No os dejéis llevar por las mentiras de los herejes y los libertinos
Si nuestra fe dependiera de la santidad, del arrojo, de la parresia, de la valentía y de la ortodoxia de nuestros sacerdotes y nuestros prelados, estaríamos perdidos. Sobre todo de la parresia. Uno escucha las prédicas de la mayoría de nuestros amados clérigos y resultan más insulsas que la sal que se vuelve sosa del Evangelio. Falta pasión, falta celo por la salvación de las almas, falta convencimiento; falta, en definitiva, fe. Definitivamente, nuestra fe no puede depender de la santidad del Papa, de nuestros obispos o de nuestros cardenales.
Muchos curas, obispos y cardenales no creen en Dios. Son meros funcionarios que repiten clichés (frases hechas vacías de contenido) y ejecutan las instrucciones que reciben de sus superiores de manera acrítica. Han cambiado el Bien, la santa doctrina, el depósito de la fe, por la sumisión acrítica al poder. Lo que dice el que está arriba es palabra de Dios, inspirada indudablemente por el Espíritu Santo, aunque contradiga de manera evidente la fe de siempre y destroce abiertamente el principio de no contradicción. Y de este modo, la Iglesia deja de ser lo que siempre fue para convertirse en una secta que sigue ciegamente las directrices del líder, confundiendo la voluntad del jefe con la voluntad de Dios o como si ambas fueran una misma cosa.
Reduciendo al absurdo, si el Papa decretara mañana que hay que adorar a Satanás, la mayoría de ellos se convertirían en satánicos sin mayores escrúpulos de conciencia: «el que obedece no se equivoca», dirán; y se quedarán tan anchos.
Han cambiado el depósito de la fe y la filosofía de Santo Tomás por lo que diga el que manda. Caen en un nominalismo patético y, así, creen que el bien o el mal no existen, que nada es bueno o malo en sí, sino que es bueno o malo aquello que el superior establezca que está bien o que está mal. El asesinato es malo, no porque matar a un ser humano sea esencialmente malo, sino porque la autoridad dice que está mal. Si mañana dijera que está bien, pues dejaría de estar mal automáticamente para ser indudablemente bueno. Y solo porque lo dice el que manda. Como con el aborto: si la mayoría decide y aprueba que el aborto es un derecho de la mujer, nadie puede ponerlo en duda ni cuestionarlo. Se convierte automáticamente en dogma.
Algo similar quieren hacer con la sinodalidad. Si el Sínodo decide que hay que cambiar la doctrina sobre la homosexualidad, se cambia y punto. Da lo mismo lo que digan las Sagradas Escrituras y la Tradición. Hay que mirar hacia adelante y la doctrina tiene que evolucionar con los tiempos. Y en consecuencia, la liturgia tradicional es mala; ser tradicionalistas es sinónimo de ser rígido, indiestrista, enemigo de la Iglesia: lo peor. Creer lo que la Iglesia ha predicado siempre es quedarse anclado en el pasado, ser nostálgico de la Edad Media. Pero celebrar misa en una colchoneta metido en el agua es guay. Creer que la Santa Misa es el sacrificio incruento de Cristo en la cruz es una barbaridad propia de integristas fanáticos: la misa, en cambio, es una fiesta, llena de risas, aplausos, bailes y canciones insufribles acompañadas de guitarritas.
Ahora todos se dedican a derribar muros y a crear puentes; a ser inclusivos, resilientes y sostenibles; y muy partidarios del pacto educativo global, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030. Todos son promotores acérrimos de una ecología integral y adeptos incondicionales de Fratelli tutti y de Laudato Sí. No son nada autorreferenciales pero parece que no hubiera magisterio anterior a Francisco y, mucho menos, anterior al Vaticano II.
La Iglesia es un hospital de campaña en el que hay que curar a los heridos, a los excluidos: ¡No! ¡A los excluidos, no! Ahora todos hablan y escriben sobre los descartados, porque es lo que dice el Santo Padre… La Iglesia debe ahora abrir las puertas a todos (como si antes las tuviera cerradas) y dejar que homosexuales practicantes, divorciados vueltos a casar por lo civil y toda clase de situaciones irregulares sean normalizadas y aceptadas. Porque cuando la Iglesia llama a la conversión ahora resulta que eso es excluyente. Y no lo es: «conviértete y cree en el Evangelio»; pero cree y conviértete. No sigas en pecado mortal. Obedece la Ley de Dios y deja de pecar y vuelve a casa, arrepentido y contrito, como el Hijo Pródigo. «Vete y no peques más», le dijo el Maestro a la pecadora a la que iban a lapidar.
Ahora todo el mundo es bueno, todo vale. Que todo el mundo comulgue: personas en pecado mortal y sin ningún arrepentimiento ni propósito de la enmienda; protestantes, musulmanes, budistas… Somos todos hermanos y aquí se salvan todos y todos somos hermanos por el mero hecho de pertenecer a la misma especie zoológica de homo sapiens sapiens. Pura filfa demagógica (cuando no sacrilegio y blasfemia) para embaucar a papólatras fanáticos sin formación ni criterio y a incautos que se creen que el Papa mea agua bendita, que es totalmente santo siempre y en toda circunstancia y que cada vez que habla es Dios mismo quien lo hace por su boca. Patético y lamentable.
Aquí los embaucadores, los timadores, los falsos pastores quieren que se bendiga a las parejas homosexuales, que las mujeres sean ordenadas sacerdotisas; que se cambie la doctrina, la liturgia, la moral… Y por supuesto, que se acabe con la doctrina de siempre, con la liturgia de siempre, con la fe de siempre: la de los santos y doctores de la Iglesia; la de Santo Tomás de Aquino, la de San Agustín, la de San Benito, la de San Francisco de Asís (el verdadero, no su versión adulterada por los modernistas para convertirlo en el primer hereje pachamámico), la de San Bernardo, la de mi querida Santa Teresa de Jesús…
¿Y por qué no se van de una puñetera vez de la Iglesia Católica y piden el ingreso en cualquiera de las denominaciones de nuestros «hermanos» separados? Yo les diré por qué: porque quieren destruir la Iglesia Católica. ¿Cómo? Muy facil: se mantiene el mismo nombre a la vez que desvirtúan su contenido: su doctrina, su liturgia, su moral. Formalmente sigue siendo la misma Iglesia Católica pero esa Nueva Iglesia ya no es lo que era ni cree lo que siempre se creyó y predicó. Lo cambian todo para que deje de ser lo que siempre fue y pueda conventirse en la religión mundial del Nuevo Orden; para que deje de ser la Iglesia de Cristo y pase a ser la Iglesia del Anticristo.
Satanás odia al hombre porque es imagen de Dios; odia a la Iglesia porque es el Cuerpo Místico de Cristo; odia a Dios, en definitiva. Y sabe que la Iglesia Católica es la única religión verdadera y quiere destruirla a toda costa: pervirtiendo a sus líderes, promoviendo la homosexualidad entre sus filas, llenando los seminarios de maricones practicantes; atacando el celibato; promoviendo los abusos sexuales a menores y a personas vulnerables…
El arzobispo norteamericano de Denver, Samuel Aquila, ha dicho recientemente: «Debo admitir que si pensara como piensan algunos de mis hermanos, habría dejado la Iglesia hace mucho tiempo y me habría unido a otra comunidad cristiana». Aquila rechaza la llamada del cardenal McElroy a dar la Comunión a homosexuales y adúlteros en “pecado objetivamente grave”, insistiendo en que la inclusión «no puede significar que permanezcamos en nuestro pecado».
Ojalá dejaran la Iglesia todos estos herejes. Pero no lo harán. ¿A dónde van a ir que vivan mejor? ¿De qué iban a vivir? Son falsos profetas que no soportan la sana doctrina.
Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias yapartarán el oído de la verdad y se volverán a las fábulas. (2 Tim. 4).
En el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977, Karol Wojtyla profetizó:
“Estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar".
Y ya siendo Papa, Juan Pablo II, en Fulda (Alemania) en 1981 dijo:
«Debemos preparamos a sufrir, dentro de no mucho tiempo, grandes pruebas que nos exigirán estar dispuestos a perder inclusive la vida y a entregamos totalmente a Cristo y por Cristo. Por vuestra oración y la mía es posible disminuir esta tribulación, pero ya no es posible evitarla, porque solamente así puede ser verdaderamente renovada la Iglesia. ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se ha efectuado con sangre! Tampoco será diferente esta vez».
En el Catecismo que publicó en el 92, el Papa polaco insistió en esta idea y dejó en él tres puntos tan claros como inquietantes:
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, “intrínsecamente perverso” (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando “los errores presentados bajo un falso sentido místico” “de esta especie de falseada redención de los más humildes"; GS 20-21).
677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).. Se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. (Mt 24, 24).
Mirad que nadie os engañe con filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo. (Col 2, 8)
Vosotros, que estáis avisados de antemano, estad, pues, alerta; no sea que, dejándoos llevar del error de los libertinos, vengáis a decaer en vuestra firmeza. Creced más bien en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él, la gloria así ahora como en el día de la eternidad. (2 P. 3).
31 comentarios
El autor ha dado en el clavo. Este nominalismo o mal entendida obediencia (obediencia indiscreta o servil), o positivismo, es la clave de las trágicas transformaciones que sufre la Iglesia.
Nada es objetiva y definitivamente verdadero o falso, bueno o malo, sino lo que en cada momento se interpreta o decreta. La Tradición viva es la continuidad de la Iglesia como sujeto, no la continuidad objetiva del depósito de la fe que la Iglesia custodia y transmite.
El magisterio ha devorado a la Tradición. El magisterio vivo es únicamente el magisterio presente. Lo que nos enseña el magisterio de siglos no es lo que ese magisterio de siglos expresa objetivamente, siempre en el mismo sentido, siempre en la misma sentencia, sino lo que hoy se nos manda entender que expresa.
“Algunos os turban y pretenden pervertir el evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gal. 1, 7-8).
Palabras de San Pablo comentadas como sigue por San Vicente de Lerins en el citado Commonitorium (nº 8):
“La autoridad del Apóstol se manifestó entonces con su más grande severidad: aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema (Gal. 1, 8).
¿Y por qué dice San Pablo "aun cuando nosotros mismos", y no dice "aunque yo mismo"?
Porque quiere decir que incluso si Pedro, o Andrés, o Juan, o el colegio entero de los Apóstoles, anunciasen un Evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema."
"La Tradición viva es la continuidad de la Iglesia como sujeto", escribe Urbel. Pues sí, esto es lo que dijo Benedicto XVI, y todo el mundo dijo amén. No sé quién descubrió el vocablo "papolatría" a partir de los años 60 del siglo XX, pero dio de lleno en el blanco.
"Por otra parte, está la "hermenéutica de la reforma", de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino" (discurso a la Curia, 22 de diciembre de 2005).
"La Tradición es la continuidad orgánica de la Iglesia ....
Así, la Tradición es la presencia permanente del Salvador que viene para encontrarse con nosotros ...
Así pues, concluyendo y resumiendo, podemos decir que la Tradición no es transmisión de cosas o de palabras, una colección de cosas muertas.
La Tradición es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes."
(Alocución del 26 de abril de 2006)
El río es el mismo, pero las aguas fluyen y cambian. El sujeto-Iglesia permanece, pero el objeto se transforma.
Después de la muerte y resurrección de Cristo, el sacramento sensible pasa a ser desde entonces la Iglesia, en su persona, palabras y obras. La Iglesia es sacramento de Cristo y Cristo es sacramento de Dios. Dios es misterio oculto y revelado en Cristo, y desde la resurrección, Cristo es misterio oculto y revelado en la Iglesia. […]
Evidentemente, la Tradición así entendida casi se confunde con la Revelación, es la Revelación en acto continuo. […]
El capítulo II de Dei Verbum, que trata de la “Transmisión de la Revelación divina”, no dice las cosas tan claramente como aquí nosotros.
Pero léaselo con un pensamiento tradicional y se encuentran muchas expresiones extrañas; léase luego a la luz de estas indicaciones y todo se vuelve claro: “Dios, que habló en otro tiempo, habla sin intermisión [revelación continua] con la Esposa de su amado Hijo; y el Espíritu Santo, por quien la voz del Evangelio resuena viva en la Iglesia, y por ella en el mundo, va induciendo a los creyentes en la verdad entera, y hace que la palabra de Cristo habite en ellos [presencia] abundantemente” (n. 8)” .
P. Álvaro Calderón, "Prometeo, la religión del hombre", Buenos Aires, 2011, pp. 287 y 288.
El Señor te bendiga y la Virgen María te cuide.
Una lectura positiva es que la Iglesia, gracias a Dios, es la única institución humana hecha a prueba de sus propios líderes. Los grandes imperios prosperaron cuando tuvieron buenos líderes y desaparecieron en cuanto tuvieron líderes mediocres. La Iglesia, en cambio, puede sobrevivir hasta a los pontificados más nefastos. Un papa o un obispo puede hacer un gran daño, pero nunca destruir por completo a la Iglesia. Eso es un motivo para dar gracias a Dios.
La lectura negativa es cuántas almas se van a perder por el camino. Sabemos que la Iglesia va a sobrevivir hasta el final de los tiempos, pero no sabemos, por ejemplo, si la Iglesia en España lo hará. Que la Iglesia vaya a sobrevivir no significa que lo vaya a hacer en todo el mundo, y la diferencia son muchos millones de almas que pueden condenarse. Es verdad que cuando llegue la hora Dios juzgará según las responsabilidades de cada uno, pero no deja de ser una tragedia.
2. Fe católica entendida como traditio, confianza y don.
3. Por el don de la Gracia de Dios podemos amar, conocer y actuar por la virtud teologal del Bautismo en el Amor eterno, en la traditio y en las obras movidas por la Caridad.
4. El Espíritu Santo (ES) es el que vivifica, nos hace santos, pero con nuestra libre cooperación o confianza en Cristo Señor nuestro.
5. Por ejemplo, una traditio católica es la celebración de la Santa Navidad sobre hechos históricos de la Manifestación de Dios hecho Hombre. ¿Puede algún sacerdote/prelado quitarnos esta fe? No, ¿verdad? Nuestro calendario recibe el nombre de gregoriano porque lo promulgó el papa Gregorio XIII. Y a pesar de la Revolución Francesa, leyendas negras, culturas milenarias orientales como las de la India y China, modernismo eclesial, calendario sin santos del nuevo orden mundial, etc. El ES mantiene la promesa del Señor Jesús de guiarnos hacia la Verdad completa y de inerrancia en los Obispos fieles a Él.
6. El papa Gregorio sancionó una obra elaborada por los profesores de la Universidad de Salamanca, entonces uno de los principales centros de conocimiento del mundo, tanto que fueron los primeros economistas de la historia.
7. El calendario gregoriano es actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, siendo el primer país en adoptarlo en 1582 el Reino de España. Podemos decir que el calendario gregoriano es made in Spain. Celebramos el 25 de diciembre la Santa Navidad, que Dios se ha hecho Hombre, en nuestra Compañía Jesús y sigue Sacramentado con nosotros todos los días.
_______________________________________
Pedro L. Llera
«El Espíritu Santo (ES) es el que vivifica, nos hace santos, pero con nuestra libre cooperación o confianza en Cristo Señor nuestro».
Es Dios quien pone en nosotros el querer y el obrar. Eso no es opinión mía: es palabra de Dios.
«porque Dios es el que en vosotros produce tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad» Filipenses 2.
Nuestra cooperación libre es también movida por la gracia de Dios, sin que ello suponga ninguna violación de nuestro libre albedrío. Todo lo bueno que hagamos es obra de Dios, como causa primera. Es mérito al cien por cien de Dios y al cien por cien del hombre en gracia de Dios.
Nosotros solo podemos ser santos por la gracia de Dios y en la medida que Dios quiera que lo seamos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1).
31/01/23 9:53 AM” (Infocatólica).
Cinco días bastaron para la respuesta inmediata de Dios.
Si el turco preparaba una inmediata ofensiva, sus planes fueron desbaratados. No obstante, estemos atentos, porque el demonio volverá a insistir por esa o por otra vía.
Erdogán ha sido humillado, no se atreve a hablar.
El islam ha penetrado en Europa y E.U. con la complicidad de la mafia que gobierna.
Quiere apoderarse de la cuna de la cristiandad, Sede de Pedro
La Virgen protege la Iglesia, de la que podemos esperar su renovada presencia, después de la tribulación purificadora.
__________________________________________
Pedro L. Llera
Establecer una relación causa-efecto entre unas declaraciones del presidente turco y el terrible terremoto que han sufrido en Turquía y en Siria me parece bastante temerario...
Hay misterios insondables que no están al alcance del entendimiento humano: uno de ellos es el de este tipo de catástrofes.
¿Acaso no merecemos nosotros los europeos apóstatas tanto o más una catástrofe como la ocurrida en Turquía? Nuestra sociedad es Sodoma... ¿No merecemos que caiga fuego del cielo?
No lo sé. Dios sabe mejor que yo lo que es mejor. No me parece muy oportuno que especulemos sobre el porqué de un terremoto, que ha causado miles de muertos, que no serían menos culpables que yo ni merecerían más castigo que yo.
La situación de Europa y de E.U., así como de gran parte de la cristiandad, es de rechazo a la Madre de Dios, de Cristo, de la Iglesia, Esposa del Espíritu Santo, Trono y Santuario de la Santísima Trinidad, por lo tanto rechazo blasfemo contra Cristo.
Muchísimo más grave que los pecados de Sodoma y Gomora son los 64.500.000 (sesenta y cuatro millones y medio) de niños asesinados en E.U. por el aborto desde 1973, cincuenta años, a razón de 1.200.000 por año. Otro tanto, Europa.
La sodomía metida en todas partes, transformados “los conventos en establos de Asmodeo y los suyos” (La Salette).
La moderna Babilonia se derrumba, aunque a los cristianos no les guste y los humille, aunque rechacen la Justicia de Dios: “No soy viuda ni conoceré luto En media hora será destruida” (Apoc)..
1. La Llena de Gracia coopera libremente con su fiat y su obediencia, "he aquí la esclava del Señor", es desde su libertad.
2. A imagen y semejanza nos crea a toda la humanidad en Cristo, con inteligencia y libertad, no como robots o animales, sino para relación personal.
3. Los ángeles también eligen.
4. Dios es causa primera de todo, pero somos nosotros desde nuestra libertad, como los ángeles, quienes decidimos el Cielo o el infierno.
5. Dios es presente eterno, conoce hasta nuestro último cabello y nos lo ha dado Todo por nuestra salvación.
6. Pero, ¿por qué existe el infierno y no está vacío? Los robots y los animales no van al infierno.
7. Ojo que es una blasfemia que lleva a la herejía poner a Dios de injusto: a unos les de la fe por la Gracia y a otros no. Eso es herejía protestante. Y un ateo estaría justificada su expresión: "a mi Dios no me ha dado la fe, Bautismo, ¿de qué se queja?"
________________________________________________
Pedro L. Llera
Dios es el autor de todo bien que hacemos. La gracia es un don gratuito que Dios niega a los soberbios y da únicamente a los humildes. Esta gracia es absolutamente necesaria para querer el bien.
Dice San Bernardo, doctor de la Iglesia:
«Para que existiese en nosotros el querer el bien libremente fue menester la gracia creadora; para que progrese requiérese la gracia salvadora»
¿Se podrá entender por gracia creadora la gracia suficiente y por gracia salvadora la gracia eficaz? La gracia es necesaria para empezar y concluir toda obra buena, para resistir las embestidas del demonio y del mundo, para desear convertirnos a Dios, para obrar nuestra salvación; en fin, para todas las obras saludables que podemos hacer. Todos nuestros méritos son fruto de la gracia. «Sin mí no podéis hacer nada», dice el Señor.
«Para que el querer que nos viene del libre albedrío sea perfecto, nos son necesarias dos gracias: la de gustar, que consiste en la conversión de la voluntad al bien; y la del pleno poder, que consiste en la confirmación de la misma en el bien».
A todos se nos da, pues, la gracia de gustar (gracia suficiente); pero la del pleno poder (gracia eficaz), solo a aquellos que la merecieron por su fiel correspondencia a la primera.
El libre albedrío lo define san Bernardo como la facultad de querer simplemente; no de querer el bien, pues querer el bien no es propio ya de nuestra naturaleza caída, sino de la gracia.
En la obra de nuestra salvación deben cooperar la gracia y el libre albedrío.
«Al sentir cómo se obra invisiblemente dentro de nosotros y con nosotros esta obra de salvación, guardémonos de atribuirla a nuestra voluntad, que es flaca, ni a necesidad divina, que no existe, sino sólo a su gracia, de la que está lleno. Ella despierta al libre albedrío cuando siembra los pensamientos, la sana cuando ordena su afecto, la fortalece para llevarle a la acción, le sostiene para que no sienta desmayo. De tal modo obra con el libre albedrío, que al principio le previene y luego le acompaña; le previene para que después coopere con ella. Y de este modo, lo que empezó la gracia sola, lo llevan a término ambos; lo obran, no separados, sino unidos; no ahora uno y luego otro, sino a la vez; no hace parte la gracia y parte el libre albedrío, sino que lo obran todo con una sola operación invisible; todo él y todo ella; mas para que todo en él, todo por ella».
La gracia es, pues, la que salva. «Mas el libre albedrío, ¿qué hace?» Responde brevemente: «se salva». «Quita el libre albedrío y no habrá quien pueda salvarse; quita la gracia y no habrá quien salve». Por tanto, ¿cuál es el mérito del libre albedrío? El cooperar, no en el sentido de que este consentimiento venga de él, pues todo procede de Dios, sino de que no existe en nosotros, sino por nosotros.
1. Estoy plenamente de acuerdo con sus comentarios.
2. A lo que me refiero es que la Gracia no viene sólo por el don del Bautismo. Como comenté la fe católica es traditio, confianza y don.
3. Trate de responder a la pregunta que hace el ateo para entenderme. Un ateo estaría justificada su expresión: "a mi Dios no me ha dado la fe, Bautismo, ¿de qué se queja?"
4. La evangelización es también Gracia. San Pablo nos lo dice: si nadie habla de Dios cómo lo vamos a conocer. San Pablo en el areópago evangeliza a los griegos, todos reciben la Gracia de Dios, pero sólo los elegidos dan el fiat. Si no recuerdo mal Dionisio y dos o tres más. Dionisio discípulo de San Pablo mencionado en los "Hechos de los Apóstoles" (17, 34), el areopagita convertido por San Pablo con su discurso en el Areópago. Al parecer era miembro del tribunal, y por lo tanto, de la aristocracia ateniense.
___________________________________________
Pedro L. Llera
Menos mal que está de acuerdo conmigo, porque lo que le he contestado anteriormente es doctrina de la Iglesia y no opiniones propias (que no valdrían para nada).
La gracia santificante sí se recibe por el bautismo. La gracia santificante es un don personal sobrenatural y gratuito, que nos hace verdaderos hijos de Dios y herederos del cielo. La recibimos en el Bautismo.
La gracia santificante es como una «semilla de Dios». La comparación es de San Juan. Desarrollándose en el alma produce una vida en cierto modo divina, como si nos pusieran en las venas una inyección de sangre divina. La gracia santificante es la vida sobrenatural del alma. Se llama también gracia de Dios.«Lo que Dios es por naturaleza, nos hacemos nosotros por la gracia». La gracia de Dios es lo que más vale en este mundo. Nos hace participantes de la naturaleza divina. Esto es una maravilla incomprensible, pero verdadera.
La gracia santificante es absolutamente necesaria a todos los hombres para conseguir la vida eterna. La gracia se pierde por el pecado grave. En pecado mortal no se puede merecer. Es como una losa caída en el campo. Debajo de ella no crece la hierba. Para que crezca, primero hay que retirar la losa. Estando en pecado mortal no se puede merecer nada. Quien ha perdido la gracia santificante no puede vivir tranquilo, pues está en un peligro inminente de condenarse. La gracia santificante se recobra con la confesión bien hecha, o con un acto de contrición perfecta, con propósito de confesarse.
1.- Dios escoge a los que Él quiere y para lo que Él quiere. El Señor llama a unos a curar enfermos, a otros a enseñar, a otros les da gracias místicas que a otros no nos da. ¿Por qué el P. Pío tenía estigmas y yo no? ¿o por qué unos hacen milagros o se bilocan o levitan y yo no?
Marcos 3, 13 y ss.
Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.
Romanos 12
Dios nos ha dado diferentes dones, según lo que él quiso dar a cada uno. Por lo tanto, si Dios nos ha dado el don de profecía, hablemos según la fe que tenemos; si nos ha dado el don de servir a otros, sirvámoslos bien. El que haya recibido el don de enseñar, que se dedique a la enseñanza; el que haya recibido el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que da, hágalo con sencillez; el que ocupa un puesto de responsabilidad, desempeñe su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los necesitados, hágalo con alegría.
2.- Dios quiere que todos los hombres se salven.
Y en virtud de esa voluntad salvífica universal, Dios prepara y ofrece a todos los hombres los auxilios necesarios y suficientes para salvarse. El hombre no justificado (pagano, infiel o por encontrarse en pecado mortal) carece de la gracia santificante pero puede recibir, si Dios se lo envía, el empuje sobrenatural de una gracia actual.
Así lo explica Santo Tomás de Aquino:
«Del hecho de que todos los hombres tengan que creer explícitamente algunas cosas para salvarse, no se sigue inconveniente alguno si alguien ha vivido en las selvas o entre brutos animales. Porque pertenece a la Divina Providencia el proveer a cada uno de las cosas necesarias para la salvación, con tal de que no lo impida por su parte. Así, pues, si alguno de tal manera educado, llevado de la razón natural, se conduce de tal modo que practica el bien y huye del mal, hay que tener como cosa certísima que Dios le revelará, por una interna inspiración, las cosas que hay que creer necesariamente, o le enviará algún predicador de la fe, como envió a San Pedro a Cornelio.
3.- ¿Por qué unos tienen fe y otros no? ¿Por qué se salvan unos y se condenan otros? Entrar en el misterio de Dios es imposible. Y uno de esos misterios es el de la predestinación. Nadie tiene asegurada la salvación, salvo por revelación especial. Por eso todos tenemos que pedir la perseverancia final y que el Señor aumente nuestra fe, perdone nuestros pecados, tenga misericordia de nosotros y nos lleve a la vida eterna.
Royo Marín dice al respecto de la predestinación lo siguiente:
1.- "Es preciso confesar que el problema de la divina predestinación no ha logrado aclararlo del todo ninguna escuela teológica hasta hoy, y creemos firmemente que no se aclarará jamás acá en la tierra…".
2.- "Los que vivimos todavía acá en la tierra tenemos que contentarnos con adorar el misterio sin tratar de descifrarlo, lo que sería vano empeño y loca temeridad".
Y ofrece inmediatamente "los siguientes puntos, que pertenecen expresamente a la fe católica o son doctrina cierta y común en teología, y son más que suficientes para que cada uno trabaje con seriedad en la salvación de su alma, sin preocuparse demasiado de cómo haya de resolverse el problema de la predestinación".
Estos puntos son:
1. Dios quiere sinceramente que todos los hombres se salven. Consta expresamente en la Sagrada Escritura (1 Tm 2,3-4).
2. En su consecuencia, Cristo murió por todos los hombre sin excepción. Consta también en la Sagrada Escritura (2 Co 5,15) y ha sido expresamente definido por la Iglesia (Dz 1906).
3. En virtud de su voluntad salvífica y en atención a los méritos de Cristo Redentor, Dios ofrece siempre a todos los hombres las gracias necesarias y suficientes para que de hecho puedan salvarse si quieren.
4. Es un error gravísimo creer que Dios predestina al mal: "Que algunos hayan sido predestinados al mal por el divino poder, no sólo no lo creemos, sino que, si hubiere algunos que quieran creer tanta maldad, con toda repulsión les anatematizamos" (Dz 200).
5. La salvación es don de Dios: "Que algunos se salven, es don del que salva; pero que algunos se pierdan, es merecimiento de los que se pierden" (Dz 318).
6. Los condenados se autoexcluyen de la salvación: "Ni los malos se perdieron porque no pudieron ser buenos, sino porque no quisieron ser buenos y por su culpa permanecieron en la masa de condenación" (Dz 321).
7. La salvación, con el auxilio divino, es posible: "Porque Dios no manda cosas imposibles a nadie, sino que, al mandar alguna cosa, nos avisa que hagamos lo que podamos y pidamos lo que no podamos y nos ayuda para que podamos" (Dz 804).
¿Qué podemos hacer para salvarnos? ¿Cuáles son las señales de predestinación?
1.- Vivir habitualmente en gracia de Dios: confesión frecuente.
2.- Espíritu de oración.
3.- Una verdadera humildad.
4.- Paciencia cristiana en la adversidad.
5.- El ejercicio de la caridad para con el prójimo y de las obras de misericordia.
6.- Un amor sincero y entrañable hacia Cristo, Redentor de la humanidad.
7.- La devoción a María.
8.- Un gran amor a la Iglesia, dispensadora de la gracia y de la verdad.
Para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para su bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
Confía en Dios, ten fe.
(Esto cuenta como otro artículo, ¿no?)
1. De nuevo plenamente de acuerdo con sus comentarios y por supuesto que por ser creaturas nuestra inteligencia no es la de Dios y queda en misterio para nuestra inteligencia lo que está por encima de nuestra limitación de nuestro propio ser humano. Pero, esto no impide que haya relación Personal y que Dios nos revele cosas que no podemos entender.
2. Todo es movido por Gracia, excepto el infierno y los condenados cuyo centro y movimiento es el rechazo a Dios, pues Dios respeta nuestra libertad.
3. Por Gracia eligió a Judas Iscariote, pero él eligió traicionar al Señor y autocondenarse al igual que muchos bautizados apóstatas hoy. Dios siempre da y nos pone a prueba, y a los que más dones da más poda y prueba, porque más los ama en pos de su salvación. Como le comenté Dios es presente eterno y nos conoce por entero, pone al Padre Pío y otros tantos santos en el camino de las ovejas descarriadas para su salvación, Él mismo se hace Hombre para que haya traditio y confianza y don de la Voluntad del Padre y Dios nuestro con la que tenemos que cooperar. Pues, no hay tiempo de espera para Dios entre Creación y Resurrección tras el Juicio universal.
4. Dios nos revela y es providente con lo necesario para nuestra salvación en la Nueva Creación. Da a cada uno lo suyo, incluso a los ateos, por ello Dios es Justo, porque quiere la salvación de todos los hombres. Pero, hay hombres con razón natural que rechazan a Dios desde su libertad.
5. Podemos recibir la traditio, la Revelación, por fe humana y el ateo rechazarla, no confiar en ella por libre voluntad. Pero, ya no puede decir que Dios no es Justo y no le ha dado Su Gracia.
6. Podemos recibir la Gracia como Judas Iscariote y San Pablo, pero uno rechazarla y otro aceptarla.
7. Puede la primera creatura, Lucifer, recibir el plan de Dios y negarse a adorar a Jesucristo Rey por asumir la naturaleza humana inferior a la angélica por su libertad que le lleva a la presunción y envidia y odio.
1. Tengo entendido que es una herejía protestante de la "iglesia evangélica" el que se salven solo por la gracia santificante como don personal sobrenatural y gratuito, que nos hace verdaderos hijos de Dios y herederos del cielo. La recibimos en el Bautismo y es absolutamente necesaria a todos los hombres para conseguir la vida eterna.
2. Pues, no reciben el Bautismo, ni Adán ni Eva, ni Abraham padre de nuestra fe, ni Noé, ni Elías, ni Moisés, etc. ni el pueblo de Israel del A.T.
3. El Bautismo es necesario, pero no suficiente. Pues la salvación viene por la Fe y el Bautismo. De esa Fe estoy hablando que también es Gracia. Nadie se bautiza si no tiene Fe o la garantía de la misma.
4. El injerto de divinidad o semilla divina nos configura para ser otro Cristo, pero como no cooperemos aceptando la traditio y confiando en Cristo desde nuestra libre voluntad de nada sirve el injerto divino, pues se queda en modo de espera para santificarnos el ES. Es lo que estoy tratando de explicar desde el principio.
________________________________________
Pedro L. Llera
El bautismo es suficiente para la salvación. Por eso se bautiza a los niños recién nacidos, por si se mueren, para que vayan al cielo.
Si te bautizas y mueres, vas al cielo, porque el bautismo perdona todos los pecados.
Moises, Elías, Noé, Abraham y todos los santos que murieron antes de la redención fueron al infierno llamado Seno de Abraham. Por eso decimos que Cristo "descendió a los infiernos": a sacar de el infierno a los justos que estaban esperando la redención de Nuestro Señor Jesucristo.
Si después del bautismo perdemos la gracia santificante por el pecado mortal, el único medio para salvarnos es la confesión sacramental. Esto ya se lo he explicado en el comentario anterior.
1. La traición es imposible realizarla desde fuera. Inexorablemente se hará desde dentro, en caso contrario no sería traición. El enemigo de la Iglesia de Cristo es el enemigo de Cristo.
Pretender arrebatarle a los hombres que Cristo vino a salvar mediante la tentación antigua, la primera "serán como dioses", ahí esta todo.
Cuando rezamos el Padre Nuestro pedimos no nos dejes caer en la tentación.
Es un pedido en plural que debe ser tenido muy en serio, un pedido especialísimo enseñado por el Hijo para pedir a nuestro Padre reafirmado por el siguiente líbranos del mal.
2. Ahora, qué debemos hacer para no dejarnos llevar por las mentiras que tu describes tan sabiamente:
Benedicto enseñó en la Audiencia General 28.11.2021:
"¿Cómo hablar de Dios hoy? La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Él ha hablado con nosotros.
La primera condición del hablar con Dios es, por lo tanto, la escucha de cuanto ha dicho Dios mismo. ¡Dios ha hablado con nosotros!"
"Hablar de Dios quiere decir, ante todo, tener bien claro lo que debemos llevar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo: no un Dios abstracto, una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia; el Dios de Jesucristo como respuesta a la pregunta fundamental del por qué y del cómo vivir.
Por esto, hablar de Dios requiere una familiaridad con Jesús y su Evangelio; supone nuestro conocimiento personal y real de Dios y una fuerte pasión por su proyecto de salvación, sin ceder a la tentación del éxito, sino siguiendo el método de Dios mismo".
"Al hablar de Dios, en la obra de evangelización, bajo la guía del Espíritu Santo, es necesario una recuperación de sencillez, un retorno a lo esencial del anuncio: la Buena Nueva de un Dios que es real y concreto, un Dios que se interesa por nosotros, un Dios-Amor que se hace cercano a nosotros en Jesucristo hasta la Cruz y que en la Resurrección nos da la esperanza y nos abre a una vida que no tiene fin, la vida eterna, la vida verdadera".
"Hablar de Dios, pues, quiere decir hacer comprender con la palabra y la vida que Dios no es el rival de nuestra existencia, sino su verdadero garante, el garante de la grandeza de la persona humana.
Y con ello volvemos al inicio: hablar de Dios es comunicar, con fuerza y sencillez, con la palabra y la vida, lo que es esencial:
el Dios de Jesucristo, ese Dios que nos ha mostrado un amor tan grande como para encarnarse, morir y resucitar por nosotros;
ese Dios que pide seguirle y dejarse transformar por su inmenso amor para renovar nuestra vida y nuestras relaciones;
ese Dios que nos ha dado la Iglesia para caminar juntos y, a través de la Palabra y los Sacramentos, renovar toda la Ciudad de los hombres a fin de que pueda transformarse en Ciudad de Dios".
1. La Palabra de Dios nos dice que Fe y Bautismo. Veamos.
2. Señor Llera, el texto está expresado en modo impersonal y general. Un bebé no tiene entendimiento ni libertad de elección. Luego, es bautizado por la Fe de los padres en el pecado original y la garantía observada por el párroco de que recibirá la traditio, aunque algunos párrocos bauticen a bebés de "matrimonios igualitarios (1), la Fe para conocer a Dios y Su Cristo, por ellos y los padrinos. Esta es una gran crisis de apostasía hoy en la Iglesia, pues muchos niños bautizados llegan a la catequésis para la 1a Comunión sin saber el Padrenuestro y el Ave María. Hay una grave falta de formación catecúmena en el hogar, de evangelización intrafamiliar, de cooperación con la Voluntad de Dios, de testimonio de vida cristiana y de la Palabra de Dios. No todo va a ser culpa de los Obispos y sacerdotes en esa falta de compromiso que presentaron los padres y padrinos en la Parroquia de garantía de transmisión de la Fe a su hijo/ahijado. En Palermo hay un Obispo que va a quitar a los padrinos durante 3 años como experimento, eso es ser hijo de Judas Iscariote, y figúrese como está el patio con la traditio, con la Fe recibida, la Revelación histórica.
2. Si no fuese por muchos abuelos católicos el analfabetismo de la Fe católica, de la traditio, sería tremendo.
3. Ahora bien, hablemos del efecto del Bautismo, que quita el pecado original contraído en el vientre de la madre al bebé de padres católicos con Fe y el pecado original y personal al que está próximo a la muerte que lo pide con Fe..
4. En el adulto está claro que primero la Fe, si no no pide ser bautizado y en los bebés por la Fe de sus padres, padrinos, párroco y parroquia que garantizan la traditio.
5. El Bautismo no quita la infección a consumar el pecado personal ni el castigo al ser expulsado del Paraíso: el sudor del trabajo y los dolores de parto.
6. Bien, la Gracia, la semilla divina, en el bebé quita el pecado original, imprime el carácter de cristiano, de hijo en el Hijo de Dios, siembra los auxilios y virtudes necesarias para el crecimiento de la Gracia en la vida cristiana para la prolongación de la Obra de Dios. Y en el adulto bien evangelizado y dispuesto los pecados personales también. Incluso, en un adulto con pecado mortal queda bautizado, pero la Fe si no llega por la Confesión, el principio activo del injerto divino no actúa, al igual que si el bebé cuando tenga conocimiento y libertad y el adulto bautizado si cometen pecado mortal. Al hereje no le es suficiente el Bautismo.
7. Si se estudia cada caso vemos que primero es la Fe, la de los padres del bebé y la garantía de recibirla o la del adulto que pide el Bautismo. Y cierto que es suficiente en caso de muerte recién bautizado. Pero, el Bautismo en todo caso es por la Fe. A modo de ejemplo, en la familia de San Agustín, él y sus hermanos fueron bautizados por la fe de su madre, Santa Mónica, y moribundo su padre por la conversión de la evangelización de Santa Mónica. Agustín recibió la Fe católica de su madre y tenía la fe como virtud teologal del Bautismo, pero no tenía la Fe como confianza en Dios y su Cristo. Pero, se convirtió como Nuestro Señor le reveló a Santa Mónica y San Agustín tuvo la Fe como traditio por su madre, la Fe como virtud teologal por su Bautismo y la Fe como confianza como mérito propio de cooperar libremente con la Gracia para prolongar la Obra y Misión del plan de salvación de Dios.
(1) El Bautismo es válido para el bebé y si la muerte es prematura irá directo al Cielo. Pero, en el momento de tener entendimiento y libertad, en el hogar no va a recibir testimonio de vida cristiana y de la Palabra de Dios. Pero, a pesar de esta gran conflicto que debe negar para tener Fe, puede ser evangelizado externamente.
___________________________________________
Pedro L. Llera
3. Ahora bien, hablemos del efecto del Bautismo, que quita el pecado original.
Quita el pecado original, pero no la concupiscencia (la naturaleza caída que tiende al mal), ni los demás efectos del pecado original: la enfermedad, la muerte, etc.
La fe se recibe por el bautismo. En el ritual del sacramento se pregunta al adulto que se va a bautizar: ¿Qué pides? y el catecúmeno responde: la fe.
La fe es un don de Dios que recibimos por pura gracia suya. Por eso, la fe hay que pedirla y también, hay que pedir por los que no la tienen.
Contra los Modernistas (I): Algunas Verdades sobre el Bautismo
Sobre el Pecado Original y el Limbo de los Niños
Según Daniel 12,11: Desde que sea abolido el sacrificio perpetuo cuenta 1290 dias, bienaventurado quien aguante 1335 dias.
Jesucristo con su regreso pone fin al reinado de las dos bestias de Apocalipsis 13.
Apocalipsis 19,20: Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron arrojados vivos dentro del lago de fuego que arde con azufre.
Debemos pues estar atentos observando cuando sucede la modificación de las palabras de la Consagración, para comenzar a contar.
Non Nobis.
1. De nuevo, estoy plenamente de acuerdo con sus post, es la sana doctrina católica del Depósito de la Fe, esto es, la Sagrada Escritura, la Santa Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
2. Los puntos discordantes están en el concepto de Fe según contexto y según sus 3 significados: traditio o conocimiento recibido, confianza y don bautismal. Insisto porque es muy importante, porque de lo contrario la confusión en la Parroquia es enorme.
3. La Fe es un don de Dios que recibimos por pura Gracia suya. Pero, hay que aclarar, hay que añadir que ese don es por traditio, se hace Hombre y se autorevela, mueve a la confianza para nuestra conversión y cooperación libre, y es virtud bautismal que nos justifica en Cristo.
4. Por ej., si decimos "La fe se recibe por el Bautismo. En el ritual del sacramento se pregunta al adulto que se va a bautizar: ¿Qué pides? y el catecúmeno responde: la fe." Esto es una confusión enorme, pues, el catecúmeno se está instruyendo en la doctrina y misterios de la fe católica, con el fin de recibir el Bautismo. Pero, ¿qué lo ha movido a pedir el Bautismo?
5. Los 12 Apóstoles no fueron bautizados y recibieron la Fe durante 3 años y no fueron bautizados hasta el día de Pentecostés, porque no hay Bautismo sin Resurreción y la venida del Espíritu Santo. ¿Qué Fe es esa antes de Pentecostés?
6. El Señor Jesús, la Palabra de Dios encarnada, dice: "Tu fe te ha salvado, vete en paz." A la pecadora Lc 7,36-50; al instante recobró la vista Mc 10,52; Lc 18,1-8; 35-43; Lc 19,1-10; Lc 24; Mt 9,22; Lc 17,11-19; etc., ¿los había bautizado antes; a qué Fe se refiere el Verbo de Dios?
7. Y como ya comenté en el A.T. no hay Sacramentos, a modo de ejemplo el libro del 2o Libro de los Reyes 5, 14-17. Por tanto, no puede ser reducido el concepto de Fe a la virtud bautismal, si no se cae en la herejía protestante evangélica, donde sólo hay salvación con el Bautismo en tiempo de iglesia y sin obras, sin cooperar con Dios.
8. Ahora bien, este texto contradice lo que usted mismo afirma para los bebés bautizados que mueren prematuramente y van directos al Cielo: "Quita el pecado original, pero no la concupiscencia (la naturaleza caída que tiende al mal), ni los demás efectos del pecado original: la enfermedad, la muerte, etc. ¿En qué quedamos?
9. Para no hacer lío, como dice el Papa Francisco, el Bautismo quita el pecado original, pero no ni la expulsión del Paraíso y la inficción al pecado personal. Cuando hablo de quitar el pecado original me refiero a la vida eterna.
10. La naturaleza caída es lo que va corrigiendo la vivificación del ES.
11. La enfermedad es a la carne que la quita el injerto de divinidad según se ha obrado con fe en la caridad, el sufrimiento lo quita la semilla divina por la esperanza en la Promesa de la vida eterna y la muerte es hermana, pues el Bautismo es por el ES para prepararnos para la vida eterna.
12. Pues, en la vida eterna ya no hay ni enfermedad, ni sufrimiento ni muerte, como les ocurre a los bebés bautizados que mueren. Y para llegar a la vida eterna hay que tener Fe, traditio, confianza y Bautismo.
"¿Cuál es la forma de la Eucaristía?
R. Las palabras que el Sacerdote debidamente profiere; de manera que las de la consagración del pan son éstas:
Hoc est enim corpus meum.
Todas son de esencia, a excepción del enim, cuya omisión unos tienen por culpa grave, y otros por leve, no dejándose por desprecio.
La forma de la consagración del cáliz consiste asimismo en estas palabras:
Hic est enim calix sanguinis mei novi et aeterni testamenti, mysterium fidei, qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum.
Según muchos de los tomistas todas estas palabras, exceptuando el enim, son de precepto.
Otros por el contrario sólo quieren lo sean las siguientes: hic est sanguis meus, o hic est calix sanguinis mei.
Mas todos convienen en asentar la grave obligación de proferir todas las dichas palabras, a excepción del enim, según ya queda dicho; pues a lo menos pertenecen todas a la integridad del sacramento".
"Compendio moral salmaticense", Pamplona, 1805, tomo 2, págs. 38-41.
Respecto de las palabras de la consagración del cáliz en el misal de Pablo VI, hay que advertir dos cosas:
- "Mysterium fidei": palabras suprimidas en la consagración y desplazadas a la posterior aclamación; pero "según muchos de los tomistas" (dice el citado "Compendio moral salmaticense" de 1805) estas palabras son de precepto para la validez de la consagración del cáliz.
- "Pro multis": durante más de cuarenta años, hasta la rectificación ordenada por Benedicto XVI, la consagración del cáliz se hizo en muchas lenguas vernáculas (incluyendo el español y el inglés) con una traducción errónea de estas palabras, al decir "por todos los hombres", "for all" etc en lugar de "por muchos" ("pro multis").
a. El Bautismo es necesario para la salvación.
b. Libera de los pecados, reengendra como Hijos de Dios, incorpora a la Iglesia y configura indeleblemente con Cristo.
c. Los padres, ambos, tienen la obligación que sus hijos sean bautizados en las primeras semanas y deben prepararse debidamente.
d. El Bautismo es Puerta de los demás Sacramentos.
849 El bautismo, puerta de los sacramentos, cuya recepción de hecho o al menos de deseo es necesaria para la salvación, por el cual los hombres son liberados de los pecados, reengendrados como hijos de Dios e incorporados a la Iglesia, quedando configurados con Cristo por el carácter indeleble, se confiere válidamente sólo mediante la ablución con agua verdadera acompañada de la debida forma verbal.
864 Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano aún no bautizado, y sólo él.
867 § 1. Los padres tienen obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas; cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento para su hijo y prepararse debidamente.
§ 2. Si el niño se encuentra en peligro de muerte, debe ser bautizado sin demora.
"Os echarán de las Sinagogas..." como hizo el Sanedrín con los cristianos. Así hará la falsa Iglesia, la Gran Prostituta del Apocalipsis, que se embriagará con la sangre de los mártires.
Como explica Pedro Llera, la buena decisión viene de la gracia, no de nuestra naturaleza caída, que tiende hacia el error y el mal.
Podemos comparar el libre albedrío a un plano que puede inclinarse hacia uno u otro extremo, según pese sobre él nuestra naturaleza caída, o bien, la gracia.
En nuestro “hombre viejo del pecado”, el libre albedrío se inclina fuertemente hacia el error y el mal, pero la gracia lo inclina hacia la verdad y el bien, y tenderá a estabilizarse en tanto se manifieste nuestro “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo, mientras el “hombre viejo” va hacia su extinción.
Los momentos que vivimos son decisivos en el plan de la Redención-Salvación: la Aurora de María irradia la potente Luz de la Gloria de Cristo que se manifiesta en Su Amanecer sobre la Iglesia, la humanidad y el cosmos y los transfigura de modo creciente.
María nos convoca a trabajar en su Causa bajo su Conducción, en esta Nueva Edad del Reino.
Cuál sea nuestra tarea, nos la dará a conocer Ella. Es inmenso lo que Dios prepara como Camino para la Venida de Cristo.
“Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como basura, con tal de ganar a Cristo…me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús” (Filip 3, 7-8 y 13-14).).
La Iglesia y la cristiandad en general permanecen paralizadas en la visión del “hombre viejo”, sin entregarse de lleno a los nuevos y colosales horizontes de sabiduría, santidad y gobierno de la creación que Cristo espera de nosotros sus sacerdotes, reyes y profetas.
Su post, Pedro, una nueva lección para los brotes verdes como yo. Gracias.
2. A imagen y semejanza de Dios es creado el Hombre.
3. Esa imagen y semejanza es con respecto a Cristo, a Su santa humanidad.
4. Por el pecado original el género humano es contituido pecador, la naturaleza humana se degrada, cae, es herida. Ese es el hombre viejo.
5. El hombre nuevo es el creado nuevamente pero elevado al Cielo por Cristo, por Su Obra y Misión.
6. Entonces, desde la Caída hay una batalla espiritual en el hombre entre lo viejo y lo nuevo, y mayor desde la plenitud de los tiempos. Esta batalla es continua hasta el final de la vida temporal, incluso en los santos. ¿Qué buena está mi vecina casada; voy a enseñar carne para atraer la atención del compañero de trabajo con compromiso de noviazgo para matrimonio o casado; no me cae bien aquél o aquélla por envidia; rompo amistad verdadera en Cristo porque mi amistad es con el mundo; robo este paquete de folios y este bolígrafo para casa; le estafo vendiendo el coche o de cualquier otra forma; soborno al político para que me conceda el proyecto; aprovecho esta ONG para promoción personal; hago que despidan al jefe para quitarle el puesto; enchufo antes que ser justo con quien merece el puesto; miento que no he sido yo quien hizo esto o aquello; practico la eutanasia para ganar más dinero; trabajo en un abortorio porque se gana mucha pasta; aborto porque no puedo seguir estudiando/trabajando o lo que sea; le digo a mi mujer o novia o conocida que aborte que es lo mejor; soy abogado y no busco la verdad, nada más que la verdad y toda la verdad, sino la pasta aunque arruine la vida de los demás; soy juez injusto para mi beneplácito e interés en aplicar cualquier ley aunque sea injusta; soy gobernante y hago todo lo que puedo el egipcio; soy farmacéutico y voy todos los domingos a Misa, pero la pela es la pela y vendo píldoras anticonceptivas y métodos anticonceptivos a doquier; y un larguísimo etc., nos tienta el Adversario?, pero si nuestro centro es Cristo y somos fieles no consumando la tentación, cada vez nos generará más el ES en la configuración en Cristo mediante los Sacramentos en tiempo de Iglesia y antes por los méritos de Cristo.
7. En el tiempo de Iglesia es cuando el proceso de conversión hacia el hombre nuevo, hacia la santa humanidad de Cristo, tiene más auxilio de Dios y la Eucaristía es por toda la historia de Pecado del género humano. La Obediencia y la Penitencia es la que mortifica lo viejo del hombre caído mediante Cristo y Su Madre la Inmaculada Virgen María.
Dejar un comentario