Hermanos santos: Fulgencio
Fulgencio (546-630), al igual que san Leandro, su hermano mayor (un-gigante-de-la-fe), siguió la vocación monástica, destacando por su gran erudición, unida a un carácter bondadoso, a la claridad de palabra y a profunda virtud.
En el 610 era ya obispo de Écija, antes de lo cual debió haber sido probablemente abad en su monasterio. En el 610, con su firma, suscribe el decreto del rey Gundemaro (610-614), que constituía la provincia de Toledo, recortando su territorio del de la provincia cartaginense, bajo dominio bizantino en ese momento.
Fue obispo de Cartagena y de Écija, pero a diferencia de sus otros dos hermanos, de su episcopado no se sabe demasiado, a pesar de que duró unos 20 años. Se caracterizó por su elocuencia y facilidad de palabra en sus sermones y exhortaciones. Recaredo, rey visigodo artífice de la unidad católica de España, le encomendó varias misiones en su reinado.
En el año 619 tomó parte en el Concilio provincial de Sevilla, presidido por su hermano Isidoro, donde fueron tratados problemas relativos a las circunscripciones eclesiásticas y a la disciplina sacramental. A petición suya, su hermano Isidoro redactó una de sus grandes obras, De origine officiorum sive de ecclesiasticis (conocido en castellano como Tratado de los oficios eclesiásticos).
San Fulgencio murió alrededor del año 630.
Sus reliquias, conservadas con las de su hermana, fueron escondidas por los cristianos de Écija en el siglo VIII debido a la invasión musulmana. Reencontradas en el siglo XIV en los montes de Guadalupe (Cáceres), se trasladaron a la iglesia de Berzocana, diócesis de Plasencia, donde fueron conservadas con gran veneración hasta 1592, cuando Cartagena pidió al rey Felipe II las reliquias de los dos hermanos. El prior del monasterio de Guadalupe, por orden del rey, tomó cuatro grandes huesos y los envió a la Catedral de Cartagena; otros pasaron al monasterio del Escorial, y a las catedrales de Murcia y de Ávila.
La memoria de san Fulgencio (de Écija, de Cartagena, de Berzocana, de…) se celebra el 16 de enero.
2 comentarios
¡¡ UN INMENSO ABRAZO DE MISERICORDIA DE DIOS ¡¡¡
¿ Por que ?...pues es por que el mismo DIOS te ha llevado con su Gracia a la Confesión para el perdón de los pecados. El Confesor administra la SANGRE de CRISTO para el perdón de tus pecados. Recuerda, examen de conciencia, dolor de los pecados. " propósito de la enmienda ", decir los pecados al Confesor y cumplir la Penitencia.
Luego cuando haya la bendición " URBI ET ORBI " obtienes la Gracia inmensa de la remisión de “ todas “ las penas del purgatorio, y entras en el CIELO¡¡¡. ( La característica fundamental de esta bendición para los fieles católicos es que otorga "la remisión por las penas debidas por pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria" bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico (haber confesado y comulgado, y no haber caído en pecado mortal ).
Si tienes tantos pecados como las arenas de una playa, y te confiesas, DIOS porque además de Misericordioso es ¡¡ JUSTO ¡¡, te perdona absolutamente todos tus pecados, te da un inmenso abrazo, y si falleces al segundo siguiente después de la absolución: ganas la SALVACIÓN y la GLORIA ETERNA: ¡¡ para siempre, para siempre, ya que nunca tendrá fin ¡¡. Amén
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