25-V: Conmemoración del Primer Ángelus
A los católicos que defendemos la vida humana sin excepciones, nos alegra juntar a la gran fiesta del Nacimiento o Navidad del Hijo de Dios, la fiesta de su concepción en el seno de María: el inicio de los 9 meses de vida del Hijo de Dios en el seno de su madre. Es la fiesta de la Encarnación, del primer Ángelus en que "El Verbo se hizo carne y empezó a habitar entre nosotros".
Perdóneseme la coma elidida detrás de "católicos", porque sabido, público, notorio y estridente es que no somos todos los católicos, los que defendemos la vida desde la concepción, y mucho menos los que estamos dispuestos a solemnizar el 25 de marzo como la gran fiesta del inicio de la vida. Es tan cómodo, comprensivo y socialmente aceptado deshacerse del ser humano recién concebido y cuanto antes mejor, que la conciencia de muchísimos católicos de todo rango, dejándose arrastrar por el ambiente, acepta que lo esencial para que el aborto sea comprensible y aceptable son los plazos: que mientras se aborte "a tiempo", todo está bien. Eso es, la cuestión no es si se aborta, sino cuándo se aborta: que si es antes de que la criaturita tenga forma, no hay por qué torcer el ceño ni ir de antiabortista.
Pero claro, detrás de este gesto de humanidad (para con la madre ¡y para con el padre!), viene el segundo: los plazos es inevitable alargarlos cuando intervienen consideraciones de salud del niño no nacido o de la madre. Y esta dilatación de plazos tiene una prórroga más (¡justo hasta el nacimiento parcial!) cuando el problema de salud es especialmente grave. ¿Y ya está? ¿Hemos llegado ya al final? No, claro que no. Ahora los mismos "técnicos" y "científicos" que tan maravillosamente explican por qué está bien abortar en los distintos plazos, quieren acomodar la conciencia a un nuevo plazo: al "aborto post parto". Eso sí, siempre que se den las circunstancias por las que era recomendable el aborto antes del parto. Es lo que tienen los plazos, que por su propia naturaleza son elásticos. Y resulta que para llegar a este último plazo ha sido indispensable pasar por el primero: ha sido el primer plazo, el del embrión sin forma humana aún, el que paso a paso nos ha traído hasta el “aborto post parto”. Pero el plano inclinado seguirá con su lógica implacable hasta alcanzar las más altas cotas de inhumanidad.
Los que guiados por el magisterio de la Iglesia celebramos la primera gran fiesta de la vida el 25 de marzo, no entendemos de plazos. Celebramos la fiesta en que se nos pone de modelo a la Virgen, en una situación mucho más difícil que todas las que contempla la ley para autorizar, promocionar y financiar los abortos. No corría peligro su salud, sino su vida. La situación en que se encontró al concebir a su hijo era apuradísima: de las que normalmente terminaban en lapidación. Era la ley aplicable en aquel momento.
Por eso entendemos que un ejemplo así merece solemnizarse y celebrarse. Aquí en Barcelona lo celebramos cumplidamente. Fue la plataforma BARCELONA ES VIDA la que diseñó la fiesta y la puso en marcha. El formato fue un acierto: muy satisfactorio. Acudieron familias que parecían rivalizar en número de hijos: ¡qué bendición!, hasta 7 hijos, y todos allí en la fiesta cuyo principal destinatario fueron los niños: payasos, marionetas, música y enorme brevedad en los parlamentos. Fue realmente una fiesta rebosante de vida.
La cosa empezó con una representación de marionetas muy interactivas que fueron la delicia de los niños. Tuvimos también la oportunidad de disfrutar de la actuación de un bit-box y de un ventrílocuo. Todos ellos excelentes, divertidísimos y supergenerosos, pues actuaron gratuitamente por amor a la causa. Entre actuación y actuación, los dos presentadores, Tania y Jaume, que le dieron a todo el acto una frescura y una agilidad que se agradece, animaron al público que coreaba con ellos las consignas “Sí a la vida”, “Viva la vida”.
Los niños jugaban con globos verdes, todos ellos historiados con la leyenda “Quiero vivir” unos, y “ Vull viure ” otros, y una cara sonriente pintada por ellos mismos o por los hermanos mayores. La nota musical, de gran categoría, la puso Xavi Túrnez, que con su guitarra eléctrica y su hermosa voz interpretó temas clásicos de los Beatles y de Paul McCartney: Across de Universe, Yesterday, Nowhereman, HeyJude , intercalados entre las actuaciones y los discursos. Excelente para los mayores y para los pequeños.
Tuvimos durante la fiesta la ayuda y la compañía de la gente de Derecho a Vivir de Gerona. Simpatiquísimos. Prefirieron venirse a un ambiente más movido y con más gente. Estuvieron también con nosotros Acción Familiar, que nos dieron a conocer su labor por la vida a pie de calle. Y tuvimos la ayuda entusiasta de los jóvenes de la asociación Mójate por la Vida.
Nos visitaron los proabortistas, que en sus redes habían prometido a los suyos montar frente a nuestra fiesta un espectáculo pornográfico como hace dos años en Bonanova; pero la policía, supereficiente, los mantuvo a raya a buena distancia. En todos los aspectos la fiesta resultó un hermoso regalo.
Por la noche, a las 8,30 volvimos a la concentración y a la Marcha por la Vida de todos los 25, paseo Gaudí hacia abajo desde el Hospital de San Pablo hasta la Sagrada Familia rezando el rosario. Fue sorprendente que habiendo estado la mayoría de los asistentes en la fiesta de la mañana, volvieran luego a la tarde en un número tan considerable: éramos más de 250 personas. Es de destacar que aumentó la participación de otros grupos de defensores de la vida. Además de la Iglesia Evangélica Peniel de Rusia, que han hecho suya la causa de la vida junto a nosotros, asistió por primera vez un grupo de jóvenes de la Iglesia Filipina Episcopaliana. Fueron bien venidos y muy bien recibidos.
Puesto que celebrábamos la fiesta del primer Ángelus, la Anunciación del ángel a María del inicio de su maternidad en aquel mismo instante, después del rosario, reunidos ante la fachada del Nacimiento del templo de la Sagrada Familia, rezamos el Ángelus y nos dio la bendición mossén Manel Pérez, vicario de la parroquia de Nuestra Señora de los Desampardos, que suele acompañarnos en estos actos mensuales en defensa de la vida.
Cesáreo Marítimo