Purgas estalinistas
Una de las noticias del verano en el ámbito eclesial – junto con el apóstata Instrumentum laboris para el próximo Sínodo de la Amazonia – está siendo la intervención manu militari del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para el estudio del matrimonio y la familia. Lo que más ha escandalizado es la purga estalinista que han perpetrado despidiendo sin contemplaciones a algunos de sus profesores más emblemáticos. Lo que suena a demasiado católico sobra. Algunos son demasiado ortodoxos, demasiado “rigoristas”… Algunos se empeñan en defender la verdadera y la santa doctrina. Algunos se empeñan en defender la Tradición, la liturgia, la moral católica… Y eso molesta.
Les molesta a los católicos liberales, a los que quieren una nueva iglesia de un nuevo paradigma. Porque hay un catolicismo cobarde y fofo, aterrorizado ante el mundo y sin temor de Dios, que adula al Enemigo en congresos de organizaciones y en universidades; que abraza y bendice a quienes propugnan toda clase de aberraciones y abominaciones en desfiles demenciales, blasfemos e impúdicos; que da un sucio beso de paz a los comunistas y a las estrellas del cine y la televisión que desprecian a Cristo e insultan a su Iglesia. Hay un catolicismo nauseabundo y flácido que se codea con la jet en Marbella, acude a rastrillos solidarios con los ricos, entre caviar y champán, mientras dice defender a los pobres y excluidos. Hay un catolicismo que pretende normalizar lo anormal y lo monstruoso. Hay monjas blasfemas que defienden el aborto y curas herejes que justifican la eutanasia y bendicen el pecado. Hay cardenales que se acuestan con seminaristas y curas que se casan con sus parejas homosexuales. Hay un cristianismo blasfemo que dice que Jesús era comunista y que los comunistas y los católicos pensamos lo mismo y creemos lo mismo. Hay un catolicismo patético y apóstata que corre como las ratas hacia un barco que se hunde, aferrándose a un mundo moderno que se muere de nihilismo. Hay un catolicismo sin vergüenza ni fe que espera un Reino de Dios puramente mundano y un mesías secular que conduzca al mundo hacia unas Naciones Unidas que funcionen; hacia un gobierno global que nos traiga la paz, la prosperidad sostenible; la liberación de la enfermedad, de la vejez y de la muerte. Y sobre todo, un gobierno global que nos salve de nosotros mismos, que nos diga qué alimentos tenemos que comer, cuántos hijos podemos tener y cuántas veces tenemos que mantener relaciones sexuales y con quién.
Las purgas estalinistas en instituciones católicas, lamentablemente, no son nada nuevo. Lo único nuevo es la relevancia del Instituto Juan Pablo II y el valor simbólico de lo que representa. Pero nada más. Dentro de cuatro días nadie se acordará de ese Instituto ni mucho menos de sus profesores despedidos.
No hace tantos años, en una prestigiosa institución educativa católica española se produjo una purga similar. Unos católicos muy liberales limpiaron de católicos ortodoxos sus colegios y universidades. Aquellos directivos eran demasiado católicos y poco liberales y había que echarlos a la calle. No pasó nada. El escándalo se silenció. Ningún obispo salió a decir una sola palabra a favor de los directores de colegio despedidos o de los rectores purgados. En petit comité algunos se rasgaban las vestiduras. Pero nada más. Había profesionales con familias numerosas que se quedaron con una mano atrás y otra adelante. Y a nadie le importó. Todo el mundo miró hacia otro lado silbando mambos. La cosa no iba con ellos. Entre los directivos purgados sin el menor miramiento, sin caridad ni consideración alguna, estaba Facundo Delpierre. Ahora hace un año de su fallecimiento. Tenía 45 años, tres hijos pequeños y un cuarto en camino. Está enterrado en Mendoza, en su querida Argentina. Y tiene fama de santidad y con razón. Yo doy fe de esa santidad de Facundo. Era mi amigo y hermano en la fe.
Comparto el artículo que publicó hace un año mi amigo Jesús Rodríguez Arias en su blog Sed Valientes y que tituló FACUNDO DELPIERRE: IN MEMORIAM; y también el que se publicó recientemente en Info Familia Libre, que incluye una entrevista a la esposa de Facundo, titulado «No hay persona más feliz que el santo» In memoriam.
Puede parecer que el mal vence. Pero, como dice san Cirilo de Alejandría, “posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza.” Cristo es Rey. Suyo es el poder y la gloria por siempre. Pidamos al Señor el don de la santidad: Señor, dame lo que pides y pide lo que quieras. El pecado no prevalecerá. Aunque quedemos cuatro gatos, con Cristo venceremos.
Santidad o muerte.
34 comentarios
Un abrazo en Cristo,Pedro.
[Y que conste que no apruebo ni lo más mínimo el modo en que se ha llevado esto, que recuerda más al desaparecido Santo Oficio o al tristemente célebre Sodalitium Pianum que a otra cosa]
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Pedro L. Llera
¿Ha oído hablar de la metáfora, los recursos literarios? No se ponga usted tan estupendo, hágame el favor...
Un abrazo en Cristo D. Pedro.
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Pedro L. Llera
La frase es de san Agustín.
Y no señalo a nadie. Solo lanzo esa reflexión.
En todo caso, manda narices que para algunos parezca más grave el adjetivo que acompaña al sustantivo que el sustantivo. Manda narices.
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Pedro L. Llera
No. Quienes han desviado la atención han sido ustedes: no yo. Lo que no sé es con qué intención. Pero me da igual. Allá ustedes. La verdad es la verdad.
Y, por último, si me lo permiten, dos objeciones. La primera es que solo existe un catolicismo, hay muchos católicos con sus matices, pero un solo catolicismo, y el que no es católico será otra cosa, pues degradado el catolicismo es como un ángel caído, por eso el evangelio dice que no habrá perdón para los que pequen contra el Espíritu, como no lo hay para los ángeles caídos; puede haber pecadores, y yo he conocido a alguno además de un servidor, pero ¿qué puede ser una iglesia que no es iglesia? quizás nuestro Señor no supiese contar bien, pero dijo que había una Iglesia, ni tan siquiera dos, una tan solo.
Y, por último y en segundo lugar, no creo que el escándalo que ha resquebrajado a la Universidad Lateranense vaya a durar cuatro días, seguramente ese era el pensamiento de quienes han planeado tan vil atentado al legado de un Papa santo como es Juan Pablo II. Durará más, más de lo que algunos hubiesen deseado.
Cierto, como se celebra "Ad Orientem" no siempre se alcanza a entender lo que dice el sacerdote, pero queda mas que compensado por su lenguaje corporal: acto de adoración a Dios, lo cual es muy "peligroso" para los que quieren imponer al hombre como el centro del universo. ¡O algo peor!
Pedro L. Llera
jk: efectivamente, su comentario es impublicable, aunque yo personalmente estoy básicamente de acuerdo con usted.
Flojera!!!!
Flojear!!!
Pereza ......
ESTALINISTA
ESTALINISTA
ESTANILSTA
Vayan al Santísimo un rato y dejen de decir memeces, que nos harán a todos un gran favor
Se está haciendo espacio a personas más receptivas a los nuevos aires de la Iglesia.
Lo cual indica que el instituto era un obstáculo.
Hoy en Infovaticana tocan el tema y lo asocian a AL. posiblemente tienen razón.
No puede haber oposición interna, y todos sabemos que la familia es donde se librará la última batalla con Satanás.
Suena terrible, pero ver estos comportamientos en la Iglesia solo demuestra con quien "nos jugamos los cuartos".
Hace unos años, un amigo médico, de prestigio, se fue de vacaciones. Cuando regresó Le habían arrancado el rótulo de la puerta de la consulta, desplazado los pacientes y contratado otro especialista. Como el seis más. La gerencia decidió hacer purga, saltándose todo el derecho laboral. Colocó a lis de su cuerda. Alguno de los cesados, que recurrieron, tardaron seis años e solucionar el tema. Esto me lo recuerda.
No se si la purga es stalinista o no. Este personaje eliminó toda oposicion interna para afianzarse, para tener el poder absoluto. Lo que si se puede decir es que es una conducta impropia dentro de la Iglesia de Cristo....
Y también he decidido que a quien viene por estos lares a tocarnos las narices, se las toco yo.
Hale, a cascarla por ahí.
Corazón Inmaculado en el mundo, del que no se quiere hablar, y contra sus manifestaciones extraordinarias actuales.
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Pedro L. Llera
¿O sí? Usted mismo....
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