Nos cansamos de leerlo

A lo largo del año, se leen en el Oficio de Lecturas una serie de textos de los Libros de las Crónicas y los Libros de los Reyes, y también fragmentos de los profetas, en los que se habla de la historia política de los israelitas. Al hablar de cada rey de Judá o de Israel, quizá la frase más repetida sea “hizo lo que el Señor reprueba”. Al parecer, Jeconías, Joaquín, Sedecías, Oseas, Nadab, Salomón, Manasés y tantos otros tuvieron en común hacer lo que el Señor reprueba. A veces se añade, “pero no tanto como su padre” o “aunque no tanto como sus predecesores”, lo que no arregla mucho la cosa, la verdad.
Como consecuencia, del pueblo se dice también, una y otra y otra vez, que hicieron “lo que el Señor reprueba” y que “no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres” y “rechazaron sus mandatos”, adoptando “las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos” y haciéndose “ídolos de fundición”.








