Aún hay esperanza para alguien como yo...
18 de septiembre de 2019
Hoy es mi aniversario de boda. Hace veintiséis años que me casé con mi esposa. Llevamos treinta años juntos, si sumamos los cuatro años de noviazgo. Dios nos regaló tres hijos maravillosos y damos gracias a Dios por todos estos años que hemos compartido, por todo lo vivido juntos y por todos los familiares y amigos que nos quieren y a los que queremos de corazón.
Nosotros somos de Cristo y no renegaremos de Él. Da igual que nos persigan o nos calumnien; que se burlen de nosotros o nos humillen. Cristo es la roca firme en la que se cimenta nuestra familia y queremos que así siga siendo por la gracia de Dios.
Y al margen de nuestra celebración familiar, hoy he descubierto al santo del día: san José de Cupertino. Algo sabía de este santo pero muy poco. Había oído hablar de sus éxtasis que lo hacían, más que levitar, volar. Pero hoy me he enterado de aspectos que desconocía totalmente de este santo. Por ejemplo, que era muy mal estudiante. Dicen algunas biografías de este gran santo que “por mucho que se esforzaba, su capacidad intelectual no le daba más que para leer mal y escribir peor“. Tanto le costaba aprender al pobre san José de Cupertino, que se llamaba a sí mismo “fray Burro“. Por eso es el patrono de los estudiantes que tienen dificultades en los estudios. Ignoraba que los malos estudiantes tuvieran también su santo. De haberlo sabido antes, me habría encomendado a él hace muchos años.
También he descubierto una preciosa oración a san José de Cupertino, que comparto con los lectores de este blog:
San José de Cupertino, modelo de paciencia y humildad, ruega por mí.
San José de Cupertino,
tesoro de gracia, ruega por mí.San José de Cupertino,
hoguera de amor de Dios, ruega por mí.Gloriosísimo San José de Cupertino,
benefactor de los estudiantes,
protector de los examinandos,
no desdeñéis las súplicas que os dirijo
implorando vuestro auxilio en los exámenes de mis estudios.Alcanzadme del Señor que,
como verdadera fuente de luz y sabiduría,
disipe las dos clases de tinieblas de mi entendimiento,
el pecado y la ignorancia,
instruyendo mi lengua
y difundiendo en mis labios la gracia de su bendición.Dadme agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
y en el momento del examen,
gracia y abundancia para hablar,
acierto al empezar,
dirección al progresar y perfección al acabar,
si así conviene a la mayor gloria de Dios
y provecho de mi alma.San José de Cupertino,
espejo de fe y esperanza, ruega por mí
y pide para que sea ayudado en:(pedir lo que se quiere conseguir).
San José de Cupertino,
fuente de caridad, ruega por mí.Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Gloria
Me gusta especialmente la parte que he subrayado en negrita: que el Señor disipe las dos clases de tinieblas de nuestro entendimiento: el pecado y la ignorancia. El Señor es realmente la verdadera fuente de luz y de sabiduría. Es Él quien puede abrir nuestro entendimiento, tantas veces abotargado, embotado, por el pecado y por la ignorancia. ¡Qué importante es que nos reconozcamos pecadores e ignorantes!
San José de Cupertino era un verdadero desastre para los estudios. Pero en un momento determinado, algo pasó. Se produjo un cambio notable. El Señor lo puede todo. Y de aquel chico que era un inútil, Dios fue capaz de sacar un santo impresionante.
Dios hace milagros. Convirtió en santo al pobre José de Cupertino. Y puede hacerte santo a tí y me puede hacer santo incluso a mí.
Yo no valgo para nada, no sirvo para nada, no sé nada, no entiendo nada. Soy un pobre pecador, bueno para nada y capaz de todos los vicios. Pero te amo, Señor. Te amo de todo corazón. Tú lo puedes todo. Tú me conoces bien porque me creaste en el vientre de mi madre y sé que me amas desde antes de que naciera. Tú puedes hacer que incluso yo pueda llegar a ser santo, como san José de Cupertino. Porque te vales de los más débiles, de los más burros, de los más torpes para mostrar al mundo tu grandeza. Toma mis pecados, mis debilidades, mi fragilidad, mi torpeza y mi ignorancia. Tú puedes hacer que germinen brotes de caridad y de sabiduría en el humus de mi nada. Tú puedes hacerme santo incluso a mí, que no valgo para nada. Soy un burro, soy una mierda pero aún así, hay esperanza. Dios lo puede todo: echad un vistazo a la biografía de este santo y veréis.
La sabiduría y el entendimiento son dones del Espíritu Santo. Vivamos en gracia de Dios. Confesémonos para liberarnos de la oscuridad del pecado que abotarga nuestro entendimiento. Y pidamos a Dios la sabiduría y el entendimiento para que podamos ver y entender; para que podamos conocer la Verdad y, conociéndola, ser verdaderamente libres.
Y los padres y los maestros recemos por nuestros hijos y por nuestros alumnos, para que el Espíritu Santo venga a sus corazones y disipe las tinieblas del pecado y la ignorancia de su entendimiento para que puedan madurar y crecer en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
No hay niños que “no valen para nada". Las notas no son lo más importante. Un niño, por mal estudiante que sea, vale más que todo el universo junto. Cuando sientas que no vales para nada, todavía puedes ser santo por la gracia de Dios.
Bentido sea Nuestro Señor Jesucristo y bendita sea la Santísima Virgen María.
PS. También pueden ver la película…
20 comentarios
Muchos hombres se han perdido; idolatras, fornicadores y viciosos.Mercaderes y mentirosos. Asesinos y homicidas.
Los justos sólo vencerán sufriendo. Necesitan la fuerza de un caballo y el valor del león. Sólo abriendo el corazón hacia lo alto pueden obtener la victoria.Firmes en su posición y fieles al Señor del Cielo, manteniendo la Esperanza
Ojalá para mí también haya esperanzas!
I Timoteo 1, 15-16
«El publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».
Lc 18, 13-14
«¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
Lc 18, 38
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Pedro L. Llera
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Lc 7
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Pedro L. Llera
Gracias por la recomendación: ese video está al final del post.
Un abrazo.
Lo suscribo eso y todo lo demas. Muchas gracias hermano.
Yo también me casé un 18 de septiembre ( con una mujer; hoy en día hay que matizar todo)
Y me encomiendo a San José de Cupertino, a ver si intercede por este calzonazos que soy yo.
Muchas felicidades por tu aniversario de boda.
El Señor te bendiga y te guarde.
Diariamente nos encomendamos a él al iniciar el día, para pedir nos ayude a esquivar el trafico y llegar puntuales al colegio.
Doy testimonio público que mi hijo terminará sus estudios en una escuela católica austriaca por intercesión de San Jusepe Cupertino , mi hijo pienso que se parece en las virtudes del santo muchísimo porque también ha luchado mucho en sus estudios superando sus expectativas.
Llegando a una gran profundidad , siempre las historias de este Santo como el Cura de Ara no ayudan a darnos cuenta que hay una sabiduría muy superior a nuestra capacidades que puede envolver cuando hay una lucha por la santidad ,
La humildad de este Santo nos reconforta tanto en las propias limitaciones cuando el mundo espera el éxito y nosotros nos desmonoramos por dentro por ser incapaces de lograr tales éxitos mundanos
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Pedro L. Llera
Pues tendrá usted razón... Dios vio que todo era bueno pero si sigue usted leyendo el Génesis verá cómo Dios se arrepiente de habernos creado. Así, sin más...
Génesis 6
Y vio Jehová que la amaldad de los hombres era mucha en la tierra y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra y le pesó en su corazón.
Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlos hecho.
Y escribía Dámaso Alonso en su poemario Hijos de la Ira:
DE PROFUNDIS
Si vais por la carretera del arrabal, apartaos, no os inficione mi pestilencia.
El dedo de mi Dios me ha señalado: odre de putrefacción quiso que fuera este mi cuerpo,
y una ramera de solicitaciones mi alma,
no una ramera fastuosa de las que hacen languidecer de amor al príncipe
sobre el cabezo del valle, en el palacete de verano,
sino una loba del arrabal, acoceada por los trajinantes,
que ya ha olvidado las palabras de amor,
y sólo puede pedir unas monedas de cobre en la cantonada.
Yo soy la piltrafa que el tablajero arroja al perro del mendigo,
y el perro del mendigo arroja al muladar.
Pero desde la mina de las maldades, desde el pozo de la miseria,
mi corazón se ha levantado hasta mi Dios,
y le ha dicho: Oh Señor, tú que has hecho también la podredumbre,
mírame,
Yo soy el orujo exprimido en el año de la mala cosecha,
yo soy el excremento del can sarnoso,
el zapato sin suela en el carnero del camposanto,
yo soy el montoncito de estiércol a medio hacer, que nadie compra
y donde casi ni escarban las gallinas.
Pero te amo,
pero te amo frenéticamente.
¡Déjame, déjame fermentar en tu amor,
deja que me pudra hasta la entraña,
que se me aniquilen hasta las últimas briznas de mi ser,
para que un día sea mantillo de tus huertos!
Seguramente considerará que Dámaso Alonso ha escrito bajezas, vilezas e indignidades... Eso va en gustos, ¿verdad? Necedades y vulgaridades... Siento que a usted no le haya llamado a la humildad.
Por cierto, yo no he dicho que yo sea humilde... ¡Qué más quisiera!
¿Por qué no ve usted la película de San José de Cupertino? Disfrútela.
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