Todavía hay tiempo
Todavía hay tiempo. Aún hay sitio. Y eso que ya hemos acogido a asesinos, ruandeses, monjas, suicidas, pescadores, camioneros, marinos, grandes damas, santones musulmanes, jueces, peces, taberneros, guardias civiles, apóstoles, tortugas, escorpiones, cerdos, claveles, políticos, condenados a muerte, abuelos y sus nietos, curas, aldeanos, parturientas y muchos otros. Pero todavía quedan cuatro días para presentar relatos al I Concurso Literario Católico de Historias Cortas.
En Vita Brevis, estamos sobrecargados, pero contentos. El número de relatos está superando, con mucho, nuestras expectativas. Hay historias de todo tipo, cómicas y trágicas, históricas y futuristas, de horror y de amor, cuentos, historias de viajes y experiencias personales, pero todas tienen en común la presencia, evidente u oculta, de la gracia que transforma al ser humano.
Creo que, ante todo, está quedando de manifiesto la enorme riqueza que puede tener la literatura católica y que refleja la variedad que alberga la propia Iglesia Católica.