Muertes papales (III): Los que murieron por enfermedad
“EL PAPA NO ENFERMA, SOLO SE METE EN LA CAMA PARA MORIR”
RODOLFO VARGAS RUBIO
Un antiguo dicho acuñado por los funcionarios de la curia vaticana reza: «El Papa no enferma, solo se mete en cama para morir». Durante mucho tiempo, las enfermedades de los Sumos Pontífices han sido mantenidas en el más estricto de los secretos, hasta tal punto que en el convencimiento popular arraigó la creencia expresada en la frase apenas mencionada. Ello provoca que la indisposición mas ligera desencadene toda suerte de rumores y la alarma de los reporteros, ávidos de la primicia de un «fallecimiento apostólico», valor mas que seguro en el mercado de la comunicación. El hermetismo vaticano se ha aflojado un poco en los ultimos tiempos debido a la imposibilidad de ocultar los malestares experimentados por Juan Pablo II en público y su evidente declinación física. Pero la política sigue siendo la de la reserva.
Durante los últimos años del pontificado de Pablo VI, la central telefónica vaticana quedaba literalmente copada cada vez que se creía que el Santo Padre se hallaba mal. Una de las señales mas significativas e inequívocas del penoso estado de salud del papa Montini fue la recuperación de la silla gestatoria -que él mismo había suprimido- para entrar en San Pedro y salir, dado que no podía ya hacer el recorrido a pie. En realidad fue Pio XII quien dio ocasión de considerar al Vicario de Cristo como alguien sometido también a los padecimientos humanos. La noticia de su grave enfermedad de 1954 corrió como reguero de pólvora, y el convencimiento de que moriría era tal que se prepararon ediciones extraordinarias de los periódicos con reseñas de su pontificado y encabezamientos de duelo. Pero Pio XII se recuperó sorprendentemente y la prensa ofreció una noticia mas sensacional que la de la temida muerte del Papa: la de la visión que tuvo de Jesucristo mientras recitaba el Anima Christi, visión en la que le fue dicho que saldría del trance. Alguno en los pasillos de la curia había filtrado lo que fue una confidencia, pero lo publicado no fue desmentido oficialmente.
He aquí los Papas que sucumbieron a enfermedades (cuyo espectro, como se vera, es de lo mas variopinto):
- Vigilio (540-555). Murió en Siracusa, donde había repostado en la ruta que le llevaba a Roma desde el exilio, a consecuencia de una recrudescencia de su mal de cálculos biliares, que ya se le había manifestado en Calcedonia en 551, en medio de sus correrías por causa de la cuestion de los Tres Capitulos.
- Pelagio II (578-590). Cayó victima de la peste que se declaró en Roma debido a una inundación del Tiber de grandes proporciones.
- San Gregorio I Magno (590-604). La gota lo consumió durante años, como lo atestigua el mismo Papa en una carta del ano 599 dirigida al noble siciliano Venancio: «Hace ya once meses que, salvo raras ocasiones, no me levanto de la cama; a tal punto soy presa de dolor y malestar y tanto me hace padecer la podagra que la vida se me ha convertido en la mayor penitencia por mis pecados.» El 12 de marzo de 604, los rigores del invierno acabaron con sus últimas fuerzas.