Alegraos y no os desaniméis: se acerca nuestra liberación
Cunde el desánimo y la desesperación en muchos fieles católicos. Y no es de extrañar. Cada día nos levantamos con alguna noticia nueva que nos desazona y nos llena de incertidumbre y de temor.
Un día nos levantamos con la noticia de que un sacerdote, miembro de la Academia Pontificia por la Vida, defiende el uso de anticonceptivos “bajo ciertas circunstancias”. Los tiempos han cambiado y ahora “en situaciones donde los métodos naturales son imposibles o inviables, se deben encontrar otras formas de responsabilidad“. La norma moral ahora se ha convertido en algo simbólico o en un ideal deseable, pero muchas veces inalcanzable. Así que hay que rendirse a lo que el mundo exige y aceptar los anticonceptivos artificiales. Al día siguiente, nos enteramos de la existencia de una comisión papal que tiene como misión revisar la interpretación de la Encíclica Humanae Vitae.
Un día leemos que hay un sacerdote italiano que ha organizado un retiro de cuaresma dirigido a parejas de homosexuales para predicarles la fidelidad en ese tipo de uniones. Y otro día, nos levantamos con la noticia de que un cardenal alemán pretende establecer una liturgia específica para bendecir las uniones homosexuales. Claro… Ya lo decía el P. Ángel: si bendecimos animales, casas o coches, ¡cómo nos vamos a negar a bendecir el amor entre dos homosexuales! Pues en estas andan también obispos y cardenales alemanes. Creo que se les ha olvidado a todos ellos que los perros y los coches no cometen pecados. Y, lo que es aún peor, también han borrado de su memoria los Mandamientos de la Ley de Dios que establecen que toda relación sexual fuera del matrimonio sacramental entre un hombre y una mujer es pecado mortal. ¿Se pueden bendecir el pecado? ¿Puede bendecir la Iglesia a quienes viven públicamente en pecado mortal?
Un día nos levantamos con la noticia de que un alto cargo vaticano predica que la Iglesia tiene que vivir en un nuevo paradigma. Y este mismo cardenal dice a los pocos días que las relaciones con China deben cambiar: que hay que aceptar como válidos los nombramientos de obispos por parte del Partido Comunista Chino. Los obispos cismáticos y excomulgados de la llamada “Iglesia Patriótica” ahora resulta que son “fetén”. Los que sobran son los obispos fieles a Roma, a quienes se les invita a dejar sus cargos en favor de los cismáticos. ¿Y la sangre y el sufrimiento de nuestros mártires chinos? ¿Qué hacemos con nuestros mártires, con la Iglesia Martirial china, perseguida, torturada y machacada por la dictadura comunista? En los últimos meses, la tiranía china ha enviado a más de cien cristianos a campos de reeducación para que aprendan a ser obedientes al pensamiento oficial (el único permitido: aquí vamos camino de ello).
Pero claro… Gracias a Dios, todavía quedan pastores fieles, y va el cardenal Zen y le responde al Secretario de Estado de la Santa Sede: ¿Pero este hombre de poca fe entiende qué es un verdadero sufrimiento? Los hermanos y las hermanas del continente chino no tienen miedo de ser reducidos a la pobreza, de ser encarcelados, de derramar su sangre. Su mayor sufrimiento es verse traicionados por los «familiares».
Y entonces va el portavoz del Vaticano, un tal Greg Burke, y le contesta al cardenal Zen diciendo que el Papa está al corriente de las negociaciones entre la Santa Sede y China y por lo tanto “es sorprendente y lamentable que se afirme lo contrario por personas de la Iglesia, fomentado así la confusión y la controversia”.
Y por su lado, al arzobispo Sánchez Sorondo y no se le ocurre mejor bufonada que afirmar que «en este momento, los que mejor realizan la doctrina social de la Iglesia son los chinos». Ahí es nada. Y se queda tan ancho.
No es de extrañar, por tanto, que en muchos católico fieles reine la incertidumbre, el desasosiego, el asombro e incluso la desesperación. Parece que todo se derrumba a nuestro alrededor.
Los enemigos de fuera y los de dentro se han confabulado para destruir el edificio de la Iglesia y parece que lo están consiguiendo. Los de fuera odian a Cristo y a su Iglesia y pretenden acabar con cualquier vestigio de la moral y la antropología cristiana en su proyecto de construir un mundo nuevo en el que la Iglesia supone un obstáculo a sus pretensiones totalitarias de imponer un pensamiento único materialista y ateo. Los herejes modernistas, por su lado, colaboran poniendo cargas de dinamita en los pilares que sustentan la sana y santa doctrina de la Iglesia: cuestionando los dogmas de fe, destrozando los sacramentos, convirtiendo el pecado en virtud y la virtud en pecado de rigorismo farisaico. Y parece que el Enemigo (porque esto es obra de Satanás) va ganando la batalla. Pero no.
La guerra la tienen perdida unos y otros, los enemigos de fuera y los de dentro. No tienen nada que hacer. La Iglesia se sustenta sobre una roca que no defrauda, que es Cristo. Él es el Rey de la Gloria, el Todopoderoso. Él ha vencido al pecado y a la muerte. Suya es la victoria, suyo el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Así que no os desaniméis, no os dejéis vencer por la desesperanza. La victoria es nuestra, por la gracia de Dios. El Señor permite lo que está pasando y Él es más sabio que nosotros. Se está separando el trigo de la cizaña. Está quedando de manifiesto quién es quién: quién es fiel a Nuestro Señor y quiénes son mercenarios del Maligno. La apostasía se está generalizando. Pronto volverá el Señor a poner a cada cual en su sitio. Los ateos y los apóstatas modernistas no tienen fe. No creen en nada ni en Nadie. Pero Cristo vive. Él es nuestra única esperanza. No estamos solos ni abandonados: Él está en cada sagrario, en cada Santa Misa, esperándonos para ser nuestro alimento para la vida eterna. Es el momento de dar testimonio valiente de fidelidad a la Iglesia y a Cristo. Es un momento para no callar, para hacer frente a nuestros enemigos con la fuerza del amor de Dios, con la espada de fe, con el escudo de la Verdad. Recemos por quienes nos maldicen y nos persiguen. Bendigámosles, sí: no los maldigáis. Debemos rezar mucho por nuestros enemigos para que se conviertan y para que el Señor tenga piedad de ellos, porque no saben lo que hacen.
Es el momento del martirio: de dar testimonio de la Verdad. Aunque nos crucifiquen públicamente. No importa lo que digan de nosotros: importa lo que el Señor piense de nosotros, lo que Él vea en nuestro corazón. Es tiempo de oración, de ayuno, de penitencia, de arrostrar el riesgo de la fidelidad a Cristo sin negarlo ni traicionarlo. Es tiempo de adoración a Cristo Eucaristía. Es tiempo de resistir la prueba y soportar las tribulaciones que el Señor disponga.
Así que, ¡Ánimo! No vaciléis. No os rindáis. En Europa todavía no hemos llegado al derramamiento de sangre por el Señor. Nuestra liberación está próxima. El Señor no duerme. Cuando veáis que ocurren todas estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca. Animaos mutuamente. ¿Pensabais acaso en alcanzar la gloria sin pasar antes por Getsemaní y por el Calvario? Aferrémonos a la gloria de la Cruz de Cristo. Nuestra mayor felicidad pasa por el sufrimiento y el martirio por causa de la Verdad. Ojalá Dios nos conceda la gloria de morir por Él. No habría mayor dicha para nosotros que esa.
Con San Pablo podemos decir que “todo lo podemos en Cristo Jesús. Con su gracia, nada debemos temer. Nosotros somos unos locos por Cristo. Si nos insultan, bendecimos; nos persiguen y lo soportamos todo. Nos calumnian y confortamos a los demás. Ahora no somos sino la basura del mundo, el desecho de todos. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan… ¿Quién nos separará del amor de Cristo?“
Somos hijos de María y ella nos cuidará y nos protegerá siempre de todo mal. Encomendémonos a su intercesión, pongámonos en sus manos y mantengámonos firmes en la fe. Permanezcamos fieles a Cristo ante la persecución, por la gracia de Dios.
¡No os desaniméis! ¡Los sacrílegos, los blasfemos y los impíos no se saldrán con la suya!
25 comentarios
Demasiados mártires hay ya y Dios parece incansable. ¿Cuanta sangre hace falta para saciarlo?
_______________________________________________________
Pedro L. Llera
Los cristianos vivimos en clave de vida eterna. Ni una gota de sangre de nuestros mártires se derramará en balde. Si morimos con Cristo, viviremos también con Él.
Por cierto... Afirmar que Dios necesita sangre para "saciarse" es una blasfemia grave. Dios lo perdone.
¿Podrías decirme cómo será esta liberación?
Porque si es como dicen los Testigos de Jehová prefiero estar tal cual estoy.
______________________________________________________
Pedro L. Llera
Yo hablo como católico y para católicos.
"Ojalá Dios nos conceda la gloria de morir por Él. No habría mayor dicha para nosotros que esa."
¡Amén!
Lo que está pasando muestra con mucha claridad que la Iglesia agoniza pero no muere.
Ahora bien, si por la gracia de Dios esta prueba termina antes de la Parusía, entonces sí que va a ser muy difícil negar la fe en la institución divina de la Iglesia.
Y otra cosa: estamos en la fase más aguda de un proceso que empezó probablemente en el siglo XIV.
Saludos cordiales.
A los cristianos perseguidos en múltiples sitios, en distintas centurias, quizás a algunos les pareció el fin de los tiempos, pero no lo fue. Asi pues, toda persecución no es signo de Parusía. ¿ Hay más signos ? ¿ La generación de mala doctrina ? De momento no hay un cuerpo magisterial suficiente como para decir eso, realmente es ínfimo: Prácticamente se reduce a algún artículo de UNA encíclica.
Decía Newman que con 10 santos que tuviera, ardería Londres. Quizá estas deformaciones del magisterio provoquen que muchos den un paso adelante y otros sigan el ejemplo. Es verdad que algunos ya han dado un paso adelante... y los han dejado cojos... bueno.
Felicidades D. Pedro por su nombramiento. Supuso para todos una gran alegría el saber que un hombre como vd. está a cargo de una alta responsabilidad. Dios le bendiga.
______________________________________________________________
Pedro L. Llera
No tengo nada que objetar a la Misa Tridentina, pero yo he nacido y crecido con la misa posconciliar. Nací en 1964 y cuando empecé a ir a Misa, ya había cambiado el ritual de la Misa.
"Los enemigos de fuera y los de dentro se han confabulado para destruir el edificio de la Iglesia y parece que lo están consiguiendo."
Corrígeme si quieres, pero yo tengo la sensación de que los enemigos de fuera (los de verdad, no simplemente los muchísimos que pasan de nosotros) están un poco tan atónitos como nosotros. Diría que su actitud es más bien de "oye, oye, no nos metamos, que ya están haciendo el trabajo ellos solitos." Me recuerda un poco a la actitud generalizada en Occidente cuando vieron que el Pacto de Varsovia y la URSS se venían abajo solos. ¿Soy yo o alguien más tiene una sensación similar...?
En Cristo.
Yo hablo como católico y para católicos.
08/02/18 5:14 PM
-¡Vale, vale! Pedro.
Yo, como profeta que soy hablo para todo el mundo aunque no me escuchen. Mejor aunque no me entiendan
____________________________________________________
Pedro L. Llera
Me preguntaba usted en qué consistía "nuestra liberación" y me hablaba de los testigos de Jehová. Si me tengo que poner a explicarle en qué consiste la esperanza cristiana para un católico (los testigos de Jehová no son ni siquiera cristianos), tendría que darle una catequesis completa sobre los fundamentos de la fe de la Iglesia. Y eso, como comprenderá, excede los límites de este artículo. Le aconsejo que se compre usted el Catecismo de la Iglesia Católica o que visite la parroquia más cercana. Aunque al autoproclamarse usted como profeta, tal vez no le haga falta.
Lo más probable es que en la década que viene se tenga un Papa a lo Juan Pablo II.
Jesucristo ∞ - 0 Satanás
En realidad este partido sólo existe en la mente del Enemigo; la criatura no puede prevalecer sobre el Creador, sólo arrastrar a los suyos al espejismo de que puede. Disfrutadlo mientras dura el tiempo concedido.
______________________________________________________
Pedro L. Llera
Efectivamente, el Enemigo se manifiesta abiertamente y hay que dejarlo que emita sus alaridos grotescos para que quede patente su maldad y su grosería. Por eso le doy paso. Ninguna prueba más patente de que vamos por el buen camino y andamos en verdad.
La queja de Jesús a una sierva de Dios es muy bella y esperanzadora:
"Déjame hacer. Yo sé cuándo es necesario, el Trabajo, la Palabra, el Silencio y el Reposo". Lo dijo a Luisa Piccarreta en Ag. 18 de 1932 y se lee en el Volumen 31 Do Cielo pág. 2551. Gracias
Lo que se describe en este artículo corrobora el mensaje de Garabandal, que se cumple literalmente:
Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y arrastran tras de sí muchas almas.
Los ejemplos del artículo son contundentes.
Por cierto, recomiendo vivamente la película. Los católicos debemos apoyar y promocionar nuestro cine.
Creo que la batalla no hay que darla con la réplica a lo que vemos, sino con el silencio de la oración, penitencia y sacrificio.
BXI nos lo deja claro con su silencio y entrega a la oración.
no termino de entender el asunto ese del partido. Satanás no existe., ¿Cómo podríamos jugar contra él?
Mire usted. Dios nos juzgará por el amor que hayamos desplegado con el prójimo en nuestra vida.
Allí no valdrán los carnets de católico tradicional o progresista.
Solo el amor nos salvará, tal y como cantamos en misa.
No hay un demonio tratando de "condenarnos". somos nosotros mismos en uso de nuestra libertad quienes decidimos amar o no amra.
Y solo el amor pasa.
Es tan simple que cuando les veo tan preocupados por Garabandal y esas cosas, casi me dan pena.
Digo casi, porque muchas veces pienso que es que les gusta vivir con esa angustia en vez de hacerlo con la alegría de saberse amados por Dios.
¿Qué pensarían si además, en vez de vivir en el primer mundo lo hicieran en Somalia o Haití?
¡¡Alegrense hombre!!
El amor nos salvará, por eso debemos advertir sobre el Maligno y el engaño que está suscitando incluso dentro de la jerarquía de nuestra Iglesia, de esa forma estamos amando y ayudando a la salvación de millones de almas.
Te agradezco las palabras sinceras de ánimo que nos transmites, ojalá pronto la Iglesia nos dé la alegría de volver a la fidelidad al Esposo.
"Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la Iglesia"
Colosenses 1,24
Suerte en tus intentos desmoralizantes en el futuro...los necesitarás...créeme.
Dejar un comentario