El parto de un auxiliar con fórceps



El período comprendido entre el 12 de mayo de 2005 (fecha en la que Monseñor Carrera presentó su renuncia) y el 28 de enero de 2009 (en que se designa como auxiliar a Sebastià Taltavull) ha dejado la diócesis absolutamente agotada. Y como no podía ser de otra manera, el primer rostro de la fatiga lo podemos contemplar en nuestro Cardenal. Observen las imágenes de la rueda de prensa en el Palacio arzobispal que encabezan este artículo. Se observa un Sistach tremendamente empequeñecido. No es que nuestro Cardenal posea una altura baloncestística, pero tampoco es tan minúsculo como aparece en la grabación. Parece que nuestro Arzobispo haya quedado capitidisminuido por el cansancio de casi cuatro años en busca de un auxiliar. Su aspecto también ha quedado afectado por el hastío. Ya no tiene aquel rostro jovial y risueño; en su antaño cabello lacio y zaino, han aparecido las canas de forma súbita; su esqueleto se nos muestra cada vez más huesudo. Ya no luce con el porte y la galanura de sus tiempos tarraconenses. Y es que nuestro Cardenal ha sufrido enormemente con un embarazo agotador y un alumbramiento complicado.

Un embarazo de casi cuatro años. Un período que no va a pasar a la historia como una de las mejores páginas de la archidiócesis. Un triste rosario de despropósitos, que fueron minando la salud de nuestro queridísimo Obispo Carrera, que no pudo disfrutar de las mieles de la jubilación. Tras la presentación de su renuncia por edad, no tuvo mucha prisa Sistach en promover un nuevo auxiliar. Su afán por controlarlo todo, en los inicios del pontificado, postergaba la necesidad de un nuevo auxiliar, pese a los insistentes requerimientos de Carrera en pro de su relevo. A mediados del 2006, nuestro Arzobispo utiliza a Oriol Domingo para iniciar el proceso de decantación vaticana. Aparecen cuatro nombres: Bacardit, Galtés, Aymar y Turull. Las ternas ya habían sido remitidas al Vaticano e iban y venían, siendo rechazadas todas ellas. Nuestro antecesor De Bello Pallico hizo continua referencia a esta circunstancia. En esas ternas de ida y vuelta siempre se repetía un nombre: Josep María Turull. Era el auxiliar que quería Sistach. Solo deseaba a Turull. Los demás acompañantes eran puro atrezzo. Nombres a rechazar para que la Santa Sede escogiera al fámulo. Pero Roma no se dejó seducir e incluso tuvieron a bien avisar a nuestro arzobispo de que no insistiera con su candidato. Pero la tenacidad de Sistach no tiene límites. El asunto de la designación de Turull era un todo o nada. O Turull o no hay auxiliar. Y así este despropósito se convertía en un Guadiana. El Guadiana de Turull.

Pero después de este último verano empezaron a suceder nuevos acontecimientos. La insistencia de Vives y Soler Perdigó en preconizar a Taltavull como nuevo obispo de Gerona no llegó a buen puerto, designándose al egarense Pardo. Sistach también se implicó algo en ese inútil intento y, tras el fracaso, pensó que, quizás, Taltavull también podía ser un buen candidato a obispo auxiliar, aunque seguía pensando en Turull. Quería colocarlo como acompañante. Dos auxiliares: Turull y Taltavull. En la terna colocaba también al Dr. Pie Ninot, al que ahora ya se le ha escapado definitivamente el tren a un obispado.

En Octubre falleció el obispo Carrera y es entonces cuando los hechos se precipitan. Nuestro Cardenal decide que tiene que tener un auxiliar, sea el que sea. No puede quedar sin obispo auxiliar. Sacrifica por fin a Turull e intenta la designación de Pie. Roma le vuelve a dar portazo.

Tras este rechazo llega el pacto. Un pacto a tres bandas. Sistach, Rouco y el Cardenal Carles. Sistach propone a Taltavull como solución definitiva y Rouco y Carles le facilitan la labor ante la Santa Sede. Sistach tiene auxiliar. No es el auxiliar que prefería, pero será un obispo aceptado, en principio, por el sector más progre y avalado por el sector más institucional, con el imprimatur de Rouco y Carles.

Entonces se produce el alumbramiento de Taltavull. Un parto con fórceps. Por eso había esas caras de fatiga y abatimiento en la rueda de prensa de la mañana del día 28 de enero. Después han querido disimular y parece que Taltavull sea el preferido por todos. Pero en Taltavull no pensó nadie hasta este verano. Taltavull ha sido elegido porque Roma no aceptó a Turull y a Pie Ninot. Taltavull ha sido designado merced a la intercesión de los cardenales Rouco y Carles. Y así ha surgido la carambola del primer auxiliar foráneo. El primer obispo auxiliar que no ha tenido ningún destino en la diócesis. En el Seminario de Barcelona habían estudiado todos los auxiliares anteriores (Jubany, Capmany, Torrella, Guix, Daumal, Martínez Sistach, Soler, Carrera, Tena, Traserra y Vives): El único que no lo había hecho era Saiz Meneses y todos pueden recordar el pollo que le montaron. Por haber estudiado en Toledo, a pesar de estar incardinado hacía años en la diócesis. Es el increíble doble rasero de la progresía. Ahora aceptan un auxiliar extraño a la diócesis solo como mal menor.

Pero el precio ha sido altísimo y su aceptación guarda un notable disimulo. Se han sacrificado muchos nombres, han quedado frustradas muchas aspiraciones y, en especial, se ha dejado en muy mal lugar a los sacerdotes de la diócesis, pues no puede ser que ninguno cumpla con los parámetros para ser designado obispo auxiliar. Todo ello explica los rostros cansinos y el hastío de un proceso agotador.

Oriolt

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