Los nuevos canónigos
Hace 7 u 8 ocho años el Cardenal Carles emprendía la última etapa de su pontificado, una etapa dura y dolorosa para su persona en la que prácticamente se quedó sólo. Después de tantos disgustos, desengaños y traiciones, el pobre Don Ricardo ya no se fiaba de nadie, y se encerró en la llamada “guardia pretoriana” unos pocos hombres que todavía eran de su confianza. Ese pequeño núcleo de incondicionales tenía dos centros neurálgicos, su propia casa, el obispado, con Don José Ángel Saiz como Secretario General (luego obispo auxiliar) y la fiel Paquita en su secretaría particular. El otro centro era el Seminario Conciliar con el Rvdo. Francisco Prieto a la cabeza y su fiel formador el Rvdo. Manuel Coronado (actualmente secretario particular de Don José Ángel).
Saco este tema a colación porque después de revisar la lista de los canónigos (anticipada por Germinans Germinabit ya hace días), veo que se está produciendo algo parecido. Para estos nombramientos n.s.b.a cardenal Sistach ha recurrido a su núcleo más fiel, cada día más pequeño, que coincide con el de Don Ricardo: La Secretaría General, con El Rvdo. Sergio Gordo como nuevo canónigo y el Seminario Conciliar también con dos piezas para la canonjía: El rector Rvdo. Josep María Turull (el hombre del que se ha perdido ya la lista de cargos y responsabilidades que tiene), y el Rvdo. Josep Serra, el formador más camaleónico de la historia del Seminario. No es el caso de su ex-secretario particular el Rvdo. Robert Baró (Bobby para los amigos), que le salió rana. Aún así lo ha nombrado personalmente como miembro del Consejo Presbiteral.

De tanto hablar del nombramiento de Turull como canónigo de la catedral de Barcelona (por cierto, adelantado en esta web, por Prudentius de Bárcino el pasado día 25 de mayo), ha pasado desapercibida la designación de los otros tres miembros del capítulo catedralicio y, muy especialmente, de uno que me ha causado una enorme satisfacción: Mossèn Josep Vives Trabal. Por dos circunstancias: la primera –y más importante- por tratarse de un nombramiento merecidísimo, para quien se ha pasado media vida (todavía es joven) al servicio del culto de la catedral barcelonesa y la segunda, por paradójica -al menos, en esta diócesis-, por tratarse de un sacerdote ordenado en la diócesis de Toledo.
El pasado viernes día 5 de junio apareció publicado un post titulado “Germinans y los límites del anonimato” en el blog que el padre dominico fray Nelson Medina tiene alojado en el portal Infocatólica.
Como lo hace suponer un manifiesto paralelismo con el “Communicantes”, el “Nobis quoque” tiene una relación muy cercana con el “Memento etiam”. Sin embargo el entronque de ambas oraciones, a la luz de su evolución, es difícil seguirlo. Su razón de ser es pedir también para nosotros, después de orar por los difuntos, una parte de la felicidad eterna.
El lamentable caso del famoso Padre Alberto, popular comunicador del mundo televisivo hispano de los Estados Unidos, ha puesto de relieve y de plena actualidad la cuestión de la noción del sacerdocio católico. Uno se pregunta cómo es posible que un hombre de Dios, que hablaba de las verdades católicas con un convencimiento y una capacidad de persuasión tales que arrastraba en pos de sí audiencias que hacían la envidia de los más avezados presentadores televisivos, haya podido, en el giro de pocos días y con ocasión de un lío de faldas, pasar a sostener lo contrario de lo que antes defendió. Pues ahora resulta que, como el Reverendo Cutié quiere casarse con su novia y eso no es posible en el seno de la Iglesia Católica Romana, se ha pasado a la confesión Episcopaliana, que no obliga al celibato a sus ministros. De sacerdote a pastor…