Los 17 sacerdotes anónimos
Los sociólogos Joan Estruch y Clara Fons han publicado un librito, titulado "Els fills del Concili", , que se presenta como el retrato de las vidas de diecisiete sacerdotes, desde que entraron en el seminario hasta el día de hoy, con especial incidencia en el Concilio Vaticano II y su evolución posterior.
No se trata de una narración de las vidas de estos clérigos por los autores, sino de una serie de entrevistas con cada uno de ellos, según se explica en el prólogo del opúsculo.
Ahora bien, la tremenda sorpresa que produce su lectura es que los 17 curas son anónimos. No sale el nombre de ninguno de ellos y sus respuestas aparecen entrecomilladas, pero no identifican a qué concreto sacerdote pertenecen. Se nos cuenta únicamente que son personas mayores: dos nonagenarios; cinco pasan de los ochenta; siete tienen más de setenta, uno está a punto de cumplirlos y tan solo dos están cerca de los sesenta. También se nos dice que sólo entrevistaron a sacerdotes seculares y que pertenecen a varias diócesis catalanas, aunque no estén representadas todas ellas. Sin embargo, por las anécdotas que refieren, es patente que la inmensa mayoría pertenece al arzobispado de Barcelona.
La aparición del libro ha venido publicitada abiertamente desde el portal subvencionado de Avenida Gaudí 13 y ni tan siquiera fue presentado por alguno de los 17, sino por el escolapio Ramón María Nogués, que, al no pertenecer al clero secular, no se corresponde con ninguno de ellos. Se ignora si se hallaban entre el público asistente, aunque las fotografías del acto demuestran que más bien acudieron " els avis " que no " els fills del concili ".
Resulta ciertamente paradójico que después de no parar con la carraca del anonimato de Germinans (falso, pues aquí se utiliza el recurso literario del pseudónimo), cuando se entrevista a 17 sacerdotes sobre el estado de las diócesis catalanas, se lancen al anonimato puro y duro.
Pero el libro aporta otras jugosas perlas, amén de la ocultación de sus protagonistas. Paso a transcribirles algunas de ellas, traducidas del catalán y juzguen ustedes mismos:
Sobre Pablo VI:
" El día que se publicó la Humanae Vitae decidí no mentar nunca más el nombre del papa en el canon de la misa".
Sobre Juan Pablo II:
La primera no la traduzco, porque queda más expresivo en catalán: " Joan Pau II ho ha fotut tot enlaire ".
" Juan Pablo II fue funesto. Su política de potenciación de los nuevos movimientos hizo mucho daño a la Iglesia ".
" Juan Pablo II fue un gran hombre, pero para la Iglesia supuso una catástrofe. Y para la Iglesia catalana todavía más"
En cuanto al valoradísimo Concili Provincial Tarraconense del año 1995:
" En Cataluña el fracaso del Concilio se concreta definitivamente en el fracaso del Concilio Provincial Tarraconense. Mi juicio es muy duro: fue una tomadura de pelo. ¡Lo que pasó no tiene nombre! Los obispos catalanes deberían haber ido a la cárcel por engañar a tanta gente"
El juicio sobre los curas jóvenes revela claramente la división entre el clero catalán:
" En nuestro obispado son un grupo cerrado, que va a la suya, sin relación con los más mayores. Consideran que ya pasó nuestra oportunidad y hemos fracasado y que ahora les toca a ellos".
" Los curas jóvenes dicen que miran hacia adelante. Quizás sí, pero gracias al retrovisor".
" Uno de sus grandes problemas es que no han hecho lecturas serias. Carecen de un notable rigor intelectual. En cambio, en nuestra generación había gente muy preparada".
" Aquello del evangelio de Juan: "Dios envió su hijo al mundo no para condenarlo, sino para salvarlo", queda muy lejos de la mentalidad de esta nueva generación".
" Están convencidos que ha de llegar una Iglesia en que la gente se confiese y rece el rosario los domingos. ¡Están muy pasados de rosca!".
Y por último, la guinda, miren como hablan del obispo (no dicen quien es, pero es fácil de imaginar):
" Tres características lo retratan: no te mira jamás a los ojos; es un mentiroso; y es una persona incapaz de amar"
Joan Estruch (a la izquierda), al lado de unos "anónimos"acompañantes |
Y como coralario mío, cuatro conclusiones:
a) ¿Qué sucede en esta diócesis que ningún cura quiere dar la cara, ya sea mediante pseudónimos o mediante la simple ocultación?
b) El nacional-progresismo eclesial ya no puede acusar a los autores de Germinans de parapetarnos detrás de pseudónimos.
c) Está clara la profunda división del sacerdocio catalán, entre viejos y jóvenes.
d) Estos 17 curas, que reniegan de la confesión, del rezo del rosario o que incluso callan el nombre del papa en el canon, ocultan en sus reflexiones el dato más relevante: sus templos y sus parroquias están vacías, mientras que la de esos curas jóvenes, sin lecturas e incapaces de comprender el evangelio, están siempre repletas y realizan una mayor labor social en pro de los más necesitados y marginados. Ese es su verdadero drama y su frustración. No fracasó el Concilio, fracasaron ellos.
Oriolt