Turull, docente del Tratado de Gracia
Fueron algunos lectores quienes en otra ocasión habían subrayado cómo resultaba del todo inapropiado y casi provocativo que sobre el rector del casi finiquitado Seminario de Barcelona y ahora flamante canónigo (pero también 5 cargos más) Mn. Josep-Maria Turull Garriga, recayera la responsabilidad docente de la materia “Praxis: Economia, Secretaria y Recursos” dentro del marco del “Curso de Preparación al Ministerio” de la Facultat de Teología de Catalunya.
Pero este año se ha dado un paso más y si cabe más provocativo y peligroso. El discípulo “roviriano” –Rovira Belloso ha sido siempre su mentor y protector- y cateado romano, el no-doctorado Josep Maria Turull será el docente del importantísimo Tratado De Gratia, hoy llamado por los modernos “Antropología Teológica II”. Y eso sí que supone un gravísimo peligro para los estudiantes de Teología y en consecuencia también para los futuros sacerdotes de toda Catalunya.
La estructura de la asignatura tal como es presentada y concebida constituye un gravísimo perjuicio en la formación teológica de los alumnos.
Turull, calcando y haciendo seguidismo de su maestro Rovira, parte de postulados antropológicos rahnerianos. De hecho todo el esquema de los teólogos cuya bibliografía son la base del curso, Ruiz de la Peña y González Faus, reposa en la nueva concepción antropológica de la persona predicada por Rahner. No voy aquí a detallar todo el estado de una cuestión que fue magistralmente tratada por el padre Cornelio Fabro en su famosa obra “La svolta antropologica di Karl Rahner” explayándose en todas las consecuencias que ese viraje en la concepción antropológica de la persona conlleva.
Además Turull recurre como bibliografía al Tratado de Gracia del hoy Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el P. Luis Fernando Ladaria que aunque es generalmente aceptable, pero que en su parte primera (sobre el pecado original), aunque representa un empeño teológico serio, contiene elementos discutibles importantes: sobre todo, difícilmente se puede compaginar con la doctrina católica el poner en tela de juicio la historicidad del estado de santidad original.
Lo mismo ocurre con los teólogos Flick y Alszeghy que presentan graves inconvenientes doctrinales pues admiten sin más el poligenismo , la personalidad colectiva de Adán y la justicia original evolutiva. Además, no salvan suficientemente la distinción entre lo natural y lo sobrenatural, ni las verdades dogmáticas sobre el pecado original y su transmisión por generación.
Las tesis sostenidas pues por ellos sobre el monogenismo, la justicia y el pecado original se contraponen a Trento y en especial al Decreto. super peccato originali (Dz 787-792) , pero también a la Encíclica de Pío XII Humani generis, 12-VIII-1950 ( Dz 2328).
En relación al tema de la inhabitación de la SS. Trinidad en el alma en gracia, Flick y Alszeghy son poco críticos a la hora de tomar postura, especialmente ante la teoría de la cuasi formalidad, que supone una cierta aproximación al panteísmo (cfr. sobre esto: Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943: Dz 2290).
Además muy del gusto de Turull, recurre a menudo a los postulados de un teólogo de la Urbaniana como Gianni Colzani no creemos que precisamente en la línea del que fue grandísimo profesor de esa prestigiosa Universidad Pontificia en Roma.
La obsesión por presentar un concepto ecuménico de la gracia le hace recurrir a los postulados del docente del Seminario Diocesano de Brescia, D. Angelo Maffeis, miembro de Consejo Ecuménico de las Iglesias y de la Comisión Internacional para el diálogo católico-luterano. Un despropósito.
En nuestros días hay que reavivar la exposición de la dogmática católica recurriendo claro está a los Padres y a la Sagrada Escritura y garantizando la apertura y el tomar en consideración nuevas preguntas pero considerando que la fe de la Iglesia se comunica con conceptos definitivos, estáticos, que definen verdades perennes. En cambio, la mayoría de las posturas teológicas que defienden estos autores, considera que la fe de la Iglesia se ve revelando en un proceso dialéctico a través de la historia.
Desde Germinans protestamos y denunciamos ante el Gran Canciller, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo Dr. Martínez Sistach, máximo responsable de la “Facultat de Teologia de Catalunya”, por haber asignado este curso al canónigo Turull, poniendo en juego, poca broma, la sana formación teológica de los estudiantes y de los futuros sacerdotes.
Por nuestra parte haremos llegar, por los debidos y más directos conductos, a la Sagrada Congregación de la Educación Católica, un detallado informe sobre esta importantísima cuestión que afecta a todas las diócesis de Cataluña
Entretanto los obispos de Cataluña, no pueden conformarse en poner filtros y matices a lo enseñado y aprendido por sus seminaristas en esta asignatura, como en tantas otras, en las Facultades eclesiásticas. Deben pedir responsabilidades al Canciller y al Decano sobre los contenidos y los docentes que imparten las materias. Es su derecho, es su responsabilidad, es su deber…
Prudentius de Bárcino