Roser Bofill no sabe que Juan XXIII ha sido beatificado
Cada día "La Vanguardia" nos obsequia en su contraportada con una entrevista poco convencional, a personajes de lo más curioso y divertido, algunos superan en sus ideas, inventos y propuestas al mismísimo profesor Franz de Copenhague. Desde luego nada más lejos a lo que sería un reflejo de la realidad sociológica catalana. De católicos se puede decir que no hay, algun "no practicante" y como no, algún que otro cristiano "progre" que tan buena entrada tienen en los medios de comunicación, siempre que se presenten con una imagen crítica con la Iglesia "oficial".
El pasado día 9, la "contra" de La Vanguardia estuvo dedicada a Roser Bofill Portabella, esta octogenaria señora es uno de los máximos representantes de los "progresaurios" una especie en extinción, ya que la mayoría de sus supervivientes rondan la edad de la Bofill. El nombre completo de la especie es "progrepijosaurio" ya que sus miembros son originarios de familias de la alta burguesía, reconvertidos en neo-izquierdistas sin perder ni un ápice de su estilo de vida burgués. No es de extrañar que el ex-alcalde y ex-presidente Pasqual Maragall los reclutara en sus "Ciutadans pel Canvi" (ciudadanos por el cambio) dentro del PSC. Maragall al igual que ellos, también provenía de familia y origen católico y burgués, por lo que no le fue difícil llevarse a los supervivientes de esta especie a su redil.
La especie se extingue, pero han adoptado como hijos suyos propios a otra especie extinta (o congelada, según ellos mismos) pero mucho más joven: los MUEQUEROS, antiguos militantes del movimiento MUEC (Movimiento de Universitarios y Estudiantes Cristianos), que fueron formados y dirigidos por dos sacerdotes claves en el progresismo eclesial catalán: El Rvdo. Antoni Matabosch (amigo, confidente y ecónomo de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach) y el Rvdo. Salvador Pié (teólogo oficial del régimen sistachiano, que como nuestro arzobispo sabe quedar bien en Roma, pero que aquí se relaciona con lo más progresista de la diócesis). Són de esta especie el Sr. Josep Maria "Pipo" Carbonell, político socialista que ha heredado la Fundación Joan Maragall de su maestro el Dr. Matabosch (con el visto bueno del cardenal), Jordi Llisterri, que sucedió a la mismísima Roser Bofill en la dirección de la revista "Foc Nou", o el Rvdo. Robert Baró, nuestro añorado "Bobby", primer secretario personal de nuestro actual arzobispo.
Volviendo a la entrevista a la Sra. Bofill en La Vanguardia, el periodista Lluís Amiguet se dió rápidamente cuenta de la añoranza brutal de la entrevistada por los tiempos "gloriosos" de S.S. Juan XXIII y la poca simpatía hacía Juan Pablo II. Así que teniendo en cuentra la reciente beatificación del Papa polaco, y con muy poca cultura religiosa, el periodista le pregunta: "Juan XXIII aún no ha sido beatificado…"
Lo normal y lógico es que una cristiana y periodista con 57 años de experiencia en la revista de pensamiento cristiano "El Ciervo" y actual editora de la revista "Foc Nou" respondiera algo así: "Sí, lo ha sido, pero como si no lo hubiera sido" o "Fue un paripé, porque han desmantelado su obra.." o "sí lo beatificaron, pero luego lo olvidaron y proscribieron…".
Pero uno queda atónito cuando ve su respuesta: "¡Ni lo beatificarán! No es de su cuerda, pero fue y sigue siendo nuestro gran Papa". Es increíble que alguien de Iglesia que se manifiesta admirador del Papa Juan XXIII no sepa que éste fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de septiembre del año 2000 y que su memoria se celebra el 11 de octubre, fecha de la inauguración del Concilio Vaticano II.
¿Será la edad?. No es de extrañar que estos "progresaurios" tengan problemas de memoria, es público que el mismo Pasqual Maragall, amigo de Bofill, Gomis, Malla, Martinell y compañía, tiene "alzheimer". Toda nuestras comprensión y apoyo a las personas que padecen esta enfermedad, como también a todas las personas ya ancianas que experimentan las limitaciones del tramo final de la vida mortal, pero la respuesta de Roser Bofill demuestra en que manos están muchas de las realidades de nuestra Iglesia catalana.
Antoninus Pius