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El jueves pasado, el P. Juan Masiá publicó en su blog un artículo sobre su forma peculiar de comprender la evangelización, . No acostumbro a ser drástico en mis valoraciones, pero creo sinceramente que, aun esforzándome mucho, sería incapaz de escribir algo más opuesto a la Escritura, la Tradición de la Iglesia, la vida de los santos, el magisterio, el sensus fidei o el Concilio Vaticano II y todos los concilios anteriores.
Han pasado varios días desde la publicación del artículo en cuestión, pero en vez de olvidarme del tema, he ido convenciéndome cada vez más de que tenía que escribir mi opinión sobre este asunto. Ha coincidido que este tiempo he estado de retiro-convivencia y todo lo que he rezado, escuchado y meditado me ha llevado en dirección contraria a lo que defiende este artículo.

Hace un par de días, rezando la Liturgia de las Horas, me llamó especialmente la atención una frase del himno de Laudes: noctem canendo rumpimus, es decir, rompemos la noche cantando.
Varias bitácoras de Religión Digital han analizado y criticado ya la entrevista a Julio Lois realizada por J. M. Vidal. Por mi parte, en vez de intentar tratar la entrevista como un todo, me voy a limitar a las reflexiones que me ha sugerido un pequeño detalle que, en mi opinión, es muy significativo.
Leyendo ayer un blog de Religión Digital que no acostumbro a visitar, me puso de mal humor la siguiente frase:
El viernes, día de Nuestra Señora del Pilar, bautizamos a nuestro hijo Esteban. Para nosotros fue un día de inmensa alegría.



