posible un cristianismo concordista. El deseo de evitar los conflictos no puede ser un deseo primario ni una norma general. La primacía del amor, la fidelidad a la misión recibida pueden ponernos en situación de conflicto aunque nosotros no lo queramos. La naturaleza testimonial de la vida cristiana, la novedad y la radicalidad de la doctrina de Jesús y del mandamiento del amor universal nos expone a los conflictos contra los poderes de este mundo, cuando estos pretenden organizar la vida a favor del bien de algunos contra el bien, los derechos y hasta la vida de los más débiles.