Me arrodillo ante el Señor
Corría el año de 1227 cuando, en Rimini, San Antonio de Padua fue desafiado por un hereje:
- ¿Por qué no hacemos una apuesta? Tendré encerrada por tres días una de mis bestias y le haré sentir el tormento del hambre. Luego de tres días, la traeré aquí, delante del público y le enseñaré su comida. Tú estarás al frente con aquello que tú consideras el Cuerpo de Cristo. Si la bestia, despreciando el forraje, se apresura a adorar a tu Dios, yo me convertiré a la fe de tu Iglesia.
San Antonio aceptó el reto y el día acordado salió a la calle con el Santísimo en la Custodia y, dirigiéndose a la mula, le dijo:
- En virtud y en el nombre de tu Creador, que yo siendo indigno, lo tengo en mis manos, te digo y te ordeno: avanza con prontitud y rinde honores al Señor con el debido respeto, para que así los malvados y los herejes comprendan que todas las creaturas deben humillarse delante de su Creador, a quien los sacerdotes tienen en sus manos en el altar”.
Inmediatamente, el animal, rechazando el alimento del patrón, se acercó dócilmente hacia el religioso, dobló las patas delanteras ante la Hostia y permaneció así, reverentemente. Y el hereje se convirtió.
Yo soy muy burro, pero hasta los asnos como yo se arrodillan ante el Señor.
Yo me arrodillo ante el Señor en el confesionario, como la pecadora que lavaba los pies de Jesús con sus lágrimas, implorando el perdón para vivir en gracia de Dios. Me arrodillo ante Jesús Sacramentado en la Santa Misa, porque sólo Él es Santo, porque es el Todopoderoso, porque sólo Él me puede hacer santo para su mayor gloria. Me arrodillo ante el Santísimo delante del Sagrario, porque lo adoro; porque Él es el Amor de los amores, porque Él ha dado su vida por mí. Me arrodillo ante Cristo por quienes no se arrodillan, por quienes no lo adoran, por quienes no lo aman.
Me arrodillo ante el Señor porque quiero ser santo: no para que me suban a los altares y me alaben a mí. No. Para que todos alaben a Dios y le den gloria a Él. Quiero ser santo para morir a mí y que sea Él quien viva en mí. Quiero ser santo para ser cauce de la misericordia de Dios: para confortar a los que sufren, para hacer ver a los que no ven; para que los sordos oigan; para que los que no conocen a mi Señor lleguen a conocerlo por mí. Cuánto bien podría hacer el Señor a través de mí si yo fuera santo. Y no lo soy. Pero quiero serlo. Quiero ser santo para amar a cuantos me rodean: a mi mujer, a mis hijos, a mis compañeros, a mis alumnos, a sus familias… Quiero ser santo para que Cristo reine en mi casa y en mi Colegio; para que la Caridad sea la norma inviolable de mi vida; para que sea capaz de repartir amor allí donde esté. Para que pueda dar palabras de esperanza y aliento a quien esté triste y agobiado; para que pueda poner una sonrisa en los labios de mis niños; para que pueda bendecir a todos con la mirada y con el corazón.
Hacen falta santos y yo quiero serlo. Concédeme, Señor, la gracia de ser santo. No te pido nada más. Que yo pueda ser maestro a tu imagen, que eres el único y verdadero Maestro. Que mi vida sea una bendición para quienes vivan conmigo para tu mayor gloria y alabanza. Que las alabanzas y los elogios sean sólo para ti, Señor. A mí dame tu amor y tu gracia, que eso me basta.
Me arrodillo ante Cristo Sacramentado porque solo así podré amar y servir a los demás; porque solo así podré ser santo para ser discípulo y apóstol de mi Señor. Cambia, Señor, mi corazón para hacerlo semejante al tuyo. Dame la gracia de ver a los demás con los ojos con los que Tú los ves. Dame la gracia de poner siempre en mi boca palabras de alabanza y de gloria a tu Santo Nombre. Si fuera santo como los santos para curar a tantos enfermos, a tantos que viven sin sentido, a tantos desesperados… Hazme santo, Señor. Pero no para que me ensoberbezca. Hazme santo y que nadie lo sepa. No quiero honores ni vanaglorias. No quiero distinciones ni reconocimientos. Todo lo estimo en nada al lado de Ti, mi Señor.
Yo soy un asno, Señor. Pero tú puedes hacerme santo si quieres. Yo quiero querer y, hasta este querer querer es por tu gracia. Completa Tú la obra: soy barro en tus manos. Moldéame a tu gusto.
Dame tu cruz, Señor, y las fuerzas para cargar con ella. Y que al nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo; y toda lengua proclame que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.
23 comentarios
Lástima que ahora se llame catolicismo a cualquier cosa. Pero la esencia no la podrá cambiar nadie.
Bendito sea Dios. Bendito sea su Santo Nombre. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
En vez de esto, que es muy fácil, se dedican a animar a la feligresía a... nadie sabe muy bien qué, porque las homilías suelen ser unas reflexiones genéricas, buenistas, que no pueden llevar a ningún cambio real en la vida de nadie.
Volver a confesarse, y recibir la Comunión, y adorar a Jesús Sacramentado, sí que cambia la vida cristiana de cualquiera. Bastaría con que un Obispo diera la orden de introducir estos recordatorios en todas las Misas para que acabara por notarse el cambio, porque hay muchos fieles de buena voluntad que ya no saben ni como comportarse ante lo más básico del catolicismo.
Llevo un tiempo acudiendo en mi ciudad, a misa dominical, a otro templo -muy bello en todo; hay cosa rara: Confesores y agua bendita-; donde gran parte de la gente nos arrodillamos en la Consagración. En el que pertenezco -muy feo-, el párroco se inventa un montón de morcillas -parte la forma antes de consagrar, etc-. Allí los que nos arrodillamos, somos excepción. Hace unos domingos, vi que tal párroco, asistía a donde voy ahora, como uno más, de paisano. En la consagración no se arrodilló (Me llamó la atención, pues es un tipo alto y estaba unos bancos delante).
Por contra, me alegró ver, como un matrimonio que asiste regularmente al primer banco, este domingo, se pusieron de rodillas (Destacaban mucho puestos de pie).
A veces me pregunto: ¿Es falta de obediencia, no acudir a mi parroquia; aunque tenga que soportar esas cosas?
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Pedro L. Llera
A mí me parece que hace usted muy bien.
Si acudimos, indignos todos, a recibir a Cristo resucitado en la Hostia como un don divino para alimento del alma, para que Él viva en nosotros y nosotros en Él ¿no habrá que acudir humilde y confiadamente, postrados ante nuestro redentor, que se abaja para darse gratuitamente a nosotros?
Pues algo de esto deberían explicar en todas las iglesias y catedrales todos los días, hasta que las maneras protestantes de recibir al Señor de pie y/o en la mano desaparezcan de todos los templos. Siento verdadera pena imaginando a Jesús, ensangrentado, junto al sacerdote que reparte la comunión, viendo cómo su pueblo se acerca a Él con soberbia e indiferencia para ofenderle y despreciarle en este sacramento. Muchos no saben lo que hacen, pero todos los curas sí lo saben y muchos se callan para no molestar a los fieles menos fieles.
Les invito a hacerlo siempre, al menos durante la Consagración y después del Cordero de Dios antes de comulgar.
Ustedes mismos notarán la diferencia, y según su experiencia, actúen.
Les aseguro que ni el sacerdote ni el resto de los asitentes, ni están ni han de estar pendientes de ustedes., y ustedes es de Jesús de Quien han de estar pendientes.
Me había liado con el artículo de LF. Me parece que queda aclarado, con el que él hace a mi tocayo Ignacio -Vaya lío estoy armando, saltando de un artículo a otro...-:
LF:
La obediencia de la que hablo yo es a Dios. Necesariamente parte de la fe.
02/08/16 1:15 PM
Al que quiera leer algo más sobre el tema puede asomarse a mi blog REFORMA O APOSTASÍA y ver el artículo (268) Liturgia -4. De pie, de rodillas, sentados (21-IV-2014).
Que Dios lo Bendiga y bendiga a la Iglesia.
Que la Trinidad Santa nos proteja y proteja a toda la Iglesia Laicos comprometidos, Religiosos/as y Sacerdotes. Bendice a todo aquel que lee este artículo Señor Jesús.....
Me dicen algunos que no lo hace porque tiene mal la espalda, pero la verdad es que yo lo he visto varias veces arrodillarse, y con las dos piernas, para lavar los pies en Jueves Santo y otros días, y arrodillarse, cómo no, para confesarse en un confesonario.
Viendo como veo que muchos curas jesuitas no hacen la genuflexión en las misas a las que acudo, me pregunto yo si no será una costumbre jesuítica de estos años de no darle importancia al "sacramento de nuestra Fe".
¿ Qué hariamos si frente a nosotros se presentase Jesucristo en toda su gloria? ¿No caeriamos de rodillas y le adorariamos? Pues así está en la Sagrada Comunión. Nos falta fé. Dichosos los que crean sin haber visto.
Por mi parte, después de solicitarlo, a los sacerdotes y gracias a Dios, se han puesto comulgatorios en dos parroquias y ahora más gente comulga de rodillas que antes de instalarlos, y los que quieren siguen comulgando de pie y en la mano.
Creo que una de las causas de la apostasía actual se debe a no cuidar los detalles ante los que quieren eliminar a Dios de las cosas públicas. No se ha dado la batalla ante la retirada de los crucifijos de Hospitales y Colegios, ant la retirada de los comulgatorios de las Iglesias, ante la vestimenta mundana en sacerdotes y religiosos/as, etc. Al ceder el terreno en estos aspectos, el avance de las fuerzas del Mal se ha acelerado. Combatamosle librando la batalla en estos aspectos aparentememte menores para detener el avance del Mal.
SALUDOS.
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