La Muerte de Occidente (II)
Explicábamos en el artículo anterior cómo el discurso apocalíptico del cambio climático “antropogénico” (provocado por el hombre), la pandemia del Coronavirus, las campañas de vacunación y los nuevos movimientos sociales (manejados como marionetas por las élites políticas y económicas) están tratando de imponer un Nuevo Orden Mundial. Este Nuevo Orden pretende acabar con cualquier vestigio de la civilización cristiana para imponer un gobierno global contra Dios. Pero para poder imponer esta nueva dictadura global, los poderosos necesitan el apoyo de la mismísima jerarquía de la Iglesia, que se ha rendido con armas y bagajes a los poderes de este mundo. A este cambio de época lo han llamado “el Gran Reseteo”, metáfora significativa que nos deja bien a las claras lo que quieren hacer: apagar el mundo y volver a encenderlo con un sistema operativo nuevo y radicalmente distinto al que ha sustentado la Civilización Occidental durante los últimos milenios. La Iglesias y la Catedrales arden. Hay que reducir a cenizas todo lo que recuerde la soberanía de Cristo. Porque estos hijos de puta sirven al Anticristo. Así estamos. Y lo que nos quedará por ver, si Dios no lo remedia, porque las pandemias suelen venir de la mano del hambre y las guerras; y entre los fines de los poderosos está la reducción de la población mundial de manera significativa. Porque según estos canallas, el hombre es un virus que amenaza la supervivencia de la Tierra, que ve en peligro su “sostenibilidad” por un aumento “insostenible” de la población. Conclusión: sobran muchos millones de personas en el planeta. Las pandemias, las guerras y las catástrofes son la solución al problema de la superpoblación.