El biógrafo de Pujol insulta al obispo de Solsona
Antes de escribir este artículo, por pura curiosidad he preguntado a los de documentación qué adjetivo escogerían si tuvieran que calificar con una sola palabra al periodista del periódico El Punt Diari-Avui Manuel Cuyàs i Gibert. Con sorpresa por mi parte, pues pensaba que me dirían el de “ capgròs ” (cabezudo) por su origen mataronés o “ en ganyotes ” (el muecas), la elección ha sido otra: petulante o engreído han sido algunas de las perlas que se pueden reproducir en horario protegido.
Este periodista, en otros tiempos afín al PSC de Mataró, fue director del Patronato Municipal de Cultura en época del alcalde socialista Manuel Mas; dato que, cuando le entrevistan, oculta con un prodigioso salto biográfico circense. Pues bien, este mismo periodista, el pasado domingo 11 de marzo publicó en su periódico el artículo “El bisbe de Solsona”
Traducción al castellano del artículo (las negritas y corchetes son nuestros)
El pasado domingo, Mireia Robleda publicó en este diario una entrevista al obispo de Solsona, Xavier Novel, y a pesar de que ha pasado una semana entera aún no me he rehecho de la lectura . [A esta valiente entrevista se refería Oriolt en su certero artículo “El Ciclón Novell” de 6/03/2012 en Germinans ]
Decía [en dicha entrevista] el obispo más joven de Cataluña y España que él no es catalanista. ¡Caramba! Conocíamos los refractarios al nacionalismo, al soberanismo, al independentismo, ¿pero al catalanismo? Pompeu Fabra [*] dice que catalanismo es una devoción a las características e intereses nacionales de Cataluña. ¿No es compatible la devoción religiosa del obispo catalán con la devoción por las características y los intereses del país? ¿No le caben dos devociones? ¿Una excluye la otra? Dice que tampoco es españolista. ¿Qué es, pues, el obispo de la sede de Solsona? Un holograma como el que sale proyectado sobre el ábside de Sant Benet de Bages? [¿Cuyàs maleducado? ¡Noooo..!!!]
El obispo Novell desmentía a continuación que él fuera contrario al espíritu y la letra del concilio Vaticano II, pero como se ve que hay gente que sospecha, y para que se viera que es un hombre contemporizador de mirada panorámica, añadía que igualmente se siente deudor del concilio de Trento. Como que cada concilio se convoca para corregir o anular el anterior, yo me pregunto cómo se lo hace el obispo Novell para ser a la vez tridentino y vaticanista, que sería como ser fiel a los Principios Fundamentales del Movimiento y haber jurado la Constitución que los disuelve. [¿Cuyàs ignorante?, ¡Nooo..!]
Los feligreses de Solsona deben de estar muy distraídos, cuando su obispo hace misa: ahora debe de hablar en latín y ahora en catalán; ahora la debe de oficiar de espaldas y ahora de cara; ahora debe de defender la inquisición y ahora la debe de abominar; ahora debe de declarar anatema la ley de la gravitación universal, ahora debe de caer rendido a sus pies. Tiene que ser cosa de ir y verlo. [¿Cuyàs petulante perdonavidas? ¡Nooo…!]
Reíd, reíd, pero estos son los obispos jóvenes, campechanos y con barbita que la Iglesia dirigida por Benedicto XVI y Rouco Varela nos destina para que pazcan y conduzcan al corral las ovejas de la catalana tierra. Solsona, el pequeño obispado, ha propulsado obispos de mucha influencia. Ahora recuerdo a Tarancón, uno de los agentes que hizo posible la transición democrática. Me parece que de Novell también nos recordaremos. Llegará lejos, que es exactamente donde quiere llegar. [¿Tics paranoides o habla de él mismo? ¡Ustedes mismos!
Este personaje egocéntrico (que va de “matón” en este artículo y que le ha salido su antiguo pasado “progre”) es más mediocre de lo que él mismo se cree, pues no deja de ser “ un borni en el país dels cecs ” (un tuerto en el país de los ciegos) de la mediocridad que en términos generales impera en el panorama del periodismo “intelectual” catalán de hoy día.
Un jovencísimo articulista gerundense en su blog, con vehementes y equilibradas palabras (y con mucha más educación que el propio Cuyás) contestó él mismo al mismísimo biógrafo de Pujol. Como no somos capaces de mejorarlas, las reproducimos:
Traducción al castellano del artículo de B. Vilallonga “ Un exercici d’intolerància religiosa ” (las negritas y corchetes son también nuestros)
Diariamente los «señores» de la prensa nos ofrecen sus respectivos ejercicios de intolerancia, es decir, de ataque, caricaturización, humillación y destrucción del otro. La última perla aparece hoy [11 de marzo de 2012] en un diario catalán [El Punt]. Es una diatriba contra el obispo de Solsona. El obispo Xavier Novell concedió una entrevista al mismo diario y hoy uno de los apóstoles del progresismo totalitario abundantemente predominante en Cataluña, sale a combatir al enemigo para destruir su capacidad de pensar diferentemente al que marca el dicho progresismo.
Si una cosa parece que define el talante del obispo Novell es que acepta a los otros sin necesidad de tener que inhibirse de decir claramente lo que piensa. Es sincero, directo y no se mete con nadie. No es una práctica episcopal habitual. Todavía no ha habido ningún colectivo que se haya podido sentir discriminado por sus declaraciones. Tampoco ha atacado al colectivo eclesial progresista; simplemente ha dicho que él no se siente identificado y que piensa diferente. Y así lo expresa. No ha construido comparaciones odiosas, ni ha querido estigmatizar a quienes son diferentes de él. Es, en suma, un estilo episcopal que promete, aunque pueda no gustar lo que piensa.
Aun así, el progresismo no acepta que haya gente que piense de manera diferente. De aquí proviene el ejercicio de intolerancia, de negar el debate y pasar al ataque, a desdibujar la figura del contrincante. En el susodicho artículo hay un ejemplo magistral de este ejercicio.
Por un lado, el obispo Novell afirmaba que él es del Concilio Vaticano II porque no ha conocido ninguna otra cosa, pero que también es de todo el magisterio precedente de la Iglesia. Dice, vaya, lo que exactamente tiene que decir según la doctrina católica y reconoce que es del Concilio Vaticano II porque le toca y porque su fe y espiritualidad se han construido bajo él; tal como es en cualquier persona nacida después del Concilio Vaticano II.
Por otra parte, el articulista que escribe la diatriba contra Novell considera, sabelotodo él, que el Vaticano II y Trento son incompatibles. Y añade que todo concilio tiene la voluntad de enmendar el anterior. La premisa es falsa. Hay una cosa que se denomina desarrollo orgánico del magisterio. Si bien es cierto que entre Trento y el Vaticano II hay alguna contradicción doctrinal, el desarrollo, malgré tout, queda patente y evidenciado.
El articulista, no satisfecho, continúa la deformación y caricaturización de Novell. Considera que Trento sería asimilable a Los Principios Fundamentales del Movimiento y el Vaticano II a la Constitución. Para acabar de redondear su exposición, insinúa que el obispo Novell celebra de espaldas y en latín –la Misa tridentina– algunos días, y de cara y en catalán algunos otros. Al parecer, el latín y la celebración ad orientem son una cosa de Trento, que no tiene que ver con el catolicismo actual y, al parecer, con el catolicismo de verdad. Desgraciadamente, una simple consulta a cualquier historia de la liturgia cristiana pondría las cosas en su lugar: la celebración ad orientem proviene de tiempos apostólicos. Y el uso del latín queda recogido en los primeros sacramentarios tardorromanos. El problema de todo es que el argumento se basa en la suposición de que el obispo Novell debe de celebrar en latín y ad orientem, cosa que no ha hecho nunca. La caricatura, basada en mentiras y engaños, ya está servida.
El progresismo totalitario catalán es últimamente muy agresivo. Curiosamente el articulista, que no disimula cierto odio hacia Novell, ha preferido cargar contra el pontífice por aspectos doctrinales que por los identitarios. Y es que en la mencionada entrevista Novell se definió como no catalanista y no españolista. Se podrían haber recuperado escritos de Torras y Bages, el canónigo Collell, Ignasi Casanovas, Vidal y Barraquer, etc. Pero el articulista prefiere utilizar una desafortunada cita de Pompeu Fabra donde pinta el catalanismo con epítetos religiosos. En realidad, éste es un problema del catalanismo actual: está tan empapado de religiosidad dogmática, que se ha ido vaciando de contenido. El catalanismo ha perdido la catalanidad, justamente gracias al progresismo que tan bien representa el articulista. ¿No será que el obispo Novell practica la catalanidad en vez del catalanismo? Es pronto para decirlo. Si así fuera, acabaría dando una lección. Seria, en definitiva, otra lección del obispo Novell. El tiempo lo dirá. Mientras tanto, los progresistas pueden ir mordiendo en estos curiosos ejercicios de intolerancia religiosa.
(*) Cuyàs, guapo, ¿por ventura incluye también usted en este inmaculado catalanismo de Pompeu Fabra el hecho de haber sido socio de la Societat Eugenèsica per la Preservació de la Raça Catalana ? ¿Considera que forma también parte de los méritos del personaje el ser firmante de "Per la preservació de la raça catalana (1934)"? Supongo que le consta que ese documento propugna la eugenesia y la existencia de una supuesta raza catalana de carácter ario cuyas características se demostraba mediante estudios craneoencefálicos, y donde también se alerta de los peligros de la inmigración, cuyas graves consecuencias “nos pueden hacer pensar en la transformación o retroceso de la capacidad genética”. ¿Tiene constancia de todo eso? (Ver artículo de 20/01/2012 publicado en Germinans por Guilhem de Maiança)
Guilhem de Maiança