Libertad, Igualdad, Fraternidad
Todas las ideologías de todos los partidos políticos del arco parlamentario – y la mayoría de los que están fuera de las instituciones, lo mismo – se fundan en el lema de la Revolución Francesa y de la masonería: libertad, igualdad y fraternidad. Casi nadie cuestiona ya estos tres principios, que son las tres columnas que sustentan los modernos “Estados de Derecho”.
Los únicos contrarrevolucionarios que quedamos somos los católicos que, por pura gracia de Dios, hemos visto lo que se esconde detrás de esas palabras tan bonitas y seductoras (y no se engañen: no se puede ser católico y liberal. El liberalismo es pecado).
LIBERTAD
La Libertad liberal significa rebelión contra la soberanía de Dios y su santa ley[1]. Significa que el hombre es un fin en sí mismo: no solo porque no pueda o no deba ser “instrumentalizado” o utilizado por otras personas para sus propios fines (obviamente, el hombre no es ni debe ser considerado como un “recurso humano” para obtener beneficios); sino porque la finalidad del hombre – su fin último – es el propio hombre: y no Dios. Que el hombre no ha sido creado por Dios y para Dios. Que el fin del hombre no es sobrenatural, no es el cielo; sino que el fin para el que ha sido creado el hombre es para sí mismo. El mundo moderno liberal rechaza el Reino de Dios y lo combate para establecer el “Reino de los Fines” kantiano. Dios no es soberano, no es Rey: lo es el hombre. No hay que santificar el nombre de Dios, no queremos que venga su Reino, no hay que hacer su Voluntad en la tierra como en el cielo. El hombre quiere que se haga su voluntad de hombre. Por eso, el hombre sin Dios odia a Dios y a quienes queremos a Dios como Señor. El mundo moderno es el “Anticristo”, el “Contra Dios”, el “Anti Padre Nuestro”. Nada hay más contrarrevolucionario hoy que rezar el Padre Nuestro.
Podemos rastrear esta idea, de largo recorrido, hasta llegar a Pico della Mirandola:
“Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: “No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la Tierra, ni del Cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos.”
Siglo XV: Renacimiento. Italia. El hombre es el centro del universo y su fin no es Dios, sino amar la grandeza de la creación de Dios; es decir, este mundo: no el cielo. Serás lo que quieras, sin límites: tú establecerás tus propios límites según tu libre albedrío, según tu propia voluntad. Podrás transformarte a ti mismo en lo que quieras. Las leyes “trans” no podrían tener mejor justificación filosófica ¡Absolutamente actual Pico della Mirandola! Un verdadero adelantado que anticipa hace seiscientos años el liberalismo y la ideología de género. Es el llamado “humanismo” renacentista: el tan alabado “antropocentrismo” que termina con siglos de “oscurantismo medieval”: todo mentiras que se inyectan en vena a nuestros niños y adolescentes para apartarlos de Dios e imbuirlos desde pequeñitos en los incuestionables dogmas liberales. Paradójicamente, quienes combaten los dogmas del cristianismos son expertos en establecer los suyos propios hasta el punto de condenar al ostracismo, a la muerte social, a cualquiera que se atreva a cuestionarlos o a criticarlos.
Claro está que ese concepto de libertad de la Revolución Francesa, hija de “las Luces” (de Lucifer), anticipada por el “humanismo antropocéntrico” del Renacimiento, se puede seguir rastreando hasta el principio de la historia: hasta nuestros primeros padres que, engañados por la Serpiente, desobedecieron la ley de Dios porque ellos no se querían someter a la voluntad de Dios, sino hacer su propia voluntad. Adán y Eva querían ser como Dios y establecer ellos sus propias leyes, levantándose contra su Creador y desobedeciéndolo.
La libertad liberal moderna – antropocéntrica, humanista, personalista – es la libertad luciferina que proclama el non serviam! Yo no serviré a Dios: me serviré solo a mí mismo. Seré autónomo: no heterónomo ni mucho menos teónomo. No será Dios el Señor de mi vida, sino que yo me enseñorearé a mí mismo, me daré el poder a mí mismo (empoderar o empoderarse, dicen los modernos). Yo me autodetermino, me autoposeo y nada ni nadie - ni siquiera Dios - puede imponerme mandamientos ni leyes ni verdades. Yo seré mi causa primera, seré mi propio creador y no admito ninguna causa primera por encima de mí. La criatura (creatura) se rebela contra su Creador, porque quiere ser dios. Y el moderno, si cree en Dios, es porque él quiere creer en Dios, porque le da la gana: no es cristiano por la gracia de Dios, sino porque se autodetermina cristiano como mañana puede autodeterminarse budista. No hay ninguna causa fuera de él que le mueva a nada porque, si hubiera algo que le moviera fuera de sí mismo, ya no sería autónomo… En fin… La soberbia es el origen de todos los males: la humildad, el principio de la santidad.
Y si la finalidad del hombre es el propio hombre, su fin último será la muerte, el polvo y la nada. Y si su fin es la nada, la felicidad no puede ser otra cosa que la fornicación y la satisfacción de los placeres: gozar, disfrutar de la vida, de esta vida terrena, porque no hay otra, no hay nada más allá y si lo hay, resulta irrelevante. Cuenta el aquí y el ahora. Y no hay otra felicidad que el orgasmo, la masturbación, la orgía, la fiesta, el botellón, las experiencias y la adrenalina. Y luego la nada. Por eso los modernos promueven la prostitución y la pornografía y quieren pervertir a los niños desde su más tierna infancia para que descubran su propio cuerpo y “sean felices” tocándose a sí mismos y a los otros; o peor aún, dejándose tocar por pederastas asquerosos. Por eso promueven la legalización de la pederastia como una opción de género más, como cualquier otra. La felicidad es un desfile del orgullo LGTBI con degenerados follando por la calle y blasfemando contra Dios. De los hijos de Lucifer no se puede esperar otra cosa que depravación, blasfemias y sacrilegios. “Dios ha muerto y los Mandamientos han sido abrogados. Nada es pecado. Todo vale. Hay licencia para todo.” La modernidad supone el triunfo del libertinaje: de la libertad sin freno moral alguno.
Escribe Juan Manuel de Prada[2] en un artículo antológico publicado recientemente:
“Cuentan que, cada vez que algún colaborador llegaba diciéndole: «Yo haré esto de aquí a quince días, o de aquí a ocho días», san Ignacio de Loyola se mostraba perplejo y decía: «¡Cómo! ¿Y tanto pensáis vivir?». Esto ocurría porque san Ignacio concebía la vida como un viaje que tenía un fin (un término, pero también una finalidad, una razón de ser), conformándose con realizarlo cada día; pero el progresista no concibe la vida como un viaje con un fin, sino como un viaje sin fin o un peregrinaje sin meta, delirio que le exige estar progresando siempre (hacia un horizonte imaginario o hacia un abismo cierto).”
El abismo ya lo tenemos delante y lo llaman “el gran reseteo”: el reinado del Anticristo.
Pero para quienes tenemos a Cristo como Señor, nuestro viaje, nuestra vida, tiene un fin, una razón de ser y una meta: el cielo, Dios mismo, que es Principio y Fin.
IGUALDAD
La Igualdad, coloca a todas las personas en el mismo nivel – el más bajo – negando las diferencias y la individualidad de cada uno y, sobre todo, anulando la distinción fundamental entre quienes reconocen a Cristo como único Dios y Señor y quienes lo rechazan.[3]
La modernidad liberal no concibe que haya hombres y mujeres que se salven y otros que no. Porque eso va contra el principio de igualdad de la Revolución. Los liberales establecen el derecho universal a la salvación y “nada ni nadie puede negarles la entrada al cielo”[4]. Nada desquicia más a un liberal que el concepto católico de predestinación. No le cabe en la cabeza a un moderno que Dios pueda elegir a unos y condenar a otros: “A los que de antemano eligió también predestinó” (Rom. 8, 29).
Escribe Wanderer en su artículo “Derecho universal a la salvación” que para los modernos de la libertad, la igualdad y la fraternidad, “Dios cometería un flagrante acto de discriminación si negara la felicidad eterna a un hombre por no estar bautizado, o por llevar una vida sexualmente desordenada, o por no participar del culto de la Iglesia, o por infringir cualquiera de los Diez Mandamientos.”
Pero Wanderer pone el dedo en la llaga: “aunque el Sembrador siembra para todos, no toda la semilla cae en tierra firme y fértil. Muchas son las semillas, pero pocas las elegidas para que den fruto, y lo den en abundancia.”
Y sigue Wanderer:
Nuestro Señor en su Evangelio y toda la Revelación divina señalan una realidad que resultó difícil de entender desde siempre, y mucho más en los momentos actuales: la Salvación se ofrece a todos, pero no todos la reciben. La Sangre de Cristo se derramó por muchos, pero no por todos los hombres, porque los elegidos son pocos, apenas un grupo pequeño de entre todos los llamados. Y nos gusten más o menos estas palabras; nos suenen más o menos inapropiadas para los oídos contemporáneos, lo cierto es que están allí, y ni una iota puede ser quitada de ellas.
No todos se salvan. No todos van al cielo. Hay cielo, hay infierno y hay purgatorio: es de fe. No hay salvación fuera de la Iglesia:
“El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará” (Marcos, 16, 16)
Los santos, los justos, se salvan. Los hijos de la ira se condenarán. Y al final de los tiempos, el Señor separará el trigo de la cizaña y podrán a los santos a su derecha y a los condenados a su izquierda y unos irán a la vida eterna y los otros al suplicio eterno[5].
Los hijos de Dios y los hijos de Lucifer no somos iguales. Los que proclamamos que Jesús es el Señor de nuestra vida y de la historia y del universo no somos iguales que los “fines en sí mismos”. No es igual poner a Cristo en el centro de la vida que ponerte a ti mismo. Por eso debemos pedir con temor y temblor que el Señor nos cuente entre sus elegidos y nos libre del mal y del pecado; que Dios nos perdone nuestros pecados y nos libre de la tentación para que no nos perdamos en el camino hacia el cielo. Que el Señor nos santifique por su gracia: Cristo es el Pan de Vida y quien come su carne y bebe su sangre tiene vida eterna. Estemos listos como las vírgenes sabias que tenían el aceite de las lámparas preparado para cuando llegara el Esposo y no seamos como los necios que piensan que van a vivir para siempre y que la muerte no va con ellos. El viaje tiene un fin (y una finalidad). Y el día y la hora en que venga el Amado a llamar a nuestra puerta sólo Dios lo sabe.
FRATERNIDAD
“Finalmente, la fraternidad busca establecer una sociedad en la que los hombres puedan ser hermanos sin ninguna referencia a la paternidad divina de Dios o pertenencia a la familia de los redimidos en Cristo.”[6]
Señala Mons. Viganò:
Pero si se rechaza la paternidad de Dios, ya no queda paternidad ni en el orden natural, ya que la natural refleja la de Dios. De ahí la aversión teológica a la familia natural y al niño por nacer. Si Dios no murió por nosotros en la Cruz, no puede haber más sufrimiento, dolor y muerte, porque el dolor nos ayuda a entender el sentido del sacrificio y aceptarlo por amor a Aquel que derramó su Sangre por nosotros. Si Dios no es amor, ya no puede haber amor entre los hombres, sino mera fornicación y satisfacción carnal, porque si deseamos el bien ajeno tenderemos a transmitir al prójimo el don más valioso que hemos recibido: la Fe, y no podremos abandonarlo dejando que se despeñe en el abismo en nombre de un concepto pervertido de la libertad. No son ateos; no niegan la existencia de Dios; en realidad lo odian, al igual que lo odia Lucifer.
El Cardenal Raymond L. Burke da en el clavo en un artículo publicado en La Brújula Cotidiana, el 16 de febrero de 2021, titulado “Todos tiene el deber de luchar contra la mentira en la Iglesia” (subrayados míos):
“Una manifestación alarmante de la actual cultura de la mentira y la confusión en la Iglesia es la confusión sobre la propia naturaleza de la Iglesia y su relación con el mundo. Hoy escuchamos cada vez más a menudo que todos los hombres son hijos de Dios y que los católicos tienen que relacionarse con las personas de otras religiones y de ninguna religión como si fueran hijos de Dios. Ésta es una mentira fundamental y fuente de una de las confusiones más graves.
Todos los hombres han sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero desde la caída de nuestros primeros padres, con la consiguiente herencia del pecado original, los hombres sólo pueden llegar a ser hijos de Dios en Jesucristo, Dios Hijo, a quien Dios Padre envió al mundo para que los hombres volvieran a ser sus hijos por medio de la fe y el Bautismo. Sólo a través del sacramento del Bautismo nos convertimos en hijos de Dios, en hijos adoptivos de Dios en su Hijo unigénito. En nuestras relaciones con las personas de otras religiones o sin religión ninguna debemos mostrarles el respeto que merecen quienes han sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero, al mismo tiempo, debemos dar testimonio de la verdad del pecado original y de la justificación por el Bautismo. De lo contrario, la misión de Cristo, su encarnación redentora y la continuación de su misión en la Iglesia carecen de sentido.
No es cierto que Dios quiera una pluralidad de religiones. Envió a su único Hijo al mundo para salvar al mundo. Jesucristo, Dios Hijo Encarnado, es el único Salvador del mundo. En nuestras relaciones con los demás, debemos dar siempre testimonio de la verdad sobre Cristo y la Iglesia, para que los que siguen una religión falsa o no tienen religión alguna reciban el don de la fe y busquen el Sacramento del Bautismo.“
La única fraternidad es la de los hijos de Dios por el bautismo, miembros de la única Iglesia verdadera. Y todos están llamados a bautizarse, a salvarse por el único que nos puede salvar de la esclavitud del pecado: el Cordero de Dios, el Mesías, Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
CONCLUSIÓN
Nada sin Dios. Soy un inadaptado, antimoderno, antiguo, antikantiano, teocéntrico; siervo de Cristo, que es mi Señor; hijo de Dios y de María Santísima, por la gracia de Dios.
La Revolución es rebelión contra Dios y contra sus Mandamientos y combatirla es una obligación de cualquiera que proclame que Cristo es el Señor. Bajo el aparente ropaje de honorabilidad, moderación y modernidad del Liberalismo ya saben ustedes quién se esconde: el Enemigo.
(Sí, no se engañen: no se puede ser católico y liberal. El liberalismo es pecado: creo haber dejado claro por qué).
[1] Entrevista de Mike Hickson a Mons. Carlo María Viganò en Life Site New, replicada por Maco Tosatti en Stilum Curiae.
[3] Entrevista de Mike Hickson a Mons. Carlo María Viganò en Life Site New, replicada por Maco Tosatti en Stilum Curiae.
[4] El derecho universal a la salvación, en Wanderer, 17 de mayo de 2021.
[5] E irán al suplicio eterno, y los justos, a la vida eterna. (Mateo 25, 46)
[6] Entrevista de Mike Hickson a Mons. Carlo María Viganò en Life Site New, replicada por Maco Tosatti en Stilum Curiae.
37 comentarios
Ahora todo se acelera. Más reuniones, más documentos, más burocracia, más gastos, más apariencia de sinodalidad. Todo para que al final sea el de siempre quien saque las conclusiones que seguramente ya tiene pergeñadas. Él es el "anomos", el sin ley. Nada de normas. Y lo atribuye blasfemamente al Espíritu Santo. No tiene perdón de Dios. Ni en esta vida ni en la venidera.
Señor, cuéntanos entre tus elegidos.
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Pedro L. Llera
Le iba a contestar, pero "¿pa qué?". Siga, siga... No pierda el tiempo conmigo...
Eso es mentira. Solo son hermanos en Cristo los bautizados. El evangelio de Juan es muy claro. Esa es la fe de la iglesia. Quien diga otra cosa, anatema, predica otro evangelio.
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
Jn 8,41-44
Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre». Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios». Jesús les contestó: «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió. ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira.
Es elemental que no todos son hijos de Dios, pues los hay que son hijos del diablo.
La fraternidad universal al margen del bautismo y la fe cristiana es un invento masónico. Por tanto, satánico.
Óscar, estoy completamente de acuerdo con usted de principio a fin. Pero entenderá que no pueda publicar su comentario. Yo tampoco sé si pego o no; ni sé tampoco si habría algún sitio donde pudiera pegar...
Me siento muy identificado últimamente con la famosa frase de san Agustín: "me hiciste, Señor, para Ti y mi corazón está inquieto hasta que descanse en Ti".
Y con esos versos de Gerardo Diego al Ciprés de Silos: "cuando te vi señero, dulce, firme/ qué ansiedades sentí de diluirme/ y ascender como tú, vuelto en cristales...
Lo cierto es que estoy cansado y que ganas de tirar la toalla y de retirarme del mundanal ruido no me faltan. Pero de momento, el Señor no deja de aguijonearme como a un caballo perezoso.
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Pedro L. Llera
Absolutamente cantado.
2. El término liberal que expongo es el de 1 Sam 8; es el de lo que era de Dios a Dios y lo que era del César al César; de búsqueda de la Verdad, el Bien y la Belleza; de tener sólo a Cristo Rey y respetar las normas donde se resida; en el terreno económico usar la libertad individual, el contrato voluntario y el libre mercado en el comercio como Nuestro Señor de Teķton; y de rechazar la libertad religiosa (Roma pagana), de pensamiento (filosofías anticristianas), de conciencia (amoral) y de expresión (derecho a mentir) que son las 4 libertades de la masonería. Recordar que somos liberales los católicos porque en libertad individual aceptamos a Cristo Rey, en contrato voluntario de la Alianza nueva y eterna (Eucaristía) y en la vida cristiana de la libre Iglesia Católica.
3. Corregir que la Revolución Francesa es hija indirecta del Liberalismo (sin Dios), pues la RF es hija del Socialismo (sin Dios) y el Socialismo hijo del Liberalismo. El Liberalismo siempre es pecado a nivel eclesiástico (teologal, pastoral y moral); el Liberalismo civil del Estado en cualesquiera de sus formas es siempre pecado y el liberalismo económico civil a pie de calle (libertad individual, contrato voluntario y libre mercado) es pecado si va contra la Ley eterna, natural y moral que es Cristo. Pero, por comprar pescado, pan, el periódico, fruta, ... no somos los católicos nom serviam y si, liberales por hacerlo en libertad individual, mediante contrato voluntario y en el libre mercado. Espero que entiendan la importancia de desambiguar "liberal".
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Pedro L. Llera
Usted debería leer el artículo antes de opinar. Porque si lee el artículo (ya lo sé... ¡Qué pereza!) defino perfectamente el liberalismo que quiero condenar, explicando su lema de "Libertad, Igualdad y Fraternidad". No hay ambigüedad. Yo llamo liberalismo exactamente a lo que critico como liberalismo: ni más ni menos. Si usted considera que el liberalismo es otra cosa, asunto suyo.
Para no dejarse engañar hay que saber a qué llaman "libertad".
Cuando escucho hablar de libertad, igualdad, fraternidad, paz, progreso, justicia... me pongo en guardia.
1. Solo como aclaración. La filosofía política y civil que se fundamenta en la libertad, igualdad y justicia social o fraternidad (variante del Socialismo que es Seguridad social, Igualdad y Justicia Social) conlleva a una visión antropológica totalmente distinta del Liberalismo que se fundamenta en la libertad individual sin condiciones.
2. Para que se entienda: un socialista entiende la libertad de 2 formas: o no existe (comunista) o si existe es la que usted define mediante nota como "la Libertad liberal que es rebelión contra la soberanía de Dios y su santa ley." Pero, para el Liberalismo la libertad es una licencia para hacer lo que le de a uno la gana, incluso creer en Dios. Aquí digo en broma que Dios tiene que ser liberal porque deja al hombre libertad verdadera y falsa. Pero, tiene que ser así porque es verdadero Juez Justo y la Alianza nueva y eterna es en libertad no por coacción. Y es curioso que el Magisterio condene más duramente al Liberalismo que al Socialismo cuando éste es mucho peor (totalmente anticristiano, los errores de Rusia).
3. Entonces, falla la definición de libertad de Liberalismo, falla la definición de Igualdad entendida como liberal, pues es la del Socialismo: coloca a todas las personas en el mismo nivel – el más bajo – negando las diferencias y la individualidad de cada uno (Liberalismo) y, sobre todo, anulando la distinción fundamental entre quienes reconocen a Cristo como único Dios y Señor y quienes lo rechazan (Liberalismo si lo acepta Socialismo no). En cuanto a la fraternidad o justicia social, el Socialismo si busca establecer una sociedad en la que los hombres puedan ser hermanos sin ninguna referencia a la paternidad divina de Dios (el paraíso terrenal o del proletariado) o pertenencia a la familia de los redimidos en Cristo. Esto el Liberalismo lo deja en la libertad de cada uno. No se si se entiende la diferencia antropológica y definitoria de términos. La teología de la liberación, por ejemplo, es Socialismo dentro de la Iglesia desde la visión histórico-marxista.
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Pedro L. Llera
El marxismo y los socialistas son hijos de liberalismo. Todos están de acuerdo en la libertad entendida como autonomía, autodeterminación y autoposesión. Fíjese cómo a la hora de votar cuestiones como las leyes LGTBI, por ejemplo, votan todos a una. Son el mismo perro con distinto collar: el pensamiento único.
Se equivoca usted.
Recuerda las palabras de Nuestro Señor en la retribución del juicio final?
A quién llama Jesús "mis hermanos más pequeños" ( y por lo tanto "hijos de Dios")
Se referirá solamente a los bautizados?
Entonces la caridad obligaría solo entre nosotros?
Y con los demás qué, damos un rodeo como el sacerdote y el levita?
Pero entonces por qué el asombro de los elegidos al decirle al Señor: "cuándo te vimos desnudo?....etc."
Éste asombro proviene de descubrir allí, el rostro de Dios en el más impensado de los hombres...!
"Errais ignorando las escrituras y el poder de Dios..."
IGUALDAD Todos los Hombres son iguales ante Dios.
FRATERNIDAD "Amaos los unos a los otros como Yo os he amado."
Ni el Santo Padre Francisco es el falso profeta, ni el gran reseteo es el anticristo.
Esa obsesión por identificar el papado con la gran prostituta es protestantoide.
Aún falta bastante por ver. No sé almuerce la cena.
Los tiempos y designios de Dios no son los nuestros.
Sigamos rezando con toda confianza sin separarnos de Pedro, que esta es la voluntad de Dios.
Bendiciones!
2. Los derechos humanos están fundamentados en los derechos de la Revolución.
3. La masonería está dentro de la Iglesia Católica y provocó el humo de Satanás. El Anticristo está cercano.
4. Padre Fortea: La Bestia del Apocalipsis
m.youtube.com/watch?v=LNSxvmbwcgU
Padre Fortea: La Segunda Bestia del Apocalipsis
m.youtube.com/watch?v=kwlhK6_hG8I
5. La Segunda Guerra Mundial 2316 dias que pudieron ser 2300 dias.
6. El aborto y la eutanasia mundial.
7. La Abominación de la Desolación en la Eucaristía.
La palabra Liberal depende en qué se aplica.
Si no es liberal, será esclaval.
La Revolución Francesa fue dominada por los jacobinos, y origen del socialismo.
Si obedecemos al mundo antes que a Dios, no mejoramos como creyentes.
La libertad para los pequeños agentes económicos (los grandes gozan de ventajas, privilegios y poder per se). La igualdad es en contra de los privilegios. Los privilegios son de los poderosos que tienen posición de dominio tiránico, monopólico y oligopólico.
Todo lo del gran reinicio es un marxismo, nada liberal. Donde un poderoso rige todo.
(Pero hay intereses creados que confunden adrede. Y la confusión favorece al socialismo intervencionista)
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Pedro L. Llera
Sí, sí... Yo soy "esclaval" de Jesucristo, Nuestro Señor.
El Liberalismo y sus secuelas ideológicas, que van desde la democracia cristiana hasta el comunismo, pasando por el socialismo, tienen algo en común: son ideologías antropocéntricas y niegan la soberanía social de Cristo. Cristo es rey de mi vida y rey del universo. Todas las ideologías antropocéntricas niegan la soberanía de Cristo. No está Dios en el centro, sino el hombre (humanismo), la persona (personalismo)... Según Kant, padre del liberalismo moderno, persona aquel ser humano que es autónomo, que no depende de nada ni de nadie; que es legislador de sí mismo y no acepta mandamientos impuestos por nadie: ni siquiera por Dios. La persona decide qué quiere ser, cómo quiere ser... Es dueña de sí misma y puede hacer con su vida lo que quiera. Y no tiene ninguna finalidad determinada: su vida no tiene ninguna razón de ser más que el que cada uno le quiera dar.
En definitiva, las ideologías liberales van contra Dios, porque el centro es el hombre y el fin último del hombre es él mismo.
Bien decía San Agustín, hacia el fin.
El médico viene para curar al enfermo. El que lo está, se da a sí mismo la muerte si no quiere guardar los preceptos del médico. El Salvador vino al mundo. ¿Por qué ha sido llamado Salvador del mundo, sino porque ha venido para salvar al mundo y no para juzgarle? ¿No quieres ser salvado por Él? Por culpa tuya serás juzgado. ¿Mas qué digo: serás juzgado? Considera lo que dice: El que cree en Él no es juzgado, mas aquel que no cree.... ¿Pensáis que va a decir: "será juzgado"? Dice más: "Ya está juzgado".
Quiénes son aquellos cuyas obras fueron halladas buenas por el Señor? Ninguno. Halló malas obras en todos. Dios acusa tus pecados; si tú también los acusas te unes con Dios. Es necesario que aborrezcas en ti a tu obra, y ames en ti la obra de Dios.
El Señor te bendiga y te guarde.
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Pedro L. Llera
Muchas gracias, don Hugo Alberto. Gracias por sus palabras, sin duda excesivamente generosas. Puede usted disponer de lo que estime oportuno y cuando lo estime oportuno. Estamos en las mismas trincheras.
2. Insisto, hoy en día, lo que significa liberal en general en Europa continental y en Hispanoamérica es algo muy diferente de lo que significa en los Estados Unidos. El liberalismo en los Estados Unidos se acercó al socialismo liberal y los demócratas se denominan hoy liberales.
3. Como católico y liberal, en el sentido único del significado de liberal que le da la Escuela de Salamanca (Concilio de Trento, Catecismo Romano y en la orientación de los problemas sociopolíticos), única escuela moral en economía católica en la historia, para definirlo hay que sustentarse en la propiedad privada y el libre mercado.
4. Hay tal caos conceptual que la democracia cristiana introducida por el papa León XIII en la Doctrina Social de la Iglesia pasa por liberalismo.
5. Kant se entiende como liberal desde una perspectiva de la libertad en el poder político, Liberalismo de Estado, y de poder estatista, Revolución Francesa, para garantizar la libertad a todos los ciudadanos (aborto, eutanasia, eugenesia, ideología de género, LGTBI+, ...), pues para Kant la libertad es el fundamento de la política.
6. Así, para Kant el objetivo de la política debe ser entendida como la forma de poder que tiene como fin la constitución de un orden civil "justo" y una argumentación que busca mostrar cómo la política es la esfera de acción que permite crear en la "realidad" aquello que es planteado desde el plano normativo o desde un punto de vista de la razón pura práctica.
7. Pero Kant se contradice, ya que después de ser testigo de la Revolución Francesa entra en lo absurdo, pues si el poder político no cumple con el fin establecido racionalmente aparece la acción política de la resistencia, la revolución, la acción política resistente que participe en la legislación, la cual sólo depende del gobernante. Así, pues, Kant desde una postura liberal que pide la razón pura al Estado para garantizar la libertad de los ciudadanos pide al mismo tiempo obediencia absoluta en los actos del gobernante. Esto es lo que le ocurre hoy día a muchos católicos que piden justicia social al Estado y cada vez alimentan más al Anticristo, crece más su cuerno de poder, pues la tendencia es a una "mente única", gobierno mundial, que de solución a todas las injusticias sociales. Pero, la solidaridad no es la Caridad, porque la primera tiene como rey al Estado y la segunda a Cristo.
Esos famosos tres pasos, con los que se pretende entender todo y explicar todo, son una reducción mundana de la postura del hombre sobre la tierra, es una gran tentación de creerse autosuficientes, un verdadero acto de soberbia, de rebeldía, pero como son contra la naturaleza es una utopía su realización concreta, veamos dónde se aplicó el sistema ideológico y los resultados prácticos, no hay libertad religiosa o está muy complicada, no hay igualdad de ninguna forma y la fraternidad no pasa de una asociación universitaria.
Pero no te preocupes que ahora hay que agregar al mentado trío que invoca el título de tu mensaje un cuarto que es la sinodialidad, lo que te falta ver...
Saludos cordiales en Cristo Nuestro Señor...
Aparte, en las actividades económicas, están los que quieren un Estado que resuelva (socialistas, estatistas, progres) y los que son liberales en economía.
Hay gente que no tiene una postura tomada o se mantiene al margen.
Se puede confiar en el virtuosismo de las personas o en el de los organismos de control, instituciones políticas.
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Pedro L. Llera
1.- No es mérito mío: soy cristiano por la gracia de Dios y no por mis méritos.
2.- No confío en el "virtuosismo" de las personas ni de los organismos de control, aunque cuantos más controles haya, mejor. No confío en ninguna política que prescinda del concepto de pecado original y de la necesidad de la gracia.
Es decir, la libertad tiene que ir acompañada de darse gusto al cuerpo y cambiar de rumbo continuamente, si se emplea para otra cosa y no es cambiante, no es libertad. Una persona que sea muy leal y esté dispuesta a hacer cualquier sacrificio por aquello que ama no es libre y hay que obligarla a serlo. Su planteamiento es que la Virtud de la Fortaleza es contraria a la libertad y, por lo tanto, no es una virtud.
El modelo de libertad que propugnan es el del que cambia continuamente según lo que le pete en el momento presente, que no tiene nada que ver ni con el pasado ni con el futuro. Hay personas que, por su propio carácter, son firmes como rocas y hay que "ayudarles" a que comprendan que no son libres si no van por ahí haciendo cosas distintas continuamente, como ser monjas o casadas una temporadita y putas otra temporadita. Probarlo todo: el "género", la política, los gustos, los afectos, los empleos, y siempre a salto de mata. El que se casa cuatro veces es más libre que el que lo hace una sola; el que va probando todas las religiones más que el que solo tiene una; el estudiante que cambia de idea continuamente y se matricula en ochenta facultades, sin terminar en ninguna, más que el que se empeña en ser una sola cosa y no quiere variar...
La libertad es el todo fluye de Heráclito y cualquiera que se remanse es su enemigo y tiene que ser destruido, aunque en la naturaleza hasta las mismas aguas pueden fluir o no, como está más que demostrado.
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Pedro L. Llera
La libertad liberal sospecha de la verdad, porque cree que no existen verdades absolutas, y solo se quedan con las opiniones subjetivas: de ahí el relativismo moral. Por eso los liberales son antidogmáticos y su antidogmatismo lo convierten en dogma.
Los católicos somos siempre sospechosos de fanáticos y fundamentalistas porque profesamos verdades incuestionables, que ellos no aceptan porque anteponen su concepto de autonomía a la aceptación de la verdad revelada. Esas verdades de la religión las acepto si yo quiero y porque me da a mí la gana: no porque lo imponga Dios o su Iglesia.
El liberalismo (antropocentrismo) y el catolicismo (teocéntrico)son dos cosmovisiones y dos antropologías incompatibles: como agua y aceite.
La corrupción del término libertad que introdujeron no resiste el más mínimo análisis serio porque la libertad, que no es una virtud pero tampoco un pecado, no tiene por qué llevar al hombre por los caminos que ellos quieren ya que la máxima expresión de libertad es la del que nada contracorriente. Es más libre el que controla sus apetitos que aquel que se deja llevar por ellos, pero ellos piensan que es al contrario y promueven esa visión urbi et orbi. Promueven el desorden como máxima expresión de libertad y eso es mentira. Un fundamentalista, como ellos llaman a los que creen en la verdad objetiva, no se distingue de un sátiro por su falta de libertad porque no es la libertad la que está en cuestión sino otra cosa muy distinta.
El planteamiento fidelidad versus libertad es falso no solo desde el punto de vista cristiano sino desde cualquier punto filosófico que se mire porque el que es el fiel a si mismo o tiene conciencia tampoco es libre para ellos. Exigen que se parta desde la nada, sin un a priori de ninguna clase, obligando a la gente a no ser fieles ni siquiera a ningún tipo de convicción.
Hay virtudes que odian: la paciencia, la constancia, el sacrificio, la fidelidad...su idea de la libertad es acabar con ellas.
Ni siquiera el antropocentrismo lleva a esa definición de la libertad porque el hombre no tiene porqué ser un títere de sus pasiones, teóricamente incluso aunque sea ateo, pero eso es lo que pretenden que sea y a eso va dirigida toda la propaganda.
Ignoro por qué un católico puede tener dudas sobre eso.
2. Católico es fe y razón, si nos quedamos con la sola fe: ¿dónde está nuestro acto meritorio, obras, nuestra libre relación personal con un Dios vivo y para qué nos ha hecho Dios a Imagen en racionalidad y libertad?
3. La Providencia Divina y el auxilio de la Gracia ayuda, pero no salva si se rechaza a Cristo. ¿Cuántos apóstatas bautizados hay? Por lo que, soy católico, fe y razón, por la Gracia de Dios, por los Méritos de Cristo y por mis méritos (obras). ¿Para qué entonces nos ha dado Dios la libertad y la racionalidad? Desde luego no para ser protestantes.
4. Como católico es mi responsabilidad, mi acto libre meritorio, el no consumar el pecado, aunque la vecina del quinto... , de cumplir los Mandamientos y la doctrina católica (Confesión, Penitencia y Eucaristía), de obedecer la Voluntad de Dios que es seguir a Cristo con nuestra cruz con amor, no con odio.
5. Si somos hijos en el Hijo, otro Cristo, nuestro actos (obras) son tesoros en el cielo por medio de las virtudes teologales de la fe, esperanza y caridad del único regalo que Dios nos da en el Bautismo por la Cruz.
6. Si pensamos en el buen samaritano actúa como católico y como liberal en la economía. Como católico realiza acto libre meritorio movido por Dios, obra de misericordia espiritual y corporal.
7. Obra de misericordia corporal desde la libertad en la Verdad, el Bien y la Belleza. Obra de misericordia corporal que es imposible sin ser liberal en economía: propiedad privada y libre mercado. Es imposible porque si no tiene paños, aceite y vino que ha comerciado en el mercado cómo va a limpiar, vendar y curar las heridas. Es imposible porque si no tiene un burro cómo lo va a llevar a la posada. Si no tiene dinero cómo va a pagar los cuidados, comida y estancia en la posada. Pero, además de todo eso, liberal en la economía, el fundamento es que lo hace con el Amor de Dios, católico. Por tanto, queda explicado qué significa ser católico y liberal en economía, y podemos dejar de decir más tonterías. Por cierto, no seamos hipócritas, dar limosna es de lo que uno posee y se desprende, y de lo que se obtiene del mercado. Además, ante las injusticias sociales quien pide controles al Estado, justicia social por ley, no tiene a Cristo por Rey y lo que hace es como los otros: dar un rodeo y en ninguno de ellos está el Amor de Dios. ¿Quién de estos te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».
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Pedro L. Llera
Le recomiendo que lea la Encíclica Libertas de León XIII para aclarar términos.
El libro del cardenal Billot "El error del liberalismo", está disponible en Internet, es muy breve y muy útil para entender los errores del liberalismo.
En las democracias liberales en que llevamos tiempo viviendo, es difícil entender la perversidad del liberalismo, porque frecuentemente se contrapone al totalitarismo socialista, como ideología que salvaguarda la libertad del individuo y su familia, frente a la opresión tiránica del estado.
En realidad el socialismo es un hijo natural de liberalismo, el liberalismo fue la gran arma del demonio que pudo dar curso en la sociedad con la revolución de Lutero, para destruir la sociedad cristiana. Pero nuestro Maestro nos lo puso fácil: la verdad os hará libres. Sin verdad no hay libertad, la libertad es un medio, y ponerla como fin, como hace el liberalismo, hace otorgar los mismos derechos al mal que al bien, a la mentira que a la verdad, ese era el objetivo del demonio. Y penetrada está insoportable pestilencia en la Iglesia desde el CV2, con frecuencia ha sido la jerarquía católica quien propugnó los estados laicos aconfensionales en países cristianos, poniendo en igualdad a las religiones falsas con la única verdadera, cón sus consecuencias demoniacas.
La secta masónica de los Iluminati de Baviera, ya en el s XVIII, mucho antes que Marx, ya ponía a la sociedad comunista como ideal y objetivo. No hace falta estudiar a Marx para ver el comunismo, venía de antes, ideal masónico, en el mismo paquete, liberalismo y comunismo.
Sobre la gran falsedad del liberalismo económico, Daniel Marin Arribas lo explica muy bien en sus libros.
5. La libertad es, por tanto, como hemos dicho, patrimonio exclusivo de los seres dotados de inteligencia o razón. Considerada en su misma naturaleza, esta libertad no es otra cosa que la facultad de elegir entre los medios que son aptos para alcanzar un fin determinado, en el sentido de que el que tiene facultad de elegir una cosa entre muchas es dueño de sus propias acciones. Ahora bien: como todo lo que uno elige como medio para obtener otra cosa pertenece al género del denominado bien útil, y el bien por su propia naturaleza tiene la facultad de mover la voluntad, por esto se concluye que la libertad es propia de la voluntad, o más exactamente, es la voluntad misma, en cuanto que ésta, al obrar, posee la facultad de elegir. Pero el movimiento de la voluntad es imposible si el conocimiento intelectual no la precede iluminándola como una antorcha, o sea, que el bien deseado por la voluntad es necesariamente bien en cuanto conocido previamente por la razón. Tanto más cuanto que en todas las voliciones humanas la elección es posterior al juicio sobre la verdad de los bienes propuestos y sobre el orden de preferencia que debe observarse en éstos. Pero el juicio es, sin duda alguna, acto de la razón, no de la voluntad. Si la libertad, por tanto, reside en la voluntad, que es por su misma naturaleza un apetito obediente a la razón, síguese que la libertad, lo mismo que la voluntad, tiene por objeto un bien conforme a la razón. No obstante, como la razón y la voluntad son facultades imperfectas, puede suceder, y sucede muchas veces, que la razón proponga a la voluntad un objeto que, siendo en realidad malo, presenta una engañosa apariencia de bien, y que a él se aplique la voluntad. Pero así como la posibilidad de errar y el error de hecho es un defecto que arguye un entendimiento imperfecto, así también adherirse a un bien engañoso y fingido, aun siendo indicio de libre albedrío, como la enfermedad es señal de la vida, constituye, sin embargo, un defecto de la libertad. De modo parecido, la voluntad, por el solo hecho de su dependencia de la razón, cuando apetece un objeto que se aparta de la recta razón, incurre en el defecto radical de corromper y abusar de la libertad. Y ésta es la causa de que Dios, infinitamente perfecto, y que por ser sumamente inteligente y bondad por esencia es sumamente libre, no pueda en modo alguno querer el mal moral; como tampoco pueden quererlo los bienaventurados del cielo, a causa de la contemplación del bien supremo. Esta era la objeción que sabiamente ponían San Agustín y otros autores contra los pelagianos. Si la posibilidad de apartarse del bien perteneciera a la esencia y a la perfección de la libertad, entonces Dios, Jesucristo, los ángeles y los bienaventurados, todos los cuales carecen de ese poder, o no serían libres o, al menos, no lo serían con la misma perfección que el hombre en estado de prueba e imperfección.
El Doctor Angélico se ha ocupado con frecuencia de esta cuestión, y de sus exposiciones se puede concluir que la posibilidad de pecar no es una libertad, sino una esclavitud. Sobre las palabras de Cristo, nuestro Señor, el que comete pecado es siervo del pecado, escribe con agudeza: «Todo ser es lo que le conviene ser por su propia naturaleza. Por consiguiente, cuando es movido por un agente exterior, no obra por su propia naturaleza, sino por un impulso ajeno, lo cual es propio de un esclavo. Ahora bien: el hombre, por su propia naturaleza, es un ser racional. Por tanto, cuando obra según la razón, actúa en virtud de un impulso propio y de acuerdo con su naturaleza, en lo cual consiste precisamente la libertad; pero cuando peca, obra al margen de la razón, y actúa entonces lo mismo que si fuese movido por otro y estuviese sometido al dominio ajeno; y por esto, el que comete el pecado es siervo del pecado». Es lo que había visto con bastante claridad la filosofía antigua, especialmente los que enseñaban que sólo el sabio era libre, entendiendo por sabio, como es sabido, aquel que había aprendido a vivir según la naturaleza, es decir, de acuerdo con la moral y la virtud.
b. Bien, entonces si el Logos encarnado de Dios, el Hijo de Dios haciéndonos Compañía, Presente en la tierra, la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura, el Maestro celestial dixit:
«¿Quién de estos te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».
Entonces, liberal en la economía, obrar según la razón, actuar en virtud de un impulso propio y de acuerdo con su naturaleza, en fabricar paños de venda, regentar una posada, poseer un medio de transporte de mercancías, elaborar vino y aceite, y un larguísimo etcétera, consiste precisamente en la libertad humana.
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Pedro L. Llera
Vamos a ver... ¿Quién ha dicho que la propiedad privada va indisolublemente unida al liberalismo... La propiedad privada existía en la Antigüedad, en la Edad Media, en el Renacimiento... Muchos siglos antes de que existiera el liberalismo como ideología política, hija del siglo de las luces.
La libertad de los hijos de Dios debe ir regida por la moral. Si hacemos uso de la libertad para pecar, no es verdadera libertad, sino esclavitud del pecado. La libertad sin frenos morales se llama libertinaje o licencia (permiso para pecar). Esa es la libertad liberal. Antes lo explicaba fenomenal África.
Piñera, Humberto, El pensamiento español de los siglos XVI y XVII, New York, Las Américas Publishing Company, 1970. Pag. 21.
2. Las raíces filosóficas y teológicas de la primera mitad del siglo XVI, dentro del contexto histórico de la Reforma luterana tuvo la impronta en la respuesta de los autores del Siglo de Oro español y en la doctrina teológica derivada del Concilio de Trento de la Escuela de Salamanca, la Contrarreforma, que supuso en la conocida controversia «De auxiliis», que precisamente profundizó en el conocimiento de la realidad antropológica y teológica de la naturaleza del hombre, la defensa del libre albedrío y la relación entre gracia y libertad.
3. La libertad, para San Juan de la Cruz, no es un absoluto que existe independiente de la Voluntad del Creador y que es algo superior al hombre mismo. En virtud de la unidad esencial del hombre, la libertad, en cuanto expresión de su personalidad, es una realidad creada en dependencia de Dios. La Economía también lo es. Entonces, por la presencia natural de Dios en las criaturas, Dios funda el ser y la acción misma de la libertad y la mueve para que sea libre. Por la presencia sobrenatural en el centro del alma, Dios mueve la libertad para que sea expresión de su acción gratuita de amor. Esto es totalmente opuesto a la concepción antropológica pesimista y negativa de Lutero, como consecuencia de la negación de la libertad. Cervantes mostrará en su obra un claro planteamiento antropológico: dejar diáfana su postura en defensa de la libertad como toda obra literaria del Siglo de Oro y toda la filosofía católica y la doctrina teológica de la Contrarreforma, surgida en buena parte como reacción a la postura protestante. Si el hombre es libre, también es por tanto responsable de sus obras, en la Economía también. Para muestra un botón de Cervantes que muestra su defensa de la libertad:
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres» (Quijote); «Siendo la libertad la cosa más amada, no solo de la gente de razón, más aún de los animales que carecen de ella» (La española inglesa); «Libre nací y en libertad me fundo» (Gelasia en La Galatea).
Un esclavo no tenía libertades civiles pero las tenía morales porque podía hacer muchas más cosas de las que suponemos. Por ejemplo, podía escupir en la comida que preparaba para sus amos que no solían bajar a la cocina; podía aflojar las cinchas del caballo para que el amo se pegara una buena costalada; la mae preta podía hacer insinuaciones sutiles para que el niño confiado a su custodia odiara a su madre natural que se las pasaba de fiesta en fiesta, podía...o al revés: podía cuidar abnegadamente del anciano confiado a su custodia que no hablaba por el ictus y por lo tanto estaba desvalido; podía cuidar al niño tratando de evitar la amargura que le suponía el que su madre no se ocupara de él; podía encontrarse un blanco herido en el camino y, en vez de pasar de largo sin que le viera, recogerlo y llevarlo a un médico.
Y a esa libertad moral del esclavo apelaba San Pablo cuando decía: "entre nosotros ya no hay amos ni esclavos". La libertad de los esclavos fue un acto de justicia, pero libertad moral siempre la tuvieron como demostró Santa Felicidad cuando rechazó la libertad civil, que los romanos pretendían darle si apostataba, para morir con su señora Santa Perpetua, ya que ambas fueron cristianas, y así han quedado en el santoral: Santas Perpetua y Felicidad, festividad 7 de Marzo.
No se confía en el discernimiento de las personas ni en la limpieza de las instituciones.
Todas las personas tienen naturaleza caída. También fueron creadas a imagen y semejanza de Dios.
Las instituciones son obra del hombre. Con lo que se ve, en las instituciones políticas, se puede decir que potencian sus vicios. Entusiasmando el nepotismo, acomodo, favoritismo, alcahuetería, servilismo etc. porque eso se ve como la forma de progresar. Por eso corrompen.
Los masones se ocuparon de decir que la libertad económica es mala palabra o herejía, porque ataca su su poder.
(También se le llama libertario y otros, igual el término no importa. Sino el concepto)
Saludos
1. La libertad del Liberalismo en cualesquiera de sus formas: democracia liberal, social democracia, socialismo, fascismo, comunismo, etc., es un absoluto que "existe" por el pecado original independientemente de la Voluntad del Creador.
2. Hablamos de la diosa Libertad como de la diosa Razón en la Revolución Francesa. Pecado de soberbia que pretende hacer al hombre super-hombre porque la Libertad me libera y es algo superior al hombre mismo.
3. Cuando hablo de liberalismo económico no tiene nada que ver con una libertad absoluta sin Dios sino de actividad económica para el bien común hacia la misericordia corporal desde la moral católica en libertad en el mercado (libertario) y la propiedad privada natural.
4. La libertad natural es realidad creada en dependencia de Dios y por Su presencia natural en Su criatura, Dios funda el ser y la acción misma de la libertad y la mueve para que sea libre.
5. Pero, está el pecado original que mueve la libertad humana de forma externa, gobernada por el maligno, hacia la exclavitud.
6. Dios en Su Misericordia nos devuelve la libertad en el Sacrificio de la Cruz (obrar) a todo el género humano. Libertad cristiana desde el primero al último. Pero, la libertad natural puede rechazar a la Gracia que conlleva a la libertad cristiana. La concepción de Lutero sobre la libertad antropológica o natural es pesimista y negativa, como consecuencia de la negación de la acción de la Gracia mediante las obras (Cruz).
7. Así, de forma opuesta al Protestantismo general el catolicismo afirma que por la presencia sobrenatural en el centro del alma, Dios mueve la libertad para que sea expresión de su acción gratuita de amor: libertad cristiana. Y se entiende lo que usted comenta y de tantos mártires como Mons. Vicente Zhu Weifang, ya fallecido, Obispo de Wenzhou en la provincia de Zhejiang en China, pasara 16 en un campo de trabajo forzoso y encarcelado otros 6 años sin renegar de Cristo porque conocieron el Amor de Dios que los liberó en cualquier circunstancia.
En cuanto a la igualdad, en el orden natural la igualdad no existe porque Dios nos creó a todos distintos y bien dijo C.S. Lewis que todos los santos son distintos y todos los tiranos iguales, hay más diferencia entre Santo Tomás de Aquino y San Francisco de Asís que entre Hitler y Stalin. Si no tienes don de mando nunca vas a mandar (o no deberías hacerlo) y está en el "conócete a ti mismo", escrito en la puerta del santuario de Delfos, el que eso te moleste o no porque los griegos serían paganos, pero al menos eran sabios.
La fraternidad es un pálido remedo de la Caridad Cristiana.
El palabro que parió Auguste Comté, padre de la sociología, "altruismo" no le llega ni a la punta del pie a la Misericordia y así todo. Mucha soberbia es lo que hay: Incapaces de seguir a Cristo nosotros lo vamos a hacer mejor.
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