Pero no son hermanos...
La cizaña y el trigo crecen juntos y se pueden llegar a confundir, pero no son lo mismo. Parecen iguales a simple vista pero no son lo mismo: no son hermanos. El trigo da buenos frutos. La cizaña da frutos venenosos. Y no seré yo quién juzgue ni mucho menos quien condene a nadie. Eso es competencia exclusiva de Dios. Pero el trigo es trigo y la cizaña, cizaña. Y si no distinguimos una cosa de la otra podemos envenenarnos.
Todos somos pecadores y todos estamos llamados a ser santos porque el Señor quiere que todos nos salvemos. Líbreme Dios de rezar como el fariseo:
10. «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
11. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.
12. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.”
13. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”
14. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
Lc 18, 10-14
Señor, ten compasión de mí porque soy un pecador.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.Salmo 51
Por el pecado original, tenemos todos la naturaleza herida por la concupiscencia. Tiendo a hacer el mal que no quiero y a no hacer el bien que quiero. Nada bueno se puede esperar de mí si no es por la gracia de Dios. Pero yo quiero ser santo. Quiero cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios. Me agarro a la Cruz y trato de cargar con ella cada día. Yo he sido llamado, soy amado por Dios Padre y guardado por Jesucristo. Como bautizado, soy miembro del Cuerpo Místico de Cristo. Soy de Cristo. Y quiero ser solo suyo y vivir y morir en gracia de Dios para que pueda alcanzar las promesas de Nuestro Señor. Y ya ese querer es obra de la gracia de Dios. Y si el Señor puso en mí ese querer, también por su Providencia me dará los medios necesarios para alcanzar la meta hacia la que corro: crea en mí, Señor, un corazón limpio. Purifícame y quedaré limpio.
Pero ahora me veo en la obligación de exhortaros a combatir por la fe que se ha transmitido a los santos de una vez para siempre. Dejemos las cosas claras. El que obra el bien es de Dios; el que obra el mal no ha visto a Dios. Todo el que no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ese posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario de sus malas obras.
Dice San Pablo:
Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los impuros, no me refería a los impuros de este mundo en general o a los avaros, a ladrones o idólatras. De ser así, tendríais que salir del mundo. ¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni comer! Pues ¿por qué voy a juzgar yo a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes vosotros juzgáis? A los de fuera Dios los juzgará. ¡Arrojad de entre vosotros al malvado!
1Cor. 5, 9-13
Según San Pablo, hermanos somos los miembros de la Iglesia, todos aquellos que formamos parte del Cuerpo Místico de Cristo. Los de fuera no son nuestros hermanos: a ellos los juzgará Dios. Y a los de dentro, a los que llamándose hermanos son impuros, borrachos, idólatras, ultrajadores o ladrones, San Pablo nos exhorta vehementemente a que los arrojemos lejos de nosotros.
No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.
Dice el Señor:
¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. (Mateo 12, 49-50)
Los hijos de Dios somos los bautizados. Los que hemos sido revestidos de Cristo y hemos nacido de nuevo por el agua y del Espíritu. Esos son mis hermanos: los que quieren cumplir la voluntad de Dios, los siervos del Señor. Un asesino y un mártir se parecen: ambos son seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios. Pero no son iguales: no son hermanos. Uno ha cometido un pecado mortal muy grave y se irá al infierno, si no se conviete a tiempo; y el otro es un santo que ha llegado a la gloria celestial al derramar su sangre por Cristo.
Yo no soy hermano de los violadores o de los fornicadores. No soy hermano de maltratadores ni de asesinos. No soy hermano de los ladrones ni de los corruptos que se enriquecen a costa de comisiones y mordidas. No soy hermano de las madres ni de los médicos y sanitarios que matan niños en los abortorios. No, esos no son mis hermanos. No son mis hermanos los mentirosos ni los soberbios ni los explotadores. Ni tampoco son mis hermanos los que persiguen a Cristo y a la Iglesia: no son mis hermanos los liberales que pregonan la autonomía y la libertad para pecar y viven como si Dios no existiera; ni lo son los comunistas que encarcelan, asesinan y persiguen a los católicos en China, en Corea del Norte, en Cuba o en Venezuela. No son mis hermanos los blasfemos, los sacrílegos, los herejes, los apóstatas. No son mis hermanos los luteranos ni, menos aún, los mahometanos, budistas o hinduistas. No son mis hermanos quienes no reconocen a Cristo como único Señor, como Redentor y Salvador; como principio y fin de la Historia. Los idólatras de la Pachamama no son mis hermanos, porque mi madre es la Santísima Virgen María y no hay otra. Los idólatras, los paganos, los ateos… no son mis hermanos. Los enemigos de Cristo son mis enemigos. Quienes odian a Cristo y a su Iglesia y trabajan sin descanso por destruirla desde fuera y desde dentro son mis enemigos.
Son mis hermanos todos los que se conviertan a Cristo, se bauticen, profesen la fe de la Iglesia y vivan como hijos de Dios. Mis hermanos son quienes se arrodillan ante el nombre de Cristo. Mis hermanos son los santos.
No seré yo quien juzgue ni quien condene a nadie en particular. El juicio es del Señor. Yo soy un pobre pecador: seré basura, pero de Cristo. Y estoy convencido de que el único camino para la fraternidad es la conversión de todos a la única fe verdadera. Convertíos y creed el Evangelio. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Por eso la Iglesia lleva más de dos mis años predicando, llamando insistentemente a la conversión, bautizando y haciendo proselitismo, porque fuera de la Iglesia no hay salvación.
La misión fundamental de la Iglesia, su ley suprema, es y debe seguir siéndo siempre la salvación de las almas. Ese es el acto más grande de amor que se puede tener con el prójimo: enseñarle el camino de la salvación para que tenga vida eterna.
Es verdad. Soy un pecador. Soy una mierda. Pero hasta una mierda como yo puede anunciar la verdad que es Cristo.
¡Viva Cristo Rey!
32 comentarios
Dios quiere que todos nos comportemos como hijos suyos, y a eso estamos llamados. Todos. Tambión lo lujuriosos y rencorosos.
Restringir el término "hijos de Dios" solo a los que viven una vida santa... se me hace muy restrictivo.
La fraternidad universal, y los derechos inalienables de las personas creo solo se pueden sustentar sólidamente se se apoyan en la dignidad que otorga a cada hombre la llamada divina a ser un buen hijo.
Aunque sea un mal hijo, la llamada divina es permanente, y por tanto su dignidad humana no se pierde, aunque la maltrate.
Aunque sea un mal hijo, la llamada divina es permanente, y por tanto su dignidad humana no se pierde, aunque la maltrate.¿No pierde su dignidad humana? ¿Podrías explicar porqué Cristo dice que no demos lo santo a los perros ni echemos nuestras perlas a los cerdos? ¿A qué se refiere Nuestro Señor cuando habla de perros y cerdos?
Y en Jeremías 15:3 podemos leer lo siguiente:
Y pondré sobre ellos cuatro géneros de males --declara el SEÑOR--: la espada para matar, los perros para despedazar, y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir.¿Podrías explicar a que llama Dios perros, aves y bestias de la tierra?
Y el mismo mensaje se repite en el libro de Apocalipsis:
Y miré, y he aquí, un caballo amarillento; y el que estaba montado en él se llamaba Muerte; y el Hades lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con pestilencia y con las fieras de la tierra.¿Qué son estas fieras de la tierra?
—Apocalipsis 6:8
Si los "perros y cerdos" de los que habló Cristo, si los perros y las fieras de la tierra de Jeremías y Apocalipsis designan "hombres", entonces sí que estos pueden perder su dignidad humana. Lo que no impide que puedan llegar a recuperarla (difícil para los hombres aunque para Dios todo es posible).
Un abrazo en Cristo y María Corredentora.
Lo demás son generalidades que no alterarán la esencia de las cosas ni podrán agregar ni quitar nada, recuerdan que nadie puede hacer crecer un pelo de su cabeza.
El término que debería usarse es el de prójimo pero no se animan a hacerlo ya que implica una acción personal hacia otro y surgirá inmediatamente la noción de quien no lo es y no les sirve.
Para conseguir una fraternidad universal no hace falta encarnarse, sufrir y morir, a no ser que se piense que resucitó para todos y que es igual creer en la Resurrección que hacer mofa de ella.
Convendrás que el chorro de preguntas y reflexiones siguen a tu argumentación como el perro al amo.
Estéfano Sobrino: aquí nadie habla de vidas santas sino de Fe Católica. Un católico no deja de serlo por ser pecador pero un justo no se convierte en católico por serlo. Es decir la mera bondad persistiendo en el error de negar a Cristo no es suficiente, porque puede haberla, ya había hombres buenos antes de la Encarnación, entonces ¿para qué se tomó la molestia si nadie le esperaba ni cambiaba sustancialmente nuestras vidas? Entre los que ya son justos y a los que hay que dar una segunda oportunidad ¿qué tipo de pecado original es el que traemos al nacer y que necesita el Bautismo para ser limpiado?
Efectivamente, como dice el agudo Claudio, prójimo es un término proactivo, hay que ayudarle, hermano en cambio no obliga a nada. Los hermanos parecen siempre estar muy lejos y los prójimos muy cercanos ¡lagarto, lagarto!
Vds. se declaran tomistas, y ya dijo el santo que no es lícito decir falsedad de nosotros mismos para que los demás nos tengan en menos. Es pecado. Como tampoco creo que sea precisamente algo grato a nuestro Señor llamarse "basura de Cristo", porque las cosas de Cristo no son basura. Es como si un niño para mostrar su arrepentimiento por portarse mal, le dijera a su madre que lo siente, que un un HDP.
Somos pecadores y ruines, como dice la Santa, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.
La gracia no es un accidente del alma, no es como el dinero de un rico que le permite entrar donde quiere, aunque sea un ser rastrero. La gracia cambia esencialmente a la persona humana, y la hace digna de entrar en el cielo por ser lo que es. Eso no es basura.
Obviamente esto tiene un calado mucho más profundo que lo que yo pueda decir aquí. Pero tengan más cuidado al expresar su opinión de lo que es un hijo de Dios en gracia.
Es verdad que solo somos hermanos en cuento Cristo nos hace hijos de Dios. Asi, en términos restrictivos debemos decir que somos hermanos por la fe solo quienes compartimos el bautismo en el Señor.
Más esto no puede hacernos creer que debe ser menor mi obligación de caridad con los no bautizados.
Esto contradice todo el Evangelio!
Es además irracional o por lo menos hipócrita. Amaré ficcionando "al projimo" mientras le predico o lo asisto en su necesidad hasta que lo haga prosélito, para luego sí amarlo de corazón y en Cristo?
No se engañen.
Para quien es ya de Cristo no hay "dos formas de amar".
Se ama como Él nos ha amado. Es el mandamiento exigido.
Allí no se diferencia entre hermano y prójimo (Santiago lo usa industintamente) ni entre amigo ni enemigo. Ni entre pagano, judio o cristiano.
Basta de sutilezas y vayamos a las obras para que podamos invocar con sinceridad "Padre Nuestro".
Bendiciones!
Totalmente de acuerdo con Diego, iba a comentar algo parecido pero él lo ha expresado mucho mejor.
Lo que no obliga a nada es, precisamente, la fraternidad universal, como agudamente vio Dostoyevsky cuando dijo en "Los Hermanos Karamazov: "Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular". Eso sí que es una muestra de cinismo monumental.
El amor como sentimiento no obliga a nada y nada es más fácil que apuntarse al amor universal. De hecho el amor del Papa será universal pero el de Monseñor Aguirre se limita a los que le rodean, de lo que tendríamos que deducir que Monseñor Aguirre, ocupado como está en que Boko Haram y sus secuaces no maten a sus prójimos, es un egoísta de mucho cuidado.
Ahora bien, yo desde mi casa amo a todo el mundo y el Papa desde el Vaticano también, Monseñor Aguirre no puede permitirse ese lujo. Él da frutos porque tiene unas cuantas higueras, más de las que puede soportar, pero no todas las higueras. ¿Cuántos frutos producimos nosotros con todas las higueras del mundo a las que tanto amamos? ¿por qué Jesucristo, que sí era Omnipotente porque era Dios se ciñó a su condición humana y no curó a todos los leprosos del mundo mundial? Pues porque quiso enseñarnos que, como Hombre que era, tenía que actuar como tal y como tal solo tenía acceso al prójimo.
La fe de la mujer cananea
(Mr. 7.24-30)
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: !!Señor, socórreme!
26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Es decir, la mujer cananea fue atendida por la Fe en Jesús y también porque se aproximó a Él. ¿Te suena aproximar? ¿próxima? Y ahora tenemos que amar en abstracto a los que no creen en Él y, además, no tienen intención de aproximarse.
Jesucristo nos mandó amar al prójimo porque éste siempre está cerca y sabe nuestros limitaciones, jamás se le hubiera ocurrido hablar de una infértil fraternidad universal.
No podemos ser hermanos de todos y hermanos de fe en Cristo, porque no existe la superhermandad, si somos todos hermanos la fe en Cristo no quita ni pone nada a la hermandad general. La Fe en Cristo es una nadería de poca monta porque hasta la Comunión de los Santos es insultante para los que no son cristianos porque les excluye, a no ser que la siguiente encíclica nos diga que hay que alterar el Credo.
Pablo VI dio un paso y Francisco otro más, al siguiente seremos el hermano desheredado por ser mal hermano.
Estoy considerando seriamente hacerme musulmana, da lo mismo que lo mismo da, y me calientan menos la cabeza.
Ni tenemos la Verdad, ni importa Jesucristo, ni nada de nada: para este viaje no necesitábamos alforjas.
Si sigo siendo cristiana es porque me sostengo en Cristo, pero entiendo que el que esté fuera no tenga ganas de entrar porque ya está bien donde está. ¿Qué podemos ofrecerles nosotros?
¿Qué les ofreces tú, Farias?
Esto me recuerda a otros que empezaron igual y terminaron en otras religiones o en el ateísmo. Me refiero a la Haskalá y a su máximo representante, Moses Mendelssohn, que también creía en la fraternidad universal porque era un ilustrado, y como consecuencia de ello daba lo mismo ser judío que cualquier otra cosa. Todos sus descendientes, alemanes en general, acabaron siendo luteranos (que era la religión más conveniente) o ateos y su religión se conservó solo en los judíos del Este que no pensaban lo mismo.
Esto lleva el mismo camino porque no hay nada nuevo bajo el sol, solo que como yo creo en la promesa de Jesucristo espero que venga pronto en su Segunda Venida antes de que no encuentre Fe sobre la tierra.
No se desanime, Don Pedro, yo si soy su hermana en Cristo. Espero que la siguiente encíclica no me diga que un babalao de la Regla de Ochá es también mi hermano en Cristo y que pertenece a la Comunión de los Santos. Me da miedo solo pensarlo.
Puede decirnos cuándo estamos hablando de amor en abstracto o genérico?
Yo no lo he hecho.
Y tampoco el Santo Padre.
Por eso es acertada la frase del genial Fiodor, más no aplica para nada aquí.
Aclaremos.
La filiación divina que nos obtuvo el sacrificio de Cristo no es un privilegio que deba guardarse como una celosa posesión.
Yo no puedo decir: "yo soy hijo y este no lo es, y por lo tanto no es mi hermano"
Más bien deberé decir "soy inmerecidamente hijo adoptivo y debo amar a este, mi hermano, que aun no conoce su dignidad y al que estoy obligado a revelarle a su vez el rostro paterno de un Dios que lo ama hasta el colmo".
Lo que asombra es esa intensidad y rapidez con que se pretende separar la caridad entre hermano y prójimo, y el prurito casi alérgico hacia el que "no es de los nuestros"
No es verdad que en la parábola, el hijo pecador dejó en algun momento de ser hijo.
El padre no lo desheredó, no lo anematizó; ni siquiera lo olvidó!
La expresiones tremendas (pérdida y muerte) hacen referencia al dolor desgarrador del padre que nunca intervino rechazandolo y al que esparaba en cada atardecer...
El padre corrige al hijo mayor que tambien se apura en desligar su lazo de amor ("ese, tu hijo") y le recuerda "tu hermano".
Y nosotros recordemos el juicio en el amor:
"Lo que hicisteis a uno de estos mis HERMANOS mas pequeños a mi me lo hicisteis..."
Bendiciones!
Lamento tantos comentarios de personas que parecen ignorar la diferencia entre la vida humana natural de la sobrenatural.
Por la vida humana natural somos hijos de Adán y Eva. Hijos de maldición por el pecado original, lejos de Dios desde antes de nacer. Nuestro padre común es Adán, nuestra madre común es Eva. Hechos a imagen y semejanza de Dios, con un alma racional inmortal. Todos los seres humanos tenemos una misma dignidad ontológica y el infierno como destino común, sometidos al príncipe de este mundo.
Por la vida sobrenatural alcanzamos la redención, obra de Cristo en el misterio de su pasión, muerte y resurrección, a la que accedemos mediante el bautismo y, a su tiempo, aceptando la fe revelada. Una vez revestidos de la gracia es que somos hijos adoptivos de Dios, hermanos de Cristo, Nuestro Padre es Dios y nuestra Madre es María.
Esto tan básico de nuestra fe se ignora por muchas personas que así son confundidos por la expresión "todos somos hermanos". Sí, en Adán todos somos hermanos, en la vida natural somos todos iguales. Hijos de Dios, solamente los bautizados, es otra dignidad, ontológicamente hay un abismo infinito porque se involucra la Gracia. Y eso no es mérito nuestro, es un don de Dios que se ofrece a todos los hombres: "El que crea y se bautice se salvará".
Nuevamente felicidades por tan buen artículo.
"Lamento tantos comentarios de personas que parecen ignorar..."
"Esto tan básico de nuestra fe se ignora por muchas personas..."
La cosa no es tan sencilla, no es un tema de ignorancia sin más. Este caso de los "hermanos" es solo un ejemplo más.
Es fácil explicar la doctrina de siempre como vd. lo hace. Ahora intente explicar el mensaje de San Pablo VI, Papa, que Farias expone, y encájelo con su comentario.
___________________________
Pedro L. Llera
Diego, cuando hay incompatibilidad o contradicción entre la doctrina de siempre y lo que enseña un papa, sea el que sea, ¿tiene usted alguna duda sobre qué debe prevalecer? La doctrina no cambia. Dios no se muda. Quien pretende cambiar la doctrina, cae en herejía.
¿Desde cuándo la fe que profesamos se llama Papismo?
Además, en muchos puntos hay un excesivo rango donde posicionar la opinión, lo que genera, de facto, infinidad de posibles "doctrinas de siempre", lo que, a su vez, da la sensación de que uno puede atreverse a opinar de todo.
El tema es complejísimo y no se puede abordar aquí.
La definición del diccionario y la etimología de las dos palabras son contundentes.
Me parece que entonces por eso nos mandó amar al prójimo, bien pudo haber dicho “amarás a tu hermano”, sin embargo dijo prójimo. Y mandó bautizar a todas las gentes porque sólo así nos hacemos hijos de Dios y entonces al compartir la filiación divina nos convertimos en hermanos.
Por favor corríjame Don Pedro Luis Llera si estoy diciendo algo que no va. Me parece que nos están confundiendo por medio del lenguaje para llevarnos por caminos extraños y peligrosos.
Me atengo a las palabras de la Biblia que no llevan a ninguna confusión, Jesucristo fue muy claro en sus enseñanzas y mandatos.
— Lucas, 10 - Bíblia Católica Online
Eso no tiene la más mínima importancia desde el momento que la fraternidad universal incluye a montones de personas que rechazan a Cristo porque en este momento, y dada la difusión del cristianismo, la ignorancia invencible que pudiera tener un pagano americano es difícil de encontrar. ¿No te das cuenta que da lo mismo que yo siga siendo católica o no, que rechace a Cristo o no porque igualmente seguiré perteneciendo a la Fraternidad Universal?
No se puede amenazar a nadie conque deje de ser católica, cosa para la que no estás autorizado, si lo que estás sosteniendo es, precisamente, que para pertenecer a la hermandad universal solo se necesita ser un ser humano cosa que seguiré siendo inevitablemente. La fraternidad esa lo que dice es que da igual lo que yo crea o lo que yo sea porque Cristo me va amar igual, voy a tener las mismas posibilidades de salvarme y no existe ninguna diferencia entre un budista y yo.
Has puesto el versículo contrario a lo que querías demostrar porque resulta que ese "vosotros" no va dirigido al público en general sino a los Apóstoles, y como comprenderás, yo no les rechazo a ellos, los que les rechazan son precisamente aquellos a quién tú llamas hermanos: musulmanes, budistas, confucionistas y el resto de las religiones.
Esos mensajes para el día de la paz lo único que buscan es que no nos peleemos y, hasta ahora, yo no me he peleado con nadie. Hasta ahí estoy de acuerdo, pero a la que yo pertenezco, por confesión del Credo, es a la Comunión de los Santo no a la Fraternidad Universal de la que Cristo no habló. Es cierto que tampoco mencionó a la Comunión de los Santos, pero es doctrina católica, la fraternidad universal no.
¿No puede pensar un poco cada uno, que, a lo mejor, su exposición es incompleta, algo confusa es aquel punto, que la opinión de aquel la aclara?
Antonio de manera muy breve lo ha expuesto. Hay una hermandad natural por ser hijos de Adán, y otra hermandad que viene por el bautismo que nos convierte en hijos de Dios y hermanos de Cristo.
Se usa la misma palabra, hermandad, para hablar de dos realidades distintas.
El artículo se centra en la filiación divina hasta el punto de que, por la forma de exponerlo, parece que la hermandad por Adán, no existe. Cuando algunos comentaristas hacen esa observación, no hay corrección, antes al contrario, otros, como Palas, se enredan y enredan con argumentos que no vienen al caso, con tal de no bajarse del burro.
A Farias, que ha hecho algunas aportaciones muy interesantes, creo que se le entiende bien que la importancia sobre la hermandad adámica se lleva predicando desde hace mucho tiempo, y que no es una novedad del Papa Francisco. Papa, por cierto, del que no perdemos ocasión para subrayar que no está a la altura. Sin embargo, la magnífica y muy necesaria "Gaudete et Exultate", pasó sin pena ni gloria.
Pero a Farias le pierde su obcecación, entra al trapo de Palas y parece incapaz de entender que, aparte de la hermandad de Adán, existe la hermandad de los bautizados, que es, además, superior. Cree ganar algo defendiendo su postura, cuando en realidad, acaba llamando a sus hermanos herejes, cismáticos y cosas muy caritativas.
Así vamos todos al cielo de cabeza, claro que si.
Pero resulta que ese beato nació en 1875 y ya sabía todo eso como todos los católicos. ¿A qué viene tanta insistencia en una fraternidad y ninguna en la otra que es superior porque es la fraternidad en Cristo?
En aquel tiempo había millones de cristianos en Europa y miles y miles de sacerdotes, ahora somos muchos menos cristianos y ni hablo de los sacerdotes. ¿Es éste el momento preciso para recordar algo que siempre se supo obviando la Comunión de los Santos?
Montones de cristianos salvaron judíos, seguramente los que tuvieron agallas para hacerlo: católicos y ortodoxos la mayoría, pero también protestantes. El número de esas personas no va a aumentar por muchas cartas a la paz que se escriban porque está demostrado que es estable, algo así como el 0,02% de la población. Lo demás es pura declaración de principios que no afecta a la conducta de la mayoría más que de una forma abstracta.
Los judíos ya dijeron que no había que fiarse demasiado de los que habían demostrado fraternidad en tiempos de paz, en cuanto empezó la guerra la contestación fue sorprendente: los que no habían dicho nada fueron mucho más eficaces en la respuesta.
Y, además, si viniera una guerra no se nos darían pautas sobre lo que teníamos que hacer porque nunca se dan, no se puede, así que la actuación, como siempre, sería en conciencia.
Es decir: ya estaba todo dicho.
Ahora sucedería lo mismo y lo que se dice en tiempos de paz no se repite en tiempos de guerra cuando las cosas empiezan a complicarse que es, precisamente, cuando más falta hace.
Ese lapsus de las BASES te retrata.
Y eso de que quien es o no apropiado para hacer ciertas apreciaciones, habla por ti, no por los demas.
Se aprecia que desconoces cuestiones centrales de la Fe, pero no hagas extensiva tu ignorancia a los demas.
Si Bergoglio afirma que se puede comulgar en pecado y sin arrepentimiento, como ha hecho, entonces cualquier bautizado con criterio, es decir, tu no, puede denunciar que eso es falso y que se opone a los mandamientos y al evangelio, y a los sacramentos. Solo hay que estar un poco informado. Intenta estudiar un poco y así no perderas el tiempo con comentarios insustanciales.
DIEGO
Frente a Dios todos somos basura. Lo que pasa que unos mas que otros, pero basura.
Leete el pasaje cuando Abraham interpela a Dios para que salve una ciudad del castigo de Dios. ¿Como se presenta Abraham ante Dios?
1.- Quas Primas de Pío XI: "Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador."
¿Queda claro?
2.- Obispo Schneider: Para San Francisco, son todos hermanos los que siguen e imitan a Cristo, es decir, todos los cristianos; desde luego, no lo son todos los hombres porque sí, mucho menos los seguidores de religiones no cristianas.
3.- La siguiente enseñanza infalible de la Iglesia en la constitución dogmática Dei Filius del Concilio Vaticano I rechaza la enseñanza falible de la pluralidad de religiones expresada en el documento de Abu Dabi y en Fratelli tutti: «La situación de aquellos que por el don celestial de la fe han abrazado la verdad católica, no es en modo alguno igual a la de aquellos que, guiados por las opiniones humanas, siguen una religión falsa» (cap. 3); y «Si alguno dijere que la condición de los fieles y de aquellos que todavía no han llegado a la única fe verdadera es igual, (…) sea anatema» (ibid., can. 6 de fide).
Conclusión: La verdadera fraternidad, la que agrada a Dios, es la fraternidad en Cristo y por medio de Cristo, Hijo encarnado de Dios.
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