Capítulo 8º: "Ottobratta" Romana: ¿El deshielo de la liturgia?
El cuaderno de bitácora de nuestro ya habitual “compañero de camino” en estas crónicas comienza esta vez de este modo:
“Roma volvió a vivir hoy 28 de octubre otro de sus típicos domingos otoñales, con la característica típica de este 1962: tormenta nocturna, amanecer lluvioso, blanda neblina hasta las diez de la mañana; cielo que clarea hasta la curva del mediodía, y tarde inolvidable, con un cielo multicolor, presidido por los clásicos dorados romanos”
Se trata de una hermosa descripción de aquello que los romanos llaman una típica “ottobrata” (una jornada de octubre) y que sin duda, para cualquier espíritu sensible a la belleza, puede dejar huellas indelebles en el ánimo. Si a ello añadimos que en aquel 28 de octubre, cuarto aniversario de la elección al pontificado de Juan XXIII, el Papa dirigió tras el Ángelus de mediodía, unas cálidas palabras desde la ventana de su estudio, aún se comprende mejor la positiva impresión que todo ello dejó en el joven sacerdote leonés.

Desde su aparición en el espacio virtual, Germinans Germinabit ha suscitado toda clase de reacciones. Nos elogian, nos atacan, se toman distancias… y todo eso está bien, no sólo por un sano ejercicio dialéctico, sino porque gracias a ello se mantiene y enriquece un debate necesario cual es el de la situación religiosa de Cataluña y particularmente la de Barcelona, asunto de primera importancia para nosotros que somos católicos y que consideramos que el futuro de nuestra sociedad catalana pasa precisamente por su reafirmación católica. Pero si aceptamos el disenso y las críticas, lo que no podemos admitir es que se nos infame y se nos calumnie, atribuyéndonos posturas que jamás hemos defendido o tergiversando las que realmente asumimos. Es, pues, oportuno, conveniente, “justo y necesario", que esclarezcamos qué somos y que no somos, la gente que estamos comprometidas en este proyecto.
El pasado sábado fallecía el Rvdo. José Mariné Jorba, a la edad de 90 años. Era uno de esos pocos sacerdotes que aguantó las embestidas del progresismo postconciliar barcelonés y se mantuvo firme en sus convicciones, en unos años muy difíciles donde muy pocos apostaron por la tradición y por mantener las cosas positivas que fueron desapareciendo de nuestras iglesias a pesar de que el Concilio no las había prohibido.
Hacía tiempo que no daban señales de vida y han reaparecido. Quieren celebrar sus diez años de existencia. Deseo muy respetable. Pero la sensación que nos transmiten es el de una liquidación por falta de existencias. Reparen en la entrevista que han concedido sus dos últimos baluartes (los sacerdotes Félix Musoll y Vicenç Fiol, en la fotografía) 




