No te tires por la ventana
Dice el Cardenal Omella que prefiere equivocarse con la Iglesia que acertar fuera de ella. Equivocarse, dentro de la Iglesia o fuera de ella, es caer en el error. Y el error nunca es bueno. ¿Qué quiere decir su Eminencia? ¿Que prefiere equivocarse con los obispos herejes de Alemania que hacer frente a sus errores? ¿Prefiere la doctrina de James Martin sj que la doctrina católica de siempre? ¿O quiere decir lo contrario? Debería explicar mejor eso de equivocarse dentro de la Iglesia. A mí, por lo menos, no me queda nada claro.
El hombre no tiene derecho al error ni al pecado. Dentro de la Iglesia se equivocaron todos los herejes que en el mundo han sido, desde Arrio hasta Lutero. Las herejías siempre se dan dentro de la Iglesia y suponen pecados mortales graves.
«Equivocarse» es tomar desacertadamente algo por cierto o adecuado.
Y «equivocar» es hacer que alguien tome por cierto algo que no lo es.
Si un pastor toma por cierto un camino que conduce a su grey a un despeñadero, su equivocación puede resultar trágica. Y un obispo tiene la obligación de llevar a su rebaño a Cristo: no al demonio. Y si se equivoca, hay miles o millones de almas en peligro de condenación eterna.
Así que conviene que un obispo no se equivoque y tenga claro el sendero estrecho que conduce a la salvación para guiar bien a los fieles hacia el cielo. Porque si se equvoca, las consecuencias pueden no ser nada deseables.
La equivocación dentro de la Iglesia se llama herejía. El diccionario define la herejía como un error sostenido con pertinacia: a fin de cuentas, una equivocación. Y no conviene que nuestra jerarquía caiga en herejías. Porque el pastor hereje queda automáticamente fuera de la Iglesia. Según el Código de Derecho Canónico, la herejía se pena con la excomunión:
1364 § 1. El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae.
Como decía mi madre, «si te dicen que te tires por la ventana, ¿te tiras?» Evidentemente, no. Es el «sensus fidelium» el que impide que los fieles sigan doctrinas erróneas para evitar la catástrofe de acabar tirándose por la ventana. Ese «sensus fidelium» es, permítanme la comparación, como el sentido arácnido de Spideman que vibraba y le advertía de los peligros y le ponía en alerta. A mí, ese instinto arácnido me salta cada vez que un cura o un teólogo suelta una herejía. Ya me pone en guardia para aprestarme a la defensa o al contraataque.
Yo, personalmente, prefiero quedarme solo en la verdad antes que estar muy acompañado en el error. Y la Verdad es Cristo y la Santa Doctrina: la doctrina de los padres de la Iglesia, de los doctores y de los santos; la doctrina eterna e inmutable, la de Santo Tomás de Aquino. Sin novedades, sin nuevos paradigmas, sin creatividades ni nuevas interpretaciones hermenéuticas ni gaitas. Y no es que «tenga un miedo atroz» ni que no quiera caminar. Quiero caminar hacia el cielo, hacia Cristo. Lo que no quiero caminar hacia el infierno… Nuestro camino es el camino de la cruz, no la de la gloria mundana. Sólo desde la cruz se llega a la gloria de Cristo. La puerta ancha del mundo hedonista conduce a la perdición. La senda estrecha del calvario de Cristo es la que nos salva. Por sus frutos los conoceréis.
¿Y si te dicen que te tires por la ventana, te tiras?
Pues no. A ser posible, no. Si el obispo o el propio Papa incurrieren en pecado mortal, no permita Dios que siga por el mismo camino que ellos. Porque ni el Papa ni los obispos están libres de pecado.
Los designios del corazón humano son malos desde su juventud.
Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató y atraerán sobre sí una repentina ruina. Muchos les seguirán en sus liviandades y, por causa de ellos, será blasfemado el camino de la verdad. 2 Pedro 2.
Los falsos doctores introducirán sectas perniciosas. Y una secta es una comunidad cerrada en la que los líderes ejercen un poder absoluto sobre sus adeptos. Un poder tan absoluto que la verdad depende de la voluntad del líder, de tal modo que lo que hoy es blanco puede ser negro mañana, según el capricho del tirano de turno.
Pero la Iglesia no es una secta porque la verdad, la doctrina, la moral, no dependen de la voluntad del Papa ni de los obispos. Y si el Papa y los obispos se apartaren de la verdad, los fieles no tenemos por qué seguirles al despeñadero, porque para eso está la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio bimilenario de la Iglesia. Y si alguien predicara algo distinto, sea anatema. Eso dice San Pablo en Gálatas 1:
Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!
Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!
Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.
Hoy hay muchos falsos pastores que quieren agradar a los hombres, en vez de agradar a Dios; que no son siervos de Cristo, sino del Anticristo. Y quieren anunciar un evangelio distinto del que hemos recibido de nuestros padres.
La verdad y el error no pueden tener los mismos derechos. La verdad y el bien existen, no poque lo diga el Papa (eso sería nominalismo), sino porque existen esencialmente en sí mismos. Mentir o matar son males porque la ley natural impresa en nuestra naturaleza nos lo dice. Y además, hay una ley positiva, que es la Ley de Dios, que así lo confirman. Y si alguien dice que mentir o matar están bien, es un mentiroso. Lo mismo lo pueden aplicar al adulterio o a las relaciones homosexuales o a lo que quieran.
Con la Iglesia no se equivoca uno nunca, porque es el Cuerpo Místico de Cristo y el Señor es su cabeza. Se puede uno equivocar si se une a los herejes de la falsa iglesia que predican un evangelio absolutamente distinto al que predicaron los Apóstoles, los doctores de la Iglesia y los santos que ha habido a lo largo de más de dos mil años. Lo dice claramente el catecismo:
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
Estamos viviendo ya esa impostura religiosa, el misterio de iniquidad, que está apostatando de la verdad. Se trata de la impostura del Anticristo que pretende glorificar al hombre, colocándolo en el lugar de Dios.
«En el centro tiene que estar la persona». ¿Les suena? Pues no, señores. En el centro tiene que estar Jesucristo. No buscamos nuestra gloria, Señor, sino la tuya. Salmo 115:
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu fidelidad.
Sin embargo, la nueva Iglesia del Anticristo dice lo contrario: «No a ti, Señor, ni a tu nombre, sino a nosotros la gloria».
El sagrario en el centro, en el lugar principal. Cristo en el centro. Y todos los demás, caminemos hacia Cristo, para darle gloria y alabanza.
No nos equivoquemos. 2 Corintios 4:
Y si todavía nuestro Evangelio está velado, lo está para los que se pierden, para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el Príncipe de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.
No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo: De las tinieblas brille la luz, Él ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
Ténganlo en cuenta: la nueva iglesia del Anticristo no predica a Nuestro Señor, sino que se predica a sí misma como solución a todos los problemas de la humanidad. Pueden ustedes leer documentos eclesiales interminables en los que no aparece el nombre del Señor ni una sola vez. Porque el Demonio les ha cegado el entendimiento.
Pero nosotros no queremos nada sin Cristo. Si me prometen el paraíso terrenal, la justicia, la paz, el bienestar y la felicidad pero todo ello sin Cristo, no lo quiero. Porque todo lo estimo basura al lado de Cristo Jesús, y éste crucificado.
No nos equivoquemos: nada sin Cristo, nada sin Dios. Nada de fraternidades sin Cristo. Nada de igualdad ni de libertad sin Cristo. Nada de paraísos terrenales sin Cristo.
Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la boca a los ignorantes insensatos. Obrad como hombres libres y no como quienes hacen de la libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios. 1 Pe 2
Así no nos equivocaremos.
Hace unos días estuvo en Barcelona Mons. Schneider. Y mi instinto me dice que su discurso es indudablemente católico. Da gusto escuchar un discurso en católico, que es lengua universal.
32 comentarios
Muy antiguo y socorrido lo de acusar de rebeldes y soberbios a los que, en lugar de seguir esas máximas erróneas, llevan decadas firmes en la fe ateniéndose a lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre.
Por tomar un solo ejemplo, durante más de cuarenta años la consagración del vino en la sangre de Cristo se realizó (hay que presumir que válidamente, esperemos) en muchas lenguas modernas (incluyendo el español y el ingles) con un traducción falsa del "pro multis" (por muchos): "por todos los hombres", "for all" etc.
A quienes denunciaban esa falsificación escandalosa, se les acusaba de rebeldes y soberbios: siempre con el Papa, mejor equivocarse con el Papa que acertar contra el Papa etc.
Hasta que Benedicto XVI ordenó que se rectificasen esas traducciones tramposas y se adoptara la única traducción fiel del "pro multis": por muchos.
Mejor acertar contra el Papa y los obispos que equivocarse con ellos.
Palabras de San Pablo comentadas como sigue por San Vicente de Lerins en el antiquísimo (siglo V) Commonitorium (nº 8):
“La autoridad del Apóstol se manifestó entonces con su más grande severidad: aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema (Gal. 1, 8).
¿Y por qué dice San Pablo "aun cuando nosotros mismos", y no dice "aunque yo mismo"?
Porque quiere decir que incluso si Pedro, o Andrés, o Juan, o el colegio entero de los Apóstoles, anunciasen un Evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema."
Lo mismo vale para cualquier sucesor de San Pedro o de los demás, apóstoles, o para el colegio entero de los obispos. Cuando anuncian un Evangelio diferente del que la Iglesia ha anunciado durante siglos, sean anatema.
Y al hacer eso se cargan la unidad, porque Dios siempre se reservará siete mil rodillas (1 Rey 19,18) que no se doblarán ante el Baal del error y mucho menos si viene con el marchamo de una autoridad eclesial prostituida y que fornicar con el mundo.
Con esa gente, ni a tomar un café al bar de la esquina.
Es el nominalismo y no la filosofía de santo Tomás la que fija que la Verdad está en función del cargo, de la autoridad. Se aprecia bien en la declaración de Omella.
La subrogación de la verdad al cargo, a la autoridad pervierte a la Iglesia.
Vamos con unos ejemplos reales para contemplar la magnitud del desastre: Los catequistas pueden no ser testigos de Cristo sino "funcionarios" del párroco de turno. Los seminaristas del formador del seminario, y éste del rector. Todos los sacerdotes de una diócesis dependen de la voluntad del obispo, de igual modo que los frailes del provincial y éste del general de la orden. Y los obispos, generales y cardenales del Papa.
¿Y si el Papa, o el general, o el obispo o el sacerdote se equivoca, qué les ocurre a quienes dependen de él? Muchos responden "quien obedece nunca se equivoca" como si el inferior le faltase el intelecto suficiente para establecer juicios morales independientes de su superior.
Pues si se equivoca, si el superior se equivoca, te arrastra en el error. Y claro bajo esta concepción nominalista no debes pensar por ti mismo sino obedecer siempre aún cuando sepas que tu superior está errado. Entonces ¿Qué hacer? Obedecer ciegamente.
Y éso es lo que se observa frecuentemente en las diócesis occidentales e iberoamericanas, un sometimiento a la voluntad del superior que anula la recta razón.
Se promueve férreamente ya a los seminaristas y novicios. Éso es adoctrinar. Es lo que hay, lo que se fomenta.
No siempre fue así, lo que ocurre es que la iglesia se ha contaminado de filosofías heréticas y ahora se ven claramente los frutos.
¿Qué habría que hacer? Cordón sanitario a estas filosofías modernas y volver a la filosofía de santo Tomás, a la doctrina de siempre, la Tradición católica... Y apartar a esta gente hasta que se conviertan a la fe de Cristo.
Por supuesto no se puede obedecer a alguien que no sigue la Verdad ni fundamenta su cargo en ella.
Somos la iglesia de Jesucristo, no la ramera de Satanás.
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Pedro L. Llera
Efectivamente. Completamente de acuerdo. Y la frase final, para enmarcar. Cualquier día se la plagio para algún artículo futuro.
La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, si es que aún a Agamenón no le han cerrado la granja por no sé qué normativa medioambiental.
Si la Iglesia se equivoca, muchos nos mantendremos dentro de ella y diremos "Te estás equivocando", pero NO ASISTIREMOS IMPASIBLES a como otros muchos "de dentro" están llevando DELIBERADAMENTE a la Iglesia AL ERROR, que es justo-justo lo que está ocurriendo y lo que, sin ser un sabueso, se huele que pretende decir el cardenal, para más tarde ampararlo, el error, so capa de unidad.
Así pues ¿ Quiere decirnos el señor cardenal que hay que convertir a la Iglesia en una secta para que se silencie a las voces discordantes que puedan aparecer ante los últimos y muy conocidos acontecimientos que apuntan a una lenta pero inexorable demolición de la doctrina bimilenaria por la vía del disimulo y de los hechos y sin tocar una coma de las "constituciones eclesiales" ?
Efectivamente, si el error en la Iglesia es la herejía, y fuera de ella es el cisma o la apostasía. No se puede decir "prefiero la herejía a la apostasía o al cisma". De cualquier forma se incurre en excomunión.
La unidad solo puede darse en la Verdad.
Creo que todos, o muchos percibimos que las cosas van muy mal. Lo importante es decir la verdad, aunque moleste. Y las palabras de Omella, para un católico son más que decepcionantes, son preocupantes, aunque no sorprendentes.
La obediencia a Dios. Pido que nos guíe para que hagamos SU Voluntad. Para que nos mantengamos Firmes en la Fe. Para que podamos algún día formar parte de la Iglesia triunfante.
No obstante me sorprende un hecho que ya he señalado en otros de mis comentarios: se reflexiona, critica y especula sobre la realidad de la Iglesia y del mundo con parámetros que carecen de toda referencia a la Virgen como Actora fundamental en el escenario de nuestros tiempos.
Digo no entiendo, cómo personas informadas pueden incurrir en semejante omisión.
Si la Virgen ha hablado en La Salette, Lourdes, Fátima y en sus varias manifestaciones actuales, aceptadas canónicamente y reconocidas por millones de fieles devotos en tan numerosos Santuarios y tan multitudinarias peregrinaciones, pregunto a qué se debe este silencio manifiesto que ignora acontecimientos de tal magnitud.
Pareciera consideran que carecen de toda incidencia en el curso de los acontecimientos actuales las disposiciones favorables a María por parte de tantos hijos suyos; que el anunciado triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo no guarda relación con la realidad actual; que las enseñanzas de Pío XII “se puede y se debe restablecer la armonía primitiva”, de S. Pablo VI sobre la Civilización del Amor, el “Cruzar el umbral de la Esperanza” de S.J.P. II, fueran ocurrencias personales, lanzadas irresponsablemente desde el más elevado sitial de Vicarios de Cristo.
Porque se exponen buenas críticas, buenos deseos y esperanzas, pero cómo compartirlas si no se aportan fundamentos que prueben poder revertir ocho siglos de decadencia ininterrumpida.
¿Será que no se comprende que el tiempo del “hombre viejo del pecado” tiene un término que ha llegado, por lo cual María ha recibido de Su Hijo la Misión de secundar a la Iglesia y a la humanidad?
Éstos son mis interrogantes acerca de esta manifiesta exclusión absoluta de la Virgen como Madre y Reina de la Iglesia, Madre de Cristo, Esposa del Espíritu Santo, Trono y Santuario de la Santísima Trinidad, que Viene a la tierra a ayudarnos, aconsejarnos y conducirnos mediante Su Aurora de Luz de la Gloria de Cristo que se Manifiesta por Ella de modo creciente, Fuente de sabiduría, santidad y poder.
María nos coloca ante un nuevo Amanecer, nos convoca a trabajar en su Causa.
Naturalmente, si desechamos la Intervención de la Virgen, los resultados de una tal distorsión no serán los que deseamos y declaramos.
Lo segundo es que esto choca frontalmente con lo que nos promocionan del sínodo. Supuestamente, hay que escuchar a la gente que no está en la Iglesia y leer "los signos de los tiempos" porque Dios nos puede decir algo a través de ellos. Es decir, que hay cosas que el mundo hace bien y la Iglesia hace mal, y por eso la Iglesia debe aprender del mundo en esos asuntos. ¿Pero no acaba de decir este hombre que es mejor equivocarse en la Iglesia que tener razón fuera de ella? ¿En qué quedamos?
El Sínodo de la sinodalidad está diseñado para invertir la iglesia. La pirámide invertida no es más que la iglesia invertida del Anticristo. La ruptura con la noción de autoridad. Detrás de la vana palabrería está la inversión del orden establecido.
La agenda 2030 es el programa para la entrada del Anticristo en escena, como líder mundial. Será un personaje político, no religioso.
La agenda 2030, ya en la JMJ, Cáritas, manos unidas. El pacto educativo global, otra mentira bajo capa de valores, Cristo no aparece más.
Todo el nuevo vocabulario teológico como "conversión ecológica" y tantas palabras falsas.
Los pastores están errando y pueden acarrear se una responsabilidad tremenda. Creo que hay que permanecer dentro, pero aferrarse a la doctrina verdadera lo máximo posible, y no aceptar interiormente todos estos errores. Decir la verdad, a toda costa, la parresía.
Los obispos y muchos presbíteros llevan muy mal las críticas y las afirmaciones políticamente incorrectas. Resulta difícil, si bien, los tiempos son graves y ya no hay más opciones que Dios o el mundo.
Se identifican con el concepto de iglesia de tal manera que la crítica a ellos la consideran como crítica a la iglesia, y por eso reaccionan con tanta violencia, creyendo justificada su forma de actuar. En realidad todos los cristianos bautizados (desde Cristo hasta el fin de los tiempos) formamos la iglesia y la constatación del error de cualquiera de los miembros de la jerarquía en absoluto es una crítica a la iglesia, sino más bien una obra de misericordia: enseñar al que no sabe.
Me refería al sentido de la frase: "equivocarme con la iglesia".
Karol Wojtylia señalaba en “Signo de Contradicción”, que La Señora Vestida de Sol, esto es, la Virgen, tiene esta misión.
Porque si la Iglesia no lo ha podido hacer durante ocho siglos mediante su Jerarquía, sacerdotes y fieles, lo hará mediante su Madre y Reina, última y eminente instancia.
Por eso, no se entiende qué oscurece la visión de algo tan elemental.
En el orden celestial sólo María sigue de inmediato a Cristo, Su Hijo, como Trono y Santuario de la Santísima Trinidad. Ella tiene el poder de conducción sobre los coros angélicos y el poder de intercesión absoluto ante Dios.
Títulos suficientes que atribuyen a la Virgen la misión de vencer a los demonios enemigos de Su Hijo.
Por esto, el triunfo de Su Corazón Inmaculado en el mundo implica la derrota definitiva y absoluta del anti-cristo y sus secuaces. El triunfo de María es absoluto y definitivo,
De modo que la moderna cristiandad anti-mariana, presente particularmente en el clero, por una parte, y además en los fieles en Europa y en Estados Unidos, debe volver sobre sus pasos, y convertirse a María.
No hay Cristo sin María, ni Iglesia sin María. El demonio intenta separarlos, presentar un falso Cristo y una falsa Iglesia.
Están jugando con fuego, despreciando la Misericordia de Cristo, y provocando la ira de la Justicia de Dios.
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Pedro L. Llera
Y hace usted muy bien. Yo pienso igual. Aunque yo sea el último creyente sobre la faz de la tierra, con la ayuda de Dios no apostataré ni escucharé a los herejes que quieren desvirtuar la fe católica para convertir la Iglesia de Jesucristo en la del Anticristo.
María pertenece a la Estructura misma de la Historia de la Salvación concebida por el Designio del Padre. Atentar contra el Lugar eminente asignado por Dios a María es atentar frontalmente y de modo artero contra el Reino de Cristo. Sólo la acción del anti-cristo mediante el misterio de iniquidad puede explicar esta aberración del orgullo humano revestido de anti-teología.
Se pretende quitar a María como Centro del Plan de la Encarnación-Redención, absolutamente imposible de haberse realizado sin su Sí libre y meritorio.
La Obra de Medianera, Co-redentora y Co-creadora de María es un Abismo imposible de sondear para la mente humana y para las mentes angélicas, unas y otras comprendidas en la Nueva Creación: “He aquí hago todo nuevo” (Apoc 21, 5).
Por esta triple razón de orden hupostático, la Virgen es participada por Su Hijo en Su Reinado Universal.
El ataque más osado del demonio contra Cristo es el que lleva contra Su Madre.
Todo indica que estamos frente a la batalla final por la que La Señora Vestida de Sol pisará la cabeza de su enemigo el demonio de modo definitivo y absoluto.
El andamiaje de la moderna Babilonia será derrumbado. La ciencia y técnica que desplazaron a Dios Creador de su mira, serán derrotadas por la nueva sabiduría, sacralidad y poder del “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo.
Entonces, resplandecerá la Tierra, Feudo del Reino de Dios, en torno al que gira y opera todo el universo del cosmos material espacial. Sus leyes físicas resplandecerán y serán contempladas en la celebración de una eterna liturgia cósmica participada por el Verbo Creador, imagen de las perfecciones divinas.
Todo intento de disminuir o excluir a María en su Misión fundamental de preparar el Camino de la Venida de Su Hijo conocerá la Justicia de Dios. Este es el Tiempo de la Misericordia, quiera el Señor que todos se acojan a él.
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Pedro L. Llera
Peor me lo pone, porque esa condicional puesta en boca de un cardenal no queda muy bonita. Nuestra fe es verdadera.
“Días gloriosos os esperan, en Mí os regocijáis amados hijos Míos”; “Ha venido el Día ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?”; “Quien rechaza a Mi Madre, a Mí Me rechaza” (Mensajes de Jesús en S. Nicolás).
Hemos sido convocados: “Quiero que todos trabajen en Mi Causa” (Mens. de la Virggen en S.N.).
El cúmulo de cuestiones que surgen de la crisis de la Iglesia y de la corrupción de la humanidad es enorme, supera nuestra capacidad para enunciarlas y resolverlas. Más he aquí que Cristo nos alivia de tal embrollo sobrehumano: “A la maldad pisadla, y la destruiréis. Eso debéis hacer, pisarla” (Mens. id. de Jesús).
No es una ligereza concedida por la Bondad de Cristo, es una elevada sabiduría de eficacia de poder, porque ella implica una condición superior a la de la inteligencia y voluntad naturales del hombre que procura enfrentar y desterrar los males conforme sus recursos naturales-racionales.
Supone asumir el señorío de gobierno que Cristo nos participa, el cual nos capacita para resolver no sólo la cuestión del error y del mal, sino llevar adelante el plan de la Creación encomendado por el Creador al hombre como a sacerdote, rey y profeta del Reino.
Esto nos abre las puertas de par en par para derribar la moderna Babilonia, y juntamente edificar el Reino según sus parámetros colosales.
Ni la ciencia, ni la técnica, ni las finanzas, ni las sectas de cualquier género, ni los acuerdos y conspiraciones del enemigo, ni el NOM, ni las armas nucleares, son impedimento para trabajar por la Causa de María. Debemos pisar todos estos escombros arrojados por el enemigo. Son basuras que aniquilaremos mediante la sabiduría, santidad y poder que descienden de la Luz de la Gloria de Cristo que irradia la Aurora de María.
El Tiempo concedido por Dios a la humanidad para su conversión se agota, por ello María insiste repetidas veces: “Si pensáis que en mis Palabras hay Urgencia, sí hay Urgencia”; “Apuraos que la noche se viene encima. Sabed aprovechar el Día”.
Claramente las bendiciones a parejas homosexuales, al adulterio, la intercomunión, la negación que el bautismo es puerta de los sacramentos y necesario para la salvación, el sacerdocio femenino, la posibilidad de cambio por medio de una votación sinodial, el atribuirse la potestad de hacer una Iglesia para los tiempos modernos, a su medida...etc.
Agrego el Canon 751 Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
Como se advierte cualquiera de esas tres situaciones (herejía, apostasía o cisma) son mucho más reales en este momento de la historia que "tirarse por la ventana". Las tres mencionadas garantizan la perdición, tirarse por la venta un lindo golpe...
Que nos agarre confesados (y perdonados también, con la penitencia cumplida y propósito de enmienda).
"Supongo que quiso decir que, si la Iglesia Católica esta equivocada en su Doctrina, el no se sale de ella".
San Ignacio de Loyola lo puso así: "...que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia hierárchica assí lo determina...".
Me parece que su intención fue reafirmar su plena fidelidad al Magisterio auténtico de la Iglesia, aunque el mundo entero o uno mismo tienda a opinar, incluso con 'buenos argumentos', algo diferente. Un ejemplo de esta disposición es la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, los sentidos y la 'razón' nos parecen indicar que tal cosa es imposible, sin embargo la fe en la Palabra de Cristo y de su Iglesia nos guían con seguridad a la Verdad más allá de las apariencias y la 'razón' convencional.
Obviamente San Ignacio contaba con la patente fidelidad y solidez doctrinal de la jerarquía de su tiempo. Ignoro si él añadiría algún matiz o precisión a dicha frase si hubiera experimentado la confusión doctrinal y testimonial de muchos jerarcas en los tiempos presentes.
Como el mismo San Ignacio nos exhorta, hay forma católica de salvar la perfecta ortodoxia de esta máxima.
Si la Iglesia jerárquica determina que lo blanco que yo veo es negro ...
Pero lo que la Iglesia jerárquica determina lo es para siempre. El magisterio vivo no es únicamente el magisterio presente. El magisterio vivo es el de todos los tiempos.
Si la Iglesia jerárquica determinó que lo blanco es negro, no cabe que vuelva sobre sus pasos y nos diga que es rojo o azul.
La fe no quita la razón, la fe no nos obliga a prescindir del principio de no contradicción: una cosa y su opuesta no pueden ser ambas verdaderas al mismo respecto.
Los católicos podemos y debemos atenernos a lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre. A lo que es blanco o negro porque así lo determinó la Iglesia jerárquica.
Hay una afirmación de Pedro Luis "Yo, personalmente, prefiero quedarme solo en la verdad antes que estar muy acompañado en el error", que es definitiva y cierta, excede por esencia del principio de no contradicción porque se trata de un acto de FE.
La soledad en la Verdad es la única soledad acompañada y muy bien acompañada, seguramente acompañada y afirma el carácter personal de la relación con Dios, exclusivo y excluyente, en materia de salvación personal, esa individualidad en la que somos creados debe ser auténtica al final, al Reino se ingresa de a uno.
En mi opinión el cardenal se refiere a la jerarquía, identificando ésta con la iglesia. De ahí que hable de equivocarse dentro de la iglesia.
Una frase desafortunada, y ambigua, como gusta hoy día, slogans que suenan con cierto efectismo pero que esconden afirmaciones y premisas falsas, como es éste el caso.
Hay que empezar a defender la verdad abiertamente, sin virulencia pero con claridad y firmeza. Los tiempos lo exigen.
Caso extremo, quizás no planteado en tiempos anteriores con la dimensión y pertinacia actuales. Situación sólo prevista por los anuncios escatológicos de la batalla final entre La Mujer Vestida de Sol y el dragón.
Ante una situación tal de la Iglesia, acéfala en su conducción doctrinal jerárquica, pero válida en la constitución divina de su jerarquía, sólo cabe confiar en la Providencia de Dios que ha de poner remedio a esta situación.
Pero, si viviendo tiempos finales, escatológicos, es rechazado el Auxilio que Cristo envía por Mediación de Su Madre, la situación se complica aún de modo más grave, pues, se trata de aceptar o no aceptar los Mensajes que Dios nos envía por medio de Su Madre. Ya no se trata de una incomunicación con la Jerarquía de la Iglesia, sino con Cristo y con Su Madre a cargo de la Misión.
Si negamos esta Intervención extraordinaria, la separación se ahonda en términos decisivos; “Quien rechaza a Mi Madre, a Mí Me rechaza” (Mens. de Jesús en S. Nicolás).
Si el silencio respecto al triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo, anunciado por la Virgen en Fátima, significa que se lo menosprecia, o se lo niega, o se lo considera incompatible con las expectativas de que el autoproclamado “primer mundo” continúe, demostraría hasta qué grado la oscuridad ha invadido la Iglesia y la cristiandad.
El Corazón Inmaculado de María abarca, custodia y glorifica la totalidad del Reino de Dios. A María le ha sido confiado como a Tesorera y Administradora de las Riquezas del Reino.
Por lo cual, quienes ignoran la trascendencia absoluta de su Triunfo, no comprenden nada de lo que respecta al Reino. Así andan topando con obstáculos sin saber cómo superarlos.
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