Teilhard, Balthasar, Rahner: un eterno y grácil bucle
Para conocer la teología surgida en la Iglesia Católica a partir de la II Guerra Mundial hay que estudiar tres sistemas: la “Cristogénesis” del r.p. Pierre Teilhard de Chardin, S.I., la “Teología del amor” del r. Hans Urs von Balthasar (ex S.I.), y la “Reducción antropológica” o “Antopología trascendental” del r.p. Karl Rahner, S.I.[1]
El r.p. Pierre Teilhard de Chardin amplía el ámbito de aplicación de la teología no sólo a Dios sino a todo el conocimiento humano y a toda la realidad creada. En “Cosmogénesis”, su famosa obra sobre el origen del universo, asume la teoría de la evolución no como una hipótesis científica sujeta a falsación sino como axioma básico de la filosofía del ser. En su obra “Noogénesis”, o “nacimiento del conocimiento”, describe el progreso evolutivo de la materia hacia la racionalidad humana. Y en su obra “Cristogénesis” describe cómo, en el actual estadio de evolutivo de la Humanidad, todo progresa hacia Cristo. De la misma forma que la materia progresa hacia la racionalidad, la racionalidad progresa hacia Cristo siguiendo unas leyes inexorables e irreversibles que el r.p. Teilhard intenta explicar.
Al final del proceso, toda la Creación se incorpora a Cristo, de quien inicialmente procede, sin que exista ya ninguna diferencia esencial entre la creatura y su creador. El inicio está unido al fin. En palabras del r.p. Chardin: Cristo el Alfa y Cristo el Omega. Así se consuma el ciclo perfecto del ser a través de la Historia.
Dentro de ese ciclo perfecto, el mal sólo es una fuerza accidental que, por su propia naturaleza, obstaculiza involuntariamente el inexorable progreso evolutivo de la materia hacia la racionalidad primero y hacia Jesucristo después.
El r.p. Teilhard aplica esas premisas filosóficas a todas las verdades de Fe. La Gracia, los Sacramentos, la Misa, la Eucaristía, los cuatro Novísimos, la Muerte, el Infierno, el Purgatorio y el Cielo, y todo el resto de Dogmas de Fe son explicados en función de lo descrito en “Cristogénesis”.
Se trata de un sistema teológico atractivo a causa de su claridad, amplitud de miras, radicalidad y sentido poético. Pero, por desgracia, se trata de un sistema teológico fallido a causa de su íntima relación con el inmanentismo. Por eso está condenado por la Iglesia Católica[2].
El r. Hans Urs von Balthasar asume como fundamento de su sistema teológico la primacía del amor frente a la razón, la voluntad frente a la inteligencia y la caridad frente a la fe. Su sistema también rinde culto al inmanentismo histórico, pero no a la versión evolucionista del r.p. Teilhard, sino a la dialéctica descrita por Georg Wilhelm Friedrich Hegel en su “Fenomenología del espíritu”.
La historia consiste en la lucha de dos grandes principios básicos: la justicia y la misericordia, representadas por Dios Padre y Dios Hijo. Dentro de esta lucha de contrarios, Jesucristo se encarna para vencer la supremacía de la justicia por medio del amor, de la fe por medio de la voluntad y de la razón por medio de la caridad.
Ni el mal ni los malvados pueden resistir la fuerza de atracción del amor. Judas Iscariote, los herejes, los condenados al Infierno, incluso los mismísimos Demonios, se sienten “comprendidos” por el irresistible mensaje del amor, adhiriéndose sinceramente a él. Pedro, sí; pero Juan más que Pedro. Juan, sí; pero Dimas (el buen ladrón) más que Juan. Dimas, sí; pero Gestas (el mal ladrón) más que Dimas. Y así, por virtud del amor y de la misericordia, la “Iglesia institucional” queda desplazada por la “Iglesia del amor” que, a su vez, queda desplazada por la “Iglesia de los condenados”, aquellos que están más cerca de Cristo en la altura de la Cruz.
Para describir su sistema, von Balthasar se vale de una gran erudición histórica, filosófica y artística. Atractivo para los espíritus más románticos, y muy de moda en estos tristes días de ecumenismo desenfrenado, la “Teología del amor” adolece del error fundamental de subordinar la fe a la caridad, una de cuyas consecuencias es la relajación de las definiciones dogmáticas para facilitar la “unión” de las religiones[3].
El r.p. Karl Rahner, S.I., sigue la senda abierta por su maestro Martin Heidegger en “Ser y tiempo”. Para el ser humano, lo realmente importante es el ser en el tiempo, el aquí y ahora. Por eso es necesario adaptar las abstractas formulaciones dogmáticas de la Iglesia Católica para que puedan ser aceptadas por el “hombre moderno”, el “hombre de hoy”. Dado que el tiempo pasa y el ser humano está ligado a él, la adaptación de esas formulaciones dogmáticas no puede cesar.
Esa adaptación consiste bien en reducir toda la teología a la “dimensión humana” por medio de una “Reducción antropológica”, bien en elevar al ser humano a la esfera de lo divino por medio de una “Antropología trascendental”, confundiendo en cualquiera de los dos casos los órdenes natural y sobrenatural.
Es el intento de construir una teología natural a partir de la condición humana, desplazando la teología tradicional de la Iglesia, basada en la doble naturaleza de Jesucristo y en la cuidadosa distinción de los órdenes natural y sobrenatural.
De la confusión de ambos órdenes surgen, uno tras otro, la mayoría de los abusos litúrgicos y doctrinales que, día tras día, constituyen la dolorosa pasión que sufre la Iglesia de Cristo[4].
En los tres casos, el historicismo inmanentista produce los únicos frutos que su naturaleza le permite producir. Unos frutos que, aunque no han madurado exactamente allí donde nacieron, condenan al “hombre moderno” a deambular eternamente sin avanzar.
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El título del post está tomado por analogía con el título del libro de Douglas R. Hofstadter: “Gödel, Escher, Bach. Un eterno y grácil bucle”, Barcelona: Montesinos, 1989, 920pp.
Se trata de un homenaje al ingenio humano, creador de los bucles autorreferenciados que Kurt Gödel (1906-1978), Maurits Cornelis Escher (1898-1972) y Johann Sebastian Bach (1685-1750) usaron en metamatemática, dibujo y teoría musical. Se trata de bucles que, como cintas de Moebius, no mueren donde nacen pero tampoco llevan a ninguna parte.
El texto del post es una selección-amplificación del prólogo de Atila Sinke Guimarães al folleto de Robert C. McCarthy: “A Critical Examination of the Theology of Karl Rahner.”, Carthay Ventures, 2001, 60pp.
Caveat lector: Al usar sólo una parte del texto de Atila Sinke Guimarães, sólo estoy aceptando esa parte del texto.
Las obras de Teilhard, Balthasar y Rahner son bucles teológicos que, partiendo del hombre y elevándose a Cristo, divinizan a aquél a la par que humanizan a Éste. Se trata de bucles teológicos que, como cintas de Moebius, no mueren donde nacen pero tampoco llevan a ninguna parte.
Dado que los sistemas teológicos de von Balthasar y Rahner siguen sujetos a libre discusión, es lógico que no todo el mundo esté de acuerdo con ellos.
La misión de este post no es la de condenar esos dos sistemas teológicos. Ésa es misión de la Iglesia, que ya ha condenado el sistema de Teilhard. Es, más bien, la de presentar unas claves interpretativas básicas que permitan al simple fiel no especializado en teología entender los cambios producidos en el seno de la Iglesia durante los últimos cincuenta años.
Como no podría ser de otra forma en un asunto sujeto a libre discusión, esas claves interpretativas, igual que los textos que pretenden interpretar, también están sujetas a discusión.
El texto no entra a considerar obras teológicas que no hayan formado sistemas completos, muchas veces por ser deudoras de otros sistemas, como es el caso de la obra del r.p. Marie Dominique Chenu, O.P., del r. Hans Küng, del r.p. Edward Schillebeeckx, O.P. y de sus respectivos seguidores.
I.
“Pero, aun cuando nosotros mismos, o un Ángel del Cielo os predicase un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica una Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema.”
(Gal.1:8-9) Edición de la Biblia de mons. Juan Straubinger.
“El Evangelio no debe ser acomodado al Siglo so pretexto de adaptación. La verdad no es condescendiente sino intransigente. El mismo Señor nos previene contra los falsos Cristos (Mt.24:24), los lobos con piel de oveja (Mat.15, etc.), y también San Pablo contra los falsos apóstoles de Cristo (2Cor.11:13), y los falsos doctores con apariencia de piedad (2Tim.3:1-5). Es de admirar la libertad de espíritu que el Apóstol nos impone al decirnos que ni siquiera un Ángel debe movernos de la Fe que él enseñó a cada uno con sus palabras inspiradas. Véase 2Cor.11:14;13:5 y nota. Cf.2Cor.2:4.”
Nota a Gal.1:8 de la edición de la Biblia de mons. Juan Straubinger.
Caveat lector: la página que pone a la venta esta edición de la traducción de la Biblia de mons. Juan Straubinger es adventista. Sin embargo, tanto la edición (del Círculo de Lectores) como la traducción son total y plenamente católicas. Como tales, cuentan con Nihil Obstat e Imprimatur válidos.
La página es seria. Les he comprado mi ejemplar sin ninguna incidencia. Sin embargo, los más desconfiados pueden comprar la edición de la Universidad Católica de la Plata, UCALP.
II.
“Hay, efectivamente, quienes, admitido sin prudencia y discreción el sistema que llaman de la evolución, que todavía no está probado de modo indiscutible en el campo mismo de las ciencias naturales, pretenden extenderlo al origen de todas las cosas, y audazmente sostienen la opinión monística y panteística de un universo sujeto a continua evolución; opinión que los fautores del comunismo aceptan con fruición, para defender y propagar más eficazmente su ‘materialismo dialéctico’, arrancando de las almas toda noción teística.
Los delirios de semejante evolución por los que se repudia todo lo que es absoluto, firme e inmutable, han abierto el camino a la nueva filosofía aberrante que, en concurrencia con el ‘idealismo’, ‘inmanentismo’ y ‘pragmatismo’, ha recibido el nombre de ‘existencialismo’, como quiera que, desdeñadas las esencias de las cosas, sólo se preocupa de la existencia de cada una singularmente.
Añádese un falso ‘historicismo’, que ateniéndose sólo a los acontecimientos de la vida humana, socava los fundamentos de toda verdad y ley absoluta, lo mismo en el terreno de la filosofía que en el de los dogmas cristianos.”
Heinrich Denzinger - Peter Hünermann: “Enchiridion Symbolorum”: 2000, DH-§3877
Heinrich Denzinger - Karl Rahner: “Enchiridion Symbolorum”: 1954, DZ-§2305
Pivs PP XII, “Hvmani Generis”, §2
III.
A este respecto, Juan XXIII, como Prefecto de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, aceptó la sugerencia del Secretario de la Sagrada Congregación, Alfredo Ottaviani, de publicar (el 1 de julio de 1962 en la p. 1 de l’Ossevatore Romano) un “Monitum” relativo a los errores que aparecen en los escritos del r.p. Pierre Teilhard de Chardin, S.I.
“Ciertos trabajos del p. Pierre Teilhard de Chardin, algunos de publicación póstuma, están ganando popularidad.
Dejando a un lado el juicio relativo a los puntos relacionados con las ciencias puras, está claro que esos trabajos albergan tal cantidad de ambigüedades y errores graves que, inevitablemente, constituyen un atentado contra la doctrina católica.
Por eso, los eminentísimos y reverendísimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los ordinarios, así como a todos los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y decanos de universidades, a proteger las mentes, muy especialmente de la juventud, contra los peligros existentes en los trabajos del Padre Teilhard de Chardin y de sus seguidores.
Dado en Roma, en el palacio del Santo Oficio, el trigésimo día de junio, 1962.
Sebastianus Masala, Notarius.”
IV.
Cinco años más tarde, en el “Apéndice” a su “Caballo de Troya en la Ciudad de Dios”, en las pp.122-136 de la edición española, Dietrich von Hildebrand, siguiendo la línea del “Monitum” de la Santa Sede, muestra cuál es el verdadero rostro de la teología del r.p. Pierre Teilhard de Chardin, S.I: “Teilhard de Chardin, un falso profeta”.
El texto original de 1967: “Teilhard de Chardin: A False Prophet”
V.
Catorce años después de la publicación del libro de Dietrich von Hildebrand, Juan Pablo II aceptó la propuesta de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces presidida por el cardenal croata Franjo Seper, de publicar (en l’Osservatore Romano del 20 de junio de 1981) un comunicado de prensa confirmando la vigencia del “Monitum” de 1962.
“La carta enviada por el Cardenal Secretario de Estado [Agostino Casaroli] a Su Excelencia Monseñor [Paul] Poupard [como Presidente del Secretariado para los no-creyentes] en recuerdo del centenario del nacimiento del P. Teilhard de Chardin [al ser hecha pública por l’Osservatore Romano] ha sido interpretada por una parte de la prensa como una revisión de las opiniones previas de la Santa Sede en relación con este autor, muy especialmente la del “Monitum” del Santo Oficio de 30 de junio de 1962, que indicaba que el trabajo de este autor contenía ambigüedades y errores doctrinales graves.
Se ha preguntado si semejante interpretación está bien fundada.
Después de consultar al Cardenal Secretario de Estado [Agostino Casaroli] y al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe [el croata Franjo Seper], que por orden del Santo Padre [Juan Pablo II] había sido consultado con anterioridad sobre la carta en cuestión, estamos en posición de responder negativamente.
Lejos de tratarse de una revisión de la posición de la Santa Sede, la carta del Cardenal [Agostino] Casaroli expone en varios pasajes sus reservas [a la obra del r.p. Pierre Teilhard de Chardin, S.I.] siguiendo el juicio emitido por el “Monitum” de 1962, aunque no lo haya mencionado de forma explícita. Reservas que han sido ignoradas por algunos periódicos.”
La interpretación de la carta del Cardenal Secretario de Estado Agostino Casaroli como un intento de rehabilitación no era descabellada. En esa carta, mons. Casaroli había alabado “la sorprendente resonancia de sus [de Teilhard] investigaciones, así como la brillantez de su personalidad y la riqueza de su pensamiento”, anticipando la llamada de Juan Pablo II “a no tener miedo” y a abrazar la “la cultura, la civilización y el progreso…”
VI.
Otros veintiocho años más tarde, a finales de julio de 2009, el portavoz de la Santa Sede, el r.p. Federico Lombardi, S.I., ha afirmado que “Ahora mismo, nadie soñaría con decir que [Teilhard] es un autor heterodoxo que no debería ser estudiado.”
Sin embargo, las obras de Teilhard siguen albergando “tal cantidad de ambigüedades y errores graves que, inevitablemente, constituyen un atentado contra la doctrina católica”. Por eso sigue siendo necesario “proteger las mentes, muy especialmente de la juventud, contra los peligros existentes en los trabajos del Padre Teilhard de Chardin y de sus seguidores”.
En este punto, el r.p. Federico Lombardi, S.I. se enfrenta a una decisión de la Iglesia.
“In ökumenischer Absicht befürwortet Hünermann eine gemäßigte Relativierung von Dogma und Lehramt zugunsten dezentraler synodaler Prozesse.”
(“En la acción ecuménica Hünermann aboga por una relativización moderada del dogma y por la enseñanza a favor de la descentralización de los procesos sinodales.”)
Peter Hünermann es profesor emérito de Teología Dogmática en la Universidad de Tübingen, ha sido Presidente del Servicio Católico de Intercambio Académico (1985-1992), fundador y Presidente de la Asociación Europea de Teología Católica (1989-1995) y, desde 1995, es su Presidente de Honor. Es el responsable de la última revisión del “Enchiridion Symbolorum” (“El Magisterio de la Iglesia”) de Heinrich Denzinger (2000), y coeditor de un comentario en cinco tomos a los textos del Concilio Vaticano II.
“Entre aquellos que han iniciado este cambio [hacia una desregulación litúrgica insoportable], Nicola Bux recuerda a Karl Rahner el cual, a raíz del Concilio, denunciaba la reflexión teológica entonces imperante que, en su opinión, se mostraba poco atenta u olvidadiza de la realidad del hombre.
El jesuita alemán sostenía en cambio que todo discurso sobre Dios brotaría de la pregunta que el hombre plantea sobre sí mismo. En consecuencia, ésta es la síntesis: la tarea de la teología debería ser la de hablar del hombre y de su salvación, planteando las preguntas sobre sí y sobre el mundo. Un pensamiento teológico que, con triste evidencia, ha sido capaz de generar errores, el más clamoroso de los cuales es el modo de entender el sacramento, hoy ya no sentido como procedente de lo Alto, de Dios, sino como participación en algo que el cristiano ya posee [en su misma naturaleza: la Gracia como algo inseparable de la naturaleza humana].”
cfr. Nicola Bux: “Cómo ir a misa y no perder la Fe“
Nicola Bux es teólogo y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Oficina de las Celebraciones del Sumo Pontífice.
70 comentarios
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Quizá fue, simplemente, porque sus libros se imprimieron con una profusión excesiva.
Entre 1961 y 1993 no se publicó ni una sola edición completa en español de la "Summa Theologiae" de Santo Tomás de Aquino.
Así, pasamos de la edición bilingüe en 16 tomos de la BAC (cuyo último tomo se puso a la venta en 1960), a la edición en español en 5 tomos también de la BAC (cuyo último tomo se puso a la venta en 1994).
Por eso, no es de extrañar que las ediciones completas de la "Summa" no sean especialmente abundantes en las librerías de lance.
Claro que, pensándolo bien, a pesar de que ahora sí que se reedita la "Summa", tampoco es especialmente frecuente encontrarla en las librerías religiosas (San Pablo, Claret) y diocesanas.
Como vd. dice, "¿Será esto pura casualidad?"
Deseo hacerte unas apreciaciones sin mayor ánimo que intentar que la luz de la verdad resplandezca (no sé si lo conseguiré)
a)La Suma Teológica en 5 volumenes de la BAC se ha vendido ininterrumpidamente en las librerías San Pablo y Paulinas todos estos años y, como es fácil de comprender, se ha vendido porque se tenía a la venta.
b)Por poner el ejemplo que mejor conozco, la Suma Teológica está disponible en Paulinas Barcelona y se ha vendido tanto completa como por separado. El volumen 3º en diciembre de 2010 o el volumen 2º en enero de este 2011.
c)Sí que es verdad que estamos hablando de una obra relativamente cara para algunos bolsillos (200 euros completa, unos 35 euros por volumen)por lo que alguna librería religiosa de ciudad pequeña puede no disponer de todos los volumenes, sobre todo si acaba de venderlo y todavía no se lo han repuesto, ya que de estas obras "más caras" solo se suel tenr un ejemplar en stock.
d) Por último, quizá sea una percepción mía equivocada, pero me parece que a menudo se vuelcan datos inexactos, sin contrastar, sobre la labor que se realiza en librería com Paulinas y San Pablo.
Y, con la misma legitimidad, yo también me pregunto (parafraseando al bloger):
¿Será esto pura casualidad?
Saludos fraternales
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a) Como sabrás, no sólo existen librerías San Pablo en Barcelona. Y, al menos en la que estuve estas Navidades, tras más de media hora curioseando todos los anaqueles, no fui capaz de ver los cinco tomos de la "Summa".
Bien es verdad que no pregunté por ellos. Así pues, te concedo la razón.
b) Te estás refiriendo a las reimpresiones de la edición que empezó en 1988 y que no acabó de ser publicada hasta 1994.
(La historia es más larga. De la edición de 1988 sólo se publicaron los dos primeros volúmenes. La pude completar gracias a la siguiente edición, que varió ligeramente el formato de encuadernación.)
Desde entonces, gracias a Dios, la situación ha mejorado mucho.
c) Totalmente de acuerdo. Pero ahora existe Internet. Y, además, desde 2005, por algo más de 20 €, la BAC ha puesto a la venta la edición digital de la "Summa".
d) Lo de "a menudo" no lo veo claro. Sin embargo lo de la "casualidad", en este caso sí: no es tal, son mis limitaciones.
Así pues, quede bien claro: acepto la corrección. Gracias a las constantes reediciones de la Summa en la BAC, cada vez es más fácil poder acceder a una de ellas.
Sin embargo, no era esa la situación a mediados de los noventa, que fue cuando la compré.
Max Kolbe es Quique Fernández, cooperador paulino y colaborador de Paulinas Barcelona
Y en cuanto a Balthasar, imagino que sabe la admiración que le profesa el actual Papa. Por supuesto que las opiniones del Pontífice, y sus simpatía, no son Magisterio, pero dan una idea de en qué situación estamos.
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Una situación en la que el rezo diario del Santo Rosario es deber inexcusable.
Lo falso quizá anide en su desequilibrio. Es decir, que esas formas de abordaje que ellos muestran se transforman en exclusivos en la medida que los van desarrollando en sus obras, como si el misterio de Dios pudiera explicarse, y explicarse bajo un sola dimensión. La visión de Teilhard es bellísima, pero se vuelve falsa cuando intenta reducir el misterio de la Creación, del crear de Dios, a esquemas cuasi naturalistas, así como la relación de Dios con los hombres. La obra de Balthasar es vastísima y muy rica, y no estoy capacitado para sintetizarla en tres juicios genéricos. Balthasar hace un especial hincapié en la belleza como manifestación suprema del amor de Dios por sus criaturas. Pero esa belleza no puede caer en una suerte de esteticismo por el cual el amor sea sólo expresión de perfección sublimada. El acercamiento de Rahner es sumamente atractivo (para mí, en lo que se me alcanza, aún lo sigue siendo), pero adolece del lógico antropocentrismo de ser un hombre que piensa no sólo en Dios, sino a Dios, desde la propia y limitada inteligibilidad de la criatura humana que es. Rahner intenta acercar a Dios a la realidad humana para hacerlo más accesible a nuestro entendimiento y vivencia, pero en ese esfuerzo Dios queda ilegítimamente empequeñecido en su propia naturaleza, y el hombre no logra ser engrandecido como lo es en la amorosa acción divina, sino como criatura que quiere acceder a un misterio que supera su naturaleza y sus capacidades.
Pero estos tres autores participan de una muy genuina búsqueda de Dios, que se refleja de un modo brillante y en no pocas ocasiones bellísimo, de una gran altura intelectual. Y esa búsqueda es la propia del hombre de nuestro tiempo, sí, el del modernismo, el de la era postindustrial. Es de ley reconocer sus errores y limitaciones, y el peligro que conllevan si alguien los asume acríticamente. Pero también es de ley reconocer el germen de verdad que todas estas propuestas aportan. Sepamos valorar, distinguir y separar la buena hierba de la cizaña que crece junto a ella.
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Ojalá las cosas fueran tan sencillas.
Los sistemas teológicos no son estructuras normalizadas industrialmente, cuyas piezas se pueden añadir o eliminar según los requisitos del proyecto en curso.
Son descripciones abstractas cuyos significados sólo tienen sentido dentro del sistema en el que se producen. Si eso es algo especialmente cierto desde Kant, aún lo es más desde Husserl y Heidegger.
Por eso, resulta imposible la "comunicación" conceptual entre sistemas distintos, por más que sean más o menos próximos, como los de von Balthasar y Rahner.
Al problema del significado de los términos cuando son usados fuera de los sistemas en los que surgieron, se le añade el aviso del viejo adagio latino "parvus error in principio magnus est in fine".
Esos dos hechos me hacen dudar de la posibilidad de integrar algún elemento de esos sistemas teológicos con lo que la Iglesia ha enseñado siempre y en todas partes.
Está claro que sólo se trata de una duda personal. Pero no está menos claro que todavía está por ver cómo se puede armonizar un Magisterio escrito a partir del realismo tomista con una teología basada en "Sein und Zeit" de Martin Heiddegger.
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En primer lugar, "de emotionibus non est disputandum".
En segundo lugar, no es objetivo de este post juzgar a nadie. Su objetivo es, más bien, dar a conocer los tres sistemas teológicos que han conformado la Iglesia desde la II Guerra Mundial.
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Juzgar un sistema teológico no es juzgar a una persona que resulta ser teólogo.
Aquí nadie ha juzgado a Chardin, von Balthasar o Rahner. De hecho, ni siquiera se habla de ellos. Se habla de sus sistemas teológicos.
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En 1989 en Barcelona, la única edición que había a la venta del "Enchiridion Symbolorum" era la 31ª de 1958, a cargo de Karl Rahner.
Es lógico y normal que, con tan pocas ediciones, se trate de libros difíciles de localizar incluso en las librerías de lance.
Por otra parte, no sabía que la Iglesia hubiera aceptado el sicoanálisis como teoría.
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Uf. José Antonio Sayés podría haber elegido otro título, y no el escogido por Ludwig Feuerbach para su libro.
Gracias por tus artículos, son de lo mejor que hay por internet y por supuesto de este portal. Éste, en concreto, es una síntesis insuperable de los sisteme teológicos que sustentan ideologicamente la crisis de la Iglesia.
Por cierto, echamos en falta y siempre extrañamos, al menos algunos, más articulos tuyos, es decir, más frecuencia.
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La culpa de todo la tienen mis condicionantes sociosicobiológicos. Si no fuera por ellos... trabajaría todavía menos, y lo haría peor todavía 8)
Al contrario. Gracias a tí por tus textos.
Es la primera vez que leo este blog, me llamó la atención ver a Balthasar entre Rahner y de Chardin.
Rahner dijo de Balthasar una vez que él vivía en un planeta teológico totalmente distinto al suyo. Entre ambos se cruzaron "piropos" no muy agradables. Por eso me llamó la atención verlos juntos.
Esta parte me dejó perplejo: "estos tristes días de ecumenismo desenfrenado, la “Teología del amor” adolece del error fundamental de subordinar la fe a la caridad". Creo no haberle entendido. De tantas cosas que se puede acusar seriamente a Balthasar me deja intrigado por qué es esto lo que le llama la atención a usted. Viene una segunda parte de este artículo?
No alcanzo a entender por qué la subordinación de la fe a la caridad es un "error fundamental". Aquí estoy al borde del asombro.
La parte del los días de triste ecumenismo desenfrenado creo entenderla un poco mejor por lo que luego abunda. Pero hay (propone usted) algún otro referente actual del ecumenismo que la Santa Iglesia Católica, inspirada por el Espíritu Santo, promueve desde el CVII, mejor que Balthasar? En el sentido de que nos dé días alegres de él y sin desenfrenos? Me imagino que no es Ratzinger por el comentario que luego añade sobre que debemos rezar rosarios dada la situación de admiración que le profesa a Balthasar el actual Papa. Me imagino que igual conoce usted que el teólogo Ratzinger constantemente corrige a Balthasar con el mismo respeto y admiración que lo hacía Tomás de Aquino a Agustín de Hipona, y que era el filósofo JPII quien no tenía frenos en su admiración hacia Balthasar.
Mis respetos en Cristo.
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No habrá una segunda parte del artículo.
¿No le llama la atención la subordinación de la fe a la caridad?
Estoy al corriente del resto.
Quizá la clave de la potencia y la fragilidad de estos sistemas de pensamiento se deba a cómo encararon cada uno la relación que existe entre el objeto de estudio y el misterio que anida en él, dado que, como teólogos, lo que intentaron desvelar en alguna medida fue el misterio de Dios como objeto. Recurriré a las palabras del profesor Gilson para que lo exprese con el rigor y la claridad que le caracteriza:
"Renunciar a problematizar los misterios sería renunciar filosofar. Por consiguiente, no es en este sentido en el que hay que buscar una solución a la crisis que sufre hoy la filosofía, pero si no hay que eliminar el problema, tampoco hay que eliminar el misterio. El peligro comienza realmente en el punto preciso en que, planteado por el misterio y como incluido en él, el problema pretende bastarse a sí mismo y reivindicar una autonomía que no tiene. A partir del momento en que un filósofo comete este error, se introduce, con sus combinaciones de conceptos abstractos, en una partida que no puede terminar. Se entra entonces en el dominio de las antinomias de la razón pura. Y Kant no se equivoca al decir que es imposible salir de él, pero hay que añadir que todo invita a la razón filosófica a no entrar en él, porque ésta no debe ser ni la discusión de puros problemas ni una abdicación ante el misterio, sino un esfuerzo perpetuamente renovado por tratar todo problema como ligado a un misterio o para problematizar el misterio escrutándolo con la ayuda del concepto."
(Étienne Gilson, El tomismo, EUNSA, Pamplona, 1978, p.654).
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Estoy de acuerdo.
Sin embargo, no es menos cierto que los sistemas de filosofar de Santo Tomás y de Rahner son harto distintos tanto en su perspectiva como en su metodología.
Respecto a la perspectiva, Rahner utiliza un enfoque antropológico que empieza preguntándose cómo se ve a sí mismo el hombre moderno, y luego contrasta esa visión con el Magisterio.
Sin embargo, Santo Tomás utiliza un enfoque teocéntrico que parte del conjunto de verdades reveladas sobre la naturaleza y la relación entre Dios y el hombre para, más adelante, contrastar la herencia filosófica grecolatina sobre el hombre con las verdades reveladas.
Respecto a la metodología, Santo Tomás propone una tesis, depués rastrea toda la bibliografía presente y pasada buscando argumentos en su contra y, finalmente, expone su propia tesis teniendo en cuenta todo lo anterior, repitiendo el proceso casi 3400 veces en la "Summa".
Esta metodología es abierta, puesto que permite tanto la introducción de cuestiones nuevas, como la de nuevas tesis en la discusión de las ya tratadas. Sólo tiene una precondición: el uso de un lenguaje común, de términos cuyo significado sea congruente con el utilizado previamente.
Por su parte, Rahner, partiendo de una asunción inicial, continúa realizando toda una serie de asunciones que no siempre contrasta explícitamente con la Revelación, y que nunca contrasta con objeciones más o menos razonables, tal y como Santo Tomás hace.
Evidentemente, cada uno es muy libre de elegir la perspectiva y la metodología que más se adapten a sus gustos personales. Pero no es menos cierto que los resultados que se obtengan dependerán de esa elección.
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No tengo datos sobre las ediciones y su tirada de las obras de Rahner en España.
Mi afirmación es bien simple: entre 1961 y 1993 no existe ni usa sola edición completa en español de la "Summa". Me parece que las obras de Rahner se han editado algo más.
Junto con el sistema tomista un católico puede seguir también la linea suarista y la línea escotista. Todas son igualmente católicas.
No llevemos a confusión a los lectores.
El tomismo no es la única vía escolástica que puede seguir un católico. Es legítimo discrepar de las posiciones tomistas, como ha reconocido la Iglesia al aceptar que el suarismo y el escotismo son escuelas católicas.
Pax et bonum.
EJ
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Tienes razón. Hacía falta esta aclaración.
No pretendía afirmar que el tomismo fuera la úniva vía escolástica sino que la teología desarrollada a partir de la II Guerra Mundial está muy influenciada por los tres sistemas teológicos a los que se refiere el post. Y que uno de los mayores problemas de esos tres sistemas teológicos es la imposibilidad no sólo de comunicarse entre ellos sino de comunicarse con la tradición anterior. Especialmente con la tradición escolástica, ya sea tomista, suarista o escotista.
Si me he referido sólo a la tradición escolástica tomista ha sido tomando "pars pro toto", atendiendo a que su fundador es uno de los 33 santos doctores de la Iglesia, y a que su obra ha sido recomendada por varios pontífices.
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En 1985 me interesé por la "Summa". Como hacía veinticinco años que no se editaba, estaba editorialmente descatalogada.
A pesar de vivir en Barcelona, que por aquel entonces tenía una extensísima red de librerías de lance (parte de la cual todavía sobrevive), fui incapaz de econtrar la edición (bilingüe) descatalogada en 16 tomos (no había otra en español). Buscando y rebuscando en diferentes librerías encontré hasta 12 tomos. Pero hubo 4 que nunca fui capaz de encontrar.
En 1988 encontré el primer tomo de la nueva edición en español en la Librería San Pablo de Plaza Urquinaona. Poco después, pude comprar el siguiente tomo. Pero en esa edición nunca se publicó ninguno más. No pude completar la "Summa" comprando el resto de tomos hasta su publicación en otra edición posterior. Finalmente, el quinto tomo apareció en 1994.
(Por esas fechas acababa de salir al mercado MS-DOS v6.22, MS-Windows 3.11 para Trabajo en Grupo, el Pentium-100 y los discos duros de 8 GB. Los monitores eran de tubo de 14", los módems sólo eran analógicos y funcionaban a 14.400 bps, el buscador Yahoo estaba en fase beta, y aún no existían las grabadoras de CD.)
Yo no sé si por aquel entonces para otras personas, en Barcelona o en cualquier otro lugar, era mucho más fácil acceder a los contenidos de la "Summa". Pero el caso es que tanto para mí, como para muchas personas como yo, resultó ser una tarea harto difícil.
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La óptica kantina produce resultados determinados por esa misma óptica. Resultados de los que no escapan ninguno de los tres sistemas teológicos mencionados.
La teología de Rahner presenta problemas añadidos, uno de los cuales es el concepto de cristianismo anónimo, que tanto criticara von Balthasar.
También hay que resaltar que Rahner es sensible a realidades que apenas se daban en el siglo XIII por razones obvias. La experiencia de Dios que el hombre tiene en nuestra época no es la misma que en el medievo. Aunque la verdad sea inmutable y atemporal, no lo es el hombre que la acoge o la rechaza.
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Exacto.
Por eso creo que es necesario zafarse del abrazo del idealismo histórico y de la fenomenología del ser para que, de una vez por todas, la filosofía y la teología, cada una dentro del campo que le es propio, pueda volver a hablar del hombre tal cual es, y no tal cual determinados individuos dicen que lo perciben.
Rahner no será nadie dentro de poco, salvo por lo duradero de los destrozos, porque para flotar cada uno se flota a su gusto. Y Sto. Tomás seguirá allí imbatible a pesar de sus pocos errores.
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Rahner tiene intuiciones importantes. Sin embargo, por desgracia, su sistema teológico es el que es.
Estoy de acuerdo.
¡¿Cómo se atreve a criticar a Urs von Balthasar?! Es el autor predilecto del Santo Padre, por Dios.
Vd. es un filo-lefebvriano. ¡Se le vio el plumero!
Exijo al excelente director de infoCatólica que elimine este blog.
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No conozco ningún documento del Magisterio ordinario, infalible o dogmático que prohiba taxativamente el tipo de descripción que acabo de hacer del sistema teológico del r. Hans Urs von Balthasar.
En ningún caso he criticado al r. Hans Urs von Balthasar. De hecho, como ya he indicado antes, ni siquiera he hablado de él. Me he limitado a presentar su sistema teológico.
Le ruego que dirija su petición a quien corresponde, que no soy yo. Se trata del Director de InfoCatólica, asistido por el Consejo de Redacción.
Su dirección de correo, tal y como se indica en la página de InfoCatólica, es:
[email protected]
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Santo Tomás utiliza las categorías de Aristóteles, cristianizándolas, eliminando todo vestigio de politeísmo y adolatría.
Y, desde luego, lo que no hace es aceptar el "Averroísmo latino".
Le diré D. Miguel, que después de un túnel de muchos años en mi fe, cumplidos los 30, cayeron en mis manos por casualidad, dentro de otro libro, unos fragmentos de "el Medio Divino" y de "Himno del Universo", de T. de Chardín.
Me impactó de tal manera que me convertí de golpe, raudo compre los libros y poco a poco, ya han pasado algunos años, me fuí comprometiendo cada vez más como cristiano.
Ahora ya no le leo tanto, me gusta más la teología, pero me emociona aún ojear algún capítulo de quien agarré la mano en la noche obscura.
Muchas gracias Padre Teilhard por volverme a la vida.
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El r.p. Teilhard es un poeta de la Fe.
La lectura de alguno de sus textos eleva el espíritu, alejándonos, aunque sólo sea por un rato, de la vulgaridad en la que felizmente chapotea nuestra embarrada sociedad.
Por desgracia, las consecuencias de la aplicación de su sistema teológico no pueden ser más tristes.
La Iglesia vivió perfectamente bien sin los tres de arriba, casi dos mil años. Y, de repente, de la nada, se convierten en el referente obligado, tour de force, de los estudios seminarios.
¿Cómo pudimos vivir en el error durante tanto tiempo? En cambio, a la lógica aplastante de Santo Tomás de Aquino se le ponen cotos, se le ningunea, se echa debajo del tapete, se cancelan las reimpresiones de sus libros.
Y la verdad es la verdad, no importa quien la diga.
Un saludo afectuoso.
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Sería digno de estudio averiguar cómo y por qué (por iniciativa de quién) estos tres sistemas teológicos han llegado a acaparar más del 90% de toda la producción teológica (llamada) católica.
Y en cuanto a Balthasar, imagino que sabe la admiración que le profesa el actual Papa. Por supuesto que las opiniones del Pontífice, y sus simpatía, no son Magisterio, pero dan una idea de en qué situación estamos.
Y tú respondes:
Una situación en la que el rezo diario del Santo Rosario es deber inexcusable.
Ante lo cual yo te pregunto:
¿Debemos entender que tú cuando rezas al rosario pides al Señor que no permita que el Papa se deje influenciar por Balthasar a la hora de ejercer su labor magisterial?
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Debemos entender los mismo que el propio Papa ha dicho alguna vez: que recemos por él.
No creo que el mayor problema del Papa sea la teología de von Balthasar. Es, más bien, la actitud de aquellos que dicen estar influidos por la teología de von Balthasar.
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Un inicio es un inicio. Los caminos del Señor son inexcrutables, y se vale de lo más inesperado para hacer brillar su Gloria.
Otra cosa es lo que venga después. Si está basado en la sistemática de Chardin, no será algo católico.
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Aunque, como Rahner, tiene intuiciones ciertamente luminosas, no se trata de un autor que se pueda leer tranquilamente.
Se puede acabar muy fácilmente en el error.
Pero claro, siempre hay algún listo que quiere aprovechar el pollo que se ha montado con los artículos del P. Iraburu para meter cizaña en este portal. Lo lleváis claro.
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Amen.
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Chardin, Balthasar y Rahner son tres figuras intelectualmente grandiosas. Muy probablemente tenían una formación tomista excepcional.
El problema de sus tres sistemas teológicos fue ignorarla en su práctica totalidad.
Para conocer la teología surgida en la Iglesia Católica a partir de la II Guerra Mundial hay que estudiar tres sistemas...
y:
La misión de este post no es la de condenar esos dos sistemas teológicos. Ésa es misión de la Iglesia, que ya ha condenado el sistema de Teilhard. Es, más bien, la de presentar unas claves interpretativas básicas que permitan al simple fiel no especializado en teología entender los cambios producidos en el seno de la Iglesia durante los últimos cincuenta años.
A mí me parece que no es buena cosa meter a Rahner y Balthasar en el mismo saco que Teilhard de Chardin, hereje redomado. De hecho, me pregunto a qué te refieres con eso de "cambios" en el seno de la Iglesia. Yo creo que la Iglesia es esencialmente la misma ahora que hace medio siglo.
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Si existe una hermenéutica de la continuidad es porque también existe una hermenéutica de la discontinuidad.
Ambas dicen basarse en los textos del Concilio Vaticano II.
El mismo Papa afirma que algunos textos conciliares recibieron, via periti, el influjo de dos de estos sistemas teológicos.
Creo que ese influjo es el responsable de la forma de unos textos que permiten la existencia de una hermenéutica de la discontinuidad.
Nada me gustaría más que saber cómo conciliar, entre otras tesis "extrañas", el "cristianismo anónimo" con el testimonio de los mártires.
Aunque a mí tampoco me guste reconocerlo, la hermenéutica de la discontinuidad, siempre para mal, ha cambiado la fisonomía de nuestras parroquias, de nuestras catequesis, de nuestras librerías religiosas.
¿En qué texto del Concilio Vaticano II se prohibió el uso del latín? En ninguno. ¿Pero qué pasó y sigue pasando?
¿En qué texto del Concilio Vaticano II se prohibió oficiar "Versus Deum"? En ninguno. ¿Pero qué paso y sigue pasando?
¿En qué texto del Concilio Vaticano II se prohibió comulgar de rodillas en la boca? En ninguno. ¿Pero qué pasó y sigue pasando?
¿Es que eso no son cambios? Por desgracia, sí, claro que lo son. Y no son cambios precisamente baladíes o aislados.
Por cierto la autoridad del dominico Aquino en el catolicismo es arbitaria, que lo tengan hoy y lo tuvieron en la edad media en alta estima no significa que no sean criticables sus posturas.
Tomás de Aquino además de adoptar la filosofía aristotélica adoptó ideas del averroísmo como la de que las verdades de la razón no contradicen a las verdades de la fe, o no hay contradicción entre razón y fe, con esto legitima el usar la especulación ontológica para inventar literalmente conceptos y conceptos (que diría Occam no son más que nombres y no sabemos si algo les corresponda en la realidad, aunque desde la perspectiva católica se les consideren "verdades irrefutables") sobre cuestiones teológicas como aquello que cuentan de que se debatía por saber cuántos ángeles cabían en la cabeza de un alfiler, algo que rayaba francamente en lo ridículo si fue verdad, lo que le ganó detractores dentro de la misma escolástica, especialmente los franciscanos ingleses entre quienes surgió precisamente William de Occam y el nominalismo, que a mi parecer son más conscientes de las limitaciones del intelecto y evitan caer en ficticias universalidades y considerar casi casi omnipotente al intelecto humano, como Aquino.
Kant precisamente, a quien en la iglesia romana no ven con buenos ojos, hizo por ejemplo una buena crítica a los argumentos de Aquino que se refieren a las vías sobre la existencia de Dios porque no nos describen nada en realidad acerca de cómo es Dios, sólo señalan vagamente que debe de existir, mas nos dejan como al principio sin saber nada. Puede que los planteamientos de Kant lleven al relativismo pero es porque las limitaciones del intelecto llevan a eso, y de alguna manera la antropología cultural ha mostrado que Kant tenía razón en cuanto al relativismo intelectual que surge del funcionamiento mismo de nuestro raciocinio porque mostró la gran diversidad cultural que existe en el mundo y prácticamente no hay por ejemplo valores morales universales en las diferentes culturas, cada una tiene una visión diferente de eso que consideramos la realidad, y Kant no fue el primero en plantearlo, desde la filosofía antigua pasando por la escolástica se habían señalado cosas semejantes, e inmediatamente antes que Kant Hume ya lo había planteado también, de hecho este último filósofo inspiró a Kant, y el mismo San Agustín (de herencia neoplatónica) tan venerado en la iglesia católica argumentaba sobre el conocimiento de Dios de una manera más subjetiva y por lo tanto relativista, eso mismo retomaron al respecto los franciscanos ingleses escolásticos y a eso creo que regresa el método de Rahner.
En fin la autoridad de Aquino dentro de la iglesia romana es más bien porque le tienen fe y no porque su método en verdad haga demostraciones filosóficas y teológicas apodícticas.
Y ojo, no me vaya a mal interpretar: que yo critique a Aquino no significa que condene a los católicos por creer en él, las creencias de cada quien son muy respetables.
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1) Como vd. sabe, mi comentario no trata sobre la autoridad de la "Summa" sino sobre la frecuencia de su edición, que entre 1961 y 1993 fue nula.
2) La autoridad del Angélico Doctor es la que le asigna la Iglesia, otorgándole el grado de Santo Doctor, y la que le asignan los Papas, por ejemplo León XIII.
3) Todo lo cual no obsta para reconocer que algunas de las posturas de Santo Tomás puedan ser mejorables.
4) No estoy de acuerdo que aceptar la compatibilidad entre fe y razón equivalga a aceptar el Averroísmo latino adoptado por algunos profesores de la Universidad de París durante el s. XIII.
"El averroísmo rechaza la idea de Dios creador y causa primera de todo cuanto existé; Dios conoce sólo lo que es necesario y por eso las criaturas materiales no pueden entrar en el horizonte de sus cuidados, de su providencia y del ejercicio de la causalidad. Contra el dogma de la creación y del comienzo del mundo, los averroístas niegan todo comienzo de las cosas creadas. En el campo de la psicología (entendida como visión de las facultades espirituales del hombre), el averroísmo propone una visión fuertemente distinta de la de los teólogos y filósofos de la Escolástica; piensa qúe el alma no está unida substancialmente al cuerpo, que no forma con el cuerpo una sola substancia, que sea única, corrupptible y mortal. Esta visión implica la negación de algunos de los puntos centrales de la visión cristiana del hombre: la inmortalidad individual, la diferencia esencial entre el hombre y los demás seres animados.
No menos graves son las consecuencias de la visión moral del averroísmo: eliminada la libertad y afirmado el determinismo psicológico, el hombre aparece bajo el dominio total de la necesidad, como cualquier otro de los seres creados, y por eso mismo libre de toda responsabilidad moral. En la lógica, el averroísmo sostiene la teoría de la doble verdad: en relación con el mismo argumento se puede dar una oposición entre las verdades alcanzadas por la inteligencia y las que se conocen por revelación sobrenatural. El partidario más conocido del averroísmo es Sigiero de Brabante, profesor de París, condenado por la autoridad eclesiástica en 1277. Entre los adversarios del averroísmo destaca santo Tomás de Aquino."
http://www.mercaba.org/VocTEO/A/V_averroismo.htm
4) Si vd. llama a lo que "desde la perspectiva católica se... consider[a]n 'verdades irrefutables'", "inventar literalmente conceptos y conceptos" es porque vd. no es católico.
No es una acusación. Es un hecho.
5) Del hecho que alguien use un cazo para golpear al prójimo no se deduce que el cazo sea un utensilio de cocina poco útil.
De la misma forma, del hecho que alguien se dedique a usar la escolástica para discutir el sexo de los ángeles no se deduce que la escolástica sea un utensilio intelectual poco útil.
6) Santo Tomás de Aquino no considera "casi casi omnipotente al intelecto humano". Afirma que es un don de Dios, pero lo distingue muy bien tanto de Dios mismo como de la capacidad de Dios para conocer(se).
7) La Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, pero no necesariamente romana. Ése es el adjetivo usado por las denominaciones protestantes, que tradicionalmente se han apoyado en la obra de Guillermo de Ockham, que acabó muy alejada del aristotelismo.
Ni una ni otra cosa son acusaciones. Son hechos, y como tal los enuncio (que no lo digo como para ofender, vamos).
8) Dado que, según su punto de vista, las limitaciones propias del intelecto llevan inevitablemente al relativismo, supongo que verá que su misma opinión es relativa.
Por ese camino, llegamos inevitablemente a la filosofía de Paul A. Feyerabend y su desopilante "Contra el método. Ensayo de una teoría anarquista del conocimiento", libro por el que, todo he de decir, siento una gran cariño (me encantó lo del dragón vomitando fuego en lugar del dulce sonido del cuco).
9) Estoy de acuerdo en su genealogía San Agustín-Ockham-Hume-Kant-Rahner. Y, dado que asumo que vd. no es católico, entiendo que le guste la teología de Rahner.
Es un edificio magnífico. Pero, como vd. sabe muy bien, no es un edificio católico.
10) No creo que todas las creencias sean igualmente respetables. Creo que todas las personas son iguales en dignidad, derechos y deberes.
Creo que hay creencias, pongamos las nacional-socialistas, que son asquerosas.
Al igual que vd., yo creo que mis creencias son ciertas. Si no, no creería en ellas. Es normal que vd. haga lo mismo.
11) Esta línea de dicusión nos está llevando muy lejos. Creo que, dada la "explosión" temática, para evitar la "dispersión", deberíamos centrarnos en el objeto de discusión, que es el sistema teológico de Karl Rahner visto desde la perspectiva "romana", como vd. la llama.
Eso no quiere decir que sus comentarios no hayan sido pertinentes. Lo han sido.
Quizá a lo que la obra de estos autores, muy especialmente la de Rahner, remite es a la pregunta sobre la pérdida de la percepción de la trascendencia en el hombre contemporáneo. Y aquí es donde ese retorno al ser se vuelve una tarea ardua. Ciertamente no es a través de una aplicación literal o especulativa de hallazgos de la ciencia natural al terreno de la comprensión teológica como aquel objetivo se logrará. Tampoco por la apelación balthasariana a la experiencia mística como justificación o cuasi sustituto de la racionalidad del ejercicio teológico, ni por la vía opuesta de humanizar el objeto trascendente por excelencia, lo alcanzaremos.
Hay que volver al ser, y estudiar a Sto. Tomás con renovadas fuerzas, sí, pero no estoy seguro de que su obra no exija desarrollos ulteriores. Es un maravilloso edificio, qué duda cabe, y habitable, aparte del más completo, extenso y hermoso, pero no sé hasta qué punto puede ser ya nuestro edificio.
Posiblemente para volver a descubrir el ser debemos descubrirnos a nosotros mismos en nuestro tiempo. De tener éxito, concluiremos en el mismo punto que el Aquinate, pero como el joven que ha de descubrir las verdades de la vida por sí mismo, aunque tenga en cuenta los errores que cometieron otros antes que él (desde Guillermo de Ockham hasta Rahner), debemos volver a revivir en nuestra vida interior la sed de Dios más genuina y la necesidad más profunda de oración. No podemos asimilar una teología perfecta si ya no sentimos apenas o de un modo muy diverso la vida interior que debe anidar en ella.
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Es evidente que la obra de Santo Tomás de Aquino exige nuevos desarrollos. Pero lo que no es tan evidente es que podamos construir una teología independiente de las bases que dejó sentadas, fundadas en la Revelación y el aristotelismo.
La filosofía está en crisis. Empezó dudando de la verdad, continuó preguntando por el lenguaje y, ahora mismo, esta preocupada por la forma de (des)conocer la verdad.
En el presente estado de cosas, si quitamos el edificio aristotélico, la verdad, disuelta en la barahúnda de fenómenos que atormentan y suponemos que denotan el ser, cae.
Y si cae la posibilidad de verdad, con ella desaparecerá la Revelación de la teología que, consecuentemente, dejará de ser católica.
Al renovar la casa, habremos tirado al Niño con el saco de escombros. Tendremos una iglesia en ruinas en la que se habrá apagado la lámpara del Sagrario.
En el mundo secular las cosas no van mucho mejor. Es desesperante ver cómo la lógica fracasa, una vez tras otra, al intentar crear una semántica formal capaz de expresar la forma del plano del contenido del discurso.
Desde la lógica de Kripke a la semántica de Montague, pasando por la semántica de situaciones, sólo nos encontramos con sistemas incompatibles entre sí que, para más INRI, resultan incompletos.
¿La solución? Volver a empezar con el aristotelismo, no rechazándolo a priori. Igual así nos aclaramos un poco más y evitamos perdernos en el caos fenomenológico que nos arrastra a las playas de la estadística, del consenso o del mito, tanto en teología como en semántica.
Y hablando de mitos, eso es lo que es el "hombre moderno". Ya en Alejandría, Aristarco contrastaba a Homero con autores "más nuevos" como Calímaco, que lanzaba críticas contra la epopeya.
Sin embargo, hoy no recordamos ni a Aristarco ni a Calímaco sino a Homero, al que seguimos sintiendo como "nuestro" y en cuya casa, de alguna manera, seguimos habitando.
Usted sacó a colación la Suma Teológica, no yo, y entiendo que intentaba mostrar que un libro cuyo autor tiene gran autoridad entre los católicos no goza de muchas ediciones, y al principio daba a entender que las obras de Rahner por el contrario tenían más ediciones que la obra de Aquino, como que insinuaba usted que Rahner goza de mayor consenso que Aquino basado en las ediciones de sus libros, y yo le he refutado que aunque en cifras de ediciones podría ser verdad lo que dice son irrelevantes para refutar lo que le he planteado porque eso no obsta para que las ideas de Aquino prácticamente representen la línea oficial del pensamiento católico moderno que se enseña en los seminarios conciliares por ejemplo, y a Rahner aunque se le lea se le considera algo así como curiosidad teológica.
Usted no ha podido decirme nada contra lo que afirmo de la autoridad de que goza el pensamiento tomista entre los católicos porque sabe que es verdad.
Yo no estoy diciendo que Aquino haya tomado todo el sistema del averroismo, pero algunos conceptos sí y los adaptó al catolicismo, como el que se enunciaba más o menos así: las verdades de la razón no contradicen a las verdades de la fe, y Aquino sólo lo maquilló un poquito al decir que no había contradicción entre razón y fe. Por cierto que las ideas de Averroes tengo entendido que las intentó adaptar al islam y las rechazaron.
Cuando digo que Aquino considera casi casi omnipotente al intelecto no me refiero a que le considere casi como Dios, sino que me refiero a que le atribuye un poder de develar casi cualquier misterio a través de la especulación metafísica, eso en la práctica aunque en el discurso los católicos lleguen a decir, como para reflejar humildad, por ejemplo que Dios rebasa al intelecto humano.
Yo no he leído a Paul A. Feyerabend, mi punto de partida es Kant y sus antecesores.
Para mi todas las creencias son respetables porque ninguna es la verdad absoluta, sino diferentes puntos de vista, diferentes aproximaciones a la verdad.
Ciertamente cada quien le puede tomar manía a otras creencias diferentes a las suyas, por ejemplo a mi no me agrada el orgullo intelectual tomista.
Por cierto se nota que usted es muy tomista porque está muy seguro de que dedujo exactamente algunas cosas sobre mí, pero si efectivamente pudo deducir que no soy católico, se equivoca en calificarme de protestante, yo ni sabía que los protestantes le llamaran iglesia romana a su iglesia. Piense, no son la única iglesia que les podría llamar a ustedes miembros de la iglesia romana.
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1) Benedicto XVI, entre otros, ha explicado cómo la obra de Karl Rahner ha influído en textos del Concilio Vaticano II.
2) Tengo constancia del rechazo a la obra de Santo Tomás de Aquino en varios seminarios diocesanos.
No basta con saber utilizar unos instrumentos que han revelado ser a lo largo de la historia del pensamiento máximamente eficaces, dentro de su limitación, pues de lo que se trata es de ser dignos de poder utilizarlos, pues su elaboración procede de un proceso de maduración que va más allá de lo puramente intelectivo.
Prácticamente desde la misma muerte del Aquinate, su aparato conceptual fue degradándose en la medida que apenas pudo ser asimilado ya entre muchos de sus contemporáneos. El ataque al mismo ha sido imparable desde entonces, ¡y han pasado más de siete siglos!
En todo este tiempo lo que se ha perdido o desfigurado no es simplemente un edificio filosófico-teológico impecable, sino un modo de estar ante Dios, de relacionarse con lo divino, de ser cristiano. Es desde allí donde se origina el gigantesco esfuerzo que alienta cada cuestión de la Summa del Aquinate y de todas sus disputas teológicas y comentarios de los autores que le precedieron. Desde allí hay que entender sus bellísimas oraciones y homilías, en definitiva, toda su vasta obra.
No sólo hemos de volver a recuperar un esquema conceptual: hemos de volver a sentir la necesidad que la suscitó. Y es allí, con todos sus errores, donde hay que situar a un Balthasar o a un Rahner, conocedores aventajados de la obra de Santo Tomás de Aquino, pero que sintieron, por caminos opuestos ciertamente, que debían ofrecer construcciones alternativas para volver a presentar a Dios a una humanidad ya huérfana no sólo de su presencia, sino de su misma necesidad de Él. Y construyeron su alternativa presumiblemente porque sintieron que la pulcra racionalidad aristotélica ya era inaccesible para la espiritualidad del hombre de hoy como para la de ellos mismos.
Digamos que hemos de hacer un trabajo previo fundamental, contrapartida en cierto modo de la destrucción de siglos a la que hacía referencia más arriba: construir desde nuestro tiempo las condiciones de posibilidad para volver a poder utilizar con plenitud aquellos instrumentos que nos permitieron conocer la verdad. Es cierto que el tomismo ni el pensamiento aristotélico (el aristotelismo sí que lleva muerto centenares de años) nunca han desaparecido por completo, afortunadamente, pero no podemos hacer como si nada hubiera ocurrido en todo este largo período. Hemos de volver a ser capaces de lo que fuimos, porque para recuperar el ser en nuestro pensamiento hemos previamente que volver a ser, primero ante Dios, pero también ante nosotros mismos.
(Mañana, Dios mediante, te contesto, si hay caso).
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La teología católica tiene su razón de ser en los hechos objetivos de la Revelación y en la aceptación de esa Revelación como un hecho cierto, real, cognoscible y comunicable.
La base del oficio teológico, si tiene como base la Revelación, no puede ser otra que la humillación de la creatura ante su Creador. Si fuera físicamente posible, la única forma posible de estudiar teología debería ser de rodillas.
Hablar de la espiritualidad del hombre de hoy es como hablar de la música dodecafónica: es una entelequia para uso y disfrute de especialistas.
De la misma forma que los cristianos hasta el s. V no tuvieron que construir una teología según el hombre moderno de entonces, los del s. XXI tampoco tienen que hacerlo.
Lo que unos hicieron y otros tienen que hacer es vivir la Fe de tal forma que esa vivencia hecha vida transforme los actos primero, y los conceptos que tenemos sobre esos actos después.
El cristianismo nunca se ha desarrollado pensando en el hombre, sino pensando en Dios.
Primero luchó contra el politeísmo, la idolatría y los tres apetitos (soberbia de espíritu, concupiscencia de la carne y los sentidos, y adoración de fama, poder y dinero) del hombre pagano.
Después luchó contra el olvido de la moral, la exaltación de la violencia y el olvido del pasado de los bárbaros.
En el s. XIII luchó contra la soberbia religiosa de los que se creían más puros (cátaros/albigenses), la soberbia gnóstica de quienes se creían más sabios (alquimia/astrología), y la soberbia espiritual de quienes se sabían más cultos (el amor cortés y sus derivaciones: dolce stil nuovo/lírica trovadoresco provenzal; los valores caballerescos y sus derivaciones: literatura caballeresca y literatura artúrica - ciclo de bretaña).
Durante ese mismo s. XIII transformó la riada de escritos aristotélicos imbuidos de naturalismo panteísta (eternidad del mundo, creatividad de la naturaleza, mortalidad del alma, negación de la Providencia) en un edificio filosófico que todavía se sostiene.
Durante la Reforma protestante luchó contra el subjetivismo en la interpretación de la Biblia y en la práctica de la religión.
Ahora debería luchar contra una mentalidad político-científica que se extralimita en cuanto a la extensión y alcance de sus dominios, y contra una mentalidad materialista de colmena que aturde y anestesia, vía medios de comunicación, la conciencia individual.
Sin embargo, no es así. La teología moderna no quiere cambiar al "hombre moderno". Quiere cambiar la Iglesia.
El hombre de hoy no es espiritual porque viven dentro de un universo mental (weltaanschaung) materialista.
¿Y qué le propone la teología contemporánea? La confusión de los planos natural y sobrenatural.
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Qué curioso. Los casos que yo conozco son justo lo contrario. Se estudia a Kant, Hegel, Marx y Nietzsche pero no a Santo Tomás de Aquino.
(Cuando digo que no se enseña a Santo Tomás de Aquino también incluyo aquellos casos en los que se hacer ver como si se enseñara tomismo pero, en realidad, se muestra un espantajo al que ridiculizar más adelante, cuanto toca explicar las teologías modernas y contemporáneas)
Casos excepcionalmente radicales aparte, no conozco ningún seminario español en el que no se enseñe muy por extenso a Kant.
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Pues la verdad es que no lo había tenido en cuenta. El influjo de la teología francoalemana del Rhin es avasallador.
De ahí la existencia de este post.
También estoy plenamente de acuerdo con esa afirmación conocida de que la actitud de todo teólogo ha de ser la de la humildad más profunda. Pero arrodillarse ante el Señor no supone una suspensión de la actividad intelectual, creación e imagen misma de Dios, sino el ponerla al servicio de la verdad revelada para que aquella sea iluminada por el Espíritu Santo.
Por otra parte, parece que encuentro en tu respuesta una cierta confusión entre espiritualidad y la necesidad de la teología para creer o para relacionarse con el Señor. En efecto, la inmensa mayoría de los creyentes no necesitamos de prolijas erudiciones y de técnicos desarrollos conceptuales para profesar la fe ni para leer los Evangelios con una profunda comprensión de los mismos. Sin embargo, también es cierto que todo aquello que pueda ser descubierto en la Palabra como verdadero, pero que no resulta evidente, por la razón humana rectamente iluminada por el Espíritu y amparada por la fe, debe ser un camino a recorrer, como así sanciona la Iglesia en todo tiempo. El teólogo ha de ser un colaborador de la Iglesia para transmitir la verdad de Dios a los hombres, trabajar en íntima unión con ella a tal fin, con respeto al Magisterio y a la Tradición.
Ahora bien, yo no estoy nada seguro que la espiritualidad humana del hombre contemporáneo sea una realidad baladí, un ornato vacío de sentido, o un anhelo estecista sin contenido. Realmente no lo creo. El hombre de hoy sigue buscando a Dios, aun sin saberlo, como no puede ser de otra manera, pues su naturaleza de criatura, de hijo de Dios, se lo exige impertérritamente. Lo que sí ocurre es que esta búsqueda ha sido desposeída de todos los instrumentos con los que el hombre contaba para encaminarse de forma adecuada. Todos los caminos que llevaban al Señor han sido sistemáticamente destruídos, en una labor que trasciende el mero terreno intelectual. No es que ya no se pueda entender a Santo Tomás, es que ya no se entiende ni siquiera la moral cristiana ni en su decálogo evangélico, y con esa mutilación también la voluntad humana ha quedado dañada de un modo radical. Pero el hombre sigue buscando a Dios; no dudes de eso, Miguel. Sólo que su búsqueda se torna ya trágica porque le ha sido arrancado durante siglos de todas sus capacidades e instrumentos que se la facilitaban.
Esto que dices, como si fuera una evidencia, "vivir la Fe", se ha convertido en una tarea de titanes, pues la apertura que ella exige, siendo en verdad el más sencillo acto humano, es, para el hombre de hoy, casi una imposibilidad. Y esto lo han sentido, repito una vez más, alguien como Balthasar o Rahner. Por ello es necesario pensar en este hombre destruido y alienado de sí mismo. Por ello Balthasar nos ofreció su teología como belleza de Dios que se impone por sí misma en el alma y en el entendimiento humano; por ello Rahner quiso humanizar el misterio de Dios para acercarlo a este hombre herido y desposeído de sí como nunca antes. Aunque es cierto que en estos esfuerzos se cometieron errores o excesos más o menos graves.
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Estoy de acuerdo en todo excepto en lo relativo a "la espiritualidad humana del hombre contemporáneo".
Creo que el choque cultural del "hombre de hoy" con la Fe no es mayor que el del hombre del resto de los tiempos. No creo que romanos, islandeses o guaraníes lo tuvieran mucho más fácil. Y, sin embargo, se les predicó a Cristo Crucificado y se convirtieron.
No creo que el lenguaje teológico de von Balthasar o de Rahner sea el que vaya a convertir al "hombre moderno". Y mucho menos a los jóvenes que pasan por nuestros centros educativos.
Otro punto que todavía queda por discernir es en qué consiste exactamente esa cualidad única en la historia que hace a un hombre ser "moderno".
Finalmente, otro punto más que también habría que discutir es por qué esa cualidad le haría más difícil su conversión que, por ejemplo, a un romano del s. I, a un celta islandés del s. X, o a un guaraní del s. XVI la suya.
"La Hora, también, se volvió un magisterio, y una maestra, ya que aunque antes de amar a alguien debemos conocer a esa persona, sin embargo,después sabemos, que es el Amor el que aumenta el conocimiento. Las convicciones teológicas no sólo se obtienen de las dos coberturas de un libro formal, sino de dos rodillas sobre un reclinatorio ante un Sagrario."
La sola ciencia puede envanecer y hacer que el teólogo se construya para él y los suyos preciosos sistemas. La ciencia teológica unida a la oración humilde siempre encuentra la Verdad. Y si tiene que rectificar, rectifica.
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Eso es lo que quería decir. Tu cita de Mons. Fulton J. Sheen es oportunísima.
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Recemos por todos ellos.
Ademas, opino que la evolución de Rahner y de Balthasar son distintas. No se trata de sistemas estáticos. Mientras que Rahner se fue apartando más de la ruta (creo que así se interpretan sus últimas posiciones), Balthasar se acercó más (no se pueden ignorar, al respecto, la alabanzas de Juan Pablo II hacia su síntesis, y el Cardenalato).
No me parecen correctos los argumentos que precipitadamente dicen, entre otras cosas, que ahora no hay latín por culpa de estos teólogos (por lo menos el contexto parece favorecer este juicio apresurado).
Personalmente estoy convencido de que en los Seminarios hay que estudiar todas las corrientes filosóficas porque de hecho están impregnando de diversas formas nuestra cultura, a la que tenemos que evangelizar. Pero estoy altamente convencido de que no es posible adquirir una "forma mentis" y un instrumental filosófico abierto a la fe, sin estudiar concienzudamente el tomismo.
La desgracia de muchos seminarios que conozco en América Latina, es simplemente que no se estudia mucho. Pero además, que se pasa del tomismo olímpicamente, y no digamos que se obvía del todo la metafísica (¡y la lógica!: los sacerdotes salen desarmados para cualquier argumentación seria).
¿Cómo se puede estudiar teología con esta desnudez racional?
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La misión del presbítero no es la del teólogo. Sin embargo, en los seminarios se enseñan dos de esos tres sistemas. Y se enseñan sin distinguir entre "etapas".
Teniendo en cuenta que cada una de esas "etapas" tiene sus continuadores, llegamos a una situación de tremenda fragmentación teológica que, al ser impartida en cursos de grado, lo único que hace es crear confusión en los seminaristas, amén de consumir el tiempo que habría que haber dedicado a enseñarles otro tipo de teología.
Y eso es algo que tiene consecuencias en las parroquias.
Hace falta una delimitación clara de qué partes en qué etapas de qué sistemas teológicos, y qué partes de los trabajos de qué continuadores, no plantean problemas con el Magisterio de la Iglesia.
Mientras no se haga esa clarificación, esos sistemas teológicos no son adecuados y es legítimo dudar de ellos.
Afirmas en el punto 7) de tu respuesta a Juvencio que ‘‘La Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, pero no necesariamente romana’’. Y añades además que ‘‘Ése es el adjetivo usado por las denominaciones protestantes’’.
Mucho me temo que no es así: que la Iglesia sea ‘‘santa, católica, apostólica, Romana’’ es enseñanza magisterial.
SUMO PONTÍFICE PÍO XII, CARTA ENCÍCLICA ‘‘Mystici Corporis Christi’’ (29 de junio de 1943), SOBRE EL CUERPO MISTICO DE CRISTO
[6]. Ahora bien: para definir y describir esta verdadera Iglesia de Cristo — que es la Iglesia santa, católica, apostólica, Romana — (cf. ibíd. ‘Const. de fide cath.’ c. 1) nada hay mas noble, nada mas excelente, nada mas divino que aquella frase con que se la llama el ‘‘Cuerpo místico de Cristo’’; expresión que brota y aun germina de todo lo que en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los Santos Padres frecuentemente se enseña.
[Latine]
Iamvero ad definiendam describendamque hanc veracem Christi Ecclesiam — quae sanctā, catholica, apostolica, Romana Ecclesia est — (cfr. ibidem ‘Const. de fid. cath.’ cap. i) nihil nobilius, nihil praestantius, nihil denique divinius invenitur sententia illa, qua eadem nuncupatur «mysticum Iesu Christi Corpus»; quae quidem sententia ex iis effluit ac veluti efflorescit, quae et in Sacris Litteris et in sanctorum Patrum scriptis crebro proponuntur.
SUMO PONTÍFICE PÍO XII, CARTA ENCÍCLICA ‘‘Humani Generis’’ (12 de agosto de 1950), SOBRE LAS FALSAS OPINIONES CONTRA LOS FUNDAMENTOS DE LA DOCTRINA CATÓLICA
[21]. Algunos no se consideran obligados por la doctrina —que, fundada en las fuentes de la ‘revelación’, expusimos Nos hace pocos años en una Encíclica—, según la cual el Cuerpo místico de Cristo y la Iglesia católica romana son una sola y misma cosa (cf. enc. ‘Mystici Corporis Christi’, AAS 34 (1942), 193 ss.). Otros reducen a una pura fórmula la necesidad de pertenecer a la verdadera Iglesia para conseguir la salud eterna. Otros, finalmente, no admiten el carácter racional de los signos de la ‘credibilidad’ de la fe cristiana.
[Latine]
Quidam censent se non devinciri doctrina paucis ante annis in Encyclicis Nostris Litteris exposita, ac fontibus «revelationis» innixa, quae quidem docet corpus Christi mysticum et Ecclesiam Catholicam Romanam unum idemque esse (cfr. Litt. Enc. ‘Mystici Corporis Christi’, A.A.S. vol. XXXV, p. 193 sq.). Aliqui necessitatem pertinendi ad veram Ecclesiam, ut sempiterna attingatur salus, ad vanam formulam reducunt. Alii denique rationali indoli «credibilitatis» fidei christianae iniuriam inferunt.
Un fuerte abrazo en Cristo Rey
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Lo dije pensando en los siete Papas de Aviñón: (Clemente V, Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI, Inocencio VI, Urbano V, y Gregorio XI).
Pero, viendo los textos que presentas, no puedo sino darte la razón.
Gracias por sacarme de mi error.
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El folleto de Robert C. McCarthy ("A Critical Examination of The Theology of Karl Rahner, S.J.") es una lectura muy interesante por dos motivos.
En primer lugar, por lo escaso de la literatura crítica con el sistema teológico rahneriano.
En segundo lugar, por la sencillez y exactitud de sus planteamientos, orientados más que a los fundamentos filosóficos a las consecuencias para la Fe.
Hay críticas libremente accesibles, como la de Dennis W. Jowers ("An Exposition and Critique of Karl Rahner's Axiom: 'The Economic Trinity is the Immanent Trinity and Vice Versa'"), pero son más técnicas.
Creo que al ver las diferencias de los seminarios católicos en nuestros distintos ambientes queda de manifiesto el relativismo del que ha dado cuenta la antropología que existe en las diferentes culturas y que afecta necesariamente al conocimiento humano, de ahí que la propuesta del método teológico de Rahner de adapatar la teología a la realidad humana tenga validéz, y tan afecta el relativismo cultural, las diferentes realidades de cada cultura, a la cuestión religiosa y al conocimiento de Dios que en la teología misionera católica han tenido que reconocer la necesidad de "inculturar el evangelio", eso yo lo he visto referido en libros de teólogos jesuitas, creo que también quedó asentado en el documento Ad gentes del concilio Vaticano II.
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Respecto a la teología de Karl Rahner hay dos aspectos que, de entre todos los que me parecen problemáticas, destacan.
Uno es el "sobrenatural existencial" y otro es el "cristianismo anónimo". Creo que de ellos se deriva tanto su visión universal del ecumenismo como la del futuro asambleario de la Iglesia.
Se trata de una visión compartida por otros teólogos como Peter Hünermann y que, como católico, me resulta extraña y ajena. Lo cual no quiere decir que, por eso mismo, resulte conocida y familiar para algunos no-católicos.
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Desde mi punto de vista, la reducciones de los jesuitas en el Paraguay fueron una forma de apertura única en la época. Nunca se volvió a repetir. Ni siquiera en el s. XIX.
La advertencia de los teólogos de la Escuela de Salamanca a Felipe II de que lo que había encontrado en el Nuevo Mundo eran personas y, por lo tanto, súbditos, es del s. XVI, no del XIX. Y, desde entonces, francamente, el derecho internacional ha avanzado más bien poco.
La realidad del momento afecta pero no condiciona la percepción religiosa. Así fue para San Pedro en el s. I, para San Pío V en el XVI, para San Pío X en el XX, y para Benedicto XVI en el XXI.
No te cuento lo católico que resultaba cualquiera de estos teólogos que mencionas al lado de éstos que traigo aquí.
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Muchos sacerdotes me han descrito experiencias similares.
Es un milagro de la Gracia el que tantos -a pesar de lo que se les ha enseñado en los seminarios- hayan logrado encontrar, a costa de grandísimos esfuerzos personales, el camino de regreso al Magisterio.
Por otro lado, es evidente que la gracia del Señor opera con independencia de todos los obstáculos humanos que se le interpongan, pero también lo es que los obstáculos no dejan de serlo cuando la misericordia divina decide respetarlos. Es un misterio, pero suele suceder. La libertad es el modo como Dios quiere acercarnos a sí. A mi modo de ver no es bueno minusvalorar la existencia de los obstáculos ni de la libertad humana.
No sé qué lenguaje le ayudará a cada uno a incrementar su fe. En ese sentido, la variabilidad puede ser enorme. Es evidente que sistemas teológicos de una gran altura intelectual ayudarán a pocos, con independencia de su contenido, pues apenas algunos serán capaces de asimilarlos, que es lo que le ocurre a los monumentales edificios teológicos de los autores que citas.
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El problema no reside tanto en cómo captarán los fieles de a pie los monumentales edificios teológicos contemporáneos, sino en cómo los captarán los pastores que tienen que educar y guiar a esos mismos fieles.
Hagamos una prueba: dividamos la población en dos grupos, digamos de 10 a 50 años y de 50 a 90 años, y después hagámosles diez preguntas básicas sobre el catecismo.
Si, lo sé, se trata de una prueba un tanto injusta, pues la población menor de 50 años ha disfrutado de un ingente esfuerzo educativo en el plano civil y pastoral en el plano religioso.
También sé que la generación de los años 30 hubo de crecer en el contexto social de una república fuertemente laicista, mientras que las generaciones desde mediados de los años 50 a mediados de los 70 pudieron crecer en un ambiente político fuertemente marcado por la Iglesia.
Pero, de todas formas, creo que los resultados del experimento quizá puedan ser índice de unos fenómenos que, aunque no sean la realidad misma, sí serán efecto de esa realidad.
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Acepto correcciones.
Mi deseo es aclarar ciertas afirmaciones públicas que Ud. hace sobre H.U. von Balthasar en este artículo. Por mi parte no deseo que se publique este comentario. Mi deseo es más bien dirigirme en primer lugar privadamente a Ud. para aclarar lo que me han parecido errores en su juicio sobre Balthasar. Creo honesta y modestamente que estos juicios suyos se basan en primer lugar en el desconocimiento. Creo que quizá aceptará Ud. como autor fiable a Mons. André Leonard. Por eso, le recomendaría la síntesis apretada que hace de este teólogo en Pensamiento contemporáneo y fe en Jesucristo (Eds. Encuentro).
Señala Ud. que:
1. “Asume como fundamento de su sistema teológico la primacía del amor frente a la razón, la voluntad frente a la inteligencia y la caridad frente a la fe”.
Le ruego por favor que cite algo dentro de los 113 libros publicados o artículos que apoye esto.
Dice Ud. que:
2. "Su sistema también rinde culto al inmanentismo histórico, […] a la dialéctica descrita por Georg Wilhelm Friedrich Hegel en su “Fenomenología del espíritu”.
Le hago el mismo ruego: por favor una sola cita que apoye esto. Hasta donde yo sé el punto humano de inicio de Balthasar es Goethe. La crítica negativa a Hegel (considerado por él como el culmen de la “autoglorificación del espíritu”) puede leerse en Gloria 5. Pág. 524 y ss.
3. Dice Ud. que "La historia consiste en la lucha de dos grandes principios básicos: la justicia y la misericordia, representadas por Dios Padre y Dios Hijo. Dentro de esta lucha de contrarios, Jesucristo se encarna para vencer la supremacía de la justicia por medio del amor, de la fe por medio de la voluntad y de la razón por medio de la caridad".
Me veo en la obligación de nuevo de rogarle por favor que cite algo dentro de los 113 libros publicados o artículos que apoye esto. He leído un tanto a Balthasar y no conozco ni literal ni analógicamente nada que pueda tener parecido a estas afirmaciones. Por favor, ¿sería tan amable de indicar de dónde ha sacado esta idea o en qué se apoya?
4. Señala Ud. que "Ni el mal ni los malvados pueden resistir la fuerza de atracción del amor. Judas Iscariote, los herejes, los condenados al Infierno, incluso los mismísimos Demonios, se sienten “comprendidos” por el irresistible mensaje del amor, adhiriéndose sinceramente a él. Pedro, sí; pero Juan más que Pedro. Juan, sí; pero Dimas (el buen ladrón) más que Juan. Dimas, sí; pero Gestas (el mal ladrón) más que Dimas. Y así, por virtud del amor y de la misericordia, la “Iglesia institucional” queda desplazada por la “Iglesia del amor” que, a su vez, queda desplazada por la “Iglesia de los condenados”, aquellos que están más cerca de Cristo en la altura de la Cruz".
Por favor, dónde se apoya Ud. para decir que Balthasar sostiene tales afirmaciones. Me atrevo incluso a apostar que en ninguno de los 113 libros de Balthasar y de sus artículos o escritos se cite a Dimas o Gestas. Asimismo la expresión citada entre comillas de “Iglesia de los condenados” me sorprendería mucho en von Balthasar. Le ruego, nuevamente, que cite la procedencia en cualquiera de los escritos en cualquiera de las lenguas, bien sea el original alemán o en traducción.
5. Sigue señalando Ud. que "Para describir su sistema, von Balthasar se vale de una gran erudición histórica, filosófica y artística. Atractivo para los espíritus más románticos, y muy de moda en estos tristes días de ecumenismo desenfrenado, la “Teología del amor” adolece del error fundamental de subordinar la fe a la caridad, una de cuyas consecuencias es la relajación de las definiciones dogmáticas para facilitar la “unión” de las religiones"
Nuevamente, por favor, le ruego que me cite un solo apoyo textual que permita afirmar que Balthasar subordina la caridad a la fe y por motivos ecuménicos.
Debo entender que si no se pueden aportar tales citas, quizá se ha obrado con un comprensible apresuramiento. En tal caso, quizá sería recomendable considerar qué hacer con tales afirmaciones en el caso de que no sean sostenibles.
Fíjese que ni siquiera entro a discutir el fondo de la cuestión, sino sólo si Balthasar ha dicho o no lo que Ud. le imputa.
Como no es mi deseo en absoluto socavar su credibilidad pública, puede Ud. responderme privadamente y me comprometo a que por ahora quede entre nosotros.
Si desea que le envíe afirmaciones donde Juan Pablo II, Ratzinger, o Benedicto XVI comprometen su autoridad de enseñar sobre H. U. Von Balthasar para recomendarlo positivamente, puedo hacerlo.
Respetuosa y atentamente,
Su hermano en Cristo, Alonso Muñoz Pérez (Madrid)
Licenciado y máster en Ciencias Políticas. Licenciado en Filosofía. Diploma en Doctrina Social de la Iglesia.
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Mi credibilidad es la que es. No se basa en escribir sólo acerca de aquello en lo que soy especialista, ni en tener siempre la razón. Se basa en citar mis fuentes.
Como he indicado en la nota 1, el texto de este post no es otra cosa que:
"una selección-amplificación del prólogo de Atila Sinke Guimarães al folleto de Robert C. McCarthy: “A Critical Examination of the Theology of Karl Rahner.”, Carthay Ventures, 2001, 60pp."
Si desea discutir las afirmaciones del sr. Atila Sinke Guimarães respecto a lo escrito sobre S.E.R. Hans Urs von Balthasar, le recomiendo que, tras consultar el texto original, se dirija a él usando la dirección que le acabo de enviar a la dirección de correo que ha indicado en este comentario.
De todas formas, la doctrina Kenótica, tal como fue expuesta por S.E.R. von Balthasar, describe la posibilidad (muy real para su autor) de que todos seamos salvos, con todo lo que eso significa.
De momento, mientras no sea Magisterio ordinario, infalible o dogmático, permítame dudar de tal doctrina, que convierta al Infierno en un mero estado no experimentado por nadie.
http://ideasperdidas.wordpress.com/2010/10/29/reflexiones-en-torno-a-una-definicion-de-infierno/
Si un teólogo no reza, será como el famoso címbalo que resuena.
Tengo para mí que es más teólogo un simple cristiano contemplativo, si es amante de Dios, que el falso sabio encastillado en sus teorías que tal vez le sirvan para presumir o incluso para confundir.
No me refiero a nadie en particular, son consideraciones generales.
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Estoy de acuerdo.
Si para vivir según la Voluntad de Dios es necesaria la Gracia de Dios, tanto más lo será para hablar correctamente de Él.
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En cuanto a lo del tratamiento de S.E.R. del r. Hans Urs von Balthasar, S.I., tiene vd. toda la razón.
En cuanto a lo del entonces r. Joseph Ratzinger, hoy Su Santidad Benedicto XVI, si no ha sido mencionado a lo largo del texto es porque nunca cayó en el error atribuible a S.E.R. Hans Urs von Balthasar, S.I.: subordinar la fe a la caridad.
Y que Benedicto XVI no ha caído en ese error es algo que queda de manifiesto en el título de su encíclica: Caritas in veritatis.
"procede toda ella de la adoración de la Gloria de Dios. Es uno de esos rarísimos teólogos contemporáneos cuyos libros dan el gusto de arrodillarse para rezar a Aquél que es su solo tema... los libros de von Balthasar están habitados por una pasión devoradora".
"Su pensamiento busca incansablemente hacer volver todo a su centro: la majestad sumamente adorable de la Gloria de Dios manifestada en la cruz de Jesús".
"Balthasar escribe para la Iglesia de todos los tiempos, para la Iglesia eterna y, manifiestamente, se preocupa muy poco de halagar las opiniones y las interrogaciones de este tiempo particular".
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Sí. Y, además, subordina la fe a la caridad, con todo lo que eso significa.
¿Vd. también subordina la fe a la caridad?
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Santo Tomás de Aquino es teólogo, santo y doctor de la Iglesia. Eso no hace que sus escritos sean siempre y en todo perfectos. Sin embargo, ocho siglos de escrutinio demuestran su calidad.
Ciertamente, la obra de Santo Tomás estuvo influida por su época. Pero, dada la magna tarea de recuperación ordenada por León XIII y apoyada por Pío XII, parece que todavía es de alguna utilidad para la Iglesia.
Dentro de ocho siglos, ya desde el Cielo, veremos a cuál de los dos teólogos se recuerda.
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No creo que se pueda llamar al r. p. Karl Rahner "redomado hereje", y menos por este texto.
Por limitarnos a sólo dos cosas, los problemas surgen cuando se habla del cristianismo anónimo y de la unidad esencial de naturaleza humana y gracia.
El r.p. Rahner no termina de explicar cómo conciliar lo primero con el dogma Extra Ecclesiam Nulla Sallus, y lo segundo con el dogma del Pecado Original.
Por supuesto que hay elementos del pensamiento de santo Tomás que nadie sigue hoy. En temas de biología, por ejemplo, es imposible hacerlo.
En cuanto al ejemplo que menciona: santo Tomás condenó el préstamo a interés porque no conoció todas las funciones que hoy se reconoce al dinero. Sobre los contratos bilaterales, la justicia conmutativa requiere reciprocidad en los cambios.
Saludos.
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Es algo tan sencillo como deslindar lo esencial de lo accesorio.
La cuestión es si se han refutado las tesis centrales del tomismo. Si tras ocho siglos no han sido refutadas, hay dos opciones: una, refutarlas de una vez; dos, si no se pueden refutar, partir de ellas.
Lo que no parece muy razonable es no hacer ninguna de las dos cosas.
Respecto a von Balthasar, sé que una tesis del Angelicum aprobada con la máxima calificación lo condenaba. No recuerdo ahora el autor, pero voy a tratar de averiguarlo.
Respecto al gusto de Ratzinger/Benedicto XVI, me parece que se limita a ciertas exposiciones sobre temas que no son de teología fundamental, donde B16 es más patrístico. Lo mismo que Guardini, otro "maestro" ratzingeriano.
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Así me parece a mí.
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A mí me parece que la esencia de la Caridad es amar a Dios. Ahora bien ¿cómo amar a Dios sin tener Fe en Él?
cfr. Santo Tomás de Aquino: "Quæstio Disputata: De Caritate", II, ad 8.
En ese sentido hay que entender las palabras del apóstol.
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Sí, pero eso será cuando hayamos muerto: ya no hará falta Fe para ver lo que tendremos delante de nosotros.
Si cerca de Dios, estaremos en el Cielo. Si lejos, en el Infierno.
Cuando S.E.R. Hans Urs von Balthasar escribió su teología estaba vivo, y hablaba para los vivos. Y a los vivos les decía que la caridad primaba sobre la fe, y que el Infierno es un estado que, muy posiblemente, nadie ha experimentado ni experimentará nunca.
El Magisterio de la Iglesia ha sido siempre y en todas partes muy otro.
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Vd. puede creer que los "jerarcas" de la Iglesia Católica "condicionan" a los fieles. Sin embargo, para los que creemos que Jesucristo es Dios y creemos que estableció a San Pedro y sus sucesores como piedra angular de la Iglesia, con poder para atar y desatar en la Tierra para atar y desatar, además, en el Cielo, creemos que los Papas custodian y enseñan el Depósito de la Fe, indicando qué teólogos son los más adecuados para ello.
Respecto a "la apertura cultural que provocó el colonialismo europeo en el siglo XIX" (principalmente imperialismo británico), no creo que aportara nada nuevo a lo ya dicho por la Escuela de Salamanca.
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Los cristianos no somos contrarios a "una justa distribución de la riqueza". Somos contrarios a que esa "justa distribución de la riqueza" sea realizada por el Estado.
Los cristianos somos contrarios a la usura. Por eso se crearon las cajas de ahorro y montes de piedad. Pero no somos contrarios a un uso recto y ordenado de los préstamos (uso que excluye el abuso al que nos ha llevado la política de expansión crediticia seguida tanto por la FED como por el BCE durante los últimos veinte años).
Se puede creer en Cristo como Dios y hombre pero eso no me forza a creer que dejó un "vicario" en la tierra y que ese sea el papa, yo no creo esto ni creo que el papa haya heredado ese poder que dice tener dentro de su iglesia, de un primado legado a Pedro por Cristo.
Para usted la teología misionera quizá hasta nace con esa escuela de Salamanca, su creencia la veo muy etnocéntrica, exalta su orgullo español, pero en la obra de un jesuita español, SANTOS HERNANDEZ, Angel: Misionología: problemas introductorios y ciencias auxiliares, Ed. Sal Terrae (Santander: 1961), leí que su autor aún siendo español tuvo que reconocer que en el siglo XIX fue cuando se dio el mayor auge misionero por el explosivo colonialismo que no sólo fue inglés, en África por ejemplo fue también francés, italiano, alemán, belga, hasta los españoles obtuvieron una tajada del África, y fue del siglo XIX la sistematización de la teología misionera y su aparición como una disciplina propia, fue hasta entonces que el término misión se usó para la reflexión teológica.
Si con el Estado metiendo las manos la distribución de la riqueza no se logra del todo hacerla equitativa, menos dejando todo al libre mercado, la vieja escuela de la doctrina social de la iglesia reconocía la necesidad de que el Estado interviniese. El extremo liberalismo llevó a la última crísis que se generó en Wall Street por ejemplo la cual se está reparando precisamente con la intromisión del Estado norteamericano en la economía.
Tomás de Aquino dijo que es ilícito cobrar intereses por prestar dinero, el sólo hacerlo es usura, ¿de verdad los cristianos están contra la usura?, hubo una época que cuando los nobles en Europa necesitaban dinero en efectivo le pedían prestamos a los clérigos que siempre tenía dinero por los tributos que recibían, y les pagaban intereses. Si los cristianos católicos apoyan la economía capitalista apoyan a los bancos que entre otras cosas prestan dinero y cobran intereses ¿no es cierto?, y el Vaticano, el centro del catolicismo, tiene precisamente un banco que presta dinero cobrando intereses, aunque quieran tapar el sol con un dedo diciendo que no cobran excesivos intereses, pero el sólo hecho de cobrarlos es usura según Tomás de Aquino.
[Dado que este comentario puede lesionar su credibilidad (cosa que no pretendo) tratando de defender la buena fama da H. U. Von Balthasar, puede Ud. retirar este comentario mio y aclarar la cuestión privadamente por correo electrónico u otro medio que Ud. considere oportuno. Le doy por ello permiso para que no lo publique o lo retire en el caso de que se publique automáticamente.]
Dice Ud. respondiendo al comentarista Juvencio: “para los que creemos que Jesucristo es Dios y creemos que estableció a San Pedro y sus sucesores como piedra angular de la Iglesia, con poder para atar y desatar en la Tierra para atar y desatar, además, en el Cielo, creemos que los Papas custodian y enseñan el Depósito de la Fe, indicando qué teólogos son los más adecuados para ello”. (Respuesta a Juvencio)
Esto esta muy puesto en razón. Por ello, aquí tiene una selección breve de las indicaciones de los sucesores de Pedro sobre Balthasar y su teología:
“Un día antes de ser investido cardenal, Dios le llamó de este mundo, por lo que, en cierto modo, pudo seguir siendo él mismo. Sin embargo, lo que el Papa quiso expresar con este gesto de reconocimiento, de respeto sigue estando en vigor: no ya de forma particular y privada, pues la Iglesia nos dice oficial y públicamente que Balthasar fue un maestro de fe, un guía para acceder a las fuentes de agua viva, un testigo de la palabra, por el que aprendemos a descubrir a Cristo, por el que podemos aprender a amar la vida”. Cardenal J. Ratzinger, Homilía en el funeral de Balthasar
“El ejemplo que von Balthasar nos ha dejado es más bien el de un verdadero teólogo, que en la contemplación había descubierto la acción coherente con vistas al testimonio cristiano en el mundo. En esta significativa circunstancia lo recordamos como un hombre de fe, un sacerdote que en la obediencia y en el ocultamiento no buscó nunca el éxito personal sino que, con pleno espíritu ignaciano, deseó siempre la mayor gloria de Dios”. Benedicto XVI, Carta a los a participantes al Congreso: “Sólo el amor es digno de fe”, Universidad Pontificia del Laterano
“Él ha puesto sus vastos conocimientos al servicio de un intellectus fidei que sea capaz de mostrar al hombre contemporáneo el esplendor de la verdad que brota de Jesucristo”. Juan Pablo II, Ceremonia de entrega del Premio Internacional de Teología Pablo VI
“Un eminente teólogo y hombre de ciencia que ocupa un lugar de honor en la vida eclesial y cultural del momento presente. En el último consistorio quise reconocer y honrar solemnemente los múltiples méritos de su larga e incansable actividad como maestro espiritual y científico cualificado, concediéndole la dignidad cardenalicia”. Juan Pablo II, Carta al cardenal Ratzinger con motivo del funeral de Balthasar
Dice Ud. que “Mi credibilidad es la que es. No se basa en escribir sólo acerca de aquello en lo que soy especialista, ni en tener siempre la razón. Se basa en citar mis fuentes. Como he indicado en la nota 1, el texto de este post no es otra cosa que: una selección-amplificación del prólogo de Atila Sinke Guimarães al folleto de Robert C. McCarthy: “A Critical Examination of the Theology of Karl Rahner.”, Carthay Ventures, 2001, 60pp.”
El texto de su artículo es una traducción literal de este prólogo y ni siquiera es una selección. Sólo el último párrafo no se encuentra contenido literalmente en el prólogo. Cualquiera con un poco de conocimiento de Inglés puede comprobar que el texto del artículo suyo no es una “selección-amplificación” sino traducción directa, a la que le faltan las comillas. Puede verse el texto original en http://www.traditioninaction.org/bkreviews/A_009br_Rahner.htm
Ni Ud. ni él citan fuentes directas, sino impresiones subjetivas que –a falta de prueba- no se basan en un conocimiento de Balthasar. Tampoco tiene sentido, en mi modesta opinión, que Ud. me remita de un autor que habla de otro autor. Si Ud. hace una afirmación sobre un autor, es Ud. quien sostiene dicha afirmación y no un tercero. Es como si yo dijera que Ticio subordina la razón a la fe incurriendo en fideísmo porque he leído un prólogo que no cita a Ticio en un libro que trata sobre otro periodista que no es Ticio que dice que Ticio es fideísta. Y cuando alguien pregunta en qué me baso para afirmar que Ticio es fideísta le remito a ese prólogo que no cita a Ticio.
Tras no aportar cita alguna, no puedo sino considerar que está Ud. haciendo un juicio en el foro público extraordinariamente duro poniendo fuera de la comunión de fe a un teólogo recomendado por los papas sin ni siquiera habérselo leído o sin aportar prueba alguna. Creo que puede estar incurriendo en lo que la Biblia llama aprhoneia. Se lo digo todo esto en el espíritu y la letra de Mt 18, 15-16, pues lesionar la buena fama del prójimo es un delito –incluido en el crimen de falsedad- a tenor del canon 1390, 2. CIC
Dice Ud. que “De todas formas, la doctrina Kenótica, tal como fue expuesta por S.E.R. von Balthasar, describe la posibilidad (muy real para su autor) de que todos seamos salvos, con todo lo que eso significa. De momento, mientras no sea Magisterio ordinario, infalible o dogmático, permítame dudar de tal doctrina, que convierta al Infierno en un mero estado no experimentado por nadie”.
Sigue Ud. sin aportar cita alguna de lo que realmente afirma Balthasar. Sin embargo, le voy a dar alguna de lo contrario. Sobre el sentido de la justicia y la posibilidad real de condenarse, por ejemplo: “Puede el amor de Dios perder en algún momento la paciencia de manera que no tenga más remedio que proceder con la más pura justicia vindicativa? Mi respuesta fue: sí ciertamente” (Tratado sobre el infierno, Madrid, EDICEP, 1999, p. 133).
Sobre la posibilidad de que todos seamos salvos, aquí tiene una cita del Magisterio ordinario (aportada por Balthasar): “Ni en la Sagrada escritura ni en la tradición se dice nada acerca de si algún hombre se encuentra realmente en el infierno. Más bien presenta el infierno como una posibilidad real, unida al ofrecimiento de arrepentirse y de vivir” (Catecismo para adultos de la Conferencia Episcopal Alemana, 1985, p. 423, revisado por el cardenal Walter Casper y discutido en Roma).
Dado que en otros comentarios ha mostrado Ud. la magnanimidad y humildad de aceptar correcciones, tenga a bien considerar en el Señor ésta que le hago. Por favor: “no juzguéis antes de tiempo. Dejad que venga el Señor” (Cor 4), “no juzguéis y no seréis juzgados” (Lc 6)
Mi intepretación es humanista, y desde fuera de su iglesia yo veo que los jerarcas por autoritarismo son los que condicionan el auge de los teólogos dentro de su iglesia, y efectivamente usted puede creer lo que quiera y eso es muy respetable como le dije, pues yo no descalifico las creencias de nadie como lo hacen los católicos, lo cual me indica que creen que son los únicos que poseen la verdad, pero para mi la visión católica es tan subjetiva y parcial como cualquier otra y no pueden hacer afirmaciones categóricas.
Se puede creer en Cristo como Dios y hombre pero eso no me forza a creer que dejó un "vicario" en la tierra y que ese sea el papa, yo no creo esto ni creo que el papa haya heredado ese poder que dice tener dentro de su iglesia, de un primado legado a Pedro por Cristo.
Para usted la teología misionera quizá hasta nace con esa escuela de Salamanca, su creencia la veo muy etnocéntrica, exalta su orgullo español, pero en la obra de un jesuita español, SANTOS HERNANDEZ, Angel: Misionología: problemas introductorios y ciencias auxiliares, Ed. Sal Terrae (Santander: 1961), leí que su autor aún siendo español tuvo que reconocer que en el siglo XIX fue cuando se dio el mayor auge misionero por el explosivo colonialismo que no sólo fue inglés, en África por ejemplo fue también francés, italiano, alemán, belga, hasta los españoles obtuvieron una tajada del África, y fue del siglo XIX la sistematización de la teología misionera y su aparición como una disciplina propia, fue hasta entonces que el término misión se usó para la reflexión teológica.
Si con el Estado metiendo las manos la distribución de la riqueza no se logra del todo hacerla equitativa, menos dejando todo al libre mercado, la vieja escuela de la doctrina social de la iglesia reconocía la necesidad de que el Estado interviniese. El extremo liberalismo llevó a la última crísis que se generó en Wall Street por ejemplo la cual se está reparando precisamente con la intromisión del Estado norteamericano en la economía.
Tomás de Aquino dijo que es ilícito cobrar intereses por prestar dinero, el sólo hacerlo es usura, ¿de verdad los cristianos están contra la usura?, hubo una época que cuando los nobles en Europa necesitaban dinero en efectivo le pedían prestamos a los clérigos que siempre tenía dinero por los tributos que recibían, y les pagaban intereses. Si los cristianos católicos apoyan la economía capitalista apoyan a los bancos que entre otras cosas prestan dinero y cobran intereses ¿no es cierto?, y el Vaticano, el centro del catolicismo, tiene precisamente un banco que presta dinero cobrando intereses, aunque quieran tapar el sol con un dedo diciendo que no cobran excesivos intereses, pero el sólo hecho de cobrarlos es usura según Tomás de Aquino.
el seminario 2conciliar2 de Madrid,donde estudié 3 años, era y es paladín en autores herejes, buenistas, etc.
lo que dijo Santo Tomás es sistematizar nuestra FE; no INVENTARSE OTRA.
Asimismo, he leído, detenidamente, el artículo de D. Miguel Serrano, sus notas, los 64 comentarios y, salvo la referencia del autor al mencionado libro, del que confiesa haber tomado, no solo el nombre sino la conclusión de que, los cuerpos teológicos de Theilard, Von Baltasar y Rhaner son meros “bucles teológicos que, como cintas de Moebius, no mueren donde nacen pero tampoco llevan a ninguna parte”, no aparece mencionado en ninguno de los comentarios.
Me ha llamado profundamente la atención ese olvido y quizá por ello pretendo “enmendar el entuerto”; y aunque los que lo ignoran ganen por goleada, no por ello debo dejar de mencionarlo. Los libros sobre matemáticas, sus conceptos y planteamientos, generan un total rechazo en el anumerismo rampante que predomina en nuestra sociedad y es por ello que, los que se dedican a “las letras”, presentan una hemiplejia cultural que, en algunos casos, hasta presumen de ello.
La cita del autor transcrita expresa, con sencillez, la síntesis del pensamiento derivado del estudio de los cuerpos teológicos citados. La banda de Moebius que cualquiera puede construir, basta tomar una cinta plana, girar un extremo y unirlo al otro extremo sin girar. La figura resultante, semejante a la que aparece en la imagen, representa la llamada “superficie de una sola cara”. Un móvil circularía sobre ella de forma indefinida.
Esta imagen, si se corresponde con la teología de los autores citados, expresa, con nitidez, que tales cuerpos teológicos no son más que un universo cerrado que muere en sí mismo.
Hofstadter establece una relación consistente entre la música de Bach, las gráficas de Escher y la matemática de Godel. Sobre Bach cito: “Con ese canon nos brinda Bach nuestro primer ejemplo de Bucles Extraños. El fenómeno de “Bucle Extraño” ocurre cada vez que habiendo hecho hacia arriba (o hacia abajo) un movimiento a través de los niveles de un sistema jerárquico dado, nos encontramos inopinadamente de vuelta en el punto de partida”.
Al referirse al artista gráfico holandés Escher, señala: “En el concepto de Bucles Extraños va implícito el de infinito, pues ¿Qué otra cosa es un bucle sino una manera de representar de manera finita un proceso interminable?”
En cuanto a Godel baste este aserto: “Toda formulación axiomática de teoría de los números incluye proposiciones indecidibles”.
En los años sesenta-setenta, para cierta progresía de entonces, quien no hubiera leído a Theilard era “un desgraciado y retrógrado ignorante”. Confieso que solo he leído un par de obritas que no recuerdo su nombre y un ensayo crítico de la obra de Theilard publicado por EDICUSA.
Respecto de la obra de Von Balthasar sólo conozco referencias y citas leídas en los escritos de Ratzinger y el Papa Benedicto.
De Rhaner no sé si he leído algún artículo, solo referencias en mis lecturas. Si además soy lego en teología nada que opinar sobre las tesis del Sr. Serrano.
Ahora bien: Me ha picado la curiosidad. Releré a Theilard, algún libro de Von Balthasar y de Rhaner para comprobar, a la luz del “Bucle” si, a mi parecer, la tesis del Sr. Serrano, es consistente.
Asimismo recomiendo a los comentaristas lean “el bucle” de Hofstadter a cuya luz revisen sus comentarios y el artículo del Sr. Serrano. Es posible que, ante la estética de su contenido, se revelen vocaciones tardías por el estudio de la Matemática y su proyección hacia otras disciplinas. Por ejemplo la Teología. Que dios guarde a todos. MR.
1.- Para conocer la teología surgida en la Iglesia Católica a partir de la II Guerra Mundial hay que estudiar tres sistemas: la “Cristogénesis” del r.p. Pierre Teilhard de Chardin, S.I., la “Teología del amor” del r. Hans Urs von Balthasar (ex S.I.), y la “Reducción antropológica” o “Antopología trascendental” del r.p. Karl Rahner, S.I.
2.- Seguidamente hace una sinopsis de cada uno de los sistemas teológicos que resume en este párrafo:
“En los tres casos, el historicismo inmanentista produce los únicos frutos que su naturaleza le permite producir. Unos frutos que, aunque no han madurado exactamente allí donde nacieron, condenan al “hombre moderno” a deambular eternamente sin avanzar”.
3.- Con tales antecedentes concluye:
“Las obras de Teilhard, Balthasar y Rahner son bucles teológicos que, partiendo del hombre y elevándose a Cristo, divinizan a aquél a la par que humanizan a Éste. Se trata de bucles teológicos que, como cintas de Moebius, no mueren donde nacen pero tampoco llevan a ninguna parte”.
4.- Añade notas complementarias que al lector, poco avezado en teología y en los entresijos de los textos del Magisterio, le son de utilidad.
5.- El Sr. Serrano no juzga a las personas sino que se centra en sus obras.
Mi opinión como lector es que se trata de una exposición impecable, magistralmente expuesta y que solo desde ese planteamiento puede ser rebatida.
Los comentarios:
Sin que el orden implique valoración alguna diré lo que sigue:
1º Su lectura me induce a pensar que los comentaristas no se han enterado de lo que el ponente dice.
2º Que, conociendo su ignorancia, aprovechan la mención accidental del ponente a Santo Tomás de Aquino, por lo de las librerías de viejo, para que otros comentaristas circulen por la obra del Aquinate en la que al parecer se sienten más firmes, lo que obliga al ponente a discurrir por Santo Tomás distrayendo la cuestión. En su comparación afirma que la metodología tomística es abierta.
3º Otro saca a Sayés que no tiene nada que ver con el asunto.
4º A raíz de lo que dice el ponente nadie ha preguntado: Comparativamente, si la metodología tomística es abierta ¿Cómo es la de los tres autores reseñados? ¿Cerrada?
5º Al hilo de lo anterior y utilizando el lenguaje de Godel ¿Podríamos decir que el sistema del aquinate es consistente e incompleto de ahí su carácter abierto? Por el contrario, los sistemas teológicos de la terna reseñada ¿Son completos e inconsistentes?
6º Por la conclusión a la que llega el ponente con lo del bucle la respuesta a la última pregunta parece ser afirmativa.
Seguir insistiendo no nos llevaría más que a la repetición. Con mis dos comentarios, creo, he cumplido mi intención de centrar el tema. Hubiera sido sumamente interesante, para los lectores, que el ponente, a la luz del planteamiento godelsiano hubiera mostrado la inconsistencia de los sistemas teológicos considerados, (a lo mejor lo ha hecho y no me he enterado tampoco), y que su condena o no aceptación por el Santo Oficio, no solo se ampara en el Magisterio sino en la propia construcción.
Como mi atrevimiento es tan grande como mi ignorancia, me he podido meter en la cacharrería de modo inopinado. Que Dios guarde a todos. MR.
¡Feliz Pascua florida, Miguel!
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