¿Proselitismo, no; celo apostólico, sí?
En la fiesta de la Ascensión: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado».
Proselitismo: celo por ganar prosélitos.
Prosélito: persona incorporada a una religión
Fuente: Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
En Argentina el significado de los términos «proselitismo» y «prosélito» han de ser los mismos que señala el Diccionario porque éste no recoge ninguna acepción distinta de dichos sustantivos en la patria del gaucho Martín Fierro.
El Santo Padre se ha dedicado a lo largo de su pontificado a denostar machaconamente, como pecado grave, el proselitismo.
¿Por qué? Pues probablemente porque el Santo Padre defiende abiertamente la libertad de credo. ¿Cree que todas las religiones son distintos caminos que conducen todos ellos a la salvación? Por lo que ha venido diciendo, probablemente sí, aunque quién sabe…
Según el Documento sobre la fraternidad humana firmado por el Papa en Abu Dabi, «la libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherir a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan».
El documento de Abu Dabi es un canto maravilloso al liberalismo en estado puro: pluralismo, derecho a la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción; indiferentismo religioso y rechazo expreso a la civilización cristiana, única que se puede considerar, como tal, civilizada. Y todo ese pestilente liberalismo, considerado voluntad de Dios. Pero, se pongan como se pongan, el liberalismo es pecado: es la raíz de todos los males. Es el non serviam luciferino.
La libertad sin verdad, sin moral, sin Dios, no es libertad. Somos libres para alcanzar el fin para el que hemos sido creados, que es el cielo, que es Dios mismo. La libertad, si no es para vivir como Dios manda, no es libertad, sino esclavitud del pecado y de Satanás. Y cuando hablamos de Dios no nos referimos a cualquier dios, sino al único Dios verdadero: a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres personas distintas y un solo Dios Verdadero. Cristo es el único Dios y no hay otro. Si empezáramos por aquí, se acababa inmediatamente la tontería infame del documento de Abu Dabi.
Como señala José Miguel Gambra[1], el liberalismo es la raíz del mal: «somos absolutamente libres, libres como Dios mismo y señores del bien y del mal, como sugería Satanás». O como señala Vázquez de Mella, «toda persona, desde el individuo al Estado, tiene derecho a no reconocer como límites jurídicos de su libertad ni el dogma ni la moral ni el culto ni la jerarquía católica». El hombre no tiene que obedecer más que al hombre, a su voluntad individual o general.
Pero hete aquí que el Papa Francisco, en la catequesis del 17 de mayo, se lanza a ensalzar la labor misionera de San Francisco Javier. Obviamente, el santo navarro era un proselitista de tomo y lomo: como Dios manda. Dice el Papa:
«Prosiguiendo nuestro itinerario de la Catequesis con algunos modelos ejemplares de celo apostólico… recordemos que estamos hablando de evangelización, de celo apostólico, de llevar el nombre de Jesús, y hay muchas mujeres y hombres en la historia que lo han hecho de manera ejemplar».
¿Qué es el celo apostólico sino proselitismo? Si empezáramos por respetar el principio de no contradicción, nos iría mejor. El celo es «interés extremo y activo que alguien siente por una causa»: en este caso, por llevar a todas las almas a Cristo. Celo por la salvación de las almas. Celo por bautizar a los paganos. Así lo escribía el propio San Francisco Javier en una carta:
«Muchos cristianos se dejan de hacer en estas partes, por no haber personas que en tan pías y santas cosas se ocupen. Muchas veces me mueve pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos!».
¡Cuántas almas se pierden porque nadie les predica a Cristo, único Redentor y Salvador del género humano!
¿Tiene el Papa un negro indiferentista y hereje hasta las trancas y otro católico como Dios manda? ¿Una de cal y cien de arena? ¿Un día al mes contentamos a los católicos ortodoxos y el resto a los herejes modernistas?
El profesor Josef Seifert escribió hace poco una carta abierta a todos los obispos, arzobispos y cardenales de la Iglesia que suscribo de cabo a rabo. No he leído ninguna respuesta, ninguna reacción. ¿Se le hace el vacío? Pues yo insisto:
«¿No sería una herejía y una terrible confusión afirmar que Dios -del mismo modo que quiso la diferencia de los dos sexos, es decir, con su voluntad positiva- también quiso directamente la diferencia de religiones y, por tanto, toda idolatría y herejía? Sí, ¿no es la Declaración de Abu Dabi mucho peor que la herejía, es decir, la apostasía? ¿Cómo puede Dios, con Su voluntad creadora positiva, haber querido religiones que rechazan la divinidad de Jesús, niegan la Santísima Trinidad, rechazan el bautismo y todos los sacramentos y el sacerdocio? ¿O cómo ha podido querer el politeísmo o el culto al ídolo Baal o a la Pachamama? ¿No contradice esto totalmente el mensaje del profeta Elías y de todos los demás profetas y las palabras de Jesús?»
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Hermanos:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
25 comentarios
Y como es habitual el Papa no es nada claro y además parece contradecirse.
También dijo: "Cuando, por ejemplo, me presentan la historia de un sacerdote candidato a obispo: pasó diez (años) en la misión de tal lugar… esto es grande". Pero, como alguno de esos «misioneros» modernos incluso ha alardeado de no haber bautizado a nadie después de muchos años, no sería de extrañar que la historia de alguno de esos candidatos a obispo que le presentan sea: "pasó diez (incluso más años) en la misión de tal lugar", y no ha bautizado a nadie ¡Eso si que es grande…!
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Pedro L. Llera
Pues que lo explique bien. En España jamás se ha hecho ese tipo de proselitismo y menos por parte de los católicos. Nosotros no somos testigos de Jehováh ni mormones. Ni lo hemos sido nunca. Y el Papa es el Papa de toda la Iglesia: no solo de la Iglesia Hispanoamericana.
El fin del "proselitismo" sería el beneficio del grupo o del líder; la evangelización, por el contrario, es para el beneficio del converso, para que alcance la salvación.
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Pedro L. Llera
Nosotros no somos una secta protestante. Y en España jamás se ha hecho ese tipo de proselitismo en la Iglesia. Nunca. Así que, cuando se predica, hay que explicar el mensaje de manera adecuada. Y el Papa ha de hablar para todos: no solo para los hispanoamericanos. Tal vez si viniera a España, se enteraría.
1. m. Actitud que propugna la libertad y la tolerancia en la vida de una sociedad.
2. m. Doctrina política que postula la libertad individual y social en lo político y la iniciativa privada en lo económico y cultural, limitando en estos terrenos la intervención del Estado y de los poderes públicos.
Cuando el autor escribe el liberalismo es la raíz del mal, entiendo que está haciendo una interpretación amplia del concepto: liberalismo como una deformación del concepto de libertad en el que la voluntad de Dios es sustituida por la del hombre, -y me parece correcto lo que expone,- y no a una doctrina política, porque en el siglo XII había pecados y no puede ser que el origen del pecado sea el liberalismo de 6 siglos después.
Quiero decir, con esto, que no me parece correcto, en un mismo texto, hacer una interpretación amplia de un concepto, liberalismo, y estricta de otro, proselitismo... El Papa, cuando habla del proselitismo se refiere a esa acepción negativa, como indican algunos de los comentarios. Como dijo S.Juan Pablo II en su última visita a España, en Cuatrovientos, la verdad se propone, no se impone, y siempre existe la tentación de tratar de imponer la verdad y no de proponerla: Esa imposición de la verdad, es lo que significa el proselitismo en su acepción negativa.
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Pedro L. Llera
Verá usted: es que el liberalismo es la versión moderna del non serviam de Lucifer: es la soberbia y la desobediencia a Dios. El liberalismo propugna la autonomía del hombre respecto a Dios; la independencia del hombre respecto a Dios; la autonomía moral del hombre y la desobediencia a la ley moral universal; la autodeterminación de la criatura respecto a su Creador; y, por último, propone al hombre como principio, dueño y fin de sí mismo; sin reconocer que el principio y el fin es Dios, es Cristo. Y que el Señor y Dador y de Vida es el Espíritu Santo.
En primer lugar no creo que una persona que ostenta un cargo de capital importancia ya sea en la jerarquía de la iglesia o en el ámbito político civil exponga opiniones en público de forma repetida espontáneamente, sin darse cuenta de que lo que diga tiene importancia, ya sea en comunicados oficiales o en coloquios públicos con presencia de la prensa.
Es lógico es pensar que en esos niveles de responsabilidad lo que se comunica fuera del ámbito oficial va dirigido con la intención de una reacción, pretendiendo conseguir algo. Pensar que son opiniones personales que salen involuntariamente me parece un poco inocente. No digo que en alguna rara ocasión pase, pero no debe ser lo normal.
En este caso, como en otros anteriores, se me escapa que es lo que se intenta.
¿Realmente en la sociedad católica actual el proselitismo es un problema que haya que corregir?
¿La natalidad en la sociedad católica acual es un problema tipo conejo que hay que atajar?
No voy a seguir, pero el único fruto que veo en estos y otros temas es confusión. Seguramente estaré equivocado, o eso espero.
“La Iglesia no hace proselitismo. Ella se desarrolla más bien por la atracción”.
BENEDICTO XVI, Homilía, 13-V-2007.
«Nuestra fe no la imponemos a nadie. Semejante género de proselitismo (Diese Art von Proselytismus) es contrario al cristianismo»
BENEDICTO XVI, Homilía, 10-IX-2006.
A buen entendedor....
Bendiciones!
En Hch 13,43 se refiere a los prosélitos adoradores de Dios, a los que Pablo y Bernabé exhortaban a perseverar en la gracia de Dios. Hay otros tres versículos que hablan de prosélitos, uno de ellos es en Pentecostés (Hch 2,11). Los otros dos son de prosélitos de los judíos (Tob 1,8; Est 9,27).
Lo del documento creo que es, igualmente, 'por complejo'. Pretendieron hacernos sentir culpables por las guerras de religión, como si ahora no hubiera guerras, tanto de fuego como cultural. La cultural con terribles armas como las mentiras. Así consiguieron que no siguiéramos predicando a Cristo como único Camino al Padre, en muchos momentos y misiones en los que hubiera sido perfectamente posible. Nos hicieron perder fuelle. Una pena. De sentirse auténticos instrumentos de Dios, como antaño, a creer que es mejor no hacer demasiado, por si no lo hacemos bien, por si nos pasamos... Quizá nos hemos ido al otro lado. Los vaivenes del péndulo histórico nos afectan, por estar en el mundo. Necesitamos que el Espíritu Santo nos inunde, nos rebose, y dejar hacer a Él.
Un tema que se me escapa. Disculpen si mi reflexión no fuera acertada.
Una pregunta. Cómo puede condenar la ignorancia? #Tantas almas que se pierden por no conocer a Cristo#. Eso no lo entiendo. Es como lo del bautismo de los recién nacidos. La culpa ahí no sería más bien nuestra?
siempre existe la tentación de tratar de imponer la verdad y no de proponerla: Esa imposición de la verdad, es lo que significa el proselitismo en su acepción negativa.
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¿Qué significa imponer la verdad?¿Se impuso alguna vez la verdad?¿Se puede imponer la verdad?¿Debe de castigarse el homicidio o no porque eso es imponer la verdad?¿Y la blasfemia?¿Qué es mas grave el homicidio o la blasfemia?
La respuesta está en el mismo pensamiento liberal que todo lo impregna. Creemos que somos dueños absolutamente de nuestros actos y pensamientos y eso es un absurdo, un espejismo, un acto de soberbia. No puede ser dueño de sus pensamientos alguien a quien no han enseñado a pensar adecuadamente ni tiene los conocimientos necesarios. Alguien, por ejemplo, que no sabe combatir las tentaciones.
Quizá la pregunta es si debemos de obligar a realizar actos externos. Es obvio que si. Siempre conformes con la sana doctrina, que nos guía y nos protege. En otros tiempos mas sanos a esto se le llamaba normas de urbanidad. Incluso hay sitios en los que te obligan a pintar tu casa de unos colores determinados o a no pintarla y dejarla con el ladrillo visto.
En el fuero interno no se puede obligar. Podríamos decir "pero hay formas sutiles de influir, formas de manipulación psicológica". Interesante reflexión. Eso es lo que hace constantemente el mundo. El Cristianismo, al contrario, adoctrina según la sana doctrina y crea una sociedad cristiana para evitar las manipulaciones del mundo.
En cuanto al proselitismo, la polémica surge de la ambigüedad de los discursos -cuando no de la costumbre de decir una cosa en un sitio y en otra la contraria, incluso sobre temas de enorme gravedad-. Alguien podría escuchar alguno de esos discursos y creer que está mal llevar a los niños a un colegio católico o cosas así. Encima con precedentes extraños como la declaración de Abu Dabi. La falta de una pastoral clara sobre la necesidad de recuperar la sociedad cristiana y el fantasma.-a veces mas que un fantasma- del liberalismo teológico revoloteando.
¿Hacía san Pablo proselitismo?
No es una afirmación teológica que pretenda desconocer que la raíz del mal (mal que propiamente es el pecado) está en la rebelión de los ángeles malos y la caída de nuestros primeros padres.
La cita exacta en su contexto es la siguiente (op. cit., págs. 89 y 90):
"El liberalismo se manifestará bajo muchas formas de organización política que, enfrentadas entre sí, configuran por completo el panorama social y jurídico del mundo moderno.
Y como todas ellas coinciden en reconocer la libertad de espontaneidad como fuente de la dignidad humana y como principio sagrado de la organización política, se puede decir, con toda razón, que el liberalismo es la raíz de todos los males que sufre el hombre moderno y la sociedad en que habita."
Es una afirmación filosófica sobre el liberalismo como fuente y raíz de todos los males propios del mundo moderno.
No quita nada a la raíz última o universal de todos los males que es el pecado de los ángeles malos y de nuestros primeros padres: non serviam!
Jean Madiran explica que el mundo moderno es el pecado original declinado en forma social o colectiva: esto es, en sustancia, el liberalismo. Reflexión similar a la de José Miguel Gambra.
"En el corazon del hombre anida la tentanción de tratar de imponer a los demás los propios criterios, y como los católicos no somos marcianos, esa tentación de "imponer" la verdad también ha existido, existe y existirá entre nosotros".
Imponer los propios criterios e imponer la verdad son cosas diferentes. Esta es la distinción principal que hay que hacer. Otra distinción secundaria sería: de aquello que es verdad, qué conviene y qué no conviene, y en qué modo, imponer. Ya decía Santo Tomás que ni si quiera todo aquello que es pecado debe de estar prohibido. Es decir, hay que recurrir a la sana doctrina y a la propia tradición de pensamiento católico para tener una guía fuerte que nos sirva para eludir las arbitrariedades. Empezando por las arbitrariedades de los superiores de uno. En la medida que se pueda, claro. Siempre habrá errores. En el mundo mundano también los hay, son continuos y de consecuencias terribles. No hay forma de escapar a la obligación de buscar la verdad.
Además la razón de que cada día haya mas leyes y restricciones nace de las consecuencias de la caída del hombre. Una sociedad cristiana, mas sana que la actual, tendría menos leyes y restricciones. Hace 40 años en España había menos prohibiciones y menos restricciones que hoy en día, por ejemplo. Y la cosa tiene pinta de que irá yendo a peor: mas regulaciones, mas aparataje y gasto político, mas injerencia de las autoridades en la vida diaria de la gente.
También es obvio que en la vida en común se imponen cosas. En una familia el padre impone cosas a sus hijos y los ayuntamientos imponen cosas a los ciudadanos. También en una orden religiosa el superior impone cosas a sus hermanos de orden, donde las normas son muy estrictas. Y esas normas evitan, en la medida de lo posible, la arbitrariedad del superior.
En el caso de Santa Teresa, la investigación fue llevada a cabo para averiguar si ésta estaba en la verdad o en el error. Averiguar cual es la verdad de las cosas requiere de un esfuerzo, no siempre se da por sí misma. La Iglesia. en lo que le es propio, dedica a ello gran parte de sus fuerzas desde hace dos mil años.
El marxismo y el liberalismo parten de errores metafísicos y teológicos , y su desarrollo está viciado. El señor Llera ya le ha respondido acerca de donde estaba el liberalismo antes de que existiese el liberalismo. Hablamos de esa autonomía desobediente del hombre trasladada al terreno de lo concreto ideológico. Claro, hablar de ideologías en el jardín del Edén o en la realidad supranarural de las entidades angélicas, es absurdo pero no nos perdamos en etiquetas, vayamos al significado de las cosas.
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