Y Sistach se emocionó
Este pasado domingo vi a n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach emocionarse en la basílica de la Sagrada Familia, algo que sinceramente me sorprendió, siempre he visto a nuestro pastor como un buen "botiguer" (tendero), con esa sonrisa del que quiere vender su producto desde la simpatía hacia el cliente, también como un verdadero burócrata de despacho alguien que rige una porción del pueblo de Dios como quien lo hace de una fábrica textil o de embutidos, pero esa faceta más humana hasta ahora la desconocía. Sus palabras al final de la celebración algo entrecortadas denotaban emoción interior, lo cual significa que el auto-homenaje que se montó le llegó al fondo del alma o que realmente nuestro arzobispo se está volviendo mayor (a sus ya cercanos 75 años) y todos hemos sido testigos de que personas inconmovibles y frías de carácter se emocionan y hasta lloran en su vejez. De hecho la fotografía que ilustra este artículo, tomada este domingo, bien refleja la imagen entrañable de "abuelito con niño".
Todo lo contrario sucedió en el mismo escenario (aunque más lleno) hacía tan sólo quince días cuando eran ordenados seis nuevos sacerdotes, el cardenal estaba serio y algo distante, no estaba con su público, y los que se ordenaban no eran de los suyos, ni siquiera tenía a su maestro de ceremonías, el Rvdo. Josep Anton Arenas moviendo el cotarro, por expreso deseo de los que se ordenaban. Pero este domingo estaban todos los suyos, como ayer nos relató Oriolt, sobre todo sus amigos los políticos nacionalistas, la plana mayor del gobierno catalán, y de la coalición Convergència i Unió, incluyendo al presidente de Unió y candidato a las generales Josep Antoni Duran Lleida, que omitió en su crónica mi buen amigo Oriolt.
La representación episcopal no era para tirar cohetes, un sólo cardenal en la persona del amigo Amigo (valga la redundancia), y poquísimos obispos no catalanes, algo muy diferente de lo que sucedió cuando su antecesor Don Ricardo también celebró sus 50 años sacerdotales, en los que hubo una muy nutrida representación del episcopado español, no en vano el cardenal valenciano llegó por la puerta grande a ser vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, cargo para el que también optó el cardenal Sistach en uno de los varapalos más contundentes y humillantes que se recuerdan en la calle Añastro.
También emocionó al cardenal Sistach la lectura de la felicitación del Romano Pontífice, algo caducada, (S.S. Benedicto XVI la envió desde Castelgandolfo en el mes de agosto), o la del Secretario de Estado S.E.R. el cardenal Bertone, algo que a mi particularmente me parece muy protocolario y poco emotivo, pero cada uno se emociona con lo que quiere. Pero lo que creo que llegó al "corazoncito" de nuestro arzobispo, fue cuando por las pantallas de televisión de la basílica se pudo ver la grabación de una parte del rezo del Angelus cuando Su Santidad dirigiéndose a los peregrinos de habla hispana recordó que hacía un año que había consagrado la Basílica de la Sagrada Familia, y dijo dos palabras en catalán: "Bon Diumenge" (Feliz Domingo). Yo creo que eso es lo que más emocionó a nuestro pastor, a los politicos nacionalistas presentes y a toda la prensa nacionalprogresista que se ha hecho eco a grandes titulares de esta circunstancia.
Pero no nos engañemos, el clero nacionalprogresista no estaba, ya sabemos que no les va este tipo de actos multitudinarios, a ellos les van las cosas pequeñas, como pequeñas son sus realidades pastorales (y cada vez más diminutas) tampoco el clero más conservador ni el más joven, ambos maltratados y postergados (cuando no, enviados a galeras como ayer nos recordaba Oriolt) para conseguir la "Pax sistachiana" (a la que hacía referencia Virtelius Temerarius en su escrito "el cardenal secuestrado"). Lógicamente estaban los cuadros de mando del actual gobierno diocesano, el Opus Dei, siempre presto a socorrer a nuestro arzobispo en lo que haga falta, así como algunos de los antiguos colaboradores de Sistach en Tarragona y Tortosa, también ese clero que se apunta a todo y poca cosa más.
No sé cuanto tiempo aún estará nuestro actual prelado en el cargo, pero tengo la sensación de que no va a ser un tiempo muy agradable para su persona. Me viene a la cabeza este momento pero cuando Don Narcís Jubany era arzobispo y había perdido el control de la diócesis que ya llevaba su discípulo amado y auxiliar Sistach, o cuando a Don Ricardo le dieron dos años de prórroga pero fueron los peores y más dolorosos de su episcopado. Por mucho vuelo del Ave Fénix que quiera o por mucha revolución "martineztroika" con cambios de delegados (Medios de Comunicación, Liturgia, Causas de los Santos…) y nuevas zonas pastorales con nuevos vicarios episcopales, estamos en el tiempo del descuento, como el que vive ahora Zapatero en la Moncloa, aún es presidente pero no lo quiere nadie, ni los de su propio partido. Eso sí, me temo que su obsesión contra Germinans va a ir "in crescendo" a medida que pasen los días, pudiendo incluso llegar a ser algo enfermiza.
Antoninus Pius