Los adictos a Germinans
Uno de los fenómenos más curiosos que ha producido el advenimiento de Germinans ha sido la extraordinaria adicción que compulsivamente sufren algunos de nuestros lectores. Conocido es uno de nuestros más conspicuos comentaristas, feligrés de una parroquia germinante, que suele saltar raudo a la red, para afearnos tal o cual comentario o desvelar alguna incoherencia, rescatando algún párrafo de un artículo de hace tres o cuatro años. También hay otro, de apellido Morrós, que es un distinguido cliente VIP de esta casa. Son germinans-dependientes . Pero a esta laya de sufridores, que entran a leernos con disgusto, aunque no pueden dejar de tomar su dosis diaria, tenemos que añadir el grado elevado de enganchados en los medios socialdemócratas. El penúltimo ejemplo ha sido un artículo de Jordi Mercader (en la fotografía) en El Periódico de Catalunya, titulado "De sotanas viejas y curas veloces". La pieza es un auténtico dislate. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (o que el obispo Piris reconoció que se le iba el pie con el acelerador), arremete contra esta web, de la que se confiesa empedernido lector. Parece que, últimamente, el amigo Mercader se ha excedido en la ingesta y empieza a ver visiones germinantes: este portal, por ejemplo, nunca se ha posicionado claramente respecto al tema de los bienes de la Franja. Y para su disgusto, ni tan siquiera va a juzgar al prelado ilerdense por una minucia como la de su apego a la velocidad.
Jordi Mercader Farrés es un ejemplar bastante común en el establishment catalán. Periodista fundador de El Punt Diari , trabajó también en el fenecido Catalunya-express , así como en el Avui (donde todavía colabora) y El País . Fue miembro del CAC, al igual que el flamante presidente de la Fundació Joan Maragall, Pipo Carbonell y jefe del gabinete de comunicación de la Diputación de Barcelona. Pero los cargos en los que dejó más impronta fueron el de Director de comunicación de El Periódico de Catalunya (1994-2000) y el de jefe de campaña y director de comunicación de la Presidencia de Pascual Maragall (2004-2006). Incluso ha escrito un libro sobre esta etapa titulado " Mil dies amb PM" En su fase de mandamás del grupo Zeta, en los tiempos gloriosos de Antonio Asensio, era el encargado de pasar factura publicitaria a las instituciones, especialmente a las municipales. En aquella época, existía una dura competencia entre El Periódico y La Vanguardia, por arañar un céntimo de publicidad institucional, ya fuere, por ejemplo, del Grec o de la Fiesta de la Virgen de la Mercè. Cuando uno de los rotativos comprobaba que el otro tenía más anuncios, omitía la crónica de algún espectáculo. Casi siempre era Mercader el que se llevaba el gato al agua. Siempre fue un lince para los negocios el malogrado Antonio Asensio. Para las negociaciones de la publicidad fichó a un pseudo-capitán del PSC, que se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza del editor del grupo Zeta.
Han cambiado los tiempos y la crisis económica ha golpeado duramente a El Periódico de Catalunya. Tanto que han bajado radicalmente los emolumentos que perciben los columnistas. Ello ha tenido una traslación evidente en el nivel de las colaboraciones. Probablemente por eso escribe Mercader…
Ahora nuestro nuevo fan se podrá unir a sus correligionarios Pipo Carbonell o Alex Masllorens, que también se vieron influidos por la Germinans-dependencia . Desconocemos si ahora sufren síndrome de abstinencia. En todo caso, parece seguro que ya pueden desintoxicarse mediante tratamiento de grupo, que permita que recuperen la confianza y autoestima que antes solo encontraban leyendo este portal . A estas alturas ya forman un buen equipo y lograrán una eficaz terapia.
Espero que no sea preocupante la adicción de Jordi Mercader. Hay casos más graves, algunos de auténtico delirium tremens , como los que sufre el presumido periodista religioso de La Vanguardia que reparte sus obsesiones entre Madame Mamalú y Germinans . Pero que ninguno sufra: seguiremos administrándoles sus dosis. Ni siquiera les vamos a dar metadona como sustitutivo. Ahora bien, estoy seguro que seguirán sin entender nuestra verdadera razón de ser: mostrar a la luz una realidad del cristianismo catalán que ellos se niegan a reconocer (incluso le niegan el carácter catalán, que se atribuyen en exclusiva), pero que consigue tener sus templos llenos, mientras los que pregonan como suyos se han convertido en verdaderos desiertos. Esta paradoja no se atreven jamás a analizarla. ¡Allá ellos con sus adicciones!
Oriolt