La Pastoral que entierra el Progresismo Eclesial
Muchos no se la han leído, otros se han quedado solo con lo anecdótico, pero debe resaltarse que la Carta Pastoral colectiva de los obispos de la Tarraconense- Barcinonense, aunque muy light y equilibrista, supone el definitivo portazo del episcopado catalán al progresismo post-conciliar. Dejando aparte el tema nacionalista, por el que pasan de soslayo y a nuestro entender de manera innecesaria y peligrosa por lo que puede reportar de división entre los fieles, la filosofía de la pastoral representa una nueva orientación, radicalmente distinta a la de antaño. Solo hace falta ver a quienes cita como argumentos de autoridad: Benedicto XVI y Juan Pablo II, en grado a veces excesivo. La cita al el concilio Vaticano II se limita a una sola vez y de pasada, cuando en el documento del 85 no paraban de hablar de él, así como de Torras i Bages, Carles Cardó o Prat de la Riba. El redactor-relator ya no es el obispo Carrera sino algunos amanuenses de Pujol y Vives.
Cierto es que el documento es muy flojo y poco trabajado. La carta colectiva del 85 era mucho más rica en matices y citas, pero viene a evidenciar el entierro definitivo de un tiempo que ya no volverá. Tampoco volverá (pues ni siquiera ha nacido) el sueño idílico de una conferencia episcopal propia, a la que ni se nombra. Por no mentarse, ni se cita al Concilio Provincial Tarraconense.
Luego está la discutible proclama urbi et orbi de ponerse al servicio de Cataluña. Y Cataluña, en este documento titulado “Al servicio de nuestro pueblo” no es “el Pueblo de Dios”, que es razonable esperar de un colegio de obispos, sino el “Pueblo Catalán”, “el País”. “ También hoy – dice el documento en su primer párrafo- como entonces –se refiere a las Arrels cristianes de Catalunya , de hace 25 años- debemos revisar si somos lo suficientemente generosos y creativos para alcanzar una presencia activa y comunicativa de nuestra fe en todo el tejido social, cultural e institucional de la sociedad catalana ”.
A lo que cabría preguntarse: ¿Qué hacen ustedes mirando hacia fuera, hacia el tejido social, cultural e institucional de la sociedad catalana con la santa intención de comunicarles su fe, cuando son incapaces de comunicarla dentro mismo de las iglesias y de los colegios religiosos?
O la autocrítica que nos regalan en la conclusión: “ Somos conscientes de las carencias y los errores que, como miembros de la Iglesia, hayamos podido cometer en un pasado más o menos lejano, y humildemente pedimos perdón . ¿Carencias y errores de un pasado más o menos lejano , pero en cualquier caso, lejano ? ¿Y que “hayan podido cometer”, en un subjuntivo tan hipotético? ¿Pero es que no van con ustedes el pasado reciente y el presente?
O el olvido de otras cuestiones como ofrecer un análisis de cómo son las escuelas de titularidad religiosa, una de las piezas clave ayer en la cristianización de la sociedad, y hoy en su descristianización.
Son claras omisiones de una pastoral poco elaborada y timorata, pero todo es mejorable, aunque lo cierto e incuestionable es que esta pastoral es el certificado de defunción del nacional-progresismo catalán. Ya no existe. Con el cuento de un documento conmemorativo del de “Arrels cristianes” le han colado el finiquito. Y la progresía aplaude rabiosa. A ver si Vives será el más hábil de todos.
El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit