El caso Ramón Batlle o si el chocolate quebranta el ayuno cristiano
El doble juego, siempre el doble juego. Tener dos discursos según a la galería a la que nos asomamos, éste es el carácter principal de la mayoría de los eclesiásticos con ganas de mandar en Barcelona. El doble juego, los dobles discursos, la doble medida.
Estamos hartos de la corte de muñidores y de tantos personajes de semejante ralea con cargos de responsabilidad en la diócesis. Corte de trepas y de arribistas.
El nudo de la cuestión es saber a lo que necesita nuestra Archidiócesis para sustituir a Sistach: promocionar a personas totalmente opuestas a estos caracteres, empezando por la propia cátedra episcopal.
No queremos eclesiásticos que busquen nuestro amor y benevolencia complaciéndonos; no queremos presbíteros burócratas; no queremos dobles discursos como el que ejercen muchos obispos en tantos ámbitos. ¡Como si la miseria de los otros excusara la propia!
No queremos pastores que pierdan las posaderas y el sentido del ridículo para agradar a la Generalitat. Pastores obsesionados en presentarse como la vía media entre los supuestos extremistas de uno y otro lado. Basta ya del juego de vivir de cara a la galería, que no somos tontos ni imbéciles y hace ya mucho que les vemos el juego. La inmundicia escondida siempre lleva aparejada la sonrisa de la hipocresía y la actitud del “ llagoter ” (el adulador).
El caso Batlle
El pasado Martes Santo, el ecónomo del obispado ( de facto , aunque de iure el titular es aún Matabosch) Ramón Batlle Tomás (Guissona, 1966) -en ambas fotos de arriba- celebró la absolución comunitaria pese a estar prohibido por su obispo en la parroquia de San José de Mataró donde ejerce de vicario. Si se le pregunta, seguro que tendrá preparado algún sofisma por respuesta, alguna argucia argumental con las circunstancias para justificar su actuación (es que era una situación extraordinaria, es que Solà lo quería y uno no puede oponerse a la comunidad, es que dos y dos son cinco).
Ese mismo día, en la parroquia de Santa María donde el mismo también es vicario, pues la dos parroquias comparten párroco y vicario, Segismundo García Ramiro -el párroco- oficiaba una celebración penitencial a las 7 de la tarde donde, como explícitamente se escribió para advertir al respetable en la hoja parroquial que no habría confesiones, ni se dará la absolución ni individual ni colectiva. Servirá de preparación para la confesión individual con el siguiente horario de confesiones: miércoles, jueves y sábado (días 4, 5 y 7 de abril) de 19:00 a 20:00h . O sea que lisa y llanamente, lo que párroco y vicario no quisieron para Santa María se celebró en San José y por el vicario.
Después de la marcha del unilateral Barat, la situación del centro de Mataró se ha vuelto la expresión paradigmática de aquel apelativo usado por los ingleses para designar a personas como éstas: duplicitous : Discurso adaptable al auditorio.
Que en Santa María van del palo carca y restauran procesiones decimonónicas, ningún problema. Que en San José, progresaurios tipo Solà -al menos más coherentes que Batlle- imponen la confesión comunitaria, cosa hecha. Así, mientras en la primera se habla ya de restaurar la procesión del Corpus, en San José hay meditación Zen cada lunes de 20′15 a 21′15h. Y todo a 100 metros de distancia una iglesia de la otra.
Ramón Batlle i Tomás ejerce varios cargos en el obispado. Es un hombre de extrema confianza del cardenal Sistach y por ello le encargó la búsqueda del argumentario para liberar a Pousa de ser empapelado canónicamente por el expediente que se le abrió por pagar abortos con el agravante del escándalo, pues se jactó de ello en los medios.
También ha sido formalmente, como abogado del obispado y sacerdote, y es hoy en la sombra, uno de los perseguidores judiciales de Germinans . “Es que la han hecho muy gorda”, repite con gran cinismo en los círculos del Palacio episcopal. Él que, cumpliendo órdenes, preparó el argumentario canónico para que Pousa se fuera de rositas; pero que estamos convencidos de hubiera hecho lo contrario si se le hubieran dado las órdenes en ese otro sentido: él, que tiene tantos discursos y camisas como situaciones haya.
Este comportamiento es la quintaesencia del duplicitous man : el hombre del doble lenguaje, de la moral de situación. El jesuitismo en su acepción más deplorable.
Si preguntásemos a nuestro hombre si tomar chocolate en tiempo de ayuno es lícito o no, respondería que él lo toma líquido y diluido con leche de almendras (aunque sea en una chocolatería de postín) y que los carcas y germinantes lo toman sólido (aunque sea sólo una pequeña porción de tableta). Y al ser así, él no quebranta ninguna norma, pues debe considerarse aquí, el chocolate, bebida; y la leche, no lacticíneo, pues es de almendra. Y añadiría que los segundos quebrantan gravísimamente el ayuno, pues debe considerarse aquí, el chocolate, comida; y por tanto debe aplicárseles toda la fuerza y rigor de la justicia canónica y si es necesario la del brazo civil.
Lo peor del caso es que si fuera al revés y los que tomaran el chocolate a la taza fueran los otros y él lo comiera directamente de la tableta, seguro que encontraría una argucia la mar de mona para perseguir a los primeros y absolverse él de lo segundo.
Comité de Empresa de Germinans