Y en Él no hay tiniebla alguna
Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
«¿Sabes que has matado a un guardia civil?», le preguntaron a Yago Troncoso Labrador en la Comandancia de Oviedo, tras haber arrollado al agente Dámaso Guillén cuando huía con un vehículo robado por la carretera AS-236, entre Grado y Las Regueras. La respuesta del detenido es tan inaudita como los hechos que se le imputan:
«Estaba haciendo mi trabajo».
El demonio hace bien su trabajo: mata, asesina, destroza, miente, engaña, degenera, deprava, pervierte… Convierte al hombre en un animal, en una bestia, en un demonio. Para que mate, viole, asesine, abuse, robe; para que se drogue, para que se destroce a sí mismo y a cuantos le rodean.
¿Por qué parece que el mal ha triunfado, Señor? ¿Por qué hay tanto pecado? ¿Por qué sigue habiendo tanto mal? ¿Por qué está todo tan oscuros, Señor? Parece como si las sombras del pecado y de la muerte lo estuvieran cubriendo todo. No veo nada.
- ¿Pedro, me amas?
- Sí, Señor, tú sabes que te quiero…
El Señor hace llover sobre justos y pecadores. Pero qué pocos justos quedan y cuántos pecadores blasfeman y maldicen tu santo Nombre…
«Al final, separaré el trigo de la cizaña».
El Señor ha muerto. Lo han enterrado. Las tinieblas cubren el mundo. No hay esperanza. Todo se acabó. El mal triunfa y el bien perece. Siempre parece que pasa lo mismo.
Hay mucha cizaña y veo muy poco trigo, Señor. Veo mucho veneno, mucho mal con apariencia de bien.
Señor, esto es Sodoma y Gomorra. Y los malvados nos cercan, nos persiguen, se burlan de nosotros; nos humillan, nos desprecian… Nos tienen por locos…
Déjame huir de Sodoma, Señor. Sácame de este estercolero. Las sombras me rodean. Mis enemigos me acechan. Y luego está esa oscuridad mefítica…
He venido como luz al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Pero los impíos aman más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Sácame de las tinieblas, Señor mío. Desciende a mi infierno y sácame de él. Sálvame de mi pecado y líbrame de mis enemigos.
El Señor estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre. Y se hizo la oscuridad sobre la tierra. Y enterraron al Señor en una tumba oscura. Y nos dejó solos en nuestra oscuridad, en medio de las tinieblas del mundo. Solos, desamparados, muertos de miedo, angustiados, desesperados.
¿Dónde te has ido, Amado, y me has dejado con gemido?
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.
¿Dónde te escondiste, mi Señor?
Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
¡La música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora! Déjame llorar a tus pies…
Allí está mi Amado. Escondido en la Hostia Santa. Tras la puerta del sagrario.
En medio de la oscuridad, brilla una luz. En medio de las tinieblas, en medio de este mundo lleno de pecado, de este pudridero infecto, hay esperanza.
¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada
amada en el Amado transformada!Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Bendita noche de Pascua: ¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Ha resucitado! ¡Cristo Vive!
La soledad sonora… La cena que recrea y enamora…
Quedéme y olvidéme. Cesó todo y dejéme.
Nuestra única esperanza es Cristo. Nuestra Luz es Cristo. Nuestro Salvador es Cristo.
Dios es luz y en Él no hay tiniebla alguna.
5 comentarios
No es irracional, es sobre-racional, porque admitir el Acontecimiento de la Resurrección de Cristo no obliga de suyo comprender las consecuencias para la realidad de la Iglesia, de la humanidad y del universo.
Es tal la ceguera del “hombre viejo del pecado”, que la Vida nueva que Cristo participa al mundo es guardada cuidadosamente en los misterios de la Fe: “Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!...Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil” (Mat 25, 24-25-30).
Los cristianos nos hemos contentado con la rutina, sólo los santos se han esforzado por apartarse de ella.
Es tan irracional que parece racional.
Permanecer indolentes con nuestro talento escondido, se nos antoja conforme al sentido común; reservar la Resurrección de Cristo para tiempos mejores, de los que “nadie conoce el día ni la hora… Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes” (Mat 24, 36; 44-47).
Lo que sorprende no es el inicio de una nueva Civilización, sino que perdure aún la del “hombre viejo del pecado”, vencida por Cristo.
Sea como fuere, dos mil años superan las expectativas de cualquier razón racional, no alterada por la ceguera del mundo que cree que su tiempo es ilimitado.
Saludemos los inicios de los “nuevos tiempos de María”, “Ha venido el Día ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Mens. de Jesús en S. Nicolás).
###“Ha venido el Día ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Mens. de Jesús en S. Nicolás).###
Feliz Pascua de Resurrección. Creo recordar que nunca dudé de esto. Ni en mis momentos más alejados. Vivía, eso sí, como si Dios no formara parte de esta vida, como si no hubiera una prueba que superar, nada que cumplir, como si el Mal(el Malo) no estuviera intentando arrebatarnos el Cielo... Que Dios me perdone tantas infidelidades y no permita que me vuelva a alejar de Él.
Cuestión eminente que comprende a su vez un conjunto innumerable de cuestiones vinculadas intimas entre sí.
Una Civilización se constituye como fruto o curso de la humanidad por los aportes de variados afluentes. Toda Civilización tiene, como lo afirma Arnold J. Toymbee en “Estudio de la Historia”, un comienzo y un final, cuando se agotan las fuentes que la vivifican.
Hoy el mundo carece de una Civilización que lo aliente por derroteros trascendentes en el tiempo. Vive un presente inestable, contradictorio, conflictivo de auto-destrucción.
Situación gravísima que amenaza a ocho mil millones de humanos sumidos en total individualismo, orgullo feroz e inconsciencia social. Se ha extinguido la conciencia de prójimo, sustituida por una solidaridad como recurso ante el peligro de estallidos sociales, hordas, pandemias y otros estragos que podrían derivar de multitudes agobiadas al extremo.
Don Pedro Llera, señala la gran tiniebla que ha invadido al mundo. Oscuridad de las inteligencias y parálisis de las voluntades. Vacío pavoroso que amenaza disolvernos.
Por esto, el Señor en su Misericordia ha dispuesto enviar el Auxilio de Su Madre que desde su Aurora ha de transfigurar la Iglesia, la humanidad y el cosmos, para preparar así el Camino a la Venida del Señor, según Ella nos lo revela.
Edad del Reino en la que ha de manifestarse de modo creciente su participación por el Discurso divino del Logos Creador. Sustancia que constituye todo cuanto existe, núcleo desde el cual ha de expandirse en las múltiples ramas del pensamiento y obrar humanos.
Civilización del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, del Corazón Inmaculado de María, de la Inteligibilidad y Sacralidad, de la “armonía primitiva”, del Amor, de la Esperanza. Títulos que expresan lo inefable de algo que está a las puertas, que ya se ha iniciado.
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Pedro L. Llera
La cena que recrea y enamora: ¡La Santa Misa!
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