Taltavull ya tiene trabajo

Dicen las malas lenguas del clero barcelonés que el cardenal Martínez Sistach logró su objetivo de no tener auxiliar. Efectivamente: el obispo Taltavull no auxilia al residencial, puesto que éste no le delega nada. El nombramiento del prelado menorquín trae causa de uno de los episodios más tristes de la archidiócesis barcelonesa: el fallecimiento del obispo Carrera, tres años después de haber presentado su renuncia al cargo, que no fue aceptada por el empeño de Sistach en nombrar a Turull o quedarse sin auxiliar. Tras la muerte del bisbe Joan , las prisas por obtener un sustituto propiciaron la designación de Taltavull. El auxiliar que no quería Sistach. Desde entonces se ha convertido en un obispo absolutamente ninguneado, convertido en un burocrático vicario general. La marginación ha sido tan evidente que ni tan siquiera se le guardó una estancia en el palacio episcopal, debiendo residir en el geriátrico sacerdotal de San José Oriol. No solo eso, sino que tampoco se le encomiendan confirmaciones directamente y solo administra aquellas para las que es llamado personalmente por algún sacerdote. A los que siempre contesta que acudirá, si el cardenal no le dispone otra misión.

Pero en la última Asamblea Plenaria se ha hecho justicia con Don Sebastià, al haber sido designado Presidente de la Comisión de Pastoral. El único obispo auxiliar que preside una comisión. Que nadie piense que ello fue fruto de la iniciativa de Sistach. Al contrario, la elección vino avalada por el anterior presidente de la comisión, el obispo de Málaga Jesús Català. Taltavull fue el director del secretariado de la comisión del año 2005 al 2009, coincidiendo con el prelado malagueño y fue la opción por la que insistió ante sus compañeros en el episcopado. Ante la sorpresa de Sistach, que, obviamente, no pudo negarle el respaldo. Incluso pudo suceder que no hubiera resultado elegido, ya que ganó por un solo voto al arzobispo de Oviedo, Monseñor Sanz Montes, al que intentaron recolocar deprisa y corriendo en Pastoral, tras haberse quedado fuera del ejecutivo. Una paradoja más de esta desorganizada Asamblea Plenaria, cual se recogió en nuestro Directorio del pasado viernes.

Taltavull ya tiene trabajo. Además se halla en la Permanente al mismo nivel que el cardenal Martínez Sistach. Y en una comisión importante. Me alegro profundamente por el buen obispo menorquín. En los dos años que lleva en Barcelona se ha ganado el aprecio y el cariño tanto de los sacerdotes como de los fieles. Un obispo cercano, afable, que jamás tiene un no por respuesta. Un prelado que facilita su número de móvil a quien lo desee para que le llame a la hora que sea. Y un obispo que reza. Ya les conté en otro artículo como me impresionó verle recogido en la capilla adyacente de la iglesia de San Juan María Vianney, recogido en soledad en unos instantes de oración con anterioridad a confirmar a un buen número de jóvenes. O como se emocionaba al bendecir con el Santísimo a la ciudad de Barcelona desde lo alto del Tibidabo. Tan distinto del cardenal.

Nuestro obispo auxiliar ha obtenido una justa recompensa. Que nadie piense que ello le coloca en la rampa de salida de la sucesión de Sistach, como escribía Jordi Casabella en El Periódico. Probablemente le vendría grande, aunque muchos lo agradeceríamos. Más que nada por taponar a Vives, que se halla en primer lugar de la pole position.

Oriolt