¿Tiene sentido consagrarse al Sagrado Corazón en estos tiempos?
El próximo 15 de octubre, la Fundación Educatio Servanda va a consagrar todas sus obras - y la propia Fundación - al Sagrado Corazón de Jesús en un acto que se celebrará en el Cerro de los Ángeles (Getafe), coincidiendo con la celebración del décimo aniversario de su constitución. Pero, ¿qué sentido tiene consagrarse al Sagrado Corazón? ¿Para qué sirve? ¿No es una ñoñería trasnochada y carca eso de la devoción al “Sagrado Corazón”?
Nuestra tarea educativa, en última instancia, tiene como fin contribuir a la construcción de lo que San Juan Pablo II llamaba “la civilización del amor”. Y para eso tenemos que aprender todos a amar: amar como Él nos ama. Amar desmesuradamente. “Sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, tenemos que edificar la tan deseada civilización del amor, el reino del Corazón de Cristo” decía San Juan Pablo II. El Corazón de Cristo reinará cuando amemos al prójimo, cuando cambiemos el odio por amor; la maledicencia, por la bendición; la violencia, por la ternura; la maldad, por el bien; la injusticia y las humillaciones, por el respeto y la compasión; las mentiras y la corrupción, por la verdad y la honestidad; cuando se respete la dignidad y se protejan los derechos de cada persona.
El pasado 17 d abril, el obispo de Legnica (Polonia) dio a conocer un milagro eucarístico. Al parecer, el 25 de diciembre de 2013, al dar la comunión, se cayó una Hostia al suelo. La Sagrada Forma fue recogida y depositada en un recipiente con agua. Poco después, aparecieron manchas rojas. En febrero de 2014, se tomó un pequeño fragmento de la Hostia y fue llevado a los laboratorios para ser analizado. El resultado fue el siguiente: “En la imagen histopatológica, se ha descubierto que los fragmentos de tejido contienen partes fragmentadas de músculo estriado transversal. (…) El conjunto (…) es muy similar al músculo cardiaco, con alteraciones que aparecen a menudo durante la agonía. Las investigaciones genéticas indican el carácter humano del tejido”.
Milagros aparte, sabemos por la fe que el Corazón de Jesús está realmente presente en la Eucaristía. El Sagrado Corazón de Jesús es Eucarístico. En el Colegio de Puerto Real, nuestro obispo acaba de bendecir la nueva capilla. Está en el centro del Colegio. Porque Cristo tiene que estar en el centro, tiene que ser el centro de la vida de nuestro Colegio. Ya tenemos al Señor en el Sagrario. Allí está su Sagrado Corazón en medio de nosotros. Ya podemos entrar en la capilla y adorar al Señor. Nos hace mucha falta la presencia de Cristo: hay muchas necesidades por las que pedir, mucho por lo que dar gracias, muchas penas que llorar ante Él.
En nuestros Colegios no estamos sólo para enseñar matemáticas, historia, inglés o lengua. Estamos para amar a los niños como Dios los ama; para amar a las familias como Cristo las ama. No basta con enseñar bien. Tenemos que amar bien, sin medida, visceralmente. Amar con la ternura de Cristo. Seremos capaces de amar así, si estamos unidos al Corazón Eucarístico de Jesús. Él es la Vid Verdadera y nosotros somos los sarmientos. Sin Él no podemos hacer nada. Nada. Pero con Él, unidos a Él, en comunión con Él, lo podemos todo. Si queremos crecer en el amor y educar en el amor a nuestros niños, debemos adorar a Cristo Eucaristía. No hay otro camino:
“Los santos —pensemos por ejemplo en la beata Teresa de Calcuta— han adquirido su capacidad de amar al prójimo de manera siempre renovada gracias a su encuentro con el Señor eucarístico y, viceversa, este encuentro ha adquirido realismo y profundidad precisamente en su servicio a los demás” (Benedicto XVI, Deus caritas est, 18).
No se trata de hacer muchas cosas. Ni siquiera se trata solo de dar lo mejor de nosotros mismos: se trata de entregarnos a nosotros mismos. ¡Ojalá todos los profesores empezáramos nuestra jornada de rodillas ante el Sagrario!
La consagración al Sagrado Corazón se realiza en la práctica si vivimos en estado de gracia. Y para estar en gracia de Dios, debemos confesarnos a menudo y participar frecuentemente en la Eucaristía. Sólo así podemos mantenernos unidos al Señor. No seremos santos por nuestros méritos o nuestras virtudes. Seremos santos por la gracia de Dios, que nos alimenta con su propio Corazón para que nosotros podamos ser como Él para los demás; para que nuestro corazón arda con el amor de Cristo y así seamos capaces de incendiar de ternura nuestros colegios; para que seamos cauces de la misericordia de Cristo, ayudando a los que están pasando por situaciones de necesidad; enseñando a los que no saben, corrigiendo a los que se equivocan, dando consejo a quienes lo necesitan, acompañando a los enfermos, perdonando a los que nos ofenden, consolando a los que están tristes, sufriendo con paciencia los defectos del prójimo, rezando por las necesidades de cuantos nos rodea: para eso nos consagramos al Sagrado Corazón. Para que, aprendiendo a amar de Quien nos ama hasta el extremo, seamos nosotros capaces de amarnos unos a otros y de ensañar a amar a nuestros alumnos con la palabra y, sobre todo, con el ejemplo de nuestra propia vida.
11 comentarios
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Pedro L. Llera
Esto no se entiende... Si pudiera aclararlo, se lo agradecería.
QUE EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS LOS BENDIGA Y LOS ACOMPAÑE EN ESTE CAMINO, ÉL LO PUEDE TODO. CARMEN
¡Si los padres pudieran estar por la labor..!
Y la Mediocridad y desvergüenza de la autoridad machacando España..
Y los capullitos agostándose antes de empezar a abrirse.., igual que sus padres..
La sangre de los mártires educadores y confesores nos obtengan la gracia necesaria de los Sagrados Corazones. Señor, ¡envía al nuevo Pelayo!
Así deberían plantearse sus trabajos las demás instituciones docentes.
Educar así es hacer de esos niños y jóvenes HOMBRES y MUJERES auténticos.
Necesitamos tener delante de nosotros ejemplos vivos a imitar y ninguno mejor que el Corazón de Jesús, Icono de Dios misericordioso
¡¡Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío!!
Creo, sinceramente, que ha llegado el momento de dar un paso atrás. . .
¡¡para coger impulso !! Ya.
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