Los fatídicos números de Turull
Desde que se hizo oficial la visita del Santo Padre a Barcelona la maquinaria de propaganda y maquillaje se pusieron en marcha para dar una imagen al Sumo Pontífice y a la Iglesia Universal que la diócesis de Barcelona es fantástica, maravillosa, la mejor del mundo católico. Para ello se contó con un verdadero especialista y malabarista de estos menesteres el Rvdo. P. Enric Puig (que ya hizo esta tarea en la Generalitat de Catalunya del Muy Honorable Sr. Pujol), pero una pieza fundamental para el espectáculo de fuegos artificiales es sin duda el Rvdo. Josep Maria Turull, la mano derecha de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach y eterno aspirante a la mitra (que sabe que quizá en todo esto se está jugando su última carta).
Todo el mundo eclesial sabe que una de las formas más visibles que hay para saber si una diócesis funciona es el Seminario, pero ni el Sr. Cardenal ni su fámulo Rvdo. Turull pueden presumir de esta institución que hace aguas por todas partes. La solución es como siempre engañar al personal y hacer creer con falacias lo que no es. Para demostrar que la diócesis y su seminario va de maravilla montamos dos macro-ordenaciones (una presbiteral y otra diaconal) al poco tiempo de la visita del Santo Padre. Fíjense que la próxima ordenación conjunta de seis diáconos será el 17 de octubre, a muy pocos días de la visita papal. La deducción de cualquiera que no conozca nuestra realidad diocesana es que una diócesis que ordena de seis en seis va viento en popa, pero nada más lejos de la realidad.
La primera trampa es juntar todas las ordenaciones de un año en una sóla, seis sacerdotes y seis diáconos en un año en una diócesis como Barcelona no es para tirar cohetes, pero el que ahora mira para Barcelona ante la visita del Santo Padre, no sabe si habrán o han habido más ordenaciones. Pues yo se lo digo, ni han habido ni habrán, las han juntado todas para dar una apariencia de falso esplendor.
La segunda trampa es que estas ordenaciones aún son mérito del anterior rector del Seminario, el Rvdo. Francisco Prieto, ya que todos los que se están ordenando ya estaban en el Seminario cuando entró el Rvdo. Turull. Es precisamente detrás de éstos cuando empieza el caos, cuando empieza la "era Turull", una etapa con unos números mucho más catastróficos y además completamente maquillados y falseados.
Vamos a analizar con detalle las entradas al Seminario de este nuevo curso. Son seis, que ya de por si son muy pocas porque si contamos que los seis sacerdotes y los seis diáconos dejarán de contar este curso como seminaristas, ya tenemos un menos seis (-6) , y todo ello sin tener en cuenta que hay bajas por el camino. Además hay que añadir que el Rvdo. Turull para hacer número se coge desesperadamente a lo que sea. Este año el Opus Dei no ha podido taparle las vergüenzas con un buen número de "pamplonicas" (seminaristas que la Obra tiene en Pamplona u otros seminarios y los hace regresar a Barcelona), tan sólo le ha enviado uno, así que el Rvdo. Turull ha tenido que buscar donde sea, y bien lejos que se ha ido, a Ukrania, a importar dos seminaristas de allí, que no hablan ni una palabra en castellano (y ¡pecado! tampoco en catalán), que son de rito oriental y que tienen opcional el celibato. ¡Todo vale para maquillar los números!. Completan la media docena, un seminarista que no es de la diócesis de Barcelona sino de la Terrassa (cuando es al revés el Rvdo. Turull saca fuego por los dientes y llama inmorales a los egarenses, pero al revés no pasa nada). Un seminarista de vocación tardía (con más años que el rector del Seminario), y finalmente, un sólo seminarista que podríamos decir "normal", es decir la idea clásica que tenemos del seminarista: de la diócesis y joven.
Éste es el Seminario fantástico que tenemos, el futuro esperanzador y maravilloso para nuestra diócesis. Y a pesar de la catastrófica situación del Seminario, allí está el Rvdo. Turull, aspirando al episcopado, lo pudimos ver en la Misa Solemne de la Virgen de la Merced, con un clerygman romano desproporcionado (el más grande que he visto en mi vida), que se quita alegremente cuando no está en el Seminario o en una celebración oficial (como puede apreciarse en la foto que ilustra este articulo). El resto de las realidades dicocesanas van por el mismo lado y en la misma dirección, pero al Santo Padre le venderán que "som els millors" (somos los mejores).
Antoninus Pius